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Dreamland por Mizuki Nozomi

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Notas del capitulo:

Hola gente! Les apuesto a que pensaron que habia abandonado esto :'v Bueno, pues no fue así, es solo que la escuela me mantuvo un poco ocupada >:'u 

Como sea, les traigo el capitulo 3, basicamente ese donde toda la trama por fin comienza 7v7r 

Espero les agrade ^^ 

Muchas gracias a todas las personitas que mandaron review y me agregaron a favoritos :'D Les mando un abrazote <3 

Nos leemos en las notas finales! <3 

DREAMLAND

CAPÍTULO 3. DOWN

Tres personas se encontraban sentadas en la sala de estar,  dos de ellas utilizando una laptop, mientras la tercera se mantenía recostada contra el respaldo del sofá fumando un cigarrillo, aun sin lograr asimilar del todo lo que estaba sucediendo, pero aceptando las cosas tal cual y sin objeciones, después de todo él no era alguien complejo en realidad, por ello podía permitirse creer en las cosas sin poner demasiados preámbulos al asunto cuando estas así lo ameritaban. Sin embargo, de toda aquella situación en la que se encontraba arrastrado, había una única cosa que en verdad le tenía molesto y pensando quizá demasiado, y todo tenía su origen tras el incidente  que había tenido en las escaleras con el informante, y en el cual había quedado simplemente impactado por ver a este en aquel deplorable y nada común estado.

Aquello había puesto a su cabeza a maquinar cosas sin sentido, buscando la razón de lo que estaba sucediendo, pues incluso por culpa  del pelinegro había creído lo peor respecto a lo que acontecía en el departamento de Shinra. 

Como en aquellas películas dramáticas donde la persona “X” es llamada al hospital porque “Y” tuvo un accidente, y de repente, cuando “X” llega al lugar, se encuentra con un conocido llorando a mares mientras habla con el doctor.

Así de cliché se había visto todo, con la diferencia de que resultaba demasiado extraño, por no decir que  insólito,  encontrarlo a él en el papel del conocido llorón.

Bueno, tal vez se había ido demasiado lejos. Es decir, estaba hablando de Izaya Orihara, el informante de Shinjuko, el segundo hombre más fuerte de Ikebukuro; en verdad dudaba que él en especial fuera capaz de tomar un papel como ese…

Pero aun así, esa maldita Pulga llorando con aquella expresión en el rostro…Definitivamente, y por cualquiera que fuera la razón, lo cierto es que aquello era algo que jamás hubiera esperado ver.

Es decir, ¿alguien sin corazón podía llorar de aquella manera? Izaya no, imposible…Y sin embargo así había sido, y él por un momento creyó lo que veía. Creyó estar viendo una parte de aquel hombre que jamás pensó que existiera…Pero después, cuando Celty y Kadota le habían puesto al tanto de todo, incluyendo la actitud y decisión de Izaya, el no pudo más que montar en furia, teniendo inmensas ganas de ir a buscar a aquel desgraciado, pues no lo entendía. ¿Qué rayos le sucedía? ¿Eso que vio había sido verdad o no? ¿Cómo es que ese tipo podía ser tan maldito como para abandonar a Shinra de esa manera? ¿Por qué?

Si bien él sabía que Izaya era un sádico con aires de Dios, no podía creer lo bajo que podía caer al dejar la vida de un amigo a la suerte, aunque bueno, tampoco era de sorprender de alguien que solo se preocupaba por sí mismo y trataba a los demás como meros objetos.

Para alguien como Izaya Orihara no existía la palabra “amistad”, sino únicamente la conveniencia y diversión. Nada más que eso lo regia, y por ello aquel hombre era solo problemas. Era alguien que vivía en la sociedad pero no formaba parte de esta; era alguien que vivía para esparcirse por las multitudes como un virus, buscando adueñarse indirectamente de todo solo para destruirlo.

Eso no era un humano, era un monstruo, y como tal, lo mejor para alguien que no hacía más que ser una plaga y un peligro en el mundo era estar muerto.

Tal vez incluso eso era lo que debía de haber pasado consigo mismo hace mucho tiempo…

-Ya es todo –la voz de Kadota logro cortar su hilo de pensamientos, que para ese momento ya estaba tomando un rumbo oscuro.

Enfocando la mirada en sus dos amigos, Shizuo no pudo evitar preocuparse por el estado en el que se encontraban. Celty, a pesar de no tener cabeza, podía notarse increíblemente cansada y llena de frustración contra sí misma. Kadota no estaba en mejor estado.

Suspirando por no ser capaz de servirles de nada en particular a sus amigos, el rubio se levantó de su lugar poniendo a un lado los papeles que hace un rato había estado leyendo y ahora reposaban  sobre sus piernas, y fue hasta la cocina para servir el café que hace unos minutos había puesto a calentar.

Regresando a la sala con una taza en cada mano (aunque Celty no podía tomarlo él sabía que disfrutaba del calor que transmitía la taza junto con el olor de su contenido) y un frasco de leche bajo el brazo, les ofreció aquellas bebidas a sus amigos, quienes aún algo decaídos las aceptaron.

-¿Qué encontraron? –pregunto el rubio sentándose a un lado de la dullahan, quien mantenía entre sus manos unos cuantos papeles, aun teniendo la laptop encendida y apoyada en la mesita ratonera frente a ella, al igual que el castaño.

-No mucho  -fue el suspiro que salió de labios del de gorra –No hay prácticamente nada de información sobre aquella nueva sala del castillo, y de lo poco que Celty logro encontrar mientras estuvo haya no sirve de mucho.

 -Lo que pasa con Shinra no estamos ni cerca de entenderlo. En aquella sala solo había tapices y unos cuantos pergaminos. De todo tengo fotografías, y con base a ello es que buscamos algo que nos sirva. Es lo único que tenemos y es lo hemos estado investigando.

-Pero aun así no logramos encontrar nada concreto… -Kadota se levantó y camino hasta el ventanal, tomando un gran sorbo a su bebida –Incluso consultamos con los cuidadores y los guías, pero nadie sabe decirnos algo que ayude. Dicen que no hay información extra del lugar más que la que le  presentaron al público desde la apertura de la nueva sala.

Siguiéndole a lo dicho un inquietante silencio de parte de todos en la habitación, Shizuo quiso preguntar qué es lo que seguía entonces de ahora en más, pero lo cierto es que bien creía saber la respuesta a ello, lo cual solo le dejaba con una duda en la cabeza.

No habían dormido nada esa noche, apenas habían comido…y aun así no lograban avanzar en lo más mínimo…

-Celty –murmuro Shizuo sin querer voltear a mirar a la mujer sin cabeza. -¿Cuánto tiempo nos queda?

Algo más lenta de lo habitual, la dullahan escribió unas cuantas palabras en su PDA antes de extenderle este.

- Aun puedo sentirlo, Shizuo, Shinra sigue aquí, pero a cada minuto que pasa  es como si desapareciera. Tal vez unos dos o tres días; pero incluso eso es incierto. No lo sé.

Sin saber exactamente que hacer tras leer aquella respuesta, él no pudo más que colocar una mano sobre el hombro de su amiga, en señal de apoyo, sintiendo aquel cuerpo temblar de manera más real y humana que muchas personas, dejando que su dolor saliera a la luz.

En ese momento Shizuo se odio por no ser capaz de hacer algo más, de servir de mejor forma a sus amigos. Se sentía inútil, y ese sentimiento de impotencia parecía no más que crecer en su interior. Y lo peor era que sabía que él no era el único que así se veía. El ambiente de aquella habitación delataba que todos estaban en el mismo estado. No les importaba el cansancio, sueño, dolor y frustración que experimentaban; era mil veces peor la impotencia de no ser capaz de ayudar a quien en ese momento perdía la vida poco a poco, por ello trataban por todos los medios de hacer algo, de encontrar cualquier cosa que pudiera ayudarles…pero era inútil; las cosas estaban completamente fuera de sus manos.

-Celty… –murmuro, sin saber realmente que decir, dirigiéndole una mirada interrogante a Kadota, buscando ayuda, pero Kadota no podía dársela, no cuando incluso el mismo parecía toda la fe en lograr algo.

-Voy a perderlo –la nombrada volvió a escribir en el PDA, con manos temblorosas y sin notar la situación en la que se encontraban sus amigos.

Frunciendo el ceño, el rubio volvió su vista hacia el humo negro que irregularmente emergía del cuello de la Jinete, delatando su llanto.

-No lo harás.

Odiaba mentir, no querían dañar más a su amiga. Y no pensaban hacerlo. ¡Por esa amable mujer debían ser capaces de más!, no podían rendirse tan fácil aun cuando las cosas parecieran completamente fuera de lugar.

-Encontraremos algo, Celty. –Soltó finalmente, frunciendo el ceño con decisión –Te lo aseguro.

Y en ese momento Shizuo pensó y juro que se odiaría de por vida si no lo lograba, siendo que la situación en la que se encontraban prácticamente todo ya estaba acabado.

¿Cómo se supone que volvería a ver a la jinete a la “cara”, cuando aquellas palabras fueran solo una promesa fallida?

Pero ah, ¿quién hubiera pensado que en ese instante, la repentina presencia  de cierta persona capaz de hacerle destruir una ciudad entera, le traería algo como a esperanza?

Definitivamente nadie.

-¿y cómo podría ayudar con ello una bestia sin cerebro y unos aficionados de la investigación documental? –fue la ladina voz que logro que todos miraran con sorpresa hacia la entrada del departamento, y que por primera vez en sus vida, les trajo algo más que solo desagrado.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

-No preguntes nada sobre ese día, Celty-san, no lo responderé.

Apenas tomando asiento en uno de los sillones desocupados, lo más alejado posible de la bestia, el pelinegro soltó aquellas palabras, adivinando una de las primeras preguntas de la dullahan.

-Y eso va para todos.

Suspirando, Kadota simplemente se pasó una mano por el cabello mientras disimuladamente observaba de reojo al ex bartender, quien para sorpresa suya desde la llegada del informante no había dicho nada, incluso a pesar de la pequeña burla de este hacia todos.

-¿Qué encontraste, Izaya? –pregunto el castaño antes que nadie, para evitar discusiones innecesarias.

-Obviamente mucho más que ustedes, Dotachin~ -ronroneo el pelinegro, como si buscara provocarles, al mismo tiempo que sacaba de dentro de su abrigo un sobre amarillo, que le extendió con fingido entusiasmo.

Mientras Kadota lo habría y colocaba el contenido en la mesita ratonera para que los demás lo  vieran, la voz de Izaya comenzó a resonar en la estancia, explicando las cosas al mismo tiempo que los demás observan el material que había conseguido.

-Como seguro ya sabrán, originalmente el castillo tuvo el nombre de Fukashi, y fue construido alrededor del año 1504 durante la era Eishö por el clan Ogasawara –comenzó, al tiempo que se cruzaba de piernas –Sin embargo, el diseño que lo caracteriza hoy en día fue dado tiempo después de que Toyotomi Hideyoshi le diera el dominio del castillo a Ishikawa Norimasa y su hijo.

Tomando un sorbo del té que se encontraba en la mesa sin importarle a quien pertenecía, Izaya se tomó unos segundos para observar detenidamente una de las fotografías en la mesa, donde se encontraba justamente el castillo, antes de por fin continuar, mientras que por su parte los demás seguían atentamente el hilo de sus palabras, que eran corroboradas por los papeles que sostenían entre sus manos.

-Fue en ese tiempo cuando se agregó la torre principal, la muralla más interior, el segundo y tercer patio, los subsuelos…y el foso. Es aquí donde las cosas comienzan a interesarnos. –aviso acercándose un poco para señalar una imagen en especial de lo que era el muro de piedra que servía como base.

-Ahí se encontró el santuario –apunto la dullahan.

-Sí. Anteriormente ahí solo estaban los fosos, nada importante en realidad, hasta que hace poco, e increíblemente a pesar de los 12 años de reconstrucción que tuvo tras ser casi perdido, se dio con un santuario escondido que aparentemente no era más que eso, un lugar de paz que uno de los 23 feudales mando a hacer en su momento.

-¿Qué era en realidad ese lugar? –pregunto sin cuidado el rubio, algo cansado del tiempo que estaba llevando llegar al punto que para él era importante.

-Más paciencia, monstruo. –rio el cuervo, embozando una enorme sonrisa que casi de inmediato se convirtió en una mueca de desagrado.

-Izaya, por favor.

-Bien, bien –suspiro el nombrado, rodando los ojos –Se piensa que fue el treceavo feudal quien, tras la muerte de su esposa, mando a construirlo, pero este más que ser solo un lugar de culto para ella,  también fue a ”algo más”.

Con una enorme sonrisa en los labios, que en realidad nada tenía de felicidad, Izaya entrecerró ligeramente los ojos, antes de susurrar con lentitud:

-Él trató de traerla de vuelta.

Un viento frio pareció colarse a la estancia en la que encontraban, provocándoles un escalofrió aun cuando eso era algo imposible.

Todo comenzaba a cobrar un espeluznante sentido.

-Estas diciendo que ese hombre recurrió a…

-Medios sobrenaturales, brujería, el diablo, como quieras llamarle –aseguro el pelinegro, asintiendo ligeramente –Él recurrió a todo lo que estuvo a su alcance con tal de traer a su mujer de regreso, hasta que finalmente un día su familia lo encontró desmayado en el lugar y creyeron que había muerto, pero no fue así. Parecía que estaba dormido.

La Jinete encogió un poco sus hombros, delatando el nerviosismo que se apoderaba de cada parte de su cuerpo. Izaya le dedico una fugaz mirada, como si no estuviera seguro de continuar con el relato, pero al final lo hizo.

-A pesar de todos sus intentos nadie fue capaz de despertarlo, de modo que inevitablemente, el murió después de unos días, a pesar de la cantidad de médicos que lo atendieron y los remedios que se le suministraron.

Si en ese momento la mujer sin cabeza hubiera tenido una, la imagen que daría seria de lo más deplorable, pues aun así, era increíble como a pesar de las circunstancias de su cuerpo este parecía emanar la tristeza y desesperación que le embargaba, haciéndolo casi palpable para quienes se encontraban a su alrededor.

-Entonces, eso es todo –escribió finalmente, apuntando con dificultad el PDA hacia el informante – ¿Debo solo dejarle morir?

Izaya tan solo rio, para sorpresa y enojo de todos, de modo que tan solo en cuestión de segundos un puño fue dirigido hacia su rostro sin éxito alguno de dar con el objetivo, pues él tan solo lo esquivo, pasando a quedar sentado en el sillón individual del que anteriormente su enemigo se había levantado para golpearle.

-Dullahan, humano, y monstruo, ¿por quién me toman? –rio un poco más -¿en verdad creen que lo que les dije es lo único que encontré? Jamás podría resignarme obteniendo tan poca información.

-¡¿Hay más?! –exclamo Kadota, delatando la emoción con su voz.

-Por supuesto que sí, Dotachin~.

Acercándose a mover un poco las hojas sobre la mesa, Izaya revelo una en especial, donde podían verse varias imágenes de figuras, o mejor dicho criaturas, que eran increíblemente parecidas a las que aparecían retratadas en los diferentes adornos dentro del santuario del Castillo.

-Hipnos, Morfeo, Phobetor, Mara, Djinns, Brownis, Nue, Baku –comenzó a murmurar –Mitos y leyendas sobre los sueños son algo que ha envuelto a todas las culturas, y la nuestra no es la excepción. Casos como este no son el primero ni el único, pero si uno muy peculiar. No divaguemos, aquella cosa no es más que un simple demonio.

-¿De qué diablos estás hablando? –interrumpió de repente el rubio, con una mueca de enfado.

-Que mentalidad tan mas cerrada tienes, Shizu-chan, aunque no me sorprende viniendo de una bestia –exclamo con aburrimiento el pelinegro –Solo digo lo que encontré. Ustedes son libres de pensar lo que quieran.

-Izaya, por favor solo continúa. –la dullahan se paró frente al nombrado, protegiéndolo del rubio, quien de igual forma se había levantado con planes de ir hasta este.

Soltando un suspiro, el pelinegro tan solo continúo.

-Ese hombre no se metió con un demonio cualquiera para recuperar a su esposa. Fue tan descuidado como para invocar a uno en especial, uno que logro engañarlo lo suficiente como para escapar y apoderarse de él hasta su muerte, pasando después a uno de sus hijos, trayéndole la misma suerte –explico con el ceño ligeramente fruncido, colocando su pulgar e índice sobre el mentón –Según algunos documentos, tras la muerte de este último fue que supuestamente mandaron a destruir el santuario, pero de igual forma hay algunos textos que narran la llegada al castillo de un grupo de personas cuyo trabajo era el de “limpiar” el lugar. Supongo que finalmente hoy sabemos que aquello no fue así; tan solo lograron encerrarlo. Esa cosa estuvo ahí todo el tiempo, incapaz de salir, tan solo esperando a ser despertado de nuevo, y eso sucedió cuando ustedes entraron.

-¡Pero no fuimos los primeros ni los únicos! ¿Por qué a Shinra? ¡Él no hizo nada, yo estuve a su lado todo el tiempo! ¡Jamás me soltó!

Mirando a la mujer a donde deberían estar sus ojos, Izaya hablo.  

-Justamente por eso, mí querida dullahan. Fue tu presencia la que lo despertó, y fue tu conexión con Shinra lo que lo guio hasta él en busca de energía.

Dejando que el aparato en sus manos callera al suelo, la mujer no tardo casi nada en terminar hincada en este, siendo sostenida por un inexpresivo Izaya, antes de que Kadota y Shizuo llegaran a ayudarle a levantarla y sentarla en uno de los sillones, mientras ella no paraba de sollozar.

-Izaya…

-Si la hay, Dotachin; hay un modo –dijo de repente el pelinegro, respondiendo a la pregunta que el castaño había querido formular, justo después hincándose frente a la jinete, tomando una de las blancas manos, obteniendo así su atención –Ustedes dijeron que cuando trajeron a Shinra a Ikebukuro pasó un incidente.  

-Si…, cuando trate de llevarlo a la camioneta –recordó Kadota.

-Celty-san de algún modo sigue conectada a él, por eso paso aquello –explico el pelinegro –Cuando el hijo del feudal enfermo, se narra que hubo un brujo que trato de curarlo, y su método fue tratar de crear un lazo con el que conectara al lugar donde él se encontraba; solo de ese modo alguien sería capaz de entrar a buscarle.

-Dijiste que el hijo había muerto –murmuro Shizuo detrás de él.

-Así fue; no lo lograron a tiempo.

-Pero es posible.

-Posible y peligroso –aclaro el informante, colocando un dedo sobre sus labios –Esa cosa es como un parasito, se alimenta de los recuerdos y los sueños del huésped hasta que todo queda vacío sin que la víctima sea capaz de hacer nada. Shinra cree que el lugar donde se encuentra es la realidad, ¿entienden? Y a menos que alguien entre por él, no saldrá de ahí.  

-Entonces hagámoslo –hablo esta vez Shizuo.

-Tan lento como siempre, bestia –suspiro una vez más –En esta ocasión ni siquiera tu monstruosa fuerza podrá ayudar de algo. Aquel lugar a pesar de ser solo una ilusión también es de cuidado. Todo lo que ahí suceda lo resentirá tu cuerpo físico, y aunque suena fácil, la verdad es que no lo es.

-Supongo que es obvio. Estamos hablando de una criatura sobrenatural –ironizo Kadota, teniendo especial cuidado de no moverse de su lugar, para evitar que Shizuo se lanzara encima de Izaya, pues era claro que esta ya le había hecho enfadar bastante.

-Sí, aunque la ventaja es que incluso los demonios tienen reglas –sonrió él infórmate –Según encontré, ese mundo no se rige del todo solo. Quienes entran tienen oportunidades para encontrar a quien buscan. Como una serie de pruebas, aunque no estoy muy seguro de en qué consisten… -dudo un poco.

-¿Cuántas personas pueden entrar? –intervino por fin la dullahan.

-No encontré demasiado material al respecto. No lo sé.

El silencio reino por varios segundos en la estancia después de aquella última respuesta. No parecía haber más que decir o aclarar, de modo que Izaya tan solo soltó un suspiro y se levantó.

-Es todo lo que tengo para ustedes. Lo demás queda a su cargo. –dijo encogiéndose de hombros, antes de comenzar a caminar hacia la puerta.

Casi inmediatamente las sombras de la jinete lo detuvieron tomándolo por uno de los brazos, pero de igual forma en cuestión de segundos estas se vieron rotas por un movimiento rápido del informante, quien ahora sostenía una de sus navajas en la mano.

-Ni siquiera lo pienses –mascullo con una mueca burlona, anticipándose a lo que la dullahan tuviera que decir.

Kadota fue el primero en darse cuenta de lo que sucedía, así que se apresuró a tratar de convencerle.

-No es necesario que hagas nada, Izaya. No debes involucrarte si no quieres. Shizuo y yo haremos todo.

El rubio miro unos segundos al castaño y al informante, y aunque por un segundo la duda se vio reflejada en su mirada, finalmente tomo una postura que apoyaba lo dicho por el de gorra.

Mirando hacia un lado con indiferencia, el informante tomo una bocanada de aire, que expulso con total desgano.

-Irán por su cuenta –aviso con voz pastosa –Si algo sale mal yo no pienso intervenir.

-Gracias, Izaya –expreso  la mujer con notable alivio, a la par del castaño, mientras por su parte el rubio tan solo soltaba un gruñido.

-.-.-.-.-

-¿Cuándo tiempo ha pasado desde que esta así? –pregunto repentinamente el informante, mientras caminaban con cierta lentitud hacia la habitación del médico ilegal.

¿Era cosa suya, o el pasillo parecía más largo de lo habitual?

-Dos días –respondió Kadota, e Izaya pudo darse cuenta del cansancio en su voz, que de igual forma había notado en su rostro desde su llegada.

Bueno, el tampoco había dormido.

Disimuladamente le echó un vistazo a la bestia, comprobando el estado de este también, y aunque por supuesto que no se notaba tan cansado como los demás, era obvio que lo estaba.

De algún modo le parecía extraño que no hubieran indicios de que alguien fuera a comentar nada sobre la noche anterior…sobre todo aquella bestia, aunque bien, eso igual resultaba un alivio.

Llegando finalmente al final del pasillo, la dullahan fue quien tomo el pomo de la puerta, abriendo esta y siendo la primera en pasar, pues habían reconocido que ella era la única inmune a caer dentro del lugar al que se dirigían.

Al entrar a la estancia, lo primero que todos observaron fue el cuerpo que reposaba inmóvil en la cama, y que incluso desde lejos podía notarse demasiado pálido, nada saludable.

Con cuidado le rodearon, permaneciendo a una distancia prudente.

-¿Cómo deberíamos hacerlo?  -pregunto el rubio, sin demostrar el nerviosismo que comenzaba a hacerse de él.

-Supongo que bastara con que lo toquemos –dijo Kadota, llevándose una mano a la nuca. –Así sucedió aquella vez… Tal vez si lo tocamos al mismo tiempo podamos entrar los dos.

-Si algo saliera mal es probable que Celty pueda traerlos de regreso sin muchos problemas –Izaya les tranquilizo, encogiéndose de hombros – Pero probablemente solo habrá una oportunidad para eso, si Celty-san lo saca podría ser que se rompa el lazo por completo, de modo que no habría otra forma de entrar nuevamente. Solo esperemos que si eso pasa Shizu-chan se quede atrapado adentro por ser una bestia  –soltó una carcajada.

-¡Serás…!

-Suficiente. No ahora –trajo la paz el de gorra, lanzándole una mirada desaprobatoria al informante, quien tan solo le ignoro.

La dullahan acerco una silla al lugar de Shizuo, colocándola frente a uno de los lados de la cama e indicándole que tomara asiento, cosa que igual hizo del otro lado, para Kadota.

Este último tomo asiento, mientras el informante tomaba lugar al lado de la bestia, tan solo observando de manera fija el cuerpo casi inerte del médico clandestino.  

Con un movimiento, Celty atrajo la atención de los tres.

-Gracias por lo que están haciendo chicos –les mostro con algo de pena –Sin sucediera le juro hacerles volver –apoyo las palabras del informante.

Asintiendo, Kadota y Shizuo se miraron unos segundos, con decisión.

-¿Hay algo más que deberíamos saber, pulga? –pregunto de repente el rubio, al notar algo distraído a su odiado enemigo.

El aludido pareció un tanto confuso con la pregunta, pero al final dirigió la mirada hacia ambos chicos alternadamente, antes de responder.

-No estoy muy seguro al respecto, pero podría ser que aquel lugar no solo tenga acceso directo a los recuerdos de Shinra, sino también a algunos de los de ustedes, y eso es lo que usara para tratar de frenarlos, o para hacerles perder. Es un precio por entrar  –musito, con el ceño un tanto fruncido a pesar de que trataba de mantener su usual expresión.

Ambos chicos sopesaron un momento sus palabras, sabiendo que ya no había vuelta atrás. Además, ¿Qué tan malo podría ser enfrentarse a uno de que otro recuerdo?

Recobrando la seguridad, los dos amigos regresaron su vista hasta el médico, acercando sus manos a las del médico simultáneamente, mientras la dullahan se mantenía atenta, anticipando cualquier cosa que sucediera cuando finalmente estas se encontraran.

Tanta era la atención de todos a los movimientos de ambos chicos, que fue imposible no resultar sorprendidos cuando repentinamente el cuerpo del médico se movió de un modo que nadie fue capaz de anticipar sino hasta que todo sucedió, y el informante se vio precipitándose al suelo mientras su mano era sostenida firmemente por la del castaño ahora sentado en la cama, completamente inmóvil.

-¡IZAYA!

Fue el grito que los presentes soltaron, justo antes de que el rubio, en un acto reflejo, se lanzara a sostener el cuerpo del informante, terminando de igual modo inconsciente mientras ambos caían al suelo de rodillas, Izaya quedando apoyado contra el colchón, mientras Shizuo hacia lo mismo pero contra su cuerpo.

Justo en ese momento, el médico regreso a su lugar,  sin soltar la mano del informante.

Y mientras Celty y Kadota pensaban desesperadamente lo que deberían hacer, en otro lugar, Shizuo e Izaya tan solo podían sentir la sensación de estar cayendo dentro de un pozo muy profundo.  

FIN DEL CAPÍTULO

Notas finales:

Lo se, debo dejar de fumar lo que crece detras del ropero :v 

Como sea, que creen que les espere a nuestra OTP en aquel lugar? D: 

Antes de que lo olvide! Dato curioso: La información que puse sobre el Castillo es verdadera a escepcion de la existencia del santuario y lo del treceavo feudal xD Eso ya es wea mia xD 

Espero la historia les siga pareciendo interesante! >u<

Nos leemos!! 

-.-.-.-

Pd: cualquier error por favor haganmelo saber. Me dio mi ataque de inspiración mientras estudiaba así que seguramente hice una tarugada por algun lado :'v 


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