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No es un sueño (yuri on ice) por laraila

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5 CONTIGO A DONDE SEA

“¿a dónde vamos a ir?”

- ya te dije que es sorpresa

No era que no confiara en su alfa, el cual ahora era su novio oficialmente. Es que llevar los ojos tapados durante más de una hora simplemente no le gustaba, sentía las ansias de saber a dónde se dirigían, además de que no conocía por completo Rusia, por lo que no era posible para él saber a dónde iban aún con los ojos destapados, pero bueno, así era Víctor, exagerado con todo.

Como buen japonés que era, las muestras de afecto en público no eran sus favoritas, pero el día en que Víctor le pidió salir oficialmente, hiso una excepción.

Había sido tres días atrás, poco tiempo después de haberse contado su pasado mutuamente, y de haberlo invitado a esta locura de viaje. Víctor sabía que Yuuri era más bien discreto con sus sentimientos, a él le hubiese gustado preguntarle si quería ser su novio en un lugar lleno de gente, y que todos se dieran cuenta del inmenso amor que se tenían, que salga en las noticias que el gran Víctor nikiforov, tenía de novio a un lindo cerdito, para que nunca nadie se acercara a él, pero se contuvo e hiso algo más discreto.

Pitchit, y su novio de hacía una semana, seung-gil lee, le ayudaron a planificar todo, cosa rara pues pensaba que éste lo odiaba, pero en el fondo el tailandés solo quería lo mejor para su amigo.

Fue a buscarlo cuando los niños de la última clase de Yuuri se fueron, y antes de partir patinaron juntos. Víctor lo tomó de la mano, y empezó a fantasear con ser pareja de dobles, aunque eso llevaba años de práctica, y sabía que era imposible. Se dio cuenta que Yuuri era muy buen coreógrafo, y las presentaciones que preparaba para que los padres vean a sus hijos, eran realmente hermosas, y dentro de todo complicadas.

Luego fueron a cenar, todo normal, Víctor lo llevó a un lugar donde preparaban su plato favorito según Pitchit, y no se equivocó, pues la cara de sorpresa de Yuuri era espectacular.

Y eso lo llenaba de felicidad      

El resto pasó muy rápido, se fueron del lugar y caminaron sin ninguna dirección aparente. Se sentaron en una banca de una pequeña plaza para niño que había ahí, como era de noche no había nadie.

- hoy habrá lluvia de estrellas, ahí va una – le dijo al ver una estrella fugaz

“debes pedir un deseo entonces”

- quiero que estés siempre conmigo – yuuri enrojeció por eso, pero al ver una estrella él también cerró los ojos y pidió un deseo - ¿Qué pediste?

“si te lo digo, no se va a cumplir”

- te prometo que yo sí lo cumpliré, solo pídemelo

Se quedó un minuto pensativo

“quiero volver a comer katsudon contigo” la simpleza e inocencia de Yuuri llenaron su mente de ternura, pero a la vez cierto morbo. Quería quitarle esa inocencia para que nunca más nadie se fijara en él, y sea solo suyo, pero se veía tan hermoso en ese minuto. No se aguantó, y robó sus labios con un simple toque.

- sal conmigo Yuuri – el otro sonrió para asentir

.

.

.

- bien Yuuri, llegamos – le dijo interrumpiendo sus lindos recuerdos

Se quitó con cuidado la bufanda que tapaba su visión, lentamente para no marearse con la luz. El lugar era una ciudad muy pequeña y rústica. Estaba cerca de un lago, el cual no estaba congelado, pero si con nieve.

- además del departamento en San Petersburgo tengo una casa en este pequeño pueblo alejado de casi todo.

“¿por qué aquí?”  Le preguntó maravillado por la belleza del lugar. Las construcciones no interrumpían con el ambiente natural, por lo que todo quedaba en armonía.

- a mi abuelo le gustaba este lugar, por lo que construyó aquí, como me gustaba tanto venir, decidió que yo la heredaría, y así fue.

Entraron a la casa con fachada de madera, pero se notaba que por dentro otros materiales la hacían resistente al frío. El piso también era de madera, las paredes blancas. La sala y la cocina eran un solo ambiente, y en medio una chimenea. La escalera llevaba al segundo piso, el cual era más pequeño, solo tenía una pieza con cama matrimonial y un baño, además de un closet grande.

“es hermosa” le dijo, a lo que Víctor sonrió, era muy distinto al ostentoso departamento de la gran ciudad.

- me alegro que te guste Yuuri

Fueron a dejar sus cosas, pero Yuuri se dio cuenta de inmediato que hacía ya un tiempo que nadie iba, pues el polvo era bastante.

- por las competencias estuve varios años sin venir, me alegra poder regresar

“Antes de cocinar podemos limpiar este lugar un poco ¿dónde tienes las cosas de aseo?" – la última pregunta la tubo que escribir, como hacía mucho que no lo hacía.

- ¿cosas de aseo? – Preguntó Víctor, mientras Yuuri lo mira incrédulo – cuando vengo suele venir una empleada doméstica, pero quería estar solo contigo.

“bueno, cuando vallamos a comprar para cocinar pasamos a comprar esas cosas también, ¿qué sabes cocinar?”

Esta vez fue Víctor quien lo miró incrédulo. Pues tal vez sí, ya se conocía un poco el uno al otro, pero la verdad es que vivir la convivencia era bastante distinto. Yuuri limpió toda la casa, y Víctor se sorprendía pues jamás la había visto tan limpia, además de que aprendía el noble arte de usar una lavadora. Una vez terminada de pasar la aspiradora, de limpiar vidrios, mesas, estantes, quitar polvo de todas partes, empezó a cocinar.

Víctor se puso junto a él, e intentaba ayudar en lo que podía, pero hasta las más simples tareas que Yuuri le daba se le hacían casi imposibles.

- serás excelente esposa Yuuri – le dijo divertido Víctor luego de la vergüenza que le hiso pasar el omega por no saber nada acerca de los cuidados de una casa. Yuuri por su parte, enrojeció por completo mientras terminaba de lavar los últimos platos para sentarse a comer.

La charla iba a continuar, pero el horno sonó listo, y Yuuri escapó magistralmente de la situación, sacando la carne con papas doradas. El olor era agradable y abría el apetito, por lo que sin más empezaron a comer. Abrieron la botella de vino, y Víctor sirvió una copa a cada uno.

- por el inicio de nuestra historia, Yuuri

“salud”

Tomaron un poco y empezaron a comer. Era agradable que la comunicación fuera cada vez más fluida, cada día más agradable. Hablaron del lugar, Víctor contó que solía ir allí unos días al año a ver a sus abuelos, que siempre comían piroshki (creo que así se escribía) hecho por él, y que dormía en la sala con la chimenea recién apagada, por lo que el calor se mantenía toda la noche.

Yuuri escuchaba atento a su novio, pero de todos modos, no olvidaba el por qué estaban allí. Mañana llegaría su celo, lo sabía. La marca de alfa solo se podía hacer si el omega estaba en celo, por lo que esperarían un día más para formalizar la relación.

- ¿pasa algo? – le preguntó cuándo lo vio algo pensativo

“estoy feliz de estar aquí contigo” le dijo sinceramente, aunque omitiendo la parte del nerviosismo.

- yo también.

Esa día, ninguno de los dos pudo pegar un ojo hasta muy tarde en la noche, pues sentir la presencia del otro al lado no los dejaba dormir.

OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

Al día siguiente, cuando Víctor despertó –bastante cansado por las pocas horas de sueño- lo primero que vio fue a su novio a su lado. Su respiración tranquila, labios entreabiertos y cara inocente, sus pensamientos lo llevaron de inmediato a los lugares más lujuriosos de su mente, pero no debía, no aún, pronto por fin podría tocarlo, sentir el sabor de su piel, de sus labios, hacerlo gemir hasta llegar al clímax, y aún en ese estado seguir dándole todo su amor, convertirse en uno en cuerpo y alma, marcarlo para que no se le acerque ningún otro alfa.

Se acomodó nuevamente, hasta que Yuuri despertó, encontrándose en primer lugar con los azules ojos de Víctor, que lo miraban como si de una valiosa joya se tratara. A veces pensaba en ir y decirle que se buscara un omega mejor que él, pero al ver esos ojos, sabía que todo esto era amor.

Víctor dio un casto beso en la boca de su novio, mientras este se estiraba y lentamente se levantaba a hacer el desayuno de ambos, ya que a juicio de Yuuri, Víctor quemaría hasta el agua hervida para el café. El alfa se levantó poco después.

De camino a la cocina, Víctor tomó el bolso que Yuuri usaba para salir sin que éste se diera cuenta y le dijo despreocupadamente:

- esta es la llave de esta casa, la dejaré en tu bolso para qué… - antes de que terminara la frase Yuuri ya le había quitado el bolso con fuerza  de sus manos y lo escondía entre sus brazos. La vergüenza lo invadió en un segundo.

“disculpa, son síntomas del celo”

- n-no, está bien, debí saber que podía molestarte que tomara tus cosas…hoy.

El clima se puso algo tenso entre ambos, pero nuevamente la estufa sonó para avisar que el desayuno estaba listo, y el ambiente negro se disipó en cosa de segundos. Los omegas se ponen algo territoriales cuando empieza a llegar el celo, es un instinto de protección, y aumenta cuando ya tienen hijos.

- ¿qué quieres hacer hoy?

“no conozco por aquí, ¿qué recomiendas?”

- ¿has usado trineos alguna vez?

“¿no son para niños?"

- ¡claro que no! Va a ser divertido

Yuuri no tuvo más opción que ir con su alfa. Siempre que se montaban en trineo en la parte alta de la montaña, Víctor abrazaba a Yuuri por detrás, y este simplemente se dejaba mimar, otro síntoma del celo, y también empezó a desconfiar de otros omegas que sentía cerca, intentaba acaparar a Víctor en todo momento, en especial con la vendedora de la tienda de refrescos, ya que a su parecer, le estaba coqueteando.

“cálmate yuuri” se decía mentalmente “tu imaginación está jugando una mala pasada” pero su omega interior le decía que no, que desconfiara de todos y se llevara al alfa de vuelta a casa, que no se fuera de su lado, que no lo dejara solo, menos cuando tengan cachorritos. “pero aún no tenemos cachorritos” replicaba su parte racional “déjate, marcar, ahora “pero aún no llega el celo” “no importa, antes que esa dependienta te lo quite”

Su tren de pensamientos fue interrumpido por Víctor, aunque su cabeza no estaba mucho más ordenada.

 “te quiere a ti, solo a ti, aquí y ahora, márcalo, rápido, está a punto de entrar en celo, antes que otro lo tome antes que tú” “pero si lo marco cuando aún no está en celo puede enfermarse, algunos no despiertan por días, no hay que hacerlo” “te necesita, míralo” “cállate, ese alfa de allá lo está mirando”.

“víctor, me siento un poco mal” le dijo con sus débiles manos, pues el dolor en su vientre empezaba a punzar.

- vamos a casa

El resto del día no hablaron mucho, solo vieron televisión, mientras los síntomas del celo eran cada vez más evidentes, se empezaba a aferrar a la ropa de la maleta de Víctor, y se quitó capas de ropa hasta quedar sol con camisa y chaqueta.

De todos modos, para relajarse un minuto antes de que el momento llegara, logró preparar la comida, y la cena seguía su curso.

- acerca de lo de ayer – Yuuri lo miró sin entender – cuando te dije lo de ser excelente esposa, lo de esposa era broma, obvio que quería decir esposo, pero acerca de eso, yo voy completamente en serio, quiero estar siempre contigo, comprarte un lindo anillo, llevarte de blanco hasta el altar, decir que sí, y escuchar el sí de tu parte. Quiero una vida contigo, Yuuri – El omega estaba extremadamente sonrojado, y la cercanía de su celo no ayudaba para nada tenía recuerdos de una promesa muy parecida a esa – quiero que tengas mis cachorritos Yuuri.

El omega interior de Yuuri, el cual con el tiempo se había calmado, empezó a aparecer, y pedir a gritos placer, además de desprender el dulce olor tan característico del celo. El sudor empezó a correr por su frente, mientras sus piernas perdían fuerza. Hacía mucho que el celo no era tan extremo, de seguro era porque sabía que su alfa, su destinado, estaría con él, y esta vez iba a poder estar seguro.

El alfa interior de Víctor se retorció de deseo apenas sintió al omega, y al verlo así de necesitado, su lívido aumentó más de lo que podía imaginar.

Se acercó a su silla, y lo tomó entre sus brazos, quería que su primera vez con él fuera especial, por lo que se aguantó las ganas de simplemente tomarlo ahí y lo llevó hasta la pieza de ambos en el piso de arriba, para dejarlo cuidadosamente sobre las sábanas blancas.

Se miraron un segundo, con el amor sintiéndose en cada latido de sus corazones, sus instintos interiores les pedían, obligaban, exigían, copular en ese mismo instante y tener miles de cachorritos esa misma noche, el olor de Yuuri los inundaba de ese pensamiento. En respuesta, el alfa empezó a dejar salir su propia esencia, para que cualquier alfa que estuviera alrededor, supiera que ese omega sin marca ya estaba con alguien.

Se aceró al omega y lo besó, era un beso distinto a cualquier otro que se habían dado, este intentaba robarle el aliento. Lamió su labio inferior, pidiendo permiso para entrar en esa tibia cavidad. El omega abrió lentamente su boca, pues aún no entendía el arte del beso francés, y Víctor estaba dispuesto a enseñárselo. La lengua del Alfa invadió su inferior. Lamía y succionaba todo a su paso.

Mientras el omega interior de Yuuri saltaba de felicidad, y se entregaba incondicionalmente, su pequeña parte racional se avergonzaba ante cada tacto que el otro le brindaba, su inseguridad lo atacaba de nuevo mientras intentaba responder como podía al demandante beso de su pareja.

Terminó de quitarle la chaqueta al omega, y se alejó un poco de ese cuerpecito entre sus piernas, siendo unidos solo por un hilito de saliva. Yuuri se veía tan lindo e indefenso, no quería que jamás nadie lo viera así, pero ahora que recordaba…

Se acercó una vez más a Yuuri, y susurró en su oído con su voz de alfa para que no desobedeciera.

- ¿exactamente qué cosas hiciste con akihiko?

La conciencia de Yuuri estaba media dormida por lo que respondió con sus manos temblorosas por el placer y excitación.

“me besó varias veces” Víctor volvió a atacar su boca, con un beso aún más hambriento que el anterior, tocando toda su cavidad bucal, intentando robarle su alma para que fuera solo suya.

- ¿Qué más?

Yuuri señaló su abdomen, por lo que Víctor le quitó su camisa lentamente y empezó a besar su pecho, bajando poco a poco, con sus manos empezó a jugar con sus pezones, los lamía, retorcía, apretaba y volvía a lamer. Yuuri perdía el juicio en cada toque por pequeño que fuera.

- ¿dónde más?

Yuuri sabía que lo siguiente no le iba a gustar para nada a su alfa, por lo que le aclaró antes.

“nunca llegamos al final, pero…”

- pero – preguntó algo enojado por lo que presentía que iba a decir, el omega no podía creer que iba a confesar esta parte de su vida

“nos masturbamos mutuamente, varias veces”

El alfa interior de Víctor aulló de dolor, pues alguien ya había visto a Yuuri en la cumbre del placer. “yo lo llevaré más lejos, no podrá ni pensar en otra persona de aquí hasta siempre y si me llega a dejar, jamás podrá olvidarse de mí”.

Los ojos de Víctor estaban dilatados. Lo veía con mucho deseo, amándolo al más puro sentido de eros, pero sus toques eran suaves y delicados, como si fuera un frágil cristal que en cualquier minuto se pudiera romper, lo cuidaba como si fuera su ágape.  Aunque su furia empezaba a ganar terreno debido a esa confesión. De todos modos decidió tomarse las cosas con calma, sería la mejor manera de hacerle recordar quien es SU alfa, y él es SU omega. Siguió quitando prendas hasta dejarlo únicamente en bóxer.

De ese modo Yuuri quedó solo con ropa interior, se notaba su erección por debajo de la tela. Víctos se lo quería comer en ese mismo instante, pero antes de lanzar su autocontrol por la borda, se quitó su camisa y preguntó con un susurro sugerente en su oído.

- Yuuri, aún está a tiempo de retractarte ¿quieres seguir? – le preguntó mientras lo incitaba con un lento masaje sobre la tela que le quedaba sobre su piel más sensible.

Yuuri miró esos ojos que le miraban con amor, ese cuello blanco sobre el cual quería dejar marcas de besos para que todos supieran que era suyo, ese pecho marcado, trabajado y delineado,  sus brazos fuertes y firmes, y esa mano que empezaba a subirle la temperatura. Asintió avergonzado, pues su omega interior estaba a punto de tomar el control total de su cuerpo.

Víctor volvió a besarlo, mientras quitaba el bóxer de su novio. A su vez Yuuri estaba demasiado avergonzado, por lo que empezó a quitar los pantalones del alfa, y acariciar su blanca y tersa piel.

- estas algo ansioso ¿eh omega?

Emitió un suspiro, mostrando su deseo de tenerlo dentro de él, quería sentirlo. Hiso su cabeza a un lado, dejando el lado derecho de su cuello al descubierto, con sus feromonas invitando al alfa a marcarlo por siempre.

- aun no Yuuri, eso solo cuando te lleve al clímax, ya vas a ver que te haré disfrutar esto

Con sus labios gesticulaba “alfa, alfa” y aunque no emitía sonido y no escuchaba gemidos, Víctor sabía lo que éste estaba pidiendo, pero lo torturaría un poco más, quería verlo agonizar de placer, llevarlo al límite de la cordura, porque era su omega, y quería verlo aún más sonrojado, más sudoroso, más excitado.

Así, ambos desnudos, empezó a dejar el camino de besos hacia el sur. Interrumpió el recorrido, y empezó a besar sus muslos, acercándose cada vez más a su erección. Cuando lo tuvo en frente, miró a Yuuri quien tenía una cara entre pánico y deseo por lo que sospechaba que venía.

- ¿alguna vez te han hecho esto? – preguntó para luego soplarlo dulcemente, desesperando al omega por esas nuevas sensaciones en él. Negó energéticamente con su cabeza de un lado al otro – me alegro – fue lo único que dijo antes de empezar.

Primero lo lamió la punta, como si de un dulce caramelo se tratara, y luego lo metió por completo en su boca. Subía y bajaba mientras lo estimulaba con su lengua siempre que salía. Yuuri llevó su cabeza hacia atrás, su respiración era errática, jamás le habían hecho algo así, solo con la mano, y la sensación era demasiado distinta. La mano de Víctor jugaba con sus testículos, y su lengua se paseaba por todo su falo.

Mmggh – sonidos se le escapaban debido a su errática respiración. Esa boca se sentía demasiado bien. Víctor veía el vientre de yuuri bajar y subir intentando contener algo de aire en esos pulmones, pero que no funcionaba pues el placer era demasiado. Aumentó la velocidad, hasta que Yuuri intentó alejarlo, pues estaba a punto de venirse, pero Víctor era más fuerte que él, y se tragó toda la semilla de este.

Otro olor empezó a salir de Yuuri, uno más dulce que el anterior, Víctor se alejó del deseo de Yuuri, y se dio cuenta… era el lubricante natural de los omegas, el celo había llegado por completo. Víctor iba a alejarse para admirar a su omega en toda su desnudez, pero éste no lo dejó, y se acercó para besarlo a pesar de su cansancio por el orgasmo más fuerte de toda su vida. Su omega interior había tomado el control por completo, y alejarse de su alfa cuando él mismo estaba en celo no era opción para él.

Víctor se dio cuenta, y empezó la preparación del acto principal de esa noche. Empezó insertando un dedo, el dolor devolvió a Yuuri parte de su lucidez mental. Ante la incomodidad Víctor volvió a masajear el miembro que poco a poco empezaba a despertar otra vez.

El segundo fue un poco más difícil de meter, pequeñas lágrimas de dolor empezaban a caer de los ojitos chocolate de su amor. Víctor no sabía cómo calmarlo, así que solo beso las lágrimas para hacerlas desaparecer, y usó su voz para calmar al omega. Era un tono especial que tenían para calmar a sus parejas ante el peligro o el dolor.

Se alejó un poco para apreciar su belleza. Estaba desnudo, sus cabellos negros estaban revueltos, sus pupilas dilatadas, sus labios rojos e hinchados, su cuerpo trabajado y delgado, sus piernas torneadas. Con un brazo se tapó los ojos para tapas sus lágrimas y vergüenza, y el otro estaba sobre su cabeza.

Metió el tercer dedo, y empezó a dilatar más la entrada, pero ahora Yuuri se veía bastante más cómodo. Movimientos circulares, zigzag, los abría y volvía a cerrar, buscando algo dentro de ese cuerpecito tan apetecible. En un segundo, el cuerpo de Yuuri se tensó por completo, y echó la cabeza hacia atrás, con un ruidoso jadeo de placer, era la primera vez que había sentido algo así, y movió sus caderas intentando hacer que los dedos de Víctor tocaran ese punto otra vez.

- entonces aquí está – le dijo en el oído – al parecer ya estás listo.

Tomó parte del líquido que salía del interior de Yuuri, el cual se quejó cuando esos dedos salieron de él, y empezó a untarlo en su propio miembro erecto. Se acercó a sus labios, abrió ampliamente sus piernas, aprovechando la elongación de todo buen patinador y volvió a besarlo mientras entraba lentamente en él.

Yuuri sentía la lengua de Víctor jugar con la suya en un corre que te pillo dentro y fuera de sus bocas, mientras poco a poco era llenado por el falo de su alfa. Se sentía bien, todo estaba bien, porque su omega interior y el alfa interior de Víctor, se acoplaban a la perfección, y de ese modo pudo por fin comprobarlo, eran destinados.

Víctor entró lentamente, quería moverse frenéticamente dentro suyo para llevarlo a las estrellas en un delirio por el placer, pero no olvidaba que Yuuri seguía siendo virgen, se notaba pues sus paredes eran muy estrechas, y no quería dañarlo.

Celeste y café, se miraron a los ojos antes de empezar el juego de las embestidas, Yuuri intentaba callar sus jadeos, pero era imposible, Víctor veía que estaba medio ido por el placer, y eso le encantaba. Pero faltaba más, aún debía llevarlo al séptimo cielo.

Empezó a moverse, lento y certero, tocando con cuidado ese punto tan sensible dentro de las personas. Yuuri movía sus caderas, haciendo que el choque en ese punto sea más fuerte. Pero Víctor lo detenía, era necesario ir lento para ahogarlo de placer en el último momento.

Mientras, las manos de ambos aprovechaban para tocar todo lo que podían, Yuuri tocaba el pecho del contrario, pasó las manos por su cuello, bajando por su espaldas, hasta llegar a su suave trasero, apretándolo. Se acercó a él y dejó besos mariposa en todo su cuello. Víctor aprovechó de toquetear esas piernas por completo. Puso una sobre sus hombros para tener mejor acceso, mientras la acariciaba, y dejaba besos en ellas.

La velocidad empezaba a aumentar, y la lucidez los abandonaba por completo, sus instintos interiores tomaron el control de sus cuerpos. Murmurando “alfa, alfa” obviamente sin ser escuchado, y “omega, mi omega” con la ronca voz de alfa de Víctor.

Víctor quería terminar ya, hacer el nudo y darle cachorritos, era excelente idea, y Yuuri no se quedaba atrás, moviéndose para dar placer a su alfa, finalmente, el momento culmine de Yuuri llegó. Arqueó su espalda por completo intentando gritas incoherencias en japonés, Víctor se acercó por fin a su hombro desnudo, y mientras éste llegaba a las estrellas, mordió su cuello con fuerza, pero no demasiada para no lastimarlo, dejando que su saliva entre dentro del cuerpo de Yuuri.

Dio unas estocadas más, y fue su turno de llegar al clímax, olvidando dónde se encontraba, gritando algunas cosas en ruso, y desplomándose arriba de él. Sintió su pene hincharse… había anudado, con Yuuri estando en celo.

Se miraron, el omega enredó sus dedos entre las hebras plateadas del pentacampeón, dándole solo un casto beso.

- somos destinados Yuuri – le dijo con una sonrisa cansada por el sobre esfuerzo de esa noche, su alfa interior estaba tranquilo y contento, nadie más nunca se acercaría a su omega, pues su olor taparía el del omega, de ese modo solo él mismo podría olerlo, y Yuuri había comprobado que él era su pareja destinada, que odía confiar en él. su omega interior también estaba contento, y preparándose para lo que pasaría en unos meses, pero lejos de inquieto o nervioso, estaba feliz.

 

El nudo se deshizo, salió de él, su acurrucaron entre las sábanas, y se pusieron a dormir.

 

 

Notas finales:

siempre he pensado que Yuuri es toda una waifu japonesa XD

ya sé que no soy muy buena escribiendo lemon, pero buheee, se hace lo que se puede.

creo que me demoré un poco, e que estoy en trámites de matrícula para la universidad, y me ha quitado mucho tiempo, ¡POR QUE SIEMPRE FALTA UN PAPEL!!! bueno, que me lio XD

 


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