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Feliz cumpleaños Rey por Samantha0507

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Las manos de Kei temblaban, pero se acercó a la puerta, bloqueándola, no quería que en un momento su hermano entrara, encontrándose con la posible dolorosa escena que sería, estar roto y destruido nuevamente

 

—Soy patético. —agregó, antes de desdoblar el papel.

 

 

No soy bueno con las palabras, no soy bueno en muchas cosas, creo que en realidad en lo único que soy bueno es en la cancha, pero de alguna forma lo agradezco, de alguna forma siento que he logrado lo correcto.

 

Quería hacer esto hace mucho, pero tenía miedo, no sabía cómo podrías sentirte con esto, tuve miedo de que me rechazaras, de que te asqueara saber los sentimientos que guardo por ti, pero cuando lo medite entendí que no necesitaba más, desde hace un tiempo, todo mi mundo es diferente, todo me recuerda que existes en mi vida y que deseo estar cerca de ti…

 

Temo que estés leyendo esto y que estés pensando en cómo le mostraras esto a todo el mundo y como quedaré en un completo ridículo, pero por ahora me arriesgaré y sé que dirás que soy patético, por sentirme así, por pensar así, por usar esta infantil forma para confesarme, pero no encontré ninguna manera de hacerlo.

 

Me gustas, la verdad me gustas mucho y espero que puedas aceptar mis sentimientos, que puedas darme una oportunidad para estar a tú lado, para demostrarte que te quiero y que soy la persona indicada para hacerte feliz…

 

 

 

Kei había comenzado a llorar, era una declaración de amor, no era una broma, él sabía cómo era Kageyama y estaba claro que esas escuetas palabras fueron saliendo de lo profundo de su corazón, esas palabras eran realmente desde su interior, eran realmente parte de él.

 

Kei guardó apresuradamente la carta, cuando unos golpes en la puerta llamaron su atención, metió la carta en su mochila y llegó hasta la puerta, pero los brazos de su hermano lo rodearon en cosa de segundos.

 

—¿Nii-san?

 

—Por un segundo una loca idea pasó por mi cabeza, es que realmente no comprendo cómo se te ocurrió encerrarte cuando estás así…

 

Kei le costó un poco notar, como lo que su hermano tría en las manos había terminado simplemente en el suelo, mientras que las manos del más alto temblaban.

 

El de lentes rodeo a su hermano y aunque sentía una vergüenza increíble por la situación, simplemente se acomodó en ese pequeño espacio que se formaba entre el cuello y el hombro del mayor, por un segundo olvidó la carta y a Kageyama, por un segundo simplemente quiso ser consentido, quiso simplemente recordar su vida simple, cuando lo único que importaba era que Akiteru tuviese tiempo para él.

 

Esa noche nuevamente se mantuvo pegado a su hermano y aunque su madre le ofreció quedarse en casa, terminó preparándose para ir a la escuela, aunque por ahora quería evitar las prácticas del equipo.

 

Akiteru lo llevó a clases y le pidió que si algo pasaba y si sentía que volvía a tener fiebre lo llamará, que él lo iría buscar lo más pronto posible.

 

Yamaguchi fue quien le confirmó a sus compañeros que Kei estaba en clases, pero que no asistiría a clases, ya que estaba bastante pálido y aun se sentía mal.

 

Todos se reunieron a la hora del almuerzo, mientras el rubio trataba de evitar a cierto pelinegro, todos lo atosigaban para saber cómo se encontraba.

 

Kei se había ido temprano, pero prefirió no avisarle ni a su hermano, ni a su madre, encontrándose un tiempo libre para pensar, pero una mano lo giró de golpe, antes de llegar a la esquina de la escuela.

 

—Tsikishima.

 

—Kageyama…— en un segundo la garganta del rubio se secó, la mirada del rey era intensa, y el agarre sobre su brazo se volvía a cada segundo más firme, más apretado.

 

—No puedes irte.

 

—Tssss... —Kei se mantuvo firme, no podía llorar, no podía decir nada que lo hiciera quedar en ridículo. — no sabía que eras mi madre, Rey.

 

—La carta.

 

El pecho del rubio se contrajo, la idea de que había leído una declaración era para alguien más y que Kageyama simplemente le estaba pidiendo de vuelta el papel que tenía guardado con tanto recelo en el fondo de su mochila.

 

—Patético…— el rubio se giró y se alejó, sabiendo que las lágrimas saldrían rápidamente de sus ojos, pero la mano del rey terminó en su brazo nuevamente.

 

—¿Esa es tú respuesta? — Kageyama sonaba herido, mientras el rubio simplemente lo evitaba.

 

—Respues…

 

—Demonios, si ibas a rechazar mis sentimientos te agradecería ser un poco más humano, ¿sabes lo doloroso que puede llegar a ser que te rechacen? Eres un insensible.

 

Kei no pudo hacer otra que girarse, empujando al otro en el proceso. — ¿Yo? Claro que lo sé, no sabes lo patético que me sentí al llevar el estúpido regalo que te compré, esperando que mis sentimientos fueran correspondidos y ver como esa chica estaba contigo

 

—¿nos viste?

 

—Eres un idiota…

 

Kei se alejó corriendo, sabía que Kageyama podía ser un idiota, pero nunca se imaginó que para hacer algo como eso. Se detuvo llegando a casa, sintiendo que el aire entraba dolorosamente a sus pulmones. — fue una cruel broma…

 

—No fue una broma. — El rubio se giró, notando por primera vez como el moreno lo había seguido. —esos son mis sentimientos Kei, te quiero.

 

Ambos se quedaron en silencio, hasta que Kei se apretó contra el cuerpo del otro, sintiendo como sus brazos lo rodeaban, se sentía feliz y no podía dejar de llorar, nunca había sentido una felicidad tan grande en su vida, nunca había querido a alguien, como lo que sentía por Kageyama en ese minuto.

 

—También te quiero. — el aliento cálido del rubio provocó un escalofrió en el otro. — Tobio. — susurró su nombre, sabiendo que las mejillas del otro estarían sonrojado y que probablemente estaba avergonzado, pero por ahora quería apretarse al cuerpo del otro y simplemente quería aprovechar el calor en el cuerpo del otro. —tengo miedo a que esto sea un sueño, tengo mucho miedo a despertar y saber que nada de esto es verdad.


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