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MUNDOS DIVERSOS PERO COMPLETOS. por sasu98

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Byou

Mierda, mierda, mierda ¿qué había visto? O mejor dicho ¿Qué había sentido? Revolotee por la cocina rascando mi cabeza, golpeando en casi absoluto silencio el mármol del mesón de centro, mordía mis nudillo y de último, me pegué por completo al refrigerador, como una tabla de frente, golpeando una y otra vez la frente contra ese objeto frío y metálico.

-no, no y no él no…-susurraba una y otra vez como un rezo, tratando de enfriar todo el cuerpo, que inutilidad en verdad- mierda me lo quiero coger-gruñí con ira, no podía, es un crío ¿y qué? Iba a venir a Japón a trabajar ¡No para acostarse con un tipo extraño mayor que…  diez años que él! Sentía que podía llorar en ese momento de la ira, del deseo, de sentir mi bajo vientre temblar en dirección a ese cuerpo semidesnudo en la habitación. Agitado me di la vuelta dispuesto a golpear lo que fuera, pero…

-¿qué haces?-susurré casi acorralado por ese cuerpo pequeño contra lo que enfriaba el mío, posando su mano en mi pecho en la parte del corazón, mirando mi rostro como pasmado, como si no existiera-oye-volví a hablar, sintiendo la presión en el pecho cuando se apoyó, se elevó y me besó y no, no era un beso suave o cariñoso, era más bien algo brusco, torpe, deseoso de avanzar, no pude, simplemente no pude resistirme ¿por qué? Mierda ¿por qué? Mi cuerpo se movía solo, mis manos lo abrazaban por la cintura siguiendo desesperado ese exquisito beso, sus labios lisos y gruesos rosaban con los míos de manera deliciosa, podía sentir como su cuerpo encajaba de manera perfecta con el mío, metiendo las manos entre la pequeña abertura de la bata, logrando apenas rosar la piel aún húmeda de su pecho con la yema de los dedos, sintiendo como llenaba su boca de aire, seguramente asustado, de inmediato me separé, si algo había aprendido de mi padre era que nada se debía hacer si se tenía miedo, claro cosas riesgosas como conducir, volar un avión  y obvio tener sexo- esto no está bien-

-¿y?-susurró aún sobre mis labios.

-tienes miedo- musité algo agitado, en verdad deseaba seguir devorando esos labios, tocar su cuerpo, comerlo todo, hasta el último trozo ¿y por qué no? Con algo de crema.

-¿y?-

-que te puedes arrepentir, mierda- eso sonó más como un regaño a cualquier otra cosa, viendo como el menor sonreía de lado, pasando con suavidad sus manos por mis brazos, bajando despacio hasta las mías, las tomó con cuidado posándolas sobre ese sitio en el que su miembro se encontraba suelto, apenas cubierto por esa bata.

-si no me follas, anciano te juro que te meto esta polla en la boca hasta el pulmón ¿escuchaste?- mis ojos se abrieron, no sabiendo si de impresión o ira por cómo se atrevía a dirigirme la palabra.

-escúchame niñato,  esto es bajo tu responsabilidad, así que después de que termine, no tendré reclamo y te llevaré a tu hotel- con una sonrisa satisfecha, ese niño comenzó a despojarse de la bata, dejando poco a poco sus hombros expuestos, sin terminar, permitiendo que yo siguiera esa tarea. Acerqué los labios a su cuello, comenzando a morder con suavidad esa piel blanca dispuesta solo para mí, dejando un camino rojizo pintado desde debajo de su oreja hasta su hombro. A la par que repasaba esas marcas con mis labios, aproveché para quitar el nudo de la bata que portaba, dejándola ahora bien abierta, dando paso a mis manos a escabullirse por ahí y tocar todo a su gusto, comenzando con sus costados, estaban duros y bien formados, era impresionante y esa piel se sentía tan lisa en mis manos, pasando hasta su trasero, el cual, disfruté en agarrar y masajear un poco, escuchando como con cada delicioso pasar, sus labios pronunciaban suaves y susurrantes jadeos, volviendo por su cintura, a tomar su miembro en una de mis manos, iniciando a subir y bajar con una necesidad evidente, arriba, abajo, arriba y abajo, una y otra vez, jugando con su glande con el dulce roce de mi pulgar, gozando al escuchar como sus jadeos agudos se convertían en gruesos gemidos a la par que mis labios volvían a tomar los suyos, en un beso que no demoró en ser protagonizado por ambas lenguas. Un juego brusco y dominante se hizo presente, acercando a la par sus manos para quitarme o mejor dicho arrancarme la camisa, lográndolo casi al instante, provocando que terminará por quitarle la bata, dejando ese cuerpo completamente desnudo sobre mis piernas, empezando a tirar mi cuerpo hacia adelante, haciendo por inercia que el suyo se fuera recostando en el suelo; sin soltar su miembro que cada vez podía sentir como se calentaba en mi mano, estorbando en su tarea de quitarme el pantalón. Fue algo difícil pero finalmente ambos desnudos, empezamos a conocer nuestros con las manos, con las piernas, con nuestra piel, los gemidos resonaban cuando ambos miembros de frotaban de manera exquisita sintiendo esa dureza como piedra, mezclando cada gemido, cada jadeo entre gruesos besos que a veces eran cortados, para dejar marcas notables y fuertes en la piel, pasé por su pecho, subiendo hacia la barbilla, bajando hasta tomar una de sus tetillas, oh vaya que esa piel sabía exquisita y las marcas se pronunciaban tanto que no quería parar, mis dientes se enterraban por todos lados dejando mi única marca hasta el último sitio que en ese momento mis ojos notaban.

-ah… du-duele- su voz sonó cortada y deseosa de más, provocando una pequeña risa en mis labios, antes de separarme de su segundo botón duro y enrojecido, casi morado, para tomar sus rodillas con algo de fuerza, abriendo sus piernas, quedándome en mi sitio un pequeño instante para visualizar esa imagen en frente; su tez blanca, ahora relucía de un hermoso rojo por todo su rostro, sus labios humedecidos por los míos, su cuerpo firme y bien trabajado, marcado, lastimado por mis dientes, ese miembro rosado y bien rasurado completamente duro, erecto y temblando por más,  esas piernas temblando ante el agarre y por último, su entrada…tan rosada… que un gemido salió de mis labios, al acercarme y comenzar a rosar el glande en ese sitio, provocando que sus piernas, ahora posadas en mis hombros, temblaran y se contrajeran al instante, perforando muy, muy despacio, disfrutando del sentir mi pene completamente asfixiado, presionado por esta, gimiendo a su par, inclinándome  de repente a tomar sus labios, ahogando cada ruido terminando al fin de sumergirme en su interior. Esperé un corto instante, sin dejar escapar sus labios en ningún instante ¿cuán deliciosos podrían llegar a ser? Apretando bien su trasero, comenzó a moverse despacio y seguro sus caderas haciendo arder mi interior, deseoso por reventarlo hasta el último centímetro, así que sin esperarlo, mis caderas empezaron a arremeter contra él, con fuerza, con seguridad con todas esas malditas ganas que mi cuerpo tenían, soltando sus labios, dejando que sacará e hiciera todo el bullicio que se le viniera en gana, junto a los gruesos gemidos que mis labios no dejaban de expulsar, al escuchar nuestros cuerpos chocar, mis testículos nalguear su trasero y aún más sentir como mi torso masturbaba su miembro con cada estocada, que llegaba tan profundo a mi gusto, sintiendo esas uñas rasguñar la piel en mi espalda o vaya que se sentía tan bien, sus labios, su trasero, tan caliente, a pesar de estar en una posición básica, sentía mi cuerpo en un éxtasis que ningún otro hombre o mujer me había dado.

-¡ngh duele!- su grito resonó en mi cabeza, pero nada procesaba, solo seguía arremetiendo sin piedad, quemando hasta el último borde de su entrada, permitiendo que esas caderas debajo de mi cuerpo lo hicieran, escuchando de igual forma, como su cuerpo rechinaba al rosar con el duro suelo, arqueando y removiendo su torso desesperado, repitiendo de manera desesperada mi nombre, claramente disfrutando de lo brusco que era, con nuestros cuerpos prontamente perlados de una capa fina de sudor, volviendo a besar y devorarme sus labios, hasta sentir como un líquido espeso se restregaba por mi piel y mi miembro a punto de estallar-no puedo… agh… no puedo más- gimió, teniendo mi respuesta de un simple asentir, permitiendo que se corriera por completo entre ambos cuerpos, sin detenerme, arremetí contra ese cuerpo las últimas veces explotando en ese ardiente interior, disfrutando de como mi propio semen se repartía por toda su entrada al irme deteniendo poco a poco, hasta quedarme sobre su cuerpo recuperando el aire, saliendo de la conformidad de ese pequeño cuerpo, para levantarme y caminar por un cigarro, por una cajetilla que siempre guardaba en un cajón inútil en la cocina, junto a su encendedor.

-anda de pie- musité estirándole mi mano, ya con el cigarro encendido entre mis labios, ayudando a que despacio se levantara, mirándome como algo extraño e incomprensible.

-¿solo así?- enarqué una ceja sin entender.

-¿esperabas algo más?- negué con mi cabeza, caminando con él hasta el baño – no esperes afectos “cariñosos” o “románticos” de mí, no sirvo y no los doy a nadie-

-al menos un abrazo, anciano me siento una puta- lo miré y observé un instante, ahí desnudo, sudado, agitado y rojo, sonreí sin evitarlo y a decir verdad, si, provocaba darle un abrazo, así que sin más, lo atraje, lo apreté contra mi pecho y le susurré en el oído.

-no esperes nada de mi- lo solté, saliendo del baño, cerrando la puerta a mis espaldas.

 


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