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Conociendo a mamá por Samantha0507

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Notas del capitulo:

No todo puede durar para siempre y aquí con amor para ustedes el final de conociendo a mamá 

 

Yurio estaba en el centro de la pista, con la vista fija en sus patines, había vivido uno de los momentos más emotivos de su carrera, de su vida en general, el último año estaba tatuado a fuego en su corazón y ahora tenía tanto que decir, que solo deseaba salir de la pista y poder llegar junto a su madre, decirle todo eso que le estaba pasando.

 

El rubio miró a las afueras de la pista, encontrándose entonces con la imagen que tanto deseaba ver, Victor lo miraba, apoyado en el cuerpo de su padre y Otabek esperándolo, con una sonrisa en el rostro.

 

Fue un breve momento, pero algo hizo falta para el rubio, justo en los brazos de Victor era donde su hermanito debía estar, era justo donde él mismo deseaba que estuviese. — Soy un idiota…—se reprendió a sí mismo, por su culpa sus padres no estaban con su hermanito, quien era quien los necesitaba ahora, pero él sabía lo que debía hacer para recompensar su error.

 

La música comenzó y su rutina se hizo presente; Yura parecía danzar sobre la pista, como pocos lo habrían visto jamás, el simplemente llenaba el hielo con su presencia, conmoviendo y logrando que el espectáculo se volviese simplemente brillante.

 

Victor aún cansado, no había despegado su mirada de la pista ni un instante, sorprendiéndose en los giros, sintiendo en cada pirueta como propia.

 

—Nuestro hijo es brillante y talentoso…—Victor sonrió enternecido, había entrelazado los dedos con su pareja y llevó la otra a la de Otabek. — tienes un omega maravilloso a tú lado, debes cuidarlo mucho, debes amarlo y jamás dejarlo caer.

 

Otabek sonrió, sin decir mucho, mirando entonces como Yuuri lloraba, en un profundo silencio.

 

La rutina terminó y la ovación del público no se hizo esperar, el público estaba de pie, los aplausos llenaron el lugar, pero la vista del rubio estaba fija en solo un lugar, en los rostros de su familia, quienes simplemente le sonreían orgullosos.

 

Las piernas del rubio fallaron, dejándose caer, sintiendo como sus rodillas golpeaban contra el suelo, mientras sus sollozos se ahogaban entre sus manos, perdiéndose en el ensordecedor sonido que el público generaba.

Su llegada al podio fue inminente, su puntaje había superado la marca mundial y él había hecho historia, pero ahora sentía sus nervios a flor de piel, solo con estar frente a sus padres y al hombre que amaba, con la medalla entre sus manos y con una decisión ya tomada.

 

—Eres brillante hijo, realmente único…—el japonés fue el primero en hablar, levantándose y rodeando al rubio en el proceso. —Me sorprendiste, tienes más talento del que cualquier chico de tú edad podría tener y sé que vas a llegar más lejos que cualquiera, felicidades mi niño. — Yuuri se alejó del rubio, dejando un suave beso en la mejilla del menor, dándole paso a Otabek.

 

—Yura, eres un guerrero…— entre ellos no había necesidad de las palabras, ellos se entendían con una simple mirada, Otabek se acercó al rubio, depositando un casto, pero poderoso beso, repleto de emociones, repleto de sus sentimientos.

 

Yurio apretó la medalla entre sus manos, cuando Victor, con ayuda de Yuuri se levantó, se veía delicado, pero sonreía de una manera tan cálida, que los ojos de Yura se llenaron de lágrimas nuevamente.

 

—Mamá…

 

—Eres todo un campeón cachorro, todo un guerrero, lamento todo lo que pasó, pero me alegra que pudieses enfocarlo todo en convertirte en este patinador, en este hombre, eres un mejor omega que yo y me hubiese gustado aprender de alguien con tu valor.

 

Yura rodeo el cuerpo de su madre, dejando que las lágrimas bajasen por sus mejillas, libremente.

 

—Quiero ir a casa, quiero ir con ustedes…—fue un susurro, pero los tres hombres presentes lo escucharon claramente. —Sé que te prometí ser tú omega Beka, pero quiero a mis padres, quiero quedarme a su lado y disfrutar el estar a su lado, perdóname por ser tan egoísta, por no poder ser el omega lo suficientemente bueno para…

 

—Basta Yura, sé lo que me dirás, pero yo no necesito un nuevo omega, tenemos la vida en tiempo para estar juntos y sé que podremos estar bien, cuando cures todas esas heridas que tienes Yura, yo te esperaré mi soldado.

 

Ambos enfilaron su camino a casa, Victor se acomodó en el asiento junto al rubio y de un momento a otro, simplemente cerró los ojos, el cansancio lo había superado.

 

—¿Mamá? — el rubio preguntó preocupado, pero fue Yuuri que mirando por el retrovisor calmó a su cachorro.

 

—Solo está dormido, debe descansar, dio a luz hace muy poco tiempo.

 

El resto del viaje fue silencioso, Victor había despertado, cuando la suave caricia que Yuuri daba sobre su mejilla, lo hizo estremecer.

 

Yuuri cargó a Victor, mientras Otabek caminaba de la mano del rubio, con la vista gacha, aún sobre la medalla de oro.

 

—¿Fue correcto no ir al banquete? —el rubio preguntó a su pareja, sabiendo que Otabek tenía más conocimientos de las formalidades de esos eventos.

 

—Aún podemos presentarnos, pero debes hablar con Yuuri, él es tú entrenador y debe acompañarte a este tipo de eventos, pero ¿es realmente lo que quieres hacer Yura?

 

—No, quiero estar aquí…

 

Yura soltó la mano de su pareja antes de adentrarse en el cuarto de donde su padre estaba recostando a un dormido Victor, para luego tomar el pequeño bultito que se removía inquieto, buscando el calor de su madre, pero antes de que los brazos de Victor lo recibieran, ambos adultos se miraron y luego se concentraron en el rubio.

 

—Vamos Yura, ven a cargar a tú hermano.

 

El rubio se sintió estremecer, pero se contuvo, se acomodó cerca de Victor, sintiendo el calor de su madre cuando sus brazos de tocaron, el peliplata le sonreía.

 

Yuuri con cuidado acomodó al bebé en los brazos del rubio, quien simplemente sonrió al mirar al pequeño que extendía sus manitos tratando de alcanzar su rostro.

 

—Es tan pequeño, tus mejillas son como las de papá…—Yurio tomó la medalla entre sus dedos y con cuidado se la acercó a su hermanito. — esto es para ti pequeño, este es el regalo de tú hermano, un idiota omega que pensó que perdería a sus padres por ti, cuando estaba ganando lo más maravilloso de este mundo, un hermanito. —deposito un suave beso en la frente del bebé y continuó. — sabes bebé, tú hermano mayor no sabía quién era y vino aquí para conocer a sus padres, pero lo más importante era que se conociera a sí mismo, ahora entiendo, que este es mi lugar, con los que amo, con quienes más me aman. — las lágrimas bajaban por sus mejillas, ya no importaba no tener el color de cabello de Victor o sus ojos, ya no importaba no ser hijo sanguíneo de Yuuri, lo único que importaba era el incondicional amor que ellos le daban y que siempre tendrían para él, ese lugar que nadie podría tener, ese que solo podía ser ocupado por él.

 

Yurio había encontrado su lugar feliz, había comprendido lo que era ser un omega, lo que era ser un hijo y por, sobre todo, lo que era ser el mismo, había conocido a Beka, a Yuuri, se había conocido a sí mismo y ahora, por fin, conocía a mamá.

 

 

Fin

Notas finales:

Gracias por leerme y hasta una nueva historia!!!

 

les quiero 


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