La mañana del jueves ChanWoo despertó en una habitación que no era la suya, mucho menos iba a estar en su cama y claro, no despertó sólo; a su lado, YunHyeong dormía plácidamente en la cama, dejando al descubierto su nívea piel. Sí, ellos han dormido sin ropa como acostumbraban cuando solían vivir juntos, quizás retomen ambas cosas.
YunHyeong finge estar dormido porqué aún no sabe cómo va a darle la cara a DongHyuk, mucho menos se imagina como podría ir su día en la oficina, porque sin duda, el diseñador va a cobrarle con recargos lo que ha hecho. Él ha vuelto a caer por su adicción más grande, ha caído ante ChanWoo.
Jueves por la tarde, YunHyeong no se aparece por la oficina y DongHyuk ha comenzado a preocuparse. No está seguro a que le teme más, si al hecho de que YunHyeong haya llorado una vez más o a que sea feliz con otro hombre.
DongHyuk se paseaba a lo largo de la oficina, sus manos sudando y su corazón latiendo desenfrenado, sólo un momento le ha dejado solo la noche anterior y parece ser que fue suficiente. Sí él lo hubiera sabido, jamás habría permitido que YunHyeong fuera solo hacia los camerinos y mucho menos que pasase tiempo a solas con aquel cretino.
DongHyuk había luchado duro la noche anterior para no llorar. Pero no, él quería confiar en el hombre que ama.
Él quería creer que YunHyeong no volvería a caer una vez más.
Esa noche DongHyuk se ha quedado dormido esperando una pequeña estela de esperanza.
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La mañana del viernes YunHyeong despertó desorientado. Tal vez en la misma cama, en la misma casa pero no de la misma forma. El otro lado de la cama ya no está frío ni vacío, a su lado ChanWoo está envuelto entre las sabanas.
Aun le resulta difícil, ha pasado ya un día desde que ha vuelto a su rutina y a su relación. Han derrochado pasión en la cama y en la sala. Sus cuerpos aún se amoldan el uno al otro y sus labios se ajustan a la perfección. Sin embargo, ya no es lo mismo.
El cuerpo le duele en los lugares correctos y él está seguro de que ha tenido una gran noche de reconciliación, más en cambio aún no ha descifrado como va a mirar a DongHyuk a los ojos.
Aún no está seguro de cómo será capaz de soportar ver la decepción en los ojos del diseñador. Su respiración tiembla y su pecho duele, lo ha hecho de nuevo. Ha defraudado a la única persona que cree y se preocupa por él.
Se levanta apresurado y busca en el espejo su reflejo, encontrándose con un centenar de marcas violáceas que le recordaran por semanas lo que ha hecho. Mordisquea su labio inferior y observa su muñeca, siquiera ha sido capaz de retirarse la pulsera que DongHyuk le ha dado como símbolo de un nuevo comienzo.
En el espejo encuentra que está más delgado, ligeras bolsas bajo sus ojos y los mismos no han vuelto a brillar. Pero él desea creer que todo eso va a mejorar con el tiempo ahora que ChanWoo está ahí, a su lado.
Porque YunHyeong lo ama al igual que ChanWoo le ama a él.
Así que no tiene nada de qué preocuparse, DongHyuk entenderá. Sí, él lo hará.
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Viernes por la mañana, YunHyeong se ha reportado enfermo por teléfono con su secretaria. DongHyuk ha comenzado a alterarse, preocupado porque YunHyeong este solo en casa, llorando. Decide ir a animarlo.
DongHyuk conduce hasta la casa de su jefe, un molde con sopa en el asiento del copiloto y un té en el porta vaso. Sí YunHyeong está enfermo, él está decidido a cuidarle y hacerle compañía hasta que se mejore, es fin de mes y no tiene trabajo para los próximos días.
Un suspiro escapa de sus labios, aún no está preparado para llamar a la puerta y espera unos minutos fuera. Coloca una sonrisa radiante sobre sus labios mientras que por dentro luce como quien no quiere la cosa.
1, 2, 3 toques en la puerta y esta se abre. La sopa se le escapa de las manos, cae al piso y se derrama. Sus ojos se amplían al tiempo que un dolor agudo zumba en su pecho, algo se ha roto. Los ojos le pican, lagrimas amenazan con derramarse y un nudo se posa en su garganta. Ha sido un iluso.
Que tonto había sido. Él ideando historias de amor, con castillos y príncipes azules. Más su castillo de arena se vino abajo, al igual que sus sueños e ilusiones.
ChanWoo estaba ahí, abriéndole la puerta en ropa interior y un muy desnudo YunHyeong se alcanzaba a ver recostado en el sofá.
DongHyuk se dio la vuelta y corrió. Necesitaba escapar lejos de ahí.
Las lágrimas descendiendo por sus mejillas, mientras él conducía frenético. Estaba jodido.
Esa era la primera vez que él lloraba por amor, y posiblemente también la última.
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El lunes YunHyeong ha acudido al trabajo, está en su oficina revisando unos documentos. Todo parece normal, JinHwan sigue siendo el berrinchudo de siempre e incluso se ha encaprichado con un nuevo modelo. Su nombre, JunHoe.
Suelta un suspiro, sus hombros están tensos y está seguro de que un masaje le vendría bien. Ha revisado los archivos de la última pasarela, desde los videos hasta las cuentas bancarias. Ha sido un éxito y no puede esperar para decírselo a DongHyuk.
Ha llamado a su secretaria, pidiéndole que busque al diseñador y que lo envié a su oficina. Sin embargo, es su hora de comida y le ha sido imposible localizarlo, así que decide ir a buscarlo.
Con las manos en los bolsillos de su pantalón se pasea por los pasillos de la agencia, hasta llegar a las puertas dobles de madera que dan a la oficina de Kim DongHyuk. Está ligeramente nervioso, aún no ha visto al diseñador desde la noche de la pasarela y no sabe cuál será su reacción.
El humo de cigarrillos es lo primero que le recibe al llegar, y YunHyeong está seguro de que DongHyuk odia el tabaco y su olor nauseabundo. Así que le busca con la mirada y encuentra al diseñador junto a la ventana, un cigarrillo encendido entre sus pálidos dedos y humo escapando de entre sus labios.
Su mirada perdida entre la multitud de transeúntes que pasan a diario a las afueras del lugar, su piel aún más pálida de lo normal y su cabello esta despeinado. YunHyeong se pregunta ¿Qué ha pasado con él?
—Creí que el tabaco te daba asco, que lo odiabas— dijo, caminando hacia el diseñador.
—Al igual que yo creí que te daba asco el café, que lo detestabas—respondió DongHyuk, su mirada aún perdida en la multitud.
— ¿Por qué fumas?
—Por la misma razón que tú bebes café.
YunHyeong no tiene forma de responder a eso. Y es que las únicas veces que ha tomado café es cuando tenía el corazón roto y lloraba toda la noche, esperando algo que jamás sucedería.
— ¿Necesitas algo? —DongHyuk cuestiono, la mirada que le dirigió a YunHyeong le dejo helado.
YunHyeong retrocedió un par de pasos, dolido por la forma tan brusca y fría en que el diseñador le ha tratado.
—No precisamente, sólo quería felicitarte y agradecerte, la pasarela ha sido un éxito.
DongHyuk negó con la cabeza, dio una calada más a su cigarrillo y lanzo el humo en dirección de su jefe, haciéndole toser.
—Si eso era todo, ya puedes irte.
Y con eso DongHyuk le dio la espalda, dejándole con una sensación de pérdida. YunHyeong estaba seguro de que ese no era el diseñador que día a día iba a su oficina a coquetearle. ¿Qué había sucedido con el hombre que reía sin razón y era feliz por cosas tan pequeñas como una fresa en su rebana de pastel?
—Creí que éramos amigos— YunHyeong susurró. —Pensé que no necesitábamos una razón para vernos y conversar.
—Y yo creí que la pulsera significaba algo, ya veo que no.
—Lo siento, no ha sido mi intención.
—Déjame o bésame, elije de una vez.
YunHyeong le observaba perplejo, sin embargo se dio la vuelta y se fue. La decisión había sido tomada.
Con eso DongHyuk tomo los auriculares junto con su reproductor, se colocó los cascos y fue a la mesa en donde estaban todos los bocetos de sus diseños. Lagrimas silenciosas escapando de sus ojos, sí él también se había decepcionado a sí mismo. Justo ahora estaba llorando su perdida.
Esta vez le había tocado llorar, quizás la próxima le tocara amar y ser amado.