Victor vio de lejos como su hijo caminaba con llevando su maleta, Otabek le había un mensaje a Yuuri, informándole que debía quedarse en Rusia una semana más, mientras corregía algunos problemas que estaban teniendo con unos permisos que él y Yurio necesitan poder enlazarse.
—Yuuri…— la voz del mayor salía entrecortada, mientras seguía los movimientos que el muchacho realizada.
El de lentes observó a su esposo, su vínculo se había fortalecido con los años y ahora sentía claramente la alegría y la tristeza que su pareja estaba sintiendo en ese instante.
El rubio miró su teléfono, reconociendo inmediatamente a la pareja que lo esperaba, sus ojos se cruzaron con el más alto, haciendo que algo en su pecho se oprimiera, la persona que lo había traído al mundo y que lo había rechazado estaba frente a sus ojos.
Victor quiso correr y poder abrazar al menor, que caminaba hacia ellos, pero Yuuri en un claro movimiento lo había detenido, la mirada de Yuuri no era amable, se podía distinguir la furia y el odio en los ojos del rubio, pero para Victor, esto parecía ser lejano o incluso invisible.
—Mi niño, mi cachorro…—Victor habló cuando el rubio estuvo a una distancia prudente, el menor se detuvo y con un gesto serio los saludo.
—Buenos días, soy Yuri Plisetsky, les agradezco que me reciban estos días.
—Hijo…—Victor habló instintivamente, recordó al menor, lo había visto por última vez en su cumpleaños número tres, pero ahora ya era todo un hombre, los rasgo de niño habían desaparecido, pero sus ojos eran los mismo, esos que recordaba desde que lo había dado a luz, esos que sabía cómo lucirían incluso sin saber su color definitivo.
—Le agradecería no me llame de esa forma. — el rubio intentaba ser cortes, pero quería su distancia y su espacio, el olor del alfa que estaba junto a su madre lo preocupaba, mientras que Victor lo miraba con el rostro contraído en un mueca de tristeza.
—Es un gusto Yuri, es un placer tenerte con nosotros. — el alfa le tendió la mano, cubriendo a Victor con su cuerpo, Yurio no tenía control sobre sí mismo, esa era la razón para que los visitara y la situación actual le dejaba bastante claro el motivo de que Nikolai les pidiese ayuda.
—Hijo…—Victor intento acercarse nuevamente, pero ahora las palabras del menor fueron mucho más frías y cortantes.
—Se lo pedí una vez, no me haga repetírselo. — la mirada fría sobre Victor lo hizo estremecer. —usted no es más que el omega que me pario, la única madre que tengo y tendré en esta vida ya está muerta y enterrada, solo estoy aquí por mi abuelo y su petición, si por mi fuera jamás lo habría si quiera conocido, para mí su existencia me tiene sin cuidado. — agregó tomando su maleta.
Un incomodó silencio se instaló, Yuuri miró a su pareja, que simplemente se contenía las lágrimas, un profundo deseo de golpear al omega menor lo embargo, pero sabía que Victor no se lo permitiría. —es mejor que vamos a casa, Yuri debe estar cansado. — Las feromonas de Yuuri calmaron a su pareja, pero sabía que la tristeza estaba más que instalada en el pecho de Victor.
La llegada al hogar del japonés fue en silencio, un poco incómodo, pero al menos tranquilizador, le mostraron el lugar de forma rápida al rubio, para luego llevarlo a la que sería su habitación junto con su pareja.
—Sé que Otabek llegará la próxima semana, pero ya teníamos preparada la habitación para ambos, así que no tendrán ninguna dificultad cuando llegue, además ya hablamos por el tema de que no fueras marcado por tu pareja aún e informado que todos tus permisos están al día, aunque por ahora creo que lo mejor es que salgas conmigo o con Victor.
—te lo agradezco.
—Yuri, sé que estás afectado por lo de tú abuelo y sé también que tú encuentro con Victor no fue la mejor, sé que no tienes interés en hacer una relación con él, pero es mi omega y cumpliré hasta el último de sus caprichos, te pido que pongas de tú parte. — Yuuri quería ser conciliador, el muchacho frente a sus ojos era un niño de apenas 15 años, un omega que recién está conociendo lo que es tener un celo, lo que es tener que adaptarte a vivir con ese tipo de realidad.
—No me malentiendo, tengo una promesa que cumplir y para eso está Victor en el medio, quiero poder entender que es ser un omega, quiero ser el omega que Beka merece, es por eso que acepté la propuesta del abuelo de conocer a Victor, pero luego de eso, no me interesa llegar a tener una relación con él. —dejó salir el aire de sus pulmones y agregó. — él me desecho como basura, no luchó por mí cuando pudo, que no venga con la idea de ser una madre cuando ya soy casi un adulto, ya no tiene oportunidad conmigo.
Yuuri trato de sonreír mientras Yuri miraba por la ventana, perdido en el paisaje, deseando tener a Otabek a su lado, la única persona que realmente lo había a elegido primero.
Yuuri se levantó en silencio, dándole espacio al rubio para pensar, salió encontrándose con su omega, quien simplemente estaba en silencio, mirando el suelo.
—Victor…
—Es como lo imaginaba, su rostro no ha cambiado con el tiempo. —las lágrimas comenzaron a correr por el rostro del peligris. — además tiene espíritu de alfa, Nikolai lo hizo un hombre, un luchador.
Yuuri rodeo el cuerpo de su omega y lo guío a la habitación, se avecinaba una tormenta, su omega necesitaba descansar si quería enfrentar la lucha de lidiar con su hijo adolecente.
Por su lado Yuri miraba su teléfono, Otabek le había enviado una foto, ya tenía su licencia, con ese papel, aunque estuviera recién marcado podría seguir compitiendo y siendo una persona normal, nadie le tendría que estar preguntando cuando lo marcarían o si su pareja estaba cerca, en muchos países no podía andar solo, a menos que la marca tuviera un mínimo de 2 años, pero con esa licencia, tendría su libertad, no sé perdería a sí mismo.
Recordó las acciones de Victor, en como dependía de Yuuri, sintiendo vergüenza, él tenía que aprender a ser un omega, se lo había prometido a su abuelo, un omega digno de Otabek Altin, pero si debía comportarse como las parejas con las que tuvo contacto esa tarde, su promesa sería aún más difícil de cumplir.
Miró la foto que había sobre uno de los muebles de la habitación, Victor y Yuuri sonreían, ambos se veían jóvenes, casi podía jurar en que eran unos niños. —¿cómo sería si hubiese crecido con ustedes? — era orgulloso, pero no pudo evitar que las lágrimas bajaran por sus mejillas. — Nunca seré tan egoísta como lo fuiste conmigo Victor, seré mejor que tú, cómo omega, como padre y cómo persona. — el rubio dejó la foto y se acurrucó en la cama, cerrando los ojos, esperando olvidar donde estaba, esperando despertar y encontrarse con la cálida mirada de su pareja.