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Roy Swan por Eowyn Fitzgerald

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Cuando llegamos a casa Charlie me quitó el teléfono y me castigó sin salidas el fin de semana por haberme escapado durante la llegada de Bella... El peor día de mi vida hasta ese momento cerró con broche de oro al no poder comunicarme con Jacob cuando más le necesitaba, y ni siquiera podía lamentarme a gusto porque compartía la habitación con Bella. Durante la noche tuve que poner una almohada sobre mi cara para ahogar mis sollozos.

El día siguiente inició mi infierno personal.

Llegamos apenas a tiempo al instituto y ni habíamos recorrido la mitad del camino hasta el primer edificio cuando Bella fue abordada por Mike, él pareció no notar que también estaba presente... Ni siquiera me miro una sola vez.

No iba a llorar, ya lo había hecho el día anterior en los brazos de Cullen y no iba a humillarme otra vez. Tenía suerte de que nadie lo hubiera visto, así que mi única opción era mantenerme lo más lejos que pudiera si mi intención era controlarme hasta la maldita graduación. Esto iba a ser muy difícil...

Entré a clase de trigonometría tomando el primer asiento junto a la ventana y a lado de Rosalie. La clase avanzó tan lentamente que me sentía como en esa pintura de los relojes derritiéndose, lo peor es que al no tener la mente ocupada volvía a pensar en Mike, intenté llevar mi cabeza a otro lugar por ejemplo; ¿qué estaría haciendo Jacob? Pero eso me regresaba al mismo punto porque necesitaba hablar con él. Golpeé mi cabeza contra la mesa tan fuerte que el profesor detuvo la clase y me mandó a la enfermería. Rosalie se ofreció a acompañarme.

—¿Qué te pasa? —habló directamente— luces como cuando cancelaron tu caricatura favorita.

—Era un anime no una caricatura, y... Simplemente no es mi día Rose.

—¿Eso es todo? —con solo una mirada parecía ordenarme que hablara de una vez—

—Estoy bastante estresado con la llegada de Bella y me es imposible hablar con Jacob por cuestiones... —comencé a darle vueltas al asunto para no lucir tan patético— ... Personales.

—Te castigaron.

—Si.

—No entiendo que pasó para que... ¿Cómo se hicieron amigos?

—Nos bañamos juntos en el lodo cuando teníamos tres años, supongo que la amistad era algo natural. De lo que no estoy seguro es como terminé caminando con una rubia y contándole mis problemas.

—Fue hace un año y medio cuando Edward te llevó como cita a aquella fiesta de la escuela y al final te quedaste a dormir en nuestra casa. Algo me dijo que no iba a poder deshacerme de ti y discutimos para hacer las pases.

—No fui su cita, me llevó porque no tenía como llegar y se ofreció, y solo me quedé a dormir porque la señora Cullen me invitó a cenar y ya era muy tarde.

—Pudiste pedirle a tu amigo Black que te hiciera el favor.

—Tendría que haberlo invitado y eso si hubiera sido una cita.

—¿Te hubiera molestado tener una cita con él?

—Es mi mejor amigo... Estoy más unido a él de lo que jamás podría con un hermano, una cita es algo completamente impensable.

—No puedo creerlo... Después de esto me deberás la vida —tras decir eso me pasó su celular con una cara que indicaba su enorme desaprobación— llama a tu pulgoso amigo pero que sea rápido.

Iba a agradecerle pero me paró poniendo su mano extendida frente a la cara y entendí que solo le debería un favor. Rápidamente marqué (si señores, yo llamó a las personas) el número de Jacob y después de dos timbres me contestó.

—¿Quién habla?

—¡Te necesito!

—¿Roy? ¿por qué no usas tu celular?

—Me han castigado.

—Bueno... ¿qué pasó? No es normal que me hables en horas de escuela ¿mataste a una persona?

—¿Qué me dirás si te digo que si?

—¿Dónde escondemos el cuerpo?

—Por eso eres mi mejor amigo... No hice nada, emm más bien sucedió una cosa... Y... Me gustaría que me prestaras tu hombro un rato...

—¿Quieres que vaya para allá?

—Estas en la escuela.

—¿Eso alguna vez me a importado?

—No, pero no es buena idea que nos castiguen al mismo tiempo.

—Iré a tu habitación esta noche.

—Ahora comparto con Bella.

—¿Y? Dormiría contigo, no con ella.

—Jacob...

—Bien, pero ya encontraré una forma. ¿Cuál es el problema?

—Son muchas cosas en realidad, pero supongo que de lo peor... A Mike parece gustarle mucho Bella... Y yo no sé... No puedo manejarlo solo... ¿Qué se supone que se hace en estos casos?

—...

—¿Jake?

—Ese idiota...

—¡Jacob!

—Deja que le parta la cara a ese imbécil.

—No, no es como si tuviera la culpa por eso Jake. Pero agradezco que te preocupes a tu manera, de todas formas dudo que Bella se fije en él, ayer parecía muy atenta a Edward.

—Hablando de personas que no me agradan...

—Cullen tiene sus ratos buenos —pensé en el día anterior— pero no estamos hablando sobre él.

—Como sea.

—Tengo que colgar, te hablaré cuando termine mi castigo o cuando se te ocurra algo para vernos.

—Y yo volveré al salón, cuídate y no dejes que esto te deprima, te quiero.

—Eres un baboso.

—Déjate querer Royal Swan.

Colgué y le entregué el celular a Rosalie la cual me miró como si ya tuviera material nuevo con lo que molestarme.

—¿Edward no es tan malo? —preguntó en forma de burla— ya puedo ver cómo es que terminas admitiendo tus sentimientos por él.

—Nunca dije eso. Solo dije que tiene algunos momentos donde no es tan desagradable, no te emociones Rose.

La clase de lengua del martes era simplemente mi cosa favorita de cada semana porque Mike y yo nos sentábamos juntos al fondo del salón. Podía pasar toda la clase viéndolo sin hacer nada y era como tener mi programa favorito. Pero no contaba con que Bella se sumaría a esta clase y Mike cambiaría de asiento para poder estar junto a ella en la parte delantera.

¿Alguna vez has visto como el chico del que has estado enamorado desde los nueve años le coquetea a tu hermana frente a tus narices? ¿alguna vez has estado a punto de llorar en una clase?

Al terminar el profesor me dio una nota para Charlie y me pidió que hablara con un profesional sobre "mi inestabilidad emocional" me metí el papel a la boca y lo mastique cuando me dió la espalda. Mike y Bella me vieron.

Después de pasar por los sanitarios y pensar un poco llegué a la conclusión de que efectivamente necesitaba ayuda, pero no para supuestos problemas emocionales. Ok, si son emocionales porque siento como si alguien estuviera golpeando mi corazón con un martillo, pero no eran los emocionales que requerían terapia psicológica.

A la hora del almuerzo me senté en una mesa vacía esperando olvidar mis penas con comida, Y en algún punto mi mesa vacía se convirtió en la mesa de los Cullen, y mi almuerzo de patatas fritas con salsa de tomate se convirtió en un baguette italiano con un post-it de la señora Cullen deseándome un buen día. Edward no estuvo por ningún lado y (me preocupé un poco he de admitir) Jasper me dijo que había cogido un resfriado, después le resté importancia y comencé a planear una ruta de escape para ver a Jacob. Hasta ahora tenía anotado dormir a Bella con cloroformo y bajar por la ventana con una soga de sábanas amarradas, o ayudar a Jacob a conquistar a Bella rápido para que se convierta en mi aliada... No, Jacob es como mi hermano y si lo viera besarse con Bella me darían ganas de vomitar, sin mencionar que no le entregaría a mi hermana en charola de plata lo único que sigue siendo solo mío.

Cuando acabaron las clases Bella me arrastró apresuradamente hasta el coche y partimos con dirección al supermercado. El día anterior se dio cuenta que ni Charlie ni yo sabemos cocinar por lo cual le pidió a Charlie ese trabajo y dinero para comprar "comida de verdad".

¿Qué tenía contra mi dieta de donas glaseadas y sopas instantáneas?

—No hay comida en casa, no veo que Charlie te mandé con dinero  y hasta donde sé Charlie no paga por ti en la cafetería —comenzó con nuestra charla diaria— ¿de dónde sacas lo que comes en el almuerzo?

No quería contestar que la madre de Edward era quien me alimentaba porque iniciaríamos una larga charla al respecto, y seguro ella ya había escuchado el mendigo rumor de que los Cullen estaban listos para que me fuera a vivir con ellos. La gente inventa cada cosa... Que si ya me metí con Edward, que si nos vamos a casar, que si le estoy siendo infiel con Jacob, que si ya me había metido con Jacob, que si en la reservación también me estaban esperando... Un gay aparentemente no puede tener amigos atractivos ni llevarse bien con sus familias.

—¿Roy?

—Me hice amigo de las cocineras.

Al volver a casa guardamos toda la comida y subimos para hacer los deberes y en el caso de Bella también para responder los mensajes de nuestra madre. Cuando Charlie llegó Bella bajó para recibirlo y comenzar a cocinar. En lo que eso pasaba saqué una caja de cartón de mi armario dónde guardaba mi dotación de dulces, todos regalo de Rachel una de las hermanas de Jacob.

—Por eso vives enfermo —dijo Bella al encontrarme con media tableta de chocolate en la boca— no hay comida decente en casa pero comes un kilo de chocolate diario... Vas a morir joven.

—Déjame en paz Bella... No eres mamá. Y por si no lo recuerdas hicimos un trato de no interferir en la vida del otro, esto cuenta como interferir.

—Cuando un problema cardíaco te tumbe en una cama no cuentes conmigo para cambiar tus pañales.

—Existen las enfermeras. No te necesito.

Comimos en silencio durante un buen rato, cosa que no incomodaba a ninguno de los tres. Y por un momento pensé que sería una comida agradable. Pueden llamarme iluso.

—Y bien, ¿qué tal el Instituto? ¿Has hecho alguna amiga? —le preguntó Charlie a Bella para después voltear a mirarme— ¿te haz metido en algún problema? ¿algo nuevo que contar?

—Nada que reportar —contesté sin mucho ánimo—

—Tengo una cuantas clases con una chica llamada Jessica y me siento con sus amigas durante el almuerzo —no pude evitar poner una mueca— y hay un chico, Mike, es muy amable...

Mi apetito murió en ese instante.

—Debe ser Mike Newton. Un buen chico y una buena familia. Su padre es el dueño de una tienda de artículos deportivos a las afueras del pueblo. Se gana bien la vida gracias a los excursionistas que pasan por aquí. Y tu hermano trabaja allí durante las vacaciones.

Trabajaba... Después de los eventos ocurridos en los últimos dos días estoy seguro de no querer volver.

—¿Conoces a la familia Cullen? —preguntó Bella vacilante—

—¿La familia del doctor Cullen? Claro. El doctor Cullen es un gran hombre, y ni hablemos de su esposa, esa mujer prácticamente a adoptado a Roy.

Me abstuve de hacer algún comentario al respecto. No porque me enojará, si no porque Charlie tenía razón... La señora Cullen era mi segunda madre así como Rachel la tercera y la señora Newton la cuarta.

—Los hijos... Son un poco diferentes. No parece que en el instituto caigan demasiado bien.

Charlie presento un aspecto como de haber comido un limón. No me sorprendió en lo absoluto que se enojará tanto.

—¡Cómo es la gente de este pueblo! —murmuró— El doctor Cullen es un eminente cirujano que podría trabajar en cualquier hospital del mundo y ganaría diez veces más que aquí —continuó en voz más alta— Tenemos suerte de que vivan acá, de que su mujer quiera quedarse en un pueblecito. Es muy valioso para la comunidad, y esos chicos se comportan bien y son muy educados. Albergué ciertas dudas cuando llegaron con tantos hijos adoptivos. Pensé que habría problemas, pero son muy maduros y no me han dado el más mínimo problema. Y no puedo decir lo mismo de los hijos de algunas familias que han vivido en este pueblo desde hace generaciones. Se mantienen unidos, como debe hacer una familia, se van de camping cada tres fines de semana... La gente tiene que hablar solo porque son recién llegados.

Fue un discurso largo pero justo. Si Charlie no hubiera hablado lo habría hecho yo.

—Me parecen bastante agradables, aunque he notado que son muy reservados. Y todos muy guapos.

—Tendrías que ver al doctor —dijimos Charlie y yo al mismo tiempo—

El resto de la semana fue de mal en peor. Me tuve que acostumbrar a la presencia de Bella en la escuela y a ese dolor constante en el corazón. Para cuando llegó el viernes me encontré murmurando la inscripción de la entrada del infierno de Dante justo antes de pasar por las puertas de la escuela.

—... Abandonad toda esperanza...

El fin de semana busqué oportunidades para escaparme pero siempre que daba vuelta en algún lugar de la casa Bella parecía estar presente, y me obligó a hacer limpieza con ella. No hubo forma de comunicarme con Jacob y ya estaba entrando en un estado lamentable mientras que Bella parecía estar más cómoda a cada minuto.

El lunes por la mañana como si se tratase de una compensación divina cayó nieve y mi buen humor tenía ganas de volver. Toda la mañana lo único en boca del mundo era la nieve, me hizo bien escuchar de otra cosa que no fuera Bella para variar. Aún seguía con ese dolor... Pero no podía dejar que eso me arruinará un día nevado, me uní a un par de guerras siendo completamente inevitable y estuve a casi nada de sonreír, ya había olvidado lo que era.

La hora del almuerzo llegó rápidamente y me encontré con que Edward había vuelto a la escuela, eso extrañamente me hizo muy feliz. Me senté a su lado y me sonrió como si hubiera esperado mucho para verme, me acarició el cabello y no dejó de mirarme a pesar de que Bella le miraba a él, fue tan agradable como raro, pero no quise en ningún momento que se apartará... Todo iba perfecto, hasta que me topé con la imagen de Mike observando a Bella como si fuera la cosa más maravillosa del planeta. Iba a pararme para no tener que verlo pero Edward tomó mi mano bajo la mesa esperando que ignorará las acciones de Mike.

—Suelta mi mano —le pedí en voz baja— no puedo quedarme a...

—Roy —dijo mi nombre con un tono de preocupación— ¿Vas a dejar que tus sentimientos por él te arruinen todas las cosas buenas? ¿de verdad vale la pena sufrir así?

—No es algo que pueda controlar Cullen. ¿Creés que no lo he intentado? Llevo años intentando deshacerme de lo que siento.

—Lo sé, pero...

—¿Creés poder ayudarme?

—Haré el intento.

—Eres un maldito bipolar, mañana mismo podrías no quererme cerca otra vez. No puedo contar contigo bajo condiciones tan malas.

—Te juro que eso no volverá a pasar, dame esa oportunidad.

No supe que contestar pero me quedé hasta el final del almuerzo junto a Cullen. Es posible que haya estado más desesperado de lo que creía por algo de ayuda.

Al final de las clases y tras una difícil de soportar clase de gimnasia me encontraba dentro del coche junto con Bella en el estacionamiento.

—Tu novio es la persona más desagradable del mundo —sabía que hablaba de Edward— el lunes anterior fue grosero y este día me ignoró por completo.

—Es parte del encanto de Edward.


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