Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Roy Swan por Eowyn Fitzgerald

[Reviews - 22]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Mi primera reacción ante el silencio incómodo fue estúpidamente intentar huir de nuevo y tomé la manija de la puerta, no estaba pensando con claridad aún y no estaba del todo bien, pero Edward se adelantó cerrando todas las puertas con seguro. Talvez si se hubiera tratado de otra persona ese gesto me habría aterrado tanto como para gritar por ayuda, pero con Edward no, él hacía muchas cosas dignas de que lo acusara con Charlie en la estación de policía y de alguna forma nunca me sentía lo suficientemente afectado como para hacerlo, ahora sabía una verdad terrible y tampoco me sentía con ganas de alejarme, él tenía un no sé qué, que cambiaba mi percepción lo justo para no hacerme reaccionar de una manera peor, aunque a veces eso no bastaba, a veces no me dejaba tocar ni por su sombra. Instinto de supervivencia supongo que es.

—Ya estoy bien, déjame ir —aunque era el momento de hablar, ese momento que había esperado durante los últimos días, mi voluntad estaba dominada por el querer escapar—. Edward te he dicho que ya se me pasó.

—Mentira —no parecía dispuesto a dejarme ir—, no te puedo soltar así. Tenemos muchas cosas de que hablar y no creo que sea saludable para ninguno seguir postergandolo.

Cerré mis ojos, me puse una mano en el pecho, respiré con fuerza, y en mi mente comencé a contar desde el cien con la esperanza de encontrar valor al saber que tenía razón, fue entonces que sentí una caricia fría en la mejilla y abrí mis ojos topándome con los de Edward. Se acercó lentamente y me besó en la comisura de los labios jamás apartando su mano y apenas alejándose a un centímetro o dos de distancia al terminar, mi corazón quiso estallar por ese sencillo acto. Con la mano temblorosa que antes tenía sobre el pecho toqué su rostro y acorté las distancia que nos separaba, no lo aguanté más, necesitaba ese beso, al menos si mi mundo acababa en la siguiente hora me quedaría ese beso, nadie podría quitármelo.

Yo le di un beso casto, él presionó con mayor fuerza mis labios y me tocaba casi con adoración, tras un minuto lamió la línea que los separaba exigiendo más, yo también necesitaba más de eso y no estaba seguro de cuanto ni de qué debía hacer para obtenerlo, intenté corresponder lo mejor que podía en medio de mi inexperiencia total, abrí mi boca y lo siguiente que pasó fue bastante rápido; metió su lengua a mi boca, desabrochó mi cinturón de seguridad, hizo para atrás su sillón y tomó mi cuerpo como si no pesará nada sentándome a horcajadas en él. Me tenía abrazado de la cintura y yo del cuello mientras íbamos tomando ritmo, entonces paró y me di cuenta de que se me estaba olvidando respirar, tomé una gran bocanada de aire, me sonrió casi burlón y me esperó para que recuperara el aliento.

—No entiendo cómo me haces pasar de un estado aterrado a uno... Ni siquiera sé cómo llamarlo, eres un gran manipulador.

—No, yo no sé cómo es que puedo controlarme cuando estoy contigo, si fuera un manipulador yo no sería tan afectado —dijo antes de volver a besarme, me acercó más a él y se le fue un segundo la fuerza al tomarme de los brazos para pegarnos—. Lo siento, talvez deberíamos parar antes de que te lastime.

—Además temos una apuesta sobre quién se lo pedirá al otro.

—No lo he olvidado, todavía me estoy pensando que quiero como recompensa cuando gane.

—¿Tú ganar? Eso no pasará jamás, más bien soy yo quien todavía está pensando que quiere como premio. Terminarás rogando.

—No mi cielo —me besó la frente—, a juzgar por esos sueños tan interesantes que tienes tengo ésta apuesta más que ganada.

Eso me sacó de base e hizo mi cara arder, sentí la suficiente vergüenza como para ocultar mi rostro con mis manos.

—¿Cómo sabés eso? No se lo conté a nadie...

Tomó mis manos apartándolas de mi cara para besarlas mientras me miraba a los ojos.

—Hipotéticamente hablando, ¿Y si te dijera que puedo leer la mente?

—¿Puedes hacer eso?

Posó sus manos en mis mejillas para acercarme de nuevo y darme un casto beso.

—Si.

—Eso explica mucho... ¡En nombre del rayo de Zeus!, eres un maldito. Todos éste tiempo haz tenido acceso a mi cabeza —le di un pequeño golpe en el pecho y solo se sonrío—. Esa es una grave falta a mi privacidad, pervertido.

—No es que pueda evitarlo Roy —me volvió a besar, no es que me queje porque no es así pero parecía que se estaba obsesionando con mis labios—, ¿sabes? me causa curiosidad la facilidad con la crees sin cuestionar mis palabras. Podría estar mintiendo.

—No tengo porque dudar, y a estas alturas sería lo menos raro en mi vida. Sería capaz de creer que tienes un unicornio guardado en el bolsillo.

No pude evitar pensar en Derek. Edward me abrazó y me besó la nuca como intentando consolarme, era una cosa sorprendente no tener que decir una palabra y aún así finalmente compartir el secreto que me había estado consumiendo por años. Ambos sabíamos que debíamos hablar seriamente sobre ello, sobre nosotros, sobre las circunstancias al rededor y en medio, y no podíamos escapar de ello. Nadie podría escapar de tanta oscuridad, a aún si lo tapamos con nuestras ganas de estar juntos.

—¿Cómo te sientes? —habló de nuevo, y estaba preocupando por mi— con nosotros, con tu miedo.

—Probablemente ya lo sabes.

—Quiero escucharlo de tu boca.

—Nada me parece correcto en éste momento, tengo mucho miedo y tantas ganas de mandar todo a la mierda. Ya sabes, irme de aquí y desaparecer para siempre. Eso es en general, pero con nosotros... Solo puedo pensar en que te quiero y me cuesta mucho no relacionarte con él.

—No soy como él.

—Yo sé que no, y mi cuerpo también lo sabe porque contigo reacciona diferente, pero aún así no puedo estar tan tranquilo como si nada.

Me volvió a besar tierno.

—Juntos vamos a pasar por ese bache, es normal que tengas miedo, lo que soy es espantoso hasta para mí, pero te amo y sé con seguridad que tú también me amas.

Era tan cierto que me dejaba besar por mi mayor miedo. Nadie con fobia a las alturas se dejaría lanzar por un paracaídas. Y yo talvez temblaba tanto como un chihuahua pero seguía correspondiendo a sus caricias y a sus besos, yo en verdad le amaba, y eso también era aterrador.

—¿No crees que estamos yendo muy rápido? Es una locura...

—No, la vida de los humanos ya es muy corta y he estado por perderte más de una vez, incluso te pude perder antes de siquiera conocerte. Te amo, tu me amas, nos hemos conocido por más de dos años, no quiero jugar, quiero aprovechar lo que tenemos ahora, y no me asusta ponerte en peligro porque ya estás en el, contigo no tengo que mentir ni ocultar lo que soy, solo vamos a estar juntos ¿Si?.

Hoy especialmente estuve preocupado por mi salud y tuve un encuentro con un hijo de Drácula, así que tenía que reconocerlo... No nos quedaba mucho tiempo, aprovechar cada momento no sonaba mal.

—Yo también te amo —solté rápidamente casi en verborrea—, y yo... —ya no supe cómo continuar—

Me besó de nuevo, ese contacto se me iba a ser adictivo, talvez para ambos porque cada que tenía oportunidad volvía a atacar mis labios.

—Hagamos una cosa, tú dices que me he metido con tu privacidad y es muy posible que tengas razón, así que voy a ser completamente sincero, solo pregunta y yo responderé.

—Tu también puedes preguntar si hay alguna cosa que no sepas.

—Es un trato.

—Comencemos por algo simple. ¿Qué haces en Port Angeles?

—Te seguí desde tu salida del hospital—admitió—. He estado muy preocupado por ti, no verte durante tanto tiempo me puso nervioso.

—Eres un maldito acosador.

—Aun así me quieres y me extrañabas.

—Si, aún así te quiero y te extrañaba. ¿Ésto cuenta como una relación enferma?

—Puede ser, he entrado a tu habitación para verte dormir.

—Estas muy loco... Me preocupa ahora que seas un psicópata.

—Ya te habría secuestrado.

—Me estás reteniendo en un auto contra mi voluntad.

—No cuenta si por gusto te quedaste después.

—Bien jugado Cullen, te toca.

—¿Desde cuándo conoces a ese vampiro? —fue directo al grano, y yo no pude evitar recordar lo de mi fabulosa espada a Seattle y mi encuentro con Derek— ya veo, tanto tiempo ¿Porque nunca pensaste en él desde que nos conocimos?

—Gracias a la terapia, tuve una buena psiquiatra que se encargó de no hacerme pensar en él convenciéndome de que fue una alucinación, claro eso no ayudó a quitarme el miedo, deberías verme intentando ver plaza sésamo cuando aparece el conde contar.

—Tendré que encontrar la manera de ayudarte a superarlo, tu aversión a los vampiros nos causará problemas.

—Si se te ocurre una idea soy todo oídos. ¿Te gusta Bella?

—Claro que no, ¿Preguntas por aquella vez que me le quedé viendo, verdad?

—Si.

—Bella tiene una peculiaridad, no puedo leer su mente, es extraño y jamás me había pasado, ella me causa curiosidad.

—Genial, otra cosa en la que Bella es especial.

—Y hay más, su aroma desafortunadamente es...

—¿Qué, es algo que me vaya a molestar?

—Espero que no, pero no creo encontrar las palabras adecuadas para que no se escuche mal.

—Entonces solo dilo. Prometo no enojarme.

—Es como mi marca personal de heroína, es tan adictivo, su sangre me llama.

—En pocas palabras quieres asesinar a mi hermana, no sé cómo sentirme con ello —eso no era nada agradable de escuchar, sabía que no debía dejarlo pasar como si no fuera nada—, no lo hagas jamás. Puede ser muy fastidiosa pero si la quiero, y si he de escoger siempre será a mi familia. Si le pones un colmillo encima lo nuestro tendrá que acabar.

La respuesta correcta tenía que haber sido ordenarle abrir las puertas, terminarlo y volver a casa fingiendo que no sabía nada. Edward hacía cosas muy extrañas en mi, en el fondo sabía que si ésto acababa no sería por mi.

—Te prometo que no lo haré.

—¿Porque sus ojos se tornan dorados? Por lo que sé los vampiros tienen ojos rojos, es por eso que nunca sospeché que lo fueras.

—Eso es porque nosotros nos alimentamos de sangre de animales

—No sabía que era posible.

—Fue algo descubierto por Carlisle, no es muy popular.

—Así que a eso se refería Jacob con que no cazaban como los demás.

—Tu amigo habló de más, se supone que el tratado debe callar a ambas partes.

—Jake no sabe que se trata de algo real y solo me lo dijo a mi. Como sea ¿Cómo se supone que funciona lo de la sangre animal? ¿Tiene el mismo efecto?

—En realidad no, quita la sed pero es como llevar una dieta vegetariana, realmente nunca estás satisfecho. ¿A quién quieres más, a Jacob Black o a mi?

—No voy a responder, es una pregunta ridícula, Jacob es básicamente mi hermano.

—Está enamorado de ti.

Eso me sacó una carcajada antes de darme cuenta que Edward hablaba seriamente.

—Claro que no, Jake está enamorado de Bella.

—Pasa todo su tiempo pensando en ti.

—Claro, le preocupo igual que a Charlie, Jake lleva cuidándome desde que éramos niños , es natural que piense en mi.

—¿No vas a creerme ésto?

—¿Alguna vez se ha imaginado besándome o algo así?

—No.

—Entonces no hay razones para creer que pueda estar enamorado de mi.

—Él aún no se da cuenta.

—Eddie deja el tema por la paz —yo le besé ésta vez, con las suficientes ganas para que me siguiera—.

Volvimos rápidamente a nuestra cesión de besos inicial dejando las preguntas a un lado, habíamos encontrado una escapatoria temporal para aplazar los temas realmente importantes como; que tanto estaba reprimiendo mi fobia por él, o si alguna vez asesinó a una persona. Todo para no volver dura ni extraña una conversación que posiblemente debió terminar en lágrimas, pero Edward sabía cómo manejarme, como mantener mis heridas cerradas y mantenerme feliz, no siempre le funcionaba pero hoy lo había hecho y era suficiente, y hablando con la verdad creo que ninguno quería esas respuestas. No estábamos listos.

Nos dejamos llevar una línea más arriba, su mano entró bajo mi camiseta y entonces... Nos detuvimos al escuchar a alguien golpear la ventanilla del auto. Era Bella, se veía enfadada y aunque no podría adivinar con quién exactamente podría apostar que con los dos.

No era un momento idóneo para que me encontrará, estando sentado en las piernas de mi novio mientras nos besábamos y llegando a la siguiente base, si Bella le decía a Charlie podía darme por castigado de nuevo. Edward bajó la ventanilla y sonrió casi amable.

—Hola Bella ¿Cómo has estado? —preguntó haciéndola enojar—

Por mi parte sentí tanta vergüenza que oculté mi rostro en el pecho de Edward.

—No también como ustedes aparentemente... —respondío con sarcasmo para luego pasar a regañarnos— ¿Qué creen que están haciendo par de idiotas? Hay un gran número de razones por las que esto está completamente mal; Primero son menores de edad, segundo están en un coche lo que también es ilegal, tercero Roy está enfermo y débil, cuarto apenas llevan ¿Qué, una semana?, quinto si un policía los ve los llevará a la estación y...

—No íbamos a tener sexo —Edward la interrumpió con fastidio—, conozco la condición de Roy ¿Crees que me arriesgaría a hacerle daño?. Además tenemos una especie de pacto de abstinencia —mas bien una apuesta— y si lo fuéramos a hacer no sería en mi auto, sería en un lugar digno de la persona que amo, Paris posiblemente —eso me sacó una risa muda, Edward podía llegar a ser muy ocurrente—. Una cosa más, por muy hermana que seas de Roy no tienes ningún derecho a meterte en como llevamos nuestra relación, si fuéramos a tener sexo sucedería y ya, no creo que necesitemos mucho de tu permiso.

—Roy, baja del auto —Bella se estaba enfadado cada vez mas—. Nos vamos a casa.

Eso cortó la diversión e iba a obedecer pero Edward me sostuvo con más fuerza. Se caían mal pero podía apostar que comenzaban a odiarse.

—Yo lo llevaré. Puedes llamarle a Charlie para avisar. Mi familia lo ha invitado a cenar y si Charlie le habla a Carlisle todo quedará arreglado.

Si los dejaba seguir hablando probablemente terminarían discutiendo de verdad, el día ya había absorbido mucho de mi energía y no quería seguir escuchándolos.

—Ya lo había planeado Bella, solo que se me olvidó comentarle a papá —mentí apoyando a Edward por ésta vez—. Ya había quedado con los Cullen, es una cena importante para mí por la cuestión con mis suegros y eso.

Una terrible excusa a la que ni ella ni Charlie podían negarse, especialmente Charlie que estaba tratando de distraerme y hacerme feliz, no me gustaba aprovecharme de la lástima que me tenían pero solo iba a ser por una vez.

—Llamaré ahora.

No tardó mucho pues Charlie dió su consentimiento casi de inmediato, claro con una advertencia para Edward para que me regresara a casa antes de las diez, eso para otro sería temprano, para mí era un avance.

Bajé de su regazo y volví a mi asiento colocando mi cinturón de seguridad mientras me despedía de Bella, no sabía que tenía planeado Edward, pero parecía concentrado en alejarse de Port Angeles, nuestra conversación todavía no había acabado gracias a que nos perdimos en el camino por estar besándonos, y ese día no acabaría hasta que todo quedará aclarado. Aún así tenía la esperanza de no volver a caer en el miedo, de no ponerme a discutir con él de nuevo y sobre todo ver qué tan lejos podíamos llegar sin perder la apuesta.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).