Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Roy Swan por Eowyn Fitzgerald

[Reviews - 22]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

El amor te hace cometer estupideces, eso es un hecho comprobable del que puedo ser testigo ante mis propios actos. Ni siquiera tengo que ir mucho en el pasado pasado para empezar a contarlos porque justo me encontraba bajo decisión propia con un vampiro a solas en un coche aparcado a un lado de la carretera. Estaba seguro que mi fobia no se había desvanecido como por arte de magia, desgraciadamente así no es como suceden las cosas con el cerebro humano, pero el amor hace cosas sorprendentes con la mente, cuando amas a alguien eres capaz de todas la irracionalidades posibles y entre ellas renunciar a los instintos más básicos de supervivencia.

Las fobias no son bonitas, pero de alguna manera sirven como autodefensas, al menos la mía lo fue al no ser del todo irracional y protegiéndome de tener un nuevo encuentro con una posible muerte espantosa, bueno, hasta el día de hoy...

La piel de Edward podía ser fría como el hielo pero a cada rose sentía como si me fuera a quemar una llamarada, no íbamos a tener sexo eso es seguro y hay que aclarar que aunque nuestro nivel de estupidez estuviera por las nubes mi salud era lo suficientemente mala como para detenernos. Aún así nos encontrábamos en la misma posición en la que estábamos antes de que Bella nos interrumpiera.

Llegamos de nuevo a ese punto después de que me volviera a dar un ataque de pánico al acercarnos a su casa, volví a querer escaparme, incluso abrí la puerta del coche con el auto en movimiento, frenó en seco, me tomó de la cara y me volvió a calmar con besos. Fue tan difícil hacer que las cosas no subieran de tono, tanto, que no lo logramos. Pero paramos tan pronto como recobré la calma. De alguna manera me sentí culpable por estar actuando como un loco, aún si no podía controlarlo, pero es que estaba arruinando todo.

—Te llevaré a cenar y te dejaré en casa... Creo que ya fueron suficientes emociones por un día y talvez no estemos tan listos para el resto de las confesiones. Al menos no por hoy.

—No soy un niño, puedo soportar...

—No, no puedes —dijo para mirarme con preocupación—. Estamos hablando de algo bastante serio y lo que menos quiero es hacerte daño. Hay que tener paciencia, resolvamos esto otro día.

—Edward...

—Roy, no estás arruinando nada, y tampoco es tu culpa.

—Estoy haciéndolo más difícil.

—No. Ya era difícil desde antes. ¿Qué persona racional no tendría un ataque de pánico al ir a una casa llena de vampiros?, Yo soy el idiota que no lo pensó bien. Y en cuanto a lo otro... Tengo mucho que no me gustaría que supieras, cosas que creo que solo te harían alejarte más de mi, así que esto de posponer las confesiones feas es por mi.

—Igual debería poder manejarlo. Estamos hablando de; el médico que se preocupa por hacer mis estancias en el hospital más agradables, de una mujer que es más mi madre que la mujer que me trajo al mundo, de Rosalie y Alice que me molestan como a un hermano, de Jasper que se ha sentado para ser mi terapeuta, de Emmett que me ha defendido de casi tantos idiotas como Jacob... Y de ti que te amo.

Me abrazó pegándome a él, beso mi hombro y terminó una línea hasta mi cuello antes de tomarme del cabello y acercarnos para volver a devorar con hambre mis labios. No sabía si pretendía distraerme o si de verdad la atracción entre nosotros estaba yendo tan lejos, o las dos... Pero igual lo seguí, igual me deje llevar, igual le permití tocarme el trasero cuando su mano bajo de mis muslos acariciando todo el camino. De no ser por el terrible dolor de cadera que recibí por mi actual estado de salud habríamos terminado lo que empezamos. Fue parar en seco, y aún así me sonrió y me dió un beso tierno en la punta de la nariz.

—No te preocupes — rozó mi labios de manera dulce—. Puedo ser paciente, ya te lo había dicho... ¿Pero si, podemos volverlo a intentarlo lo más pronto posible?

—Acabas de perder la apuesta gran tonto.

—Creo que vale la pena.

Nos besamos una última vez antes de que volviera a mi asiento, el camino a nuestra cafetería predilecta en Forks  fue silencio pero no en un mal sentido, además nunca soltó mi mano.

Mientras comía un plato de pasta con puré de patatas él se mantenía silencioso observándome atentamente con una sonrisa, me miraba como si fuera la cosa más especial del universo y me hacía sentir extraño, nadie me había mirado así jamás.

—¿En qué piensas? —pregunté—

—Te amo.

Casi me atragantó con el agua cuando lo soltó así de repente, debía acostumbrarme rápido.

—Eres un bobo...

—Te amo —tomó una de mis manos y la beso—, todos están ciegos, eres definitivamente lo más maravilloso del universo.

De acuerdo, nunca me habían alagado tanto en un solo día, sentía que mis mejillas me ardían y no supe muy bien que contestar, así que solo pude ser sincero.

—No puedo creer que seas tan... Te amo.

Edward aprovechó mi comentario para volverme a besar, en lo que eso pasaba la mesera volvió para dejarme una rebanada de pastel, cuando nos separamos ella nos sonrió radiante y justo antes de irse dijo:

—Finalmente.

Lo siguiente a cenar era que me dejara en mi casa, pero no parecía querer hacerlo, tomó la ruta larga y condujo más lento.

—¿Qué vas a querer como premio por ganar la apuesta? —preguntó aún feliz—

—Quiero conducir tu coche.

Asintió con la cabeza aceptando la orden.

—Te lo prestaré la próxima vez, si tu padre nos ve llegando contigo al volante seguro me mata.

—Charlie es un humano común, Edward.

—No pienso subestimarlo, cariño.

—Bien.

Se estacionó frente a la casa y nos quedamos unos minutos más en el coche.

—No intentaba distraerte. Te amo y lo sabes, pero además de eso siento una atracción física por ti imposible de soportar, te deseo más yo de lo que tú a mí... Desde el inicio supe que perdería la apuesta.

—Edward —lo besé y él me correspondió mejor—, no digas esas cosas cerca de la casa o de Charlie. Esto puede salirse de control muy fácilmente.

—Creo que eso me gustaría.

—No frente al hombre que crees que puede matarte y tiene acceso a armas.

—Si, deberíamos tener cuidado.

Pero me volvió a tomar y pasó sus labios por mi cuello. Después solo bajó del coche y me abrió la puerta.

—No soy una chica, no tienes que hacer éste tipo de cosas.

—Pero quiero.

Bajé del coche usando su mano como apoyo y desde el momento en que se la di no la soltó hasta que llegamos a la puerta.

—Buenas noches Edward.

—Buenas noches Roy.

La puerta fue abierta por Bella y por Jacob, quienes miraban con desaprobación a Edward. No pude evitar darle su lugar y despedirme con un beso bien dado, al terminar Edward los miro con burla y se fue directo a su coche, no lo pude ver irse pues en cuanto nos soltamos fui metido a la casa por Jacob y la puerta fue cerrada tras de mí por Bella. Cuando estaban por reclamarme Charlie me llamó desde el cuarto de estar.

—¿Roy?

—Si, papá, soy yo.

Fui hasta allí seguido por mis carceleros. Estaba viendo un partido de baloncesto cuando apagó el televisor para prestarme atención.

—Las diez, has vuelto justo a tiempo —me dijo—. ¿Te divertiste?

—Si, bastante de hecho.

—Si, eso veo.

—¿Qué quieres decir?

—Labios hinchados, mejillas rojas, ropa desarreglada, cabello despeinado, ojos dilatados, ese olor... Si querías ocultar que te fuiste con tu novio a mucho más que a cenar, lo hubieras hecho mejor, soy policía hijo. Notó esas cosas. Pero lo hecho, hecho está... Espero que se hayan protegido.

—¡No tuvimos sexo! —respondí casi gritando, nunca me había sentido tan avergonzado— si se nos pasó un poquito la mano mientras no se besábamos, pero no es lo que piensas papá.

—A otro perro con ese hueso —dijo completamente escéptico— ¿Me vas a decir que un par de adolescentes hormonales y calientes no aprovecharon para hacerlo?

No pude más con la situación y huí corriendo a mi habitación seguido muy de cerca por Jake, lo último que escuché de Charlie antes de cerrar la puerta fue el gritando:

—¡Báñate primero, no querrás dormir así!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).