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No es de sangre por Heartshaoi

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Notas del capitulo:

Hola!

Dos semanas largas que me tenian ansioso de publicar.

 

Espero les guste...

 

 

Capítulo 5: No te quiero

El albino se quedó en su misma posición por un largo rato después de saludarlo, tenía vergüenza de alzar la mirada y encontrárselo sin poder dar una explicación clara, no lo había visto en algunas semanas y había pensado cualquier cosa, menos que llegaría él. Había llamado a Gotoh diciéndole que había tenido un problema en su escuela, y que lo necesitaba  a su lado en ese momento, sin embargo el mayordomo no llegaba de recoger algunos pedidos que habían hecho en el aeropuerto. 
 
Gotoh al escuchar la explicación de Killua por el celular llamó  a Silva informándole que no llegaría a tiempo para tratarlo, y quién mejor que su hermano mayor para cuidarlo, Silva había pensado que realmente estaba muy grave como para que directamente el mayordomo lo llamara y en efecto:
 
Killua estaba grave.
 
Illumi lo observó cuando cruzó la puerta, una sonrisa ligera se formó en sus labios al verlo en esa posición deprimente mientras juntaba sus piernas en un claro gesto de aguantar dolor.
Sabía lo que le había sucedido, Silva se lo dijo antes de que saliera de casa, no creyó que esté tan grave, así que no se sensibilizaba ante su malestar.
 
Se acercó a él y con fuerza lo cargó, se lo llevó como un costal de arena en el hombro sin ninguna delicadeza, como quién demostrando que realmente no le importa su salud.
Killua se quejó en el contacto, no solo estaba maltratándolo cuando caminaba, sus manos lo apretaban muy fuerte haciéndole doler las heridas de la espalda y los hematomas que se habían formado encima de su piel raspada eran insoportables.
Se quejó levemente hasta que fue soltado contra el sillón sacándole un grito más pronunciado.
 
-¿Qué le pasa? - pensó el niño que no entendía esa forma de actuar - ¿Donde está Gotoh? - si tuviera fuerzas para correr lo hubiera hecho, se sentía demasiado incomodo con Illumi que prefería no ser atendido. - ¿Ni siquiera preguntará qué me pasó? - Nada Illumi no decía nada como siempre. 
 
Esperó sentado mientras sentía como su vista se nublaba con una catarata roja.
 
Se tocaba el rostro ensuciándolo por completo pensando en lo estúpido que había sido esa tarde al    haberse dejado golpear.
Illumi volvió a entrar a la habitación, estaban en la sala,  y el albino se hallaba en el sofá justo en el medio recostándose hacia atrás para que la sangre deje de correr por su rostro.
 
Con una seña que a penas pudo ver Illumi le indicó que se quitará la ropa, dudando lo hizo, ¿ para qué rehusarse? necesitaba ser atendido y parecía que esa era su intención.
Falsa intención…
 
- ¿Gotoh? - volteó hacia la puerta ilusionado de que llegue para que lo cuide él.
 
"Ayúdame Gotoh"
 
Observaba como estaba ensimismado sin decir ninguna palabra, era bien cierto para él que nunca han conversado y que no era necesario hacerlo, así que tomando un pedazo de algodón y agua oxigenada lo empapo en las heridas visibles, la espuma que se formaba ante el contacto se perdía chorreando hasta su vientre, justo en la línea marcada de la ropa interior. Lo limpió quitándole la sangre seca con un trapo húmedo, no quería bañarlo, tenía suficiente con tocarlo sin lastimarlo más y no quería hacer más esfuerzos en contra de él.
 
Lo terminó de vendar y contó sus heridas más graves:
Tenía 3 hematomas en la espalda, 2 en el pecho, la cabeza rota, el labio inferior partido y las piernas raspadas como si hubiera sido rodado por la tierra.
 
- No es para tanto - pensaba el mayor dejándolo dormir después de darle pastillas para el dolor.
 
Hubiera querido hacerle más daño, o simplemente verlo desmayarse mientras perdía sangre por las heridas, pero no podía hacerlo.
 
Lo veía dormir y observaba como su pecho subía y bajaba lentamente, se miraba las manos recordando como lo atendía, se preguntaba por cuanto tiempo más tendría que hacerlo sin aguantar las ganas de matarlo.
 
¿Cuanto más?
 
El sonido de la puerta siendo abierta lo puso alerta, Gotoh ingresó corriendo casi cayéndose de la desesperación
 
- Illumi - sama, lo saludó haciendo una reverencia.
El moreno solo se limitó a señalar en dirección del niño.
- Está bien.
 
...
 
 
- Solo tiene 10 años - le dijo mientras acurrucaba su cuerpo en una manta que había sacado de su habitación.
 
- ¿Hay algo que no sepa? - le dijo mientras cruzaba las piernas sentado en el sofá, observaba el reloj de la pared esperando a que pasen las horas para regresar a casa, si retornaba pronto no parecería que hubiera hecho algo.
 
- Me dijo que últimamente algunos alumnos lo estuvieron molestando... - el mayordomo estaba arrodillado en el piso justo en la cabecera del menor. - ¿Debí informar mi sospecha de esto?
 
- No pudiste saberlo hasta ahora, no es tu culpa - Illumi se preguntó si hubo una razón para que Killua haya recibido una paliza, no sabía cual fue el motivo y eso le llamó la atención. Además ¿A qué se refería con qué solo tiene 10 años?
 
- Tiene razón... Illumi - sama hizo un gran trabajo con los vendajes - dijo levantándose para irse.
 
- ¿A donde va? Killua necesita ser cuidado - le dijo desconcertado, se supone que solo estaría hasta que llegue el otro, sin embargo era totalmente al revés.  Gotoh tenía la orden de retirarse cuando compruebe la estadía de Illumi, era una orden de Silva que no podía desobedecer aunque quiera quedarse al lado del niño.
 
Illumi al escuchar eso, se quedó  mudo mirándolo dormir - No deberían dejármelo - le dijo queriendo irse también. No quería estar en su presencia más tiempo, no sabría si pudiese contener ese impulso de hacerle daño que por muchas noches había deseado e imagino . -Silva -sama me ordenó irme, todos cuentan con usted.
 
-No, maldita sea. Si lo dices de esa forma no podré negarme -pensó, si su padre contaba con él es por que es apto, sí, eso debe ser...
 
...
 
Se quedó con el niño, y lo cargó con delicadeza ante la vista del otro, como si fuese un cristal que está apunto de romperse lo juntó con su cuerpo y lo llevó a su cuarto.
 
- Sí me necesita estaré en mi habitación - dijo Gotoh para irse por fin.
 
Al entrar lo primero que vio fue una pila de libros uno sobre otro a lado de la cabecera. 
 
Le pareció extraño que habiendo una biblioteca tenga que usar ese espacio.
 
Lo dejó en su cama y lo cubrió, a penas lo soltó fue al baño a lavarse las manos intentando quitarse esa sensación, estaba tan cansado de actuar para los demás que no se dio cuenta de la fuerza que usó en sus manos, solo pudo ver que el agua se teñía de rojo con su sangre por haber friccionado tanto.
 
 
“Maldito seas”
 
Apretándose la herida la cerró y siguió observando todo. Podía ver fotografías en las paredes del cuarto, a penas y salió del baño su vista había sido inundada de detalles y decoraciones, y pudo reconocer entre todas esas cosas un papel en especial.
 
Se acerco de más cerca a la mesa de noche y vio como con mucha delicadeza habían enmicado y pegado el papel en lo que parecía un diario. - Interesante - musitó pasando sus dedos por el libro que aun faltaba terminar de completar.  Intentó leerlo, pero la mano del niño lo tomó antes que él y  lo guardó en su pecho. Killua volvió a recostarse como si nada hubiera pasado, pero tenía las mejillas rojas de la vergüenza. 
 
- Despertaste -le dijo casi sin controlar su mirada perdida en la oscuridad. No acostumbraba a dirigirse a él, pero estaban a solas y le había quitado algo de sus manos ¿Cómo se atreve?
 
El niño asintió con la cabeza respirando agitadamente por una razón inexplicable. -¿Como llegué aquí? -se preguntó. Gotoh no estaba a su lado y se sentía nervioso al tenerlo solo por que no parecía tener buenas intenciones. Su mirada se lo decía, veía sus manos apretar la mesita de noche con una fuerza increíble. -¿Qué le pasa?- se preguntó.
 
- Tranquilízate - se ordenó a si mismo bajando su ira. Hasta poner en su rostro una clara seña de falsedad.
 
“Aún no te mataré”
 

 
Illumi regresó a casa después de haber dejado a Killua con Gotoh, se sentía como un estúpido al no haber hecho nada interesante, estaba cansado de seguir con lo mismo, no quería seguir vigilándolo y odiaba tenerlo cerca mientras lo observaba. – Padre…- lo único que ponía un pare a su desenfrenada locura era la autoridad de Silva, pero… 
 
¿Cuánto duraría su paciencia?
 
No lo sabía, había planeado que haría lo que sea para dejarlo de lado y no lo lograba. Cada día que lo veía era un día más que le sonreía. - ¿Por qué? ¿Por qué le caigo bien? – Killua reaccionaba ante su instinto que le decía que no estaba seguro, pero su maldita inocencia podía más cuando se trataba de interactuar con Illumi. Ni una vez lo  desobedeció, en ningún momento puso presión y hasta parecía que disfrutaba vivir siendo presionado.
 
“Killua era diferente”
 
Lo sabía y lo negaba, lo odiaba y quería hacerlo más, pero cada vez que lo veía podía darse cuenta de su particular personalidad. Y seguía negándolo… -Killua no es diferente a los demás – en efecto el albino era mimado, egoísta y posesivo, pero con él no. Illumi era de piedra y Killua de mármol. 
 
De todas formas eran hermanos ¿no?
 

 
Se encerró en su habitación para despejar su mente ¿Cuántas veces le repitió a Silva que Killua estaba bien? Se había cansado de mantenerlo al margen de todo, si bien adoraba sentirse importante en el trabajo, odiaba sentirse usado cuando se trataba del albino. La vida de Silva giraba en torno a ese niño que a pesar de no estar presente estaba en boca de todos. Lo sabía, solía escuchar a los mayordomos hablar, sus hermanos también ¡Hasta Kikyo! Todos tenían algo que decir del albino… 
 
 
Realmente era una maldición… su maldición…
...
 
Una vez más participó en la reunión con Silva, había entablado conversación con Kurapika y pudo notar una clara rivalidad entre él y Lucifer, era extraño, no era habitual de él compartir con los demás, pero ocasionalmente se dio la situación… 
 
¿Quién lo diría? los dos tenían mucho en común…
 
Silva le dijo ese día que saldría de viaje otra vez y para su pésima fortuna estaría a cargo del albino, esta vez, más tiempo, mucho más. Así había sido la orden de su padre que tras partir había dejado una lista inmensa de las cosas que Illumi tendría que hacer y que su esposa no debería si quiera enterarse. 
 
Si necesitaba liberarse era en esa oportunidad, no necesitaba ganar más tiempo para realizarlo, tenía más de un mes para comenzar su juego y ya estaba listo para eso. Había estudiado su comportamiento durante esos 6 meses, había visto su peculiaridad y había fingido no darse cuenta. Hasta ese momento… 
 
Si Silva se iba, sería un error, un gran error.
 
… 
 
Otra mañana comenzaba cuando al día anterior había dejado de tarea leer detalladamente lo que su padre había dejado.  
 
Acercándose a la mesa de noche sacó el folder que había envuelto entre lo demás, separó con sus manos unas jeringas y pañuelos para liberar la gran lista, pero al abrirla no encontró nada más que una hoja y un papel adherido con un número telefónico.
 
“Llámame si algo sucede, cambié de número”


Lo entendía, sabía que cuando viajaba su madre se la pasaba llamando todo el día a su esposo, eso era conveniente para su jefe y así podría mantenerse tranquilo, alejado de esa mujer indeseable.
 
Comenzó a leer detenidamente cada palabra disfrutando contemplar la perfecta letra que marcaba como una sentencia su labor. Esperaba después de ese momento el fin de semana para ir a ver a Killua, era la primera vez en toda su vida que deseaba que el tiempo pasara rápido para liberarse de los quehaceres para ir tras él, ya que luego de haber terminado su lectura se enteró de algo muy importante…
 
“Entrena a tu hermano”
 
- ¡Bravo! – gritó en su soledad, no solo tenía que vigilarlo, ahora tendría que entrenarlo como a los otros. Quería hacerlo, quería ponerlo bajo su mandato y hacerlo sufrir como a los otros menores para deshacerse de una vez de esa sensación en su pecho que no lo dejaba en paz. 
 
Y como quién hubiera jugado con el tiempo en su percepción el domingo llegó muy rápido para él. Como alguien muy diferente llegó a la casa de Gotoh y con su llave personal entro comiendo ansias de escuchar sus saludos impertinentes, pero no fue así. Killua no lo saludó ¡Es más! ¡Ni si quiera estaba ahí! 
 
No se había confundido de casa, era esa, lo sabía, la llave también había dado con la cerradura, entonces ¿Por qué no hay nadie? Era normal que todos los domingos él se presentará para pasar el rato y aunque era una regla no dicha los otros sabían que debían esperarlo. Gotoh lo sabía, no debía irse por que debía seguir el plan de Silva.
 
 
 
...
 
 
-¿Dónde? ¿Dónde están? – dijo entrando a paso ligero viendo cada rincón que su vista pudiera ocupar. -¡Gotoh! 
 
Un silencio largo lo rodeó hasta que sus oídos se sintieran extraños.
Buscó por todas las habitaciones y nada, por ultimo decidió entrar al cuarto de Killua y tampoco, no había nadie ahí. Deteniéndose un poco para calmarse de su ataque de ansias se dispuso a inspeccionar su alrededor, sí, era su oportunidad y podía saber un poco más del albino si buscaba entre sus cosas algo que le pueda contar una debilidad.
 
“No es que lo este acosando, para nada”
 
Solo necesitaba saber más, tener el control de todo como siempre, mantenerse firme , y la información lo ayudaba, su fuerza se incrementaba cuando conocía a quienes lo rodeaban. Era perfecto el momento cuando divisó entre la papelería un libro de ciencia ficción que cuando él era niño le gustaba sobremanera. Leer era lo único que lo animaba y que lo sacaba de su frío mundo, se sintió a gusto al menos de no tener a un hermano tan simple, saber que comparten aunque sea ese pequeño gusto en común lo hizo sentir bien.
 
“No”
 
Se sacudió la cabeza intentando concentrarse en algo diferente, habían pasado varios meses  desde que lo vio otra vez, era muy complicado para Illumi tener que seguir su vida en torno a los demás, en especial por tener que pensar en Killua. No lo quería, pero no se había dado cuenta que tras sus propias reacciones demostraba todo lo contrario, él solía decir que necesitaba hacerle daño y nunca lo hacia, y cuando lo veía sonreír le asqueaba, pero muy en el fondo quería seguir comprendiéndolo buscando una manera de entender que nada se solucionará si lo desaparece.
 
Si Killua no existiera, Illumi tampoco sería quién ocupe el puesto de Silva, tampoco recibiría más atención de su padre, lo sabía… y no quería aceptar su realidad. 
 
Pero necesitaba echarle la culpa a alguien y su hermanito estaba ahí siendo todo lo contrario a él…
 
“Es una lastima”
 

 
El sonido de la puerta lo dejó con pocos segundos para reaccionar, casi arrastrando sus pies pudo salir de la habitación cuando Gotoh llegó con Killua.
 
Ni si quiera entendía por que se sentía tan nervioso, ¿Cuántas veces lo ha hecho ya? Ha matado, extorsionando, torturado y no podía creer algo tan simple le conmoviera. Así que cuando los vio y volvió a ignorar a Killua comenzó a hablar en el código que solo ellos conocen.
 
-¿Dónde estuvieron? – le dijo con un tono que si no fuera por el acento parecería que le estuviera reclamando.
 
- Illumi -sama, el amo Killua y yo fuimos a la tienda de regalos. Antes de salir pedí autorización al amo Silva.
 
Lo miró arqueando una ceja ¿Tienda de regalos?  ¿Por qué irían ahí?  Joder que se moría de la curiosidad pero no se atrevía a preguntar algo que delatara su inquietud.
 
“Hola”
 
El niño lo miraba con una sonrisa que parecía deslumbrar hasta cegarlo, fue un momento extraño para su ser cuando su dulce mirada lo envolvió en una sensación cálida. Se quedó mirándolo más de 5 segundos memorizando las líneas que marcaban sus mejillas, viendo la similitud del azul de sus ojos en los de su padre.
 
Se preguntó a qué venía eso, en los primeros meses había logrado hacer que dejara de sonreír cuando lo recibiera y ahora estaba como quién hubiera ganado la lotería.
 
 
“Extraño ser… que llena de dudas a un corazón no latiente”


- Amo, el joven Killua me pidió un momento con usted – le dijo el hombre en terno para irse de la sala de espera.
 
Un momento… ¿Por qué los dos se quedaron solos? ¿Qué clase de confabulación es esa?
 
Illumi no entendía un carajo que sucedía, pensó que se habían olvidado de él y se habían ido, pero no fue así, desde un comienzo la intención de Killua había sido darle una sorpresa, que para su mala suerte había demorado en conseguir y por eso había llegado tarde. 
 
El albino se sentía demasiado nervioso como para seguir con su mirada adelante, sus manos cargaban una bolsa de regalo en su espalda y con miedo de la reacción ajena colocó al frente suyo el presente que era más grande que  su cabeza. 
 
Illumi lo miró con desconcierto, acaso le estaba dando algo ¿Para él? No podía recordar cuando fue la ultima vez que recibió un regalo de su familia y ahora ese momento se había quedado como el primero entre todas sus experiencias.
 
Ni si quiera supo en que momento sus manos aceptaron el objeto ese , pero cuando reaccionó ya tenía en su poder aquello. Killua se fue corriendo sin decir nada más, aprovechando el notorio impacto del mayor.
 
-Realmente lo sorprendí – pensó el albino tronándose los dedos de los nervios yendo a buscar a Gotoh.
 
Y en efecto lo había dejado en una pieza.
 

 
-¿Cree que le haya gustado Gotoh-san? – le decía el niño que no paraba de morderse las uñas y que a cada rato miraba a la puerta.
 
- Claro que sí amo, escogió muy bien – la sonrisa fraternal que le brindó ayudó a calmarlo, era de noche cuando se hallaban en el jardín recogiendo algunas flores para la mañana siguiente. 
 
¿Por qué Killua compró algo para Illumi? Podría decirse  que era una forma de agradecer lo que sucedió la vez pasada,¡ y no solo eso! Quería verlo de esa forma, desde la primera vez que lo vio en su casa tuvo una buena experiencia recibiendo un pastel por su cumpleaños, con días de retraso, pero al fin y al cabo un pastel. Luego le recomendó un libro que se ha vuelto uno de sus favoritos y por ultimo lo había cuidado cuando se encontraba herido. ¡Si eso no era amor de hermanos él no sabía que era!
 
“Hermosa ingenuidad”
 
Había conversado muchas noches con Gotoh del porque Illumi era muy frío en el trato, a lo que se enteró que, no era nada más que su personalidad. Creyó que sería algo más complejo, pero después de conversar con su mayordomo todo se le hizo más fácil. Se sintió mal al no haberle dado las gracias personalmente, pero no podía, se había contagiado de ese irremediable rasgo de mantenerse en silencio a tal punto de solo comunicarse con miradas, que varias veces delataba sus emociones.
 
Aunque Illumi no quiera, Killua era el único que lo veía de esa forma y como iban las cosas pareciera que jamás se daría cuenta.
Pero bien dicen que del odio al amor solo hay un paso…
 

 
Llegó corriendo a su habitación para encerrarse dejando a un lado a su madre que no paraba de llamarlo tras la puerta. 
Se sentó en la cama y con mucho cuidado colocó el objeto encima de la suave tela, viéndolo, queriendo adivinar que era se puso a imaginar que cosas se dan los hermanos.
 
“¡No! ¡Él no es mi hermano!”
 
Quería seguir rehusándose ante ese gesto de aprecio pensando bien si debía devolvérselo o botarlo, no sabía que hacer, se sentía como un niño pequeño que se dejaba llevar por lo nuevo y que no
era capaz de controlar una simple experiencia.
 
Solo necesito abrirlo…
 
Ya no aguantó más, mirando a todos lados  se cercioró de que nadie lo observara, y con una acción sutil rompió la envoltura.
 
Un libro.
 
“La historia de cómo dos hombres lobo sobrevivieron a la exterminación de su estirpe”.
 
-Vaya – dijo dándole la vuelta para leer el epilogo. No era lo que esperaba, una novela de fantasía no le llamaba la atención  -¿Qué más puedo esperar?- se dijo viendo en la portada un lobo blanco y uno negro.
 
- Solo tiene diez años – dijo recordando la línea de Gotoh como si hubiera predicho el futuro. 
 
Inevitablemente se había dejado llevar por esa sinceridad y, que no se había dado cuenta hasta el momento en el que su corazón había empezado a ceder al otro, que, desde el primer instante no se había rendido. Quería sacarlo de su vida, pero más se metía en ella, quería alejarlo y más curiosidad le proporcionaba en cada ocasión. Y sin querer en vez de hacerle daño alguno estuvo creando motivos para ser querido. Los dos necesitaban cariño y compañía e Illumi no podía pensar en algo así con el albino. Jamás…
 
Sin remedio alguno la bondad de Killua había sobrepasado esa línea invisible que separaba sus mundos.  El albino lo había envuelto sin que se diera cuenta en su propio juego y aunque nunca lo había planeado, había conseguido mover un poco ese corazón negro que, necesitado de atención había recibido lo primero a su alcance. 
Abrió la primera hoja y queriendo comenzar la lectura , una letra hermosa y limpia lo distrajo. 
 
 
“Gracias por cuidarme”
 
Otra vez se fue a la mierda con eso ultimo, ¿Qué no sabía Killua que eso le hacía daño? Lo seguía detestando con la misma intensidad, pero una confusión se había alojado en su mente que no le permitía parar de leer esa frase una y otra vez. No quería aceptar algo bonito de otra persona, y mucho menos del albino, solo de Silva…. 
 
No quiso leer el libro por miedo a encontrar algo que lo vuelva a poner en ese estado de reflexión. No, ya no, no daría marcha atrás, no importa que intente Killua para ganarse un poco el aprecio de su hermano, no lo conseguiría tan fácilmente. Así que tirando el libro a la deriva se quedó en su cama intentando sacar de su cabeza esa linda sonrisa que no paraba de presentársele cada vez que cerraba los ojos.
 
Sus ojos azules no lo dejarían dormir otra noche, atormentándolo hasta en los sueños.
 
 
Realmente era su maldición…  ¡Qué hermosa maldición!
 

Notas finales:

Gracias por leer todo...

 

-Heart


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