-El sábado... -se llevó la mano a la barbilla, tratando de recordar si tenía algún compromiso ese día -¿A qué hora sugieres? -bajó la mirada al otro, sonriendo como siempre lo hacía.
-A la hora que quieras o puedas -respondió abriendo sus ojos y fijando la mirada en el peliazul.
-Mmmm... -frunció levemente el ceño, cerrando los ojos mientras pensaba. -Creo que puedo a la 1:30... ¡Si! Estoy libre a partir de esa hora -resolvió sonriendo abiertamente.
-Bueno... ¿Quieres que pase por ti o... nos vemos en algún lado? -preguntó mientras tomaba una de las revistas que se amontonaban alrededor de la habitación, comenzando a hojearla. -También podemos ir al parque de diversiones -la idea de una cita pasó por su cabeza, sin embargo, la negó inmediatamente, diciéndose internamente que no era así. -Solo es una salida de amigos -susurró de forma apenas audible para él.
-Yo digo que nos veamos en algún lado -respondió apoyando su cabeza en su mano, mirando por la ventana, escuchando la otra sugerencia. -Suena bien, después de comer, podríamos ir al parque de diversiones, o antes -aceptó la idea, sonriendo alegremente, le gustaba pasar tiempo con el castaño.
-Pues nos podemos ver en la entrada de la estación para poder partir de ahí, ¿te parece? -comentó sin apartar la mirada azulada de la revista.
-Me parece buena idea -respondió mirando la puerta, sin dejar de sonreír levemente. -¿Entonces, 1:30 en la estación? -quiso rectificar la hora y el lugar de la cita; abrió los ojos ante ese pequeño pensamiento, sintiendo como el color se amontonaba en sus mejillas, sonrojándose levemente. -Y-ya se tardaron...
-Ah... si -coincidió con el otro, aún hojeando la revista, -tienes razón -el ambiente entre ellos se comenzaba a tornar algo distinto, y justo momentos después, la puerta se abrió, dando paso al ruido de la charla que mantenían los menores. -¡Tardaron mucho en llegar! -reclamó en un tono serio, pero por dentro, sintió un gran alivio al ya no estar a solas con Atsushi, puesto que se estaba comenzando a sentir nervioso.
La sensación de alivio le iba embargando lentamente, la presencia de aquellos tres chicos le alegraba más de lo normal, y el bullicio que sus pláticas causaban, le relajaban un poco. -Esperen... ¿en dónde están el profesor Tawarayama y Wombat? -mientras preguntaba eso, se levantó de su silla, asomándose por la puerta en busca de los mencionados.
-De seguro no han de tardar -respondió En, soltando un bostezo y recostándose sobre la mesa, cerrando así los ojos. Trataba de ignorar los comentarios que el trío comenzaba a hacer sobre la falta del profesor Tawarayama y aquel extraño extraterrestre, mientras Yumoto se lamentaba la ausencia de este último para poder achucharlo.
Atsushi solo soltó un suspiro ante los regaños de Io y Ryuu contra el menor. Se acercó al castaño, moviendolo un poco de los hombros -En-chan, despierta, haz dormido todas las clases -habló cerca de su oído para asegurarse de que el otro le escuchaba.
-¡Ah! -el joven, ante aquel susurro, se sorprendió al grado que brincó un poco hacia atrás, cayendo de espaldas con todo y silla. -Ayyy -se quejaba al mismo tiempo que se ponía de pie y un ligero sonrojo se hacía notar en sus mejillas. -N-no hagas eso... -desvió un poco la mirada, sin percatarse que el color no bajaba de su rostro.
-Aaah... Lo siento -se acercó al mayor, con la preocupación impresa en el rostro -¿estás bien? -lo tomó de los hombros, dándole de vueltas, en busca de alguna señal de daño. -Lo siento, en verdad lo siento, En-chan.
-Si si -se dejó hacer y registrar por el otro, sin poderle mirar, aún con el carmín en las mejillas. -Estoy bien, descuida -sin más, regresó a su lugar, mientras notaba como Io y Ryuu les miraban de manera... ¿sospechosa?
Una vez se aseguró de que el otro estaba bien, se relajó un poco, volteando a ver a los demás, puesto que sentía sus miradas sobre ellos -¿Qué?... -escuchó los comentarios de los dos chicos, sintiendo como el color subía por su rostro, comenzando a balbucear. Mientras tanto, Yumoto no dejaba de alabar su amistad, de forma inocente.
-Tsk... no digan tonterías, además... acuérdense que el raro aquí es Yumoto, él fue quien usó el cepillo de Io -dijo tratando de desviar la atención de los menores, logrando que aquellos tres comenzaran a discutir sobre esa vez.
Soltó un suspiro de alivio ante el plan del más alto, acercándose lentamente a él, y tratando de no ser visto, le susurró -Que buena idea tuviste, En-chan... Aunque nos va a costar un poco de trabajo calmarlos -se volvió a alejar unos pasos del chico, mirando con resignación a los menores.
El joven afirmó con su cabeza para así simplemente recargar su espalda en el respaldo de la silla, llevando sus manos a su nuca. -Aunque siempre son así, solo deberíamos acostumbrarnos, ¿no crees? -volvió a cerrar sus ojos, dejando escapar una bocanada de aire, tratando de relajarse nuevamente.
-No creo poder... -susurró con resignación, acercándose al pequeño grupo, sonriendo, tratando de calmarlos; antes de que pudiera hacer algo, la puerta se abrió de golpe, dejando entrar a Wombat y al profesor Tawarayama. -Al menos ya se calmaron -pensó con cierto alivio.
Ignoró aquella entrada tan escandalosa, ya que se había quedado dormido nuevamente. ¿La causa? Al parecer, el ojiazul se había estado desvelando desde hace unos días.