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No es de sangre por Heartshaoi

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Notas del capitulo:

Esperaba ver que les guste, no lo se, no se si leen esto o no, pero realmente quiero creer que están ahí, en el celular buscando historias nuevas...

 

No hay advertencias por ahora todo se desarrolla con tranquilidad, ojalá no se aburran :)

 

 

 

¡A leer!

Capítulo 4: En Serie

Salieron de casa temprano por la mañana, no dejaron que nadie los acompañara, solo eran padre e hijo en un mismo auto andando por la carretera principal. Desde que comenzó el día Illumi estuvo pegado a Silva escuchando y tomando notas de lo que tendría que hacer a diario como parte de la nueva imagen.
 
Según lo que le había contado su madre aquel lugar era bastante cerca de la industria familiar, y, que de no ser porque es un lugar bastante transitado seria muy sospechoso.
 
Era medio día cuando llegaron a un gran casino después de conducir durante 3 horas, se dio cuenta que su madre tenia razón al decir que estaba cerca de la planta, estaba tan cerca que la podía ver desde ahí.
 
Había ingresado muchas veces a ese lugar, sin embargo jamás había descendido a una nueva sala. Fue ese el momento que comprendió lo importante que era Silva para ese mundo de perdición.
 
Los recibieron con amabilidad desmedida, que casi parecían rogar por su puesto de trabajo. Las ordenes que tenia ellos eran de escoltar a cualquier Zoldyck dentro de la oficina del gerente para darles la "bienvenida"
A penas cruzaron el umbral, el resto de personas salieron dando privacidad a los que se sentaron como si estuvieran en su casa.
 
- Jefe... no esperaba verlo hoy - dijo un hombre  a la vez que volteaba con su silla giratoria para darles la cara. -Illumi- san, ha pasado tiempo.
 
-¿ Ya están todos presentes ? - dijo el moreno que observaba al pelirrojo detenidamente, lo conocía de antes, pero nunca le pareció de fiar ya que siempre lo vio como un desubicado.
 
- Sí, solo faltaban ustedes - 
 
Con gentileza les abrió la puerta de madera que estaba a un lado de la gran pared, Illumi veía como aquel cuartito pequeño era un ascensor para al menos 50 personas.
 
Llegaron al B13 después de una corta espera, a penas y podía creer lo magnifico e imponente que se veía su padre al entrar a la sala oscura y redonda que parecía una cúpula.
Tomando asiento a su lado derecho Illumi divisó al menos 10 personas "importantes" las podía reconocer por su para nada sencilla ropa, además que estaban acompañados de asistentes extravagantes.
 
...
 
Cuando silva comenzó a hablar en medio de la mesa circular se presentó un holograma de la ciudad entera. Cada participante comenzó a murmurar sus propias ideas al de a lado para pasar sus pensamientos en cadena. Por segunda vez un hombre de traje azul, característico por un tatuaje en la frente pidió la palabra quitándole el protagonismo al albino.
 
- Después de una larga espera, vemos por primera vez a Illumi presente en esta decisiva reunión para el futuro de nuestras vidas ¿Es correcta su presencia, si no está vinculado con la jefatura? 
 
El sonido de la mesa siendo golpeada dejó a todos congelados ante la mirada de Silva. Una ligera risa entre los labios de ese hombre se asomó al haber alterado al líder.
- Lucifer... Illumi será parte de hoy en adelante de todo lo que concierne a la toma de decisiones, también es mi consejero y merece ser tratado como tal.
 
- Como usted diga danchou.
 
Illumi conoció por primera vez a Kuroro Lucifer y de una mala manera no pudo evitar sentirse atacado. Ni siquiera había abierto la boca y ya tenía motivos para estar a la defensiva.
 
Según lo que pudo estudiar el comportamiento de todos dedujo que ninguno tendría motivos para estar en contra de su padre, desde el comienzo su primer objetivo al estar presente era averiguar quien podría ser un falso jugador para sacarlo del camino sin que los demás supieran.
En especial Lucifer le pareció alguien poco de fiar, sin embargo pudo ver que solo cuidaba sus propias inversiones.
 
Era muy cierto el de jugarse la vida en cada palabra, ninguno de los presentes podía darse el lujo de traicionarlos o morirían con todo lo que tienen en la vida.
Entre los más importantes pudo ver a un tal Kurapika que estaba  desinteresado de lo que dijeran los demás, ese joven rubio solo escuchaba hablar a Silva y solía preguntar cosas muy ingeniosas que muy a menudo ponía muy tensa la situación volviendo a todos meticulosos a la hora de hablar.
Después de la larga charla que tuvieron se retiraron a comer en un restaurante muy lujoso, a veces Silva si se comportaba como un ser humano con Illumi, y no había nada más en el mundo que el moreno pudiera desear:


Ser tratado así por su padre...
 

 
Se sentía renovado al final del día a pesar de haber pasado horas trabajando podía sentirse feliz. Como si nada de lo que hubiera hecho le hubiera robado la vida. Servir a su padre era todo para él, ojalá entendiera a tiempo que aquello no era correcto y que intentar llenar ese vacío con un supuesto “amor fraternal” no lo ayudaría en nada. Aún así intentaba ser feliz a su manera, adoraba matar cuando Silva se lo ordenaba, no podía negarse ante su pedido, simplemente cada vez que se dirigía a él se sentía especial como si el mundo dependiera de su trabajo.
 
Sin embargo, la cruda realidad siempre volvía para hacerle recordar que no era más que un simple peón entre los abismales planes de Silva y, que aunque quisiese mantenerse en paz no  podía, porque tenía que meter en su destino a ese maldito niño que no hacía otra cosa mejor que vivir.
 
No se permitía tenerlo en sus pensamientos, durante los días a esperar a que haya otra reunión se la pasó entrenando en duplas a los menores de la casa, eran muy habilidosos con las armas blancas, en especial Alluka que solía ocultar cuchillos debajo de sus faldas. Ya había pasado algún tiempo desde que se viste “diferente” no lo veía mal, y tampoco creía que de lastima, ¡es más! Podía verlo disfrutar de aquello tanto, tanto, que no dudaba que haría un buen trabajo en el futuro usando sus atributos.
 
Illumi tenía un hermoso día de paz y amaba sentirse en sus cuatro paredes estudiando manipulación mental, enriqueciéndose más, logrando más en él con el miedo de que algún día lo podría perder todo. No le importaba el dinero, ni lo material, hasta se podría decir que en su frío corazón tampoco quería a su familia, lo único que no quería era quedarse solo. Por eso inconscientemente buscaba servir a Silva para sentirse seguro, anhelando que esa sensación de privilegio dure para siempre… 
 

 
Era un día normal en todo lo cómico de la palabra porque no era para nada serio permanecer enseñando a matar a unos niños pequeños. Ahí estaban presente en el jardín trasero de la mansión, recibiendo alguno que otros golpes  de su hermano mayor. No hablaban, no decían nada que no fuese necesario, no pedían un descanso, y muchas veces podían quedarse hasta desfallecer. Así era su entrenamiento a diario, después de largas horas de estudiar idiomas diferentes se pasaban fortaleciendo su cuerpo al máximo, hasta el sufrimiento…
 
Habían sido 6 meses desde la primera vez que vio a Killua, sin embargo desde que Silva le dijo que se quedara a su lado  habían sido los mejores tiempos de su vida, Illumi olvidaba ciegamente todo prefiriendo conversar con Milluki o siendo tutor de los menores, solo para no tener que dar la cara a su verdadero trabajo. Aunque muchas veces se aburría a morir de las cosas que decía Milluki lo podía tolerar, sabían los dos hermanos mayores muchas cosas entre ellos y habían compartido durante años cierto grado de complicidad y estaban de acuerdo en muchas cosas. Una de ellas y lo que más los unía era el deseo de mantener la familia tal y como estaba.
 
Milluki no quería por nada que Killua regresara, según desde su perspectiva aquello no mejoraría su estadía en las instalaciones de la cúpula. Nadie podía permitir que el albino tomara mando algún día, los dos lo sabían  y estaban dispuestos a hacer cualquier cosa, además ¿suceden accidentes no?
 
Illumi le cuestionó a Kikyo el por qué de los kimonos en Kalluto, hasta el presente el menor no había vestido de esa forma y le pareció extraño cuando lo vio por primera vez. La mujer dijo que siempre quiso una hija mujer y no necesitaba intentar con otro hijo fallido, así que eligió a Kalluto para reemplazar su deseo. Cada vez el moreno sentía más repudio por su madre, se preguntaba como pudo haber encamado con su padre para engendrarlos. La idea lo perturbaba, era hermosa y era indudable su inteligencia pero su locura sobrepasaba cualquier razón haciéndola ver como una desquiciada indeseable.
 

 
- ¡Illumi! ¡Necesito que vayas a ver a Killua ahora! – Silva entró corriendo con el teléfono en mano y con un claro signo de desesperación.
 
A penas lo entendió su sonrisa se perdió mientras buscaba en su mente las palabras exactas que pudieran hacerlo salir de eso de una vez.
 
- Aún no terminó el infor- no terminó de hablar y se dio cuenta muy tarde al alzar su rostro que la mirada de su mentor estaba totalmente desencajada como si le estuviera pidiendo un favor – ¡Mierda! – pensó tragando saliva – Iré en seguida.
 
Mientras escuchaba la explicación de lo que le había sucedido a Killua mantenía en su mente el rostro de su padre en ese gesto tan incomprensible para él, que no sabía como interpretarlo. ¿Por qué ese niño? Ese demonio le robaba todo, después de esos meses entendía de a pocos que no importaba tanto que le haya quitado el puesto, si no que no se conformaba y le quitaba lo que él más deseaba: A su padre. No lo quería se lo repitió muchas veces de pequeño, no lo odiaba, no tenía nada, su padre estaba justo en el medio de sus sentimientos, justo en el vacío  que llamaba soledad. 
 

 
Dejando todo a un lado subió a su auto camino a la casa de Gotoh, su padre no podía ir  por peligro de manchar su imagen o crear rumores perjudiciales para la estabilidad de la vida política de su esposa.
 
Llegó y lo encontró con el cuerpo moreteado y con algunas heridas abiertas chorreando sangre… 
 
Y Gotoh no estaba…
 
 

Notas finales:

Cada dos semamas actualización...

 

 

-Heart

 

 


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