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MUNDOS DIVERSOS PERO COMPLETOS. por sasu98

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JIMIN

El resto de la cena fue en total silencio, nada iba mal a mi parecer, había logrado convencer a J-Hope de que me cubriera diciendo que se trataba de un familiar y que deseaba pasar  un momento conmigo, sin embargo, luego llamó diciendo que nos habían descubierto y me esperaban como cazadores, lo cual me preocupaba un poco, ya inventaría algo.

A decir verdad, resultaba gratificante poder escuchar algo de lo que sentía, de una extraña forma lo sentía cercano o tal vez quería acercarme, no lo entiendo aún, pero eso no significaba que me detendría; esa nostalgia en su mirada, parecía un enigma que estaba algo dispuesto a resolver.

Al terminar de cenar agradecí con una leve reverencia el hecho de que pagará, en verdad podía a llegar a ser algo humano el anciano ese; cuando comencé a levantarme, un par de meseros pasaban a paso rápido a mi lado sin saber que al alzar la cabeza me encontraría con una bandeja de refresco, malteada y cerveza helada y pegajosa, fue demasiado tarde, para cuando el anciano me gritó que tuviera cuidado, sin embargo, apenas me vio así, no duró en levantarse y preguntarme si estaba bien, con ira por los aires solo asentí, aunque por el color café y verde de las malteadas no se veía, un vaso había dado directo  con mi cabeza, dejando un buen golpe. Suspiré, me sacudí y con su ayuda limpie mi rostro con algunas servilletas, sin dejar de asentir a los meseros y encargados que se disculpaban.

-mi casa está cerca, sino te molesta puedo prestarte algo de ropa y lavarte la tuya- ¿qué más podía hacer? Si llegaba así al hotel… Dios ¿qué estaba pagando?

Cuando estuve un poco más limpio de cara y seco pero pegajoso, salimos directo a su casa, que no quedaba tampoco lo más cerca, pero si más que el hotel donde nos quedábamos.   

Entré con despacio, mirando con admiración la decoración que relucía cada rincón, todo se encontraba perfectamente organizado, los colores que primaban eran el negro, dorado, un azul petróleo oscuro y plateado, me pareció al principio algo extraño, sin embargo, al ver detenidamente todo el espacio, resultaba ser unos colores totalmente equilibrados  regalando una vista agradable a quien entrará y claramente a su dueño.

Me tomó de la mano, me arrastró con despacio hasta el baño y abrió la llave de la enorme tina que se encontraba en medio de esta, a pesar de ver el espectacular sitio, me impresioné al notar unos espejos, uno en el techo, otro frente a la bañera y uno que daba directo con la habitación principal como para mirar, suspiré al notar las intenciones de esos objetos y lo miré con cierto desprecio.

-¿enserio, espejos?- solo se alzó de hombros riendo, tomando con suavidad mi barbilla, acercó su rostro tanto, que podía sentir esa pesada y caliente respiración chocar contra mi rostro.

-algo que no disfrutarás, así que tranquilízate- susurró, con cierto tono de burla, esas palabras me hicieron sentir una extraña sensación de incitación, de curiosidad y deseo por conocer que se sentía ser observado de ese modo por el mayor. Agité la cabeza, quitando esos pensamientos y me alejé, a lo que solo soltó una fuerte risa- báñate, deja la ropa en el canasto afuera, está al lado de la puerta, tranquilo hay una bata mientras la lavo- me dedicó una última sonrisa, antes de salir, pude ver como desabrochaba un par de botones de su camisa, dejando ver un pequeño rayón, tal vez un tatuaje, cosa que me aumentó la curiosidad de ver debajo de esa camisa, mierda ¿¡en qué pensaba!?

-déjalo, Jimin… Déjalo- susurré a la par que me despojaba de toda esa ropa.

Unos quince minutos después, salía del agua, ya habiendo restregado todo el jodido dulce seco de mi rostro, cuello y parte del pecho, en verdad resultaba ser un fastidio y los suspiros en mí no paraban ¿en verdad, qué estaba pagando? Y era mucha la mierda que pagaba porque para mi sorpresa, no veía ni toalla, ni bata, nada, solo un enorme baño con niebla por el agua caliente, si hubiera podido juro que hubiera pegado un rugido y golpeado el espejo frente a mí, pero como no era posible, empuñé mis manos, bufé y me calmé. Aún húmedo, abrí la puerta, sintiendo la vergüenza en todo el cuerpo ¿y si ese anciano me violaba? Esperen… ¡No, para nada me dejaría! O… ¡No, claro que no! Caliente hasta la coronilla de vergüenza, miré por un pequeño espacio de lo poco que había abierto dicha puerta y observé el cuerpo sin camisa del mayor, estaba de espaldas con una pantalón corto, su espalda estaba limpia, se veía una piel bien cuidada y blanca, con el movimiento sus músculos se marcaban, no mucho, pero si tenía algunos y resultaba ser de una espalda medio ancha, su cabello rosaba en una coleta mal agarrada contra la nuca, junto a otros cabellos sueltos por la manera en que había sido cortado; mis ojos despabilaron cuando ya se ponía una simple camisilla blanca sin mangas, al parecer eso buscaba en el cajón de la mesa de noche.

-así que ahí hay de esas- murmuré y para mi sorpresa no muy cauteloso porque al instante se volteó, mirándome de arriba a abajo con los ojos bien abiertos, no entendía muy bien su cara roja y esa acción rara de morderse el labio inferior, oh bueno, eso fue hasta que la brisa cruzó por la habitación y sí, al parecer, sin darme cuenta había salido de ese baño, solo sosteniendo la manija de la puerta con mi mano, parado ahí, frente al anciano, desnudo y mojado. ¡DIOS QUE VERGÜENZA! No sabía qué hacer, que decir, si irme, correr, tomar mi ropa de donde fuera y escapar…solo…-¿eh?-mi mirada bajó, al sentir una bata rodear mi cuerpo y una pequeña toalla posarse en mis cabellos.

-avisa la próxima vez-murmuró sobre mis cabellos, frotando solo un par de veces esa toalla antes de salir de la habitación dejándome solo, avergonzado, de piedra y cubierto…vaya… ¿qué pasaba ahora? 


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