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Roy Swan por Eowyn Fitzgerald

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¿Arreglar las cosas con Renee?

Siempre iba a ser mi madre, no era algo que pudiera cambiar. Y vivir con rencor hacía la persona que te dió la vida tampoco era una forma sana de pasar el tiempo precisamente, menos cuando talvez lo tienes contado. Y de verdad quería perdonarla, quería pasar página y no ser tan duro, pero no podía, se me hacía demasiado difícil, casi imposible en realidad, uno no puede olvidar de un día para otro ser rechazado por uno de tus padres, uno simplemente no puede pasar por alto ese tipo de cosas por más que se quisiera. Nada es tan fácil y menos cuando se trata de la mente o el corazón de los humanos.

El perdón era algo que se ganaba con el tiempo y que en sí estaba dispuesto a dar. Talvez me sería más fácil tener una relación sana con mi Renee si ella se mantuviera cerca durante una temporada, que se esforzara un poco por conocer al hijo que rechazó a penas nació. Pero eso no iba a pasar, Renee tenía una vida propia de la que yo no formaba parte para nada y ya era tarde de todos modos. Y según Phil se iban a quedar en el pueblo hasta el lunes en la tarde, después de mi primera sesión de quimioterapia y se volverían a su casa.

Para que sepan. Ese no es tiempo suficiente para reconstruir todos los momentos en que me hizo falta.

Si tenía suerte ella se acordaría de que tenía dos hijos y me mandaría algunos mensajes sueltos en los próximos meses. Quería decirle a Bella que podría intentarlo, quería poder de verdad darme la oportunidad de tener una conexión verdadera, pero no tenía caso prometer algo que sabía no se podía cumplir.

Al llegar a la escuela me encontré con una visión extraña; en la entrada se encontraba Esme con varias bolsas en las manos. Edward y yo no acercamos con cuidado, él atento de que no me fuera a dar un ataque, y yo gratamente sorprendido. Esme no me daba medio, claro, mis manos temblaban un poco pero más que nada por nerviosismo, con todo pasando tan rápido aún no me había preparado para el encuentro con los Cullen. Aunque ella me provocaba algo muy diferente al terror de los últimos días y con eso tenía suficiente para saber que todo iba a estar bien, o por lo menos que iba a sobrevivir a ellos.

Ya estando cerca me miró con tanto cariño que hasta sentí calidez en el pecho. Dejó las bolsas en el piso y me apretó en un abrazo, su cuerpo era frío, pero me hacía sentir tan relajado y amado a partes iguales. Cuando nos separamos me acomodó el cabello, me sonrió y me besó en la mejilla.

—Estaba tan preocupada por ti, cielo. Primero Edward nos cuenta esa historia horrible que viviste cuando eras pequeño, y luego ayer en la tarde Carlisle me dice que te diagnósticaron un tipo de Leucemia. Sé que no debí venir pero quería saber cómo estabas, necesitaba verte y comprobar que todo estaba bien para ti —tomó las bolsas y me las pasó—. Te traje algunas cosas que talvez necesites para pasar por ésto de forma más fácil, incluso conseguí un libro de cocina con recetas que aparentemente son deliciosas y siguen siendo buenas para apoyarte en tu tratamiento, o se me olvidaba —de su propio bolso sacó un topper redondo en forma de cuenco—. Hoy te traje una crema de brócoli, te va encantar... —por un momento se detuvo y me miró apenada— Lo siento, creo que te estoy agobiando, no me hagas caso, es que no dejaba de pensar en ti y no pude detenerme. Prometo no molestar mucho a partir de ahora, ya debes tener suficiente con todos los demás encima.

Y ésta era la manera natural de demostrar amor y preocupación maternal. Esme era como un ángel caído del cielo, siempre dulce, siempre amorosa, siempre atenta, siempre comprensiva, y siempre para mí... La mamá que siempre quise tener. Desgraciadamente no había nacido con esa suerte, pero para la mala estrella que me acompaña era sorprendente que me la haya cruzado en ésta vida tan caótica que era la mía.

—No se preocupe, nunca me agobia. Y por lo otro estoy procesando todavía mi situación... Pero creo que en lo que cabe, voy a poder superarlo, ambas cosas quiero decir.

—Me alegro mucho. Cuando te sientas más seguro puedes venir a la casa, sabes que adoro tenerte cerca. Si pudiera te robaría —Su comentario me sacó una sonrisa divertida—. Bueno, los dejo para que vayan a clase, que tengan un buen día. Y Roy, si necesitas cualquier cosa llámame.

Me dió un último abrazo antes de despedirse y perderse entre la multitud de adolescentes que llegaba a la escuela. Edward me sonrió orgulloso y me sentí bien con eso, me sentí valiente y fuerte por primera vez en un largo tiempo. Quedamos en que pronto me vería con el resto de los Cullen, no tenía sentido seguir retrasandolo y lo que sentía por ellos talvez me iba a ayudar a superar mi estúpida fobia, no lo sé, de momento solo podía intentar lo que llegara, no era un experto en eso de enfrenta tus miedos o empeorar tu miedos.

Las clases pasaron volando y ya que nadie sabía aún sobre el cáncer tuve un día de lo más normal. Excepto que durante el almuerzo Bella y Mike se sentaron con nosotros, fue raro, y Edward no dejó de pegarse a mí o besarme cada vez que podía, era como esos niños que no querían prestar su juguete favorito e insistió en tener toda mi atención.

Por un momento llegué a creer que podían ser celos, pero vamos, ¿Celos de qué?. Lo más probable es que quisiera molestar a Bella, era enemigos jurados o algo parecido.

Otra cosa que no fue tan normal pasó durante gimnasia... El entrenador no me dejó hacer nada. Insistió en que ya había discutido con Charlie y la enfermera de la escuela, y que nadie me iba a permitir hacer deporte hasta que mis asuntos quedarán resueltos, así que para finalizar el día me sentí de nuevo frustrado... Sabía que ésto tenía un propósito, probablemente hacer el mismo ejercicio de siempre ahora sería muy malo para mi estado de salud actual, pero igual me enojé por la prohibición.

Edward me esperó a la salida del gimnasio y después me llevó a casa en el Volvo. Para hacerme sentir mejor incluso puso música más de mi agrado y pasamos todo el camino cantando en voz alta; live que let die de Paul Mcarney. Y si, me estaba enamorando como un loco de mi gran idiota y adorable novio. Del maldito acosador bipolar del que tanto solía quejarme.

¿Quién diría que todo iba a acabar así? Yo no, el yo del pasado que estaba enamorado de Mike Newton y detestaba a Edward seguramente me arrojaría por un barranco. Sonreí divertido por mi pensamiento y Edward me acompañó, por extraño que pareciera no me molestaba ya nada que supiera todo el tiempo lo que había en mi cabeza. Era liberador no tener que explicar los garabatos inteligibles de mi cerebro y que aún así me entendieran a la perfección, él no tener que ocultar nada, todo eso era agradable.

—¿Es qué no tienen otros amigos? —dijo de la nada con una mueca en su rostro mientras no acercábamos a la casa— ya pasan mucho tiempo juntos...

Lo entendí un minuto después cuando vi el auto de Rachel estacionado en la casa y a Jacob bajando bolsas de frituras del auto mientras Rachel y Charlie bajaban a Bill. Nos estacionamos a unos metros pero no me bajé de inmediato, necesitaba aclarar las cosas.

—Bill es el mejor amigo de mi padre, Jake el mío, y ahora que Rachel va a pasar unos días aquí seguro se hace amiga de Bella. Siempre van a formar parte de mi vida y tienes que aguantarte, te he defendido y dado tu lugar como mi novio, pero tienes que entender que Jake y su familia son muy importantes para mi. Y voy a defenderlo como mi mejor amigo y voy a darle su lugar.

—Le gustas y mucho...

—No insistas con eso, él me quiere como a un hermano, y aunque no fuera así, aunque tuvieras razón yo no lo veo de otra forma por que te amo a ti. Vas a tener que confiar en que haré lo correcto en todo momento y dejarás de gruñir a mi mejor amigo.

—¿Sabés lo difícil que es para mi? Has dormido en la misma cama que él por años, talvez incluso lo quieras más que a mí sea cual sea la forma en que lo quieres. Tiene toda tu confianza sin necesidad de un poder que le permita introducirse en tu mente, han pasado toda la vida juntos y sé que si yo fuera tan idiota de pedirte escoger entre los dos siempre lo recogerías a él.

—Tu y yo estamos comenzando, y Jacob siempre ha estado allí, no puedo darle la espalda a eso. Nunca voy a darle la espalda a eso. Pero te amo y por si no te has dado cuenta desde que empezamos ni una sola vez lo he puesto por encima de lo nuestro, Edward, gran estúpido, te escogí a ti desde el principio y he dejado todo tan claro que Jake lo sabe y está resignado a tener que medio aceptarte por mi.

—Bien, me comportaré por ti, si él también lo hace por supuesto—una respuesta que me tranquilizó, Jake no iba a buscar pelea directamente porque temía que me enfadara con él—. Pero me quedo hoy.

—Ah no, definitivamente eso no. Hoy tengo un día familiar —me miró con reproche—, si Edward, los Black cuentan como familia. Hoy hay un partido importante y vamos a verlo todos juntos, esa es la tradición. Tu y yo tenemos una cita el sábado, y voy a ser todo tuyo desde el momento en que me recojas hasta que me dejes en casa. Pero hoy no, no todo el tiempo nos podemos poner románticos, cariño.

—Está bien, me rindo, no puedo contra tus argumentos —se veía cansado emocionalmente hablando,  pero no duró  demasiado, casi inmediatamente me sonrió malicioso—. Me gustó mucho la parte en que dijiste que serías todo mío.

—Sucio.

—¿Yo tengo la culpa? ¿De quién fueron los sueños que me encendieron en primer lugar?

—¿A caso planeas desflorarme éste fin de semana?

—Solo si me lo permites.

—Eres imposible...

Ya me estaba haciendo haciendo sonreír como estúpido enamorado otra vez, nos besamos de una forma ligera, si lo hacíamos con más ganas nunca saldría del auto. Y me bajé antes de arrepentirme por dejarlo ir. Me quedé viendo el camino hasta que el Volvo desapareció de mi vista. De pronto un abrazo sorpresa me asustó y dejé caer las bolsas que la señora Cullen me dió en la mañana, quién me abrazó no fue otra sino Rachel.

—¿A caso mi adorable hermanito postizo está enamorado de un frío?

Me agaché para recoger los objetos que se salieron y ella comenzó a ayudarme.

—No le digas así porfavor.

Hizo una señal con lo mano haciéndome entender si, que no iba a decir nada.

—Siempre pensé que tú y Jake, ya sabes, esa amistad evolucionaría a otra cosa más interesante.

—Tu y todo el mundo aparentemente. ¿Por qué no se ofende de que todo el mundo piense que también es gay? En nombre de todo lo sagrado Jake es el chico más criado para ser un macho masculino que conozco.

—Sabes perfectamente que no le ve nada de malo. Después de todo estamos hablando del chico que de niño amenazó a casa persona de la tribu con una flecha y un arco para dejarles en claro que tú no tenías nada de malo, y que era perfectamente natural que te gustarán los hombres. Papá y yo sospechamos desde entonces que estaba enamorado de ti, y luego el resto de la tribu y así con todos.

—Jake solo es el mejor amigo que jamás podría tener.

—Se honesto conmigo. Si Jacob se te hubiera declarado antes que tú precioso novio ¿Que le hubieras dicho?

—No lo sé... Pero ya es tarde para eso, me enamoré de Edward.

—Nunca digas nunca, Cullen solo es tu primer novio, los novios de instituto no suelen durar para siempre. Bueno, cambiando de tema, te traje una enorme caja de cómics desde Seattle, está toda tu lista de Navidad mi pequeño Royal.

—No sabes cuánto te adoro Rachel.

Una vez recogido todo nos pusimos de pie y entramos a la casa hablando sobre mi regalo. No tuve tiempo para pensar en las palabras de Rachel y de Edward con respecto a Jacob, porque para mí no había nada que pensar, ellos estaban locos y yo estaba seguro de mis decisiones.


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