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MUNDOS DIVERSOS PERO COMPLETOS. por sasu98

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BYOU

Siendo sincero… no sabía que coños había pasado en ese momento, fue como un flash, un muy confortable y ardiente flash, que terminó con unas palabras confusas en mi cabeza y esa pequeña figura alejándose… cuando no quería, no entendí bien nada, pero reía con fuerza, sacando ahora un cigarro, tenía que deshacerme de ese, de esas sensaciones en mi cuerpo; apenas salí al estacionamiento, lo encendí, fumando ese delgado y largo pitillo por todo el camino de ida al sitio exacto donde una van negra estaba estacionada, claro que para no dar sospecha me quedé a unos pasos lejos, disfrutando del frío de la noche y mi cigarro.

A los minutos vi al enano salir con su banda de niños bailarines, con un estilo más rudo y cómodo, una camisa ancha sin mangas, donde los brazos definidos resaltaban, su cabello algo despeinado, pero bueno, la juventud le ayudaba a verse más sexy, un jean negro ajustado y unas botas negras y anchas, un buen estilo. Aplasté la punta del cigarro en la acera bajo mis pies y lo boté en un basurero pequeño a unos pasos de donde me encontraba, al parecer no me notaba ese niño…de nuevo, suspiré, pues su amigo  de nariz puntuda, parecía hablarle con seriedad, decidí seguir mi camino y tal vez olvidarme de esas palabras, vaya que ilu-

-espera- parecía un susurro, más aguda que su voz normal-logré que me cubrieran, no sé cuánto dure pero… podemos caminar- apenas y veía su perfil desde mi posición, rasqué mi nuca, pensando en que si era menor de edad… bueno ¿y si resultaba que me acusaban por secuestro de menores? ¿En qué me metí, cuando dije que sí y comencé a caminar junto a él? Un buen golpe mental me di, metiendo las manos en los bolsillos de la chaqueta que vestía, mirando de reojo ese pequeño cuerpo mirar al suelo y caminar en silencio.

-¿te ayudo con la maleta?- pregunté del modo más cortés que me salía, estirando la mano para recibir la susodicha, este niñato me miró con una sonrisa, pasándome la maleta con cuidado, en verdad pesaba un poco, era entendible, sé lo que es cargar con esta clase de cosas; la puse al hombro y seguí caminando en silencio un rato, hasta que…

-¿te pesa, anciano?- y esa risita socarrona, hice una mueca y con la mayor delicadeza, le asesté un fuerte zape en la nuca, escuchando la dulce sintonía de su quejido, sonriendo victorioso con aquella pequeña victoria que logró cortar la tensión entre ambos.

-debes tener hambre ¿verdad? Te invito a lo que quieras por lo del teléfono ¿hm?- mi tono era divertido y tranquilo; más en confianza, estiré mi brazo a despeinar un poco los cabellos del menor, desviándome por una calle que conocía daría directo a un restaurante típico de comida japonesa, sin embargo, vi que se detenía sacando su teléfono, a lo cual negué pasando un brazo por sus hombros, como cubriendo aquel aparato, sintiendo de inmediato ese cuerpo endurecerse como estatua, mirándome preguntando…

-¿q-qué haces?-

-solo camina, ya casi llegamos- sentencié, la verdad era que a pesar de ser un sitio de conciertos y demás, no significaba que fuera lo más seguro del mundo, al momento en que las personas se dispersaban quedaban esos revendedores, algunos maleantes ocultos entre la multitud y una soledad magnifica para un asesinato; por suerte hice que caminará logrando llegar al poco tiempo al restaurante algo lleno. Lo solté despacio, señalando una mesa cerca en el centro del lugar, dirigiéndome con tranquilidad hacia allí, mientras el enano colgaba su celular, sentándome en una de las sillas, dejando bien puesto la maleta a mis pies.

-¿por qué hiciste eso?- escuche esa pregunta con un tono más pacífico que su mirada, así que simplemente reí y con un ademán lo invité a sentarse en frente.

-aún eres inocente y peor aún, no conoces este país-suspiré, alzando la mano para llamar al mesero-es tarde, el lugar esta desolado y de gran genio te pones a sacar un IPhone 6, entiende, eres extranjero, una exquisita presa para maliciosos ladrones, secuestradores y demás, debes tener cuidado niño, lo que hice, fue para cubrir tu celular de un tipo que ya te había echado la mirada- él sin decir más, al parecer lo dejé sin palabras, bueno, comúnmente eso hace la verdad, y al fin se sentó. Cuando vino el mesero, pedí dos de sus especiales del día, ya que sabía que el menor no sabría bien que pedir, con un poco de té helado para él y algo de vino para mí… me sentía raro… hace mucho no salía a solas con alguien, me había comenzado a amargar desde que… bueno, las risas en mi sueño se perdieron ¿qué sentido tenía ya? Pero bueno…

-¿todo está bien?- volví la mirada al menor, asintiendo.

-¿por qué?-

-desde que te vi la primera vez… tienes algo en tu mirada, algo de nostalgia- enarqué una ceja riendo.

-¿lees ojos?- bromee, pero él con seguridad asintió.

-dicen que es un don, la ventana del alma…descifrar lo que hay en ella… ya sabes-

-supongo que si- suspiré con una sonrisa más tranquila.

-¿entonces?- no era de esas personas que disfrutaba mucho de hablar de sus problemas, pero últimamente me sentía consumido, quería correr, gritar, sacar todo lo malo dentro de mi alma y… tal vez… mejorar mi vida, pero nada podía hacer, un encierro mental y físico me consumía, así que… ¿qué podía perder?

-verás… soy cantante de una banda de rock, de visual kei para ser precisos, es rock algo pesado, se llama Screw, no sé si la has escuchado- apenas dije el nombre, sus ojos se abrieron, asintiendo como un pequeño muñeco.

-creo que mi compañero Suga los escucha a veces-

-bueno me alegra, espero no deje de hacerlo-suspiré- la cosa es que… hace un buen tiempo vamos cayendo, no en fama, sino en ambiente, ya todo se vuelve tedioso, hay muchas discusiones, las risas se acabaron, me siento como… si fuera un empresario encerrado con candado en su oficina ¿comprendes? Es triste haber perdido esos días en los que reíamos y disfrutaba del sueño, de todo por lo que luchamos, me traiciono, me soy infiel a mis… -la pesadez abundaba en mi voz oscura con cada palabra y mis ojos solo pesaban de pensarlo. Pase la diestra por mi rostro, calmando un poco ese asqueroso sentir- hemos pensado en separarnos- susurre con la voz casi cortada. El silencio gobernó a nuestro alrededor, solo me dedicaba a mirar a otros lados, era raro mostrar ese lado débil y más a un casi desconocido que ahora me miraba… No podía leer esa expresión, pero sentía cierta seguridad en esos pocos segundos que lo miraba de reojo.

-oye- su voz sonó como un hilo cortado por el aire hasta mi oído.

-¿hm?-

-a veces no es justo, a veces no es lo que te hace feliz, pero es lo correcto, la decisión que decidas, hazla pensando en ti-di un largo respiro, cerrando los ojos al escuchar esas palabras, que dieron directo con mi punto de verdad, chasquee la lengua y hablé.

-¿qué sabes tú?- pregunté más con curiosidad de donde podían salir esa clase de frases de un niñato, que un insulto.

-sé lo que es luchar por un sueño, que te cierren puertas y seguir adelante- su tono era firme y seguro, así que sin más, solté una pequeña risa, arrastrando mi mano hasta la nuca y allí rascar un poco.

-impresionante-murmure tan bajo, que sé no alcanzó a llegar a sus oídos.

-¿qué?- negué, siendo “salvado” por ese mesero llegando con los platillos, que a decir verdad esparcían un aroma exquisito y hogareño, razón principal por la que disfrutaba de este lugar.


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