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Conociendo a mamá por Samantha0507

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Victor miró a su hijo y luego miró a Yuuri, quien simplemente apretó los labios, sentía la tristeza de su pareja al ver al pequeño rubio llorando en la mitad de la sala.

 

—Yuuri…—Yuri se acercó y trató de tener contacto con el menor, pero el pequeño simplemente dejó salir un quejido de dolor, como si estuviese sufriendo.

 

El peliplata acomodó en la mesa las fotos que traía en las manos y simplemente se acercó al rubio, con mucho cuidado se acomodó frente a él, sin realizar ningún tipo de contacto, simplemente lo miró un par de segundos, dejando sus feromonas salir de forma tranquila, tal como lo hacía cuando el pequeño solo tenía meses de haber llegado al mundo.

 

Yuuri por su parte se sentó y miró la escena desde lejos, conocía muy bien  Victor y aunque hubiesen pasado varios años desde que Yuri había estado con ellos, podía recordar perfectamente en como solía actuar el peliplata con el menor.

 

Fueron cerca de 5 minutos, en que simplemente los sollozos del rubio llenaron la sala, pero repentinamente todo en él se fue calmando, la calidez de lo que sabía era Victor, terminó por llenarlo, logrando que poco a poco solo fueran las lágrimas que bajaban por sus mejillas las que demostraban que el pequeño omega continuaba llorando.

 

—Yuri —Victor quitó el flequillo de los ojos del pequeño, encontrándose con los ojos del menor irritados y repletos de lágrimas, que amenazaban por bajar de forma caudalosa. — ¿qué haces aquí Yuri?

 

El rubio sentía las frías manos de Victos en su rostro y aunque podía sentir las feromonas de su madre llenando la sala, algo en el tono del más alto le hizo temer, levantó la vista, encontrándose con la mirada de su madre, pero los cálidos ojos de su madre se veían tremendamente diferente, como si todo el amor que salía de ellos días antes, ahora simplemente se hubiese marchado. —venía…—el rubio miró a su madre y a Yuuri, meditando por un segundo todo lo que debía decirles, pero por mucho que las palabras correctas estaban en su cabeza, su corazón lo detuvo, su madre quería y merecía una vida feliz; un nuevo cachorro del hombre que amaba, un pequeño bebé con los genes de Victor y Yuuri era algo que les podía dar la felicidad completa a ese hogar y por un segundo el omega menor supo que no tenía derecho, no tenía derecho a obligar a Victor a recordar el dolor que le hizo pasar, no tenía derecho a que Yuuri recordara que su pareja destinada fue tomada por alguien más, no tenía derecho a quitarle lugar y amor a ese pequeño cachorro, así que simplemente tomó un poco de aire, mirando el suelo y agregó. —Solo quería despedirme y agradecerles, fueron muy buenas personas conmigo esta semana y agradezco que se dieran el tiempo de tener a un omega como yo en su hogar…

 

—Yuri. — Victor quiso decir algo, pero el rubio se giró y salió de la casa, dejando a la pareja sola nuevamente.

 

Ambos se quedaron en silencio, continuaron con todo lo que estaban haciendo, como si nada hubiese pasado, pero con una sensación de pesadez en el ambiente.

 

Cerca de una hora más tarde uno de los cuadros de la sala terminó en el suelo, cuando las manos de Victor no resistieron más.

 

Yuuri llegó rápidamente junto a su pareja, notando como este parecía perturbado y lloraba. — Yuuri, llama a Otabek.

 

Yuuri no perdió tiempo, trato de no decirle mucho al otro alfa, se había alejado un poco de Victor, quien se había quedado con la foto del rubio entre las manos, dejando sus lágrimas bajar; el de lentes tomó aire, notando que su pequeño no había contactado al Alfa a pesar de que ya era bastante tarde. —Otabek, ¿Dónde estás?

 

—Estoy terminando unos papeles, sé que debí hablar con ustedes primero, pero Yura quiere estar con ustedes y pensé que sería bueno que estuvieran junto mientras el cumple la mayoría de edad, ¿pudieron conversar? Yura estaba un poco nervioso de como pudiesen reaccionar.

 

—Lo siendo Otabek, te llamará en un rato…— el de lentes corto el móvil y marcó el número del rubio, pero el teléfono de este sonaba apagado. —Demonios Yurio contesta…

 

—¿Yuuri? — Victor había notado algo diferente en el ambiente, así que simplemente se acercó y tocó el hombro de su pareja. —¿Yurio llegó con Otabek?

 

—Victor, Otabek no tiene idea de lo que ha pasado con Yurio. — el de japonés miró a su pareja y agregó. — además me dijo que Yurio quiere estar con nosotros, que venía a disculparse, a conversar con nosotros, Victor.

 

—Yuuri vamos por él, Yuuri vamos por nuestro cachorro…

 

Ambos salieron, no tenían idea de dónde podía estar el rubio, hasta que un aroma extraño terminó por incomodar tanto a Yuuri como a Victor.

 

—Ese es el aroma de Yuri…—Victor sintió su pecho temblar, ya era de noche y que un pequeño omega sin marcar estuviese solo lo hizo temer, el recuerdo de él mismo siendo tomado por un alfa lo hizo estremecer, pero fue Yuuri quien aceleró el paso y justo frente a un árbol pudo ver a su hijo siendo encarado por dos alfas y un beta, todos ellos superaban en tamaño al omega, aunque el rubio continuaba forcejeando.

 

El alfa dejó salir sus feromonas, logrando que el mismo Victor temblara, pero se mantuvo firme, buscando que su olor se ocultara entre las feromonas de su pareja, los otros chicos notaron la presencia de los adultos, temblando ante la mirada profunda que el japonés les estaba dando. —se van a alejar de mi cachorro en este instante, si no quieren que les pase algo muy malo.

 

Yuri no supo cómo, pero tanto uno de los alfas como el beta se lanzaron sobre Victor y Yuri, pero ambos se movieron más rápidos, el rubio golpeo al alfa que la apretaba y por primera vez sintió la necesidad de correr a los brazos de Victor, quien había lanzado al beta que lo atacó lejos, cuando le había dado un golpe en el estómago.

 

La pelea terminó rápidamente, Yuri tenía un corte en el labio y Victor las manos en su estómago por un golpe que lo había tomado por sorpresa, Yuri por su parte se quedó en el suelo, con la camisa rasgada, mientras veía a Victor masajear su vientre.

 

—…Yurio…—Yuuri trató de hacer que el rubio lo mirara, pero solo logró que el menor comenzara a llorar. — Hijo…

 

—Cachorro…— Victor apretó el cuerpo del rubio contra su pecho. —tranquilo que nada paso, nadie te volverá a tocar, tranquilo hijo…


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