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Bésame [ iKON YUNCHAN] por K BL

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ChanWoo despertó el martes por la mañana como de costumbre, volvió a su rutina de nueva cuenta y se observó en el espejo, sólo que esta vez encontró en el reflejo un hombre que no era él… Sino un cascajo vació.

Un hombre sin metas, sin amor… Sin vida.

Un suspiró escapo de sus labios antes de negar con la cabeza, no estaba listo para enfrentar lo que ahora quedaba de él.  >>La gente dice que he cambiado mucho, yo no lo veo así<< pensó, pasando las yemas de sus dedos por su mejilla, hasta llegar a sus labios. Volvió a negar al espejo, contemplando sus ojos obscuros que sin brillo consumen su existencia.

—La gente no sabe nada de mí, no he cambiado— se aseguró a sí mismo, dejando el espejo atrás y con él, el reflejo de aquel desconocido que se reusaba a admitir era él.

Hoy no debía hacer nada en la agencia, para el día de hoy no había nada en su agenda. Estaba libre para visitar algún lugar de ambiente, pues no estaba dispuesto a quedarse sólo en casa. Él no quería encontrar su cama vacía al despertar, es una lástima que no pueda volver el tiempo atrás y pedir perdón a aquel hombre que solía llenar su vida de calor y música.

Esta mañana parcialmente nublada no se vio con la burda necesidad de tomar aquella perlada pastilla o consumir una línea de aquel polvo. No, él va a ir a su oficina y va a ordenar algunos documentos antes de marcharse a por ahí para pasarla bien.

 

 

YunHyeong acomoda algunos documentos sobre su escritorio, revisa los pendientes que tiene para ese día y se toma la libertad de llamar a uno de los diseñadores a su oficina. Cuando DongHyuk hubo ingresado en ella, fue a pararse tras el hombre en la silla y masajeo sus hombros con suavidad, deslizo los dedos en un camino hacia su pecho.

—No empieces, te llamo por trabajo— pidió sin cordialidad, estaba comenzando a hartarse de aquel juego que suele tener con el diseñador cada que acude a su oficina. No es que este cansado del coqueteo, simplemente desearía que el coqueteo fuera con la persona que siempre creyó que permanecería a su lado hasta la muerte.

— ¿Qué clase de trabajo? ¿Mhm? —cuestiono el diseñador, retirando sus manos de YunHyeong antes de irse a sentar en la silla frente al escritorio de cristal que tiene su jefe, y si se presta, amante para un futuro próximo.

—Necesito que prepares una pasarela, quiero a los mejores modelos de la agencia porque JinHwan y tú expondrán sus mejores diseños— explico sin más, tomo un respiro y observo como DongHyuk sonreía, sabía que la idea le encantaría.

— ¿Para cuándo? — DongHyuk tanteo los terrenos, organizar una pasarela llevaba tiempo y dedicación, pero siempre le hacía feliz que YunHyeong recurriera a él para ese tipo de trabajos en lugar de a JinHwan.

—Para mañana por la noche— dijo sin más observando al diseñador alzar una ceja con inconformidad, sabía que iba a protestar y no le iba a dar tiempo para ello. —Confió en vos—exclamo para dejar a DongHyuk pasmado.

—Sólo una cosa— pidió el diseñador, escrutando a YunHyeong con la mirada. —JinHwan y tú… ¿Han peleado? —

YunHyeong rio sin ganas, poniéndose en pie se posó detrás del otro hombre y se inclinó hasta quedar a la altura del oído de este. —No juegues conmigo y haz tu trabajo, Dongie ~ —canturreó ahí, antes de soplar en el oído del otro y retirarse.

 

YunHyeong ha vuelto sólo a casa, estaciono su Lamborghini  en la entrada  y fue directo a refundirse en su miseria, en su soledad y vació.

Entra sin hacer ruido y lo primero que ve es un cuadro donde están los dos juntos, YunHyeong y él, ese hombre que hasta hace unos días podría asegurar era suyo. Las lágrimas se agolparon en sus retinas, pero ya estaba cansado de llorar, se había prometido a si mismo que no lo volvería a hacer, no por él.

Cerró la puerta tras sí y se introdujo en aquel tenebroso lugar, esos pisos de mármol, decoración lujosa y sinuosas pilastras, ese lugar lucía tan vació, tan frío, tan ajeno sin él ahí con él.

Avanzo por el vestíbulo hasta llegar al retrato, el cual tomo entre sus manos y lo tiró al piso, era suficiente con aún recordar sus manos recorrerle el cuerpo a cada momento o con sus labios besarle cada que cerraba los ojos, o escuchar su voz hacer eco en su cabeza. No podía con ello, estaba comenzando a volverse loco en ese lugar tan grande y obscuro.

Las lágrimas ya amenazaban con derramarse por las comisuras de sus ojos, su pecho dolía y su respiración se volvió dificultosa, había prometido tantas cosas que no podía cumplir. Ahora se lamentaba de no haberle rogado un poco más, quizás así ahora estaría ahí, entre sus brazos.

Fue a la cocina y preparo la cena, aún preparaba ración para dos personas o más, era algo inconsciente que no podía evitar, simplemente lo hacía.

Sin darse cuenta ya estaba al teléfono y aunque había prometido que no le volvería a llamar, estaba esperando a que contestase a su llamado.

—Aló— se escuchó al otro lado del auricular, más YunHyeong se quedó petrificado por varios segundos antes de hablar.  Es que era él, era su voz. 

— ¿Podrías venir a casa? He preparado tu comida favorita.

—Yo… no puedo, estoy a punto de salir.

—No necesitas venir justo ahora, sólo… ¿Podrías volver algún día?

—Lo siento…

Y derramando lágrimas, YunHyeong descubrió que la llamada había culminado y con ella sus ilusiones.

Todo se le vino abajo, su mundo estaba terminando de derrumbarse frente a sus ojos inundados en lágrimas que reflejaban el dolor de su alma, el pesar de su ser que era consumido lentamente por el fuego.

YunHyeong estaba destruido, él lo ha vuelto a dejar atrás.

— ¡AAH! — YunHyeong gritó liberando todo su dolor, llorando volvió a jurarse que nunca más volvería a intentar recuperar lo que nunca le perteneció.

 

 

Al día siguiente YunHyeong ingreso en la empresa, paso de sus empleados y se fue directo a su despacho, por el teléfono le pidió a su secretaria un café bien cargado. Que aunque YunHyeong no beba café, hoy parece estar a punto de caer dormido porque la noche anterior no ha podido conciliar el sueño a causa del dolor. Sus ojos están levemente inflamados y por eso usa lentes obscuros dentro de la oficina, no le importa verse extraño con aquel traje color gris y esos lentes obscuros de armazón a juego con su traje, le preocupa más que alguien pueda darse cuenta del estado deplorable en que se encuentra.

Él tecleaba en su computadora mientras revisaba unos documentos, esta tan inmerso en sus asuntos que no escucha la puerta abrirse y mucho menos nota que DongHyuk entró en su oficina con una taza de café para él.

Creí que el café te daba asco— DongHyuk hablo con la intención de llamar la atención de su jefe, quien pronto le volteo a ver con sorpresa.

DongHyuk… ¿Qué te trae por aquí? — cuestiono tratando de portarse grosero, aunque regularmente le era imposible cuando ese hombre estaba frente a él. — ¿Vienes a seducirme temprano por la mañana?

—Ya quisieras, estoy aquí por trabajo— atajo el diseñador, sus labios curvados en una sonrisa ligera pero coqueta.

Venga, ¿Tú, aquí por trabajo? —YunHyeong rio con ganas, ese tipo estaba sabiendo cómo hacerle el día.

— Idiota — DongHyuk se mostró indignado, no le gustaba para nada que su jefe se comportase de esa forma y aunque estaba seguro de que eso le estaba sumando puntos, se sintió extraño. —Vengo a decirte que todo está listo para la pasarela de esta noche, los modelos, los diseños que serán presentados y todo, todos están emocionados por tener esta noche al “jefe” ahí— explicó y haciendo comillas con las manos en la palabra jefe, termino con una sonrisa aún más amplia.

— ¿A qué te refieres con “jefe”? —cuestiono YunHyeong con curiosidad, e imitando las comillas en la misma palabra que DongHyuk, sonrió.

Vamos, todos quieren verte mover tu culo fuera de esta oficina y mostrar tu bonita sonrisa ahí afuera, también desean escuchar esa voz digna de…Mejor me detengo ahí— susurró lo último, dejando a la imaginación de YunHyeong terminar la frase en su mente.

YunHyeong soltó una sonora carcajada, sin darse cuenta en que momento sucedió, DongHyuk le había quitado los lentes y le observaba con desaprobación, en el rostro del diseñador podía leer todo tipo de emociones, primero irá, luego rencor, después decepción y eso fue lo que le dolió, acaba de decepcionar a la única persona que se preocupaba por él.

Haz vuelto a llorar— afirmo DongHyuk antes de lanzar los lentes lejos y tomar a YunHyeong por el mentón. No pudo evitar apretar el agarre cuando noto que el otro volteaba la mirada, siquiera podía verle a los ojos. —YunHyeong, mírame— exigió con la voz teñida de irá.

No puedo— susurró, las lágrimas amenazando con volver a abandonar sus ojos.

Voy a destrozarlo, juró que lo haré— exclamo DongHyuk y unió su frente con la ajena, antes de besarle con lentitud y cariño, con tanto cuidado que parecía que temía fuera a romperse.

 

 

Esa noche YunHyeong esta donde la pasarela se llevara a cabo, no ha vuelto a recurrir a los lentes pues para aquel entonces un grupo de estilistas le han maquillado, peinado y dejado reluciente como a diario. Porta un traje negro ceñido a su cuerpo, hecho especialmente para él por DongHyuk y con una camisa negra; de la cual ha dejado desabotonados los tres primeros botones de la misma. Él dirige a los modelos y estilistas, a los camarógrafos, a todos los invitados en el lugar.

El evento avanza sin disturbios, todo marcha según lo planeado y la casa de moda que YunHyeong dirige ahora tiene más clientes de peso, sin mencionar que todo parece ir bien para el propietario de dicha casa. Pero quizás es demasiado pronto para decir aquello.

 

 

YunHyeong paseo por los camerinos de sus modelos, no esperaba encontrar a nadie, más ahí estaba él con tan sólo una camisa blanca sobre su piel nívea, junto con un pantalón ajustado mientras se retiraba el maquillaje que han colocado las estilistas sobre él, cosa que sabe odia.

El joven magnate se queda petrificado, siquiera pestañea o respira, sólo puede limitarse a admirar como el delineador hace que sus ojos luzcan aún más profundos y atrayentes. No puede apartar la mirada de aquel cabello negro, siente el vértigo abordarlo y el temor invadirlo, no está listo para felicitarlo por haberlo hecho espectacular ahí arriba, sobre el escenario.

YunHyeong retrocede cuando entra en sí, planea escapar de ahí… Lo que no esperaba era chocar contra la puerta y hacer ruido, provocando que el ladrón de sus sueños e ilusiones se volviera para mirarlo.

YunHyeong—susurró aquel, poniéndose en pie camino hasta estar de frente al castaño.

—ChanWoo—murmuró sintiendo como el airé le abandonaba de golpe.

— ¿Has estado ahí afuera? ¿Qué tal lo he hecho? Apuesto que tan bien como las otras veces, estoy casi seguro que he logrado hacer que se te ponga dura— hablo el pelinegro acelerado, no cayendo en su error.

— ¿Perdón? — cuestiono YunHyeong incrédulo, no sabía de qué iba eso…

Bebé ¿Podrías quedarte aquí, conmigo? — el modelo parecía haber perdido la razón o quizás la memoria, con palabras tan simples estaba logrando desestabilizar al hombre frente a él.

Deja de jugar, ¡lo nuestro se terminó!— gritó YunHyeong, perdiendo el control de sí mismo.

Se ha terminado… ¿En verdad lo ha hecho? — pregunto el modelo con preocupación en sus facciones, parecía asustado de que YunHyeong contestase con una afirmativa.

YunHyeong, él simplemente no pudo responder a eso. Él mismo se hacía esa pregunta todas las noches, más nunca encontraba una respuesta que satisficiera a su ser. No, para él ellos nunca habrían terminado, no hasta que hubiese dejado de amarle.

Bésame— pidió ChanWoo, colocando una de sus manos sobre la mejilla de YunHyeong.

—Si lo hago… ¿Volverás a amarme? —pregunto el hombre con ilusión, sus ojos inyectándose en lágrimas que no sabía si eran de felicidad o alguna otra cosa.

—Tal vez… —respondió el modelo, pero eso no evito lo que vino a continuación.

Y YunHyeong le beso como si la vida se le fuera en ello, desesperado por traerle de vuelta a su hogar para poder tenerle entre sus brazos, entonces nunca más lo volvería a dejar ir.


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