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LawLight por Girlyfairly

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Oh no, ese rostro no puede significar nada bueno.


Hace un momento había decidido soltar la cadena para ir a la cocina por un postre, dejando a Light esposado al cabezal de la cama. Sigue siendo su sospechoso número uno, así que debe vigilarlo todo el tiempo, no obstante necesitaba azúcar para poder continuar con su día. ¿Podría haber dado la orden a Watari? Sí, pero necesitaba un respiro de Light-kun y sus dramas adolescentes.


Tan pronto como regresa, se pregunta si fue buena idea dejarlo solo. Si antes creía que algo pasaba, ahora está seguro de que es así. Lo encuentra sentado contra el respaldar, con el ceño fruncido, los brazos cruzados y un mohín con los labios. No necesita ser el mejor detective del mundo para deducir que algo, de nuevo, le pasa al castaño. ¡El problema es que nunca sabe qué es! Mejor dicho... ¿cuando a Light-kun no le pasa algo?


Se trepa en la cama con los pies y luego adopta su usual posición: en cuclillas. Pasa un dedo por toda la tarta para después lamerlo, un buen pastel siempre es excelente para lidiar con el drama. Podría ignorarlo, pero eso solo le ocasionaría otro problema, además, ha aprendido que cuando el castaño comienza a resoplar como si fuera un caballo, es porque quiere llamar su atención, las veces que lo ha ignorado han resultado en largos monólogos sobre lo insensible que es.


—Algo le sucede a Light-kun, ¿puedo saber qué es? —Pregunta, manteniendo su inexpresiva mirada fija en el postre.


—¡Nada! —Aprieta más la mandíbula y ladea el rostro hacia el lado contrario del detective.


L suspira, desearía que realmente no fuera nada, pero sabe que aceptar esa respuesta como definitiva solo empeorará las cosas, y quien sufrirá las consecuencias será él, al final es él quien pasa todo el tiempo atado al castaño.


—¿Sabe Light-kun que fruncir el ceño causa arrugas prematuras? —Como si sus palabras fueran mágicas, el vanidoso adolescente relaja las facciones, sin bajar los brazos.


No entiende cómo Light puede tacharlo de insensible, justo a él que se preocupa tanto por la salud de ese cutis.


—Es que... —el menor forma un mohín con los labios y se talla con cuidado los ojos ya que la piel de esa zona es más delicada.


El detective, incómodo de verlo con ese triste semblante, se rasca un tobillo con el otro pie. Es cierto que él no es muy hábil para relacionarse con otras personas y que a veces hasta carece de empatía, pero ha tenido que aprender un poco a la fuerza gracias a las rabietas diarias de su sospechoso. Es más, invierte veinte minutos al día en buscar artículos que hablen sobre las relaciones humanas. Lidiar con Light no es fácil, aunque de algo está seguro, lo prefiere cuando es altivo y orgulloso porque verlo triste siempre le provoca una sensación extraña en el pecho.


—Realmente quisiera entender que le sucede a Light-kun. —Intenta que su voz no suene tan monótona ya que es algo que el castaño siempre le reprocha. Luego, poniendo en práctica lo aprendido, se desplaza por el colchón unos centímetros, sin abandonar esa posición de rana.


Light suspira, lo que significa que está a punto de ceder. L sonríe ladino porque parece que acercarse, como leyó en internet, puede ser interpretado como señal de apoyo. Deberá tachar esa idea como acertada en la lista que ha creado a lo largo de estos meses.


—Es que nadie notó que esta camisa es nueva... —murmura cabizbajo.


L se mordisquea el pulgar mientras recorre con sus enormes ojos al adolescente, quien viste un pantalón negro y una camisa rosada. L está seguro de haber visto esa prenda antes.


—¿Está Light-kun seguro que esa camisa rosada no la había usado antes?


Light levanta la cabeza y clava sus ojos en el detective con tal rapidez que el pelinegro se aleja un poco como acto reflejo.


—Esta camisa no es... rosada —dice entre dientes, luciendo ofendido y molesto ante tal confusión de colores—. Es coral. Además esta camisa es Tommy, la rosada que tú dices me la regalaron los del cuartel, no tenía ni etiqueta, la usé por ser amable —se lleva una mano al pecho, no puede creer lo buena persona que es por usar algo sin saber el tipo de tela, le pudo haber dado urticaria—, ¿pero ellos no pueden ser amables y halagar mi nueva camisa?


—Ya veo... —Se lleva un buen trozo de pastel a la boca, eso le dará unos segundos para pensar en lo que debería decir, el artículo que leyó no decía nada sobre emergencias de moda—. Light-kun fue el único que se percató la semana pasada que Matsuda lucía un nuevo corte de cabello y...


—Ay sí, pero no favorece para nada sus facciones —pone los ojos en blanco y hace un gesto con la mano, flexionando un poco la muñeca—. Y pensar que la gente paga por esos cortes, ¿que no estaban de moda en los noventa?


—Mi punto es... —interrumpe con voz monótona, porque si el adolescente odia esa voz, él odia que no lo dejen terminar—. A diferencia de Light-kun, no todos los hombres nos percatamos de esos detalles, pero no significa que la camisa de Light-kun no le favorezca.


—No dije que no me favoreciera, a mí todo me queda bien —dice mientras se pone de pie y se aleja lo que la cadena le permite, con el fin de que el detective lo vea de pies a cabeza, como diciéndole «¿acaso crees que existe algo que pueda quedarme mal?»


—No entiendo por qué este tema es tan importante para Light-kun. —Responde mientras se mordisquea el pulgar. No sabe qué más decir. Es cierto que hace todo lo posible por entender al adolescente, pero están perdiendo tiempo y por una tontería según él —. Ya le dije a Light-kun que los hombres...


—¡Eso no es cierto! —Farfulla agitando las manos— ¡El día que Misa usó ese precioso vestido azul marino con destellos dorados todos le dijeron que se veía bien! ¡Hasta tú le dijiste que se veía hermosa! ¿¡Por qué a mí no!?—. Se cruza de brazos y zapatea como si fuera un niño pequeño haciendo berrinche.


—Bueno, es que era imposible que Misa Misa pasará desapercibida con ese vestido.


—¿Qué quieres decir? —Los ojos de Light brillan furiosos, advirtiéndole a L que piense bien sus siguientes palabras.


—En que Light-kun no usa sostén talla D... —responde con cuidado, poniéndose de pie con la misma lentitud.


—Primero, ignoraré el hecho de que sabes la talla de su sostén —hace una mueca de asco, por alguna razón él no encuentra atractivos los pechos femeninos—. Segundo, yo podría lucir un vestido mejor que ella.


El detective fija sus enormes orbes en el castaño, analizándolo de nuevo de pies a cabeza y esta vez esa mirada sí que logra ponerlo nervioso. Luego, sus pies descalzos se desplazan por la habitación en dirección a su sospechoso, y al estar lo suficientemente cerca, responde.


—El pecho de Light-kun es bastante masculino —palpa con una mano los pectorales del adolescente a fin de confirmar su teoría, todo esto bajo un atónito y sonrojado Light—. No sé si podría lucir un vestido con ese torso, pero con esas piernas... —se rasca un tobillo con el otro pie mientras fija la mirada en la parte inferior del castaño—. Sí, con esas piernas creo que...


—Pe-per... ¡Pervertido! —Farfulla, lanzándose a la cama y cubriéndose con las sábanas para huir de esa mirada.


L parpadea solo una vez, sin entender qué acaba de ocurrir.


—Pensé que a Light-kun le gustaban los halagos...


—¡Pero no de esos! —Siente la cara tan caliente por la vergüenza que decide ocultarse por completo bajo el edredón como un avestruz.


L se rasca el abdomen bajo la remera y luego suspira. No sabe si arregló el problema de Light o si por el contrario lo acaba de empeorar.


oOo




Es el mejor detective del mundo por muchas razones, entre ellas: siempre está un paso adelante que los demás, incluso si esa persona es un adolescente temperamental


Luego del incidente ocurrido con la camisa, se dio a la tarea de hacer una lista de todas las pertenencias del castaño; pantalones, zapatos, productos para el cabello y el rostro, camisas, cremas corporales, set de ducha, antifaces... todo. Y todos los días revisa la lista para asegurarse que no haya nada nuevo. Light-kun no volverá a pasar desapercibido, no en su guardia.


Al bajar las escaleras para dirigirse a trabajar, el adolescente lo sigue unos pasos atrás, aún unidos por la cadena. El detective lleva una sonrisa ladina, ayer por la noche mientras repasaba su lista, encontró un producto que no era parte de ella, así que por fin podrá poner en práctica su plan.


Toman asiento frente a sus computadoras, uno al lado del otro mientras algunos miembros del cuartel están sentados y trabajando en sus laptops en unos sillones, y otros están de pie revisando algunas notas.


Watari entra con un carrito repleto de diversos postres, pero no lo deja al lado del detective como todas las mañanas ya que éste le hace un disimulado gesto para que se detenga. Lo ha visto crecer, entendería un mensaje aún si se lo mandara a través de estornudos. Con la excusa de tomar una magdalena, L se pone de pie y se dirige al carrito que Watari dejó detrás de ellos. Se aleja todo lo que la cadena le permite, que no es mucho, solo dos metros, luego agita una mano para llamar la atención del resto.


Todos los presentes, a excepción de Light, levantan la mirada y fruncen el ceño, extrañados. Entonces L se lleva un dedo índice muy cerca del ojo y luego señala a Light. Repite la acción varias veces, el dedo al ojo y luego a Light, el dedo al ojo y luego a Light. Los hombres se miran confundidos entre sí, cuando creen que el detective no puede ser más extraño, siempre se equivocan.


—Emmm, Light... —dice Matsuda, creyendo que entiende a L. Supone que Ryuzaki quiere que vean a Light.


—¿Si? —El castaño gira sobre la silla, dándole la cara a todos los del cuartel.


De inmediato L retrocede un par de pasos para quedar detrás del adolescente y seguir haciéndoles señas a los otros.


—Túúúú... —Matsuda se rasca la cabeza, intentando comprender los gestos del detective, pero solo entiende que es algo que tiene que ver con Light porque lo señala. L decide decirles el resto con lenguaje de señas, sin embargo lo hace tan rápido que Mogi no capta el mensaje completo.


—Tú tienes... —Dice Mogi y alza las cejas, como pidiéndole a Ryuzaki que repita lo último.


—Algo nuevo. —Concluye Watari, tan apacible como siempre. Él había entendido cada gesto desde el inicio, pero prefirió divertirse un poco viendo al antipático L haciendo maromas para hacer sentir bien al joven Yagami.


—¡Sí! ¡Algo nuevo! —Secunda Matsuda con una sonrisa, pero viendo disimuladamente al detective para saber qué más debe decir—. ¡Se nota que te has hecho algo!


—¿En serio? —Pregunta Light confundido y se mira así mismo a fin de ver qué ropa tiene puesta, no hay nada nuevo, no entiende.


—Es... ¡tu rostro! —agrega Matsuda al ver al detective tocándose la cara mientras intenta comprender qué significa ese movimiento que hace con los dedos... lo ve cerrar la mano y al abrirla estira los dedos como si fuera... ¡un sol!—. ¡Luces radiante! —Finaliza, empuñando las manos como si acabara de ganar algo luego de que L levantara los pulgares en señal de victoria.


Es entonces cuando los ojos de Light se iluminan y por inercia se lleva las manos a la cara, palpando las mejillas y dándose cuenta que, en efecto, su piel se siente diferente. Más sedosa.


—Ahora que lo dices... —murmura con una sonrisa—, compré una nueva crema para el rostro. No pensé que los resultados se reflejarían tan pronto.


En ese momento todos comprenden cuáles eran las intenciones de L, así que deciden apoyarlo haciendo comentarios al respecto. Alguien le pide el nombre de la crema para empezar a usarla, otro le dice que hizo la compra perfecta, alguien más comenta que nunca debería cambiarla.


Light escucha atento cada opinión y responde orgulloso todas las preguntas. Eso es suficiente para que el resto del día ande feliz, llegando hasta a tararear mientras trabaja.


oOo




Muy rara vez L le retira la cadena a Light, hoy es una de esas veces. El adolescente dijo que quería tomar una ducha para dormir mejor y prometió que no tardaría más de diez minutos, ante lo cual el detective accedió.


En realidad aceptó el trato porque necesitaba un tiempo a solas. Se dirige al estante lleno de libros que está en la habitación y tras apretar uno se abre una pequeña ranura en el mueble. Saca de ella un cuaderno y se dispone a tomar notas.


—A veces un cumplido puede alegrarle el día a alguien. —Recita la frase que leyó en internet mientras la anota bajo la línea que dice "acertado". Al lado hay una larga lista en los que ha fallado, pero procurar prestar atención a esa con resultados satisfactorios, la cual observa con una sonrisa ya que poco a poco se va alargando.


Regresa el cuaderno a su sitio y luego se dirige a la cama para esperar por Light. Ve al castaño salir con el pijama puesto y trayendo en las manos la crema que L recientemente agregó a su lista sobre «Pertenencias de Light-kun»


—Y decías que los hombres no se fijan en los detalles —comenta el adolescente orgulloso de haber tenido razón, luego se trepa en la cama.


L no responde, si el adolescente quiere creer que él se equivocó, no lo va a contradecir, por primera vez en mucho tiempo hay un día sin dramas y no piensa arruinar eso. Sin embargo frunce el ceño al ver que Light avanza hincado sobre el colchón en dirección a él en lugar de acomodarse para dormir.


—¿Qué se supone que Light-kun hace? —Pregunta, viéndolo abrir el tarro.


El castaño toma un poco de crema y comienza a aplicarla en el rostro del detective, quien no deja de verlo con desconfianza.


—Es para que mañana te digan que tú también luces radiante.


Las facciones de L se relajan y una sonrisa casi imperceptible se forma en sus labios. No lo entiende muy bien, pero le gusta hacer cosas que hagan feliz a Light-kun, porque desde hace unas semanas cada vez que lo ve sonreír, una desconocida pero cálida sensación le invade el pecho mientras el corazón se le acelera y un extraño cosquilleo se apodera de su panza. A veces se pregunta si esos síntomas son normales o si por el contrario debería visitar a un doctor, supone que no puede ser grave ya que la sensación es agradable. ¿Será acaso que Light-kun le contagió el drama? Espera que no, ya es difícil lidiar con un Light-kun, dos serían imposibles. Lo extraño es que los síntomas solo atacan cuando están juntos, o cuando piensa en él, así que definitivamente el culpable es el adolescente. Se pregunta entonces si a Light-kun le pasa lo mismo cuando está cerca de él. 


—-


Bueno, creo que nos queda claro que L haría lo que sea por mantener feliz a su diva, a su hombre, a su agujero. 


Igual L me parece re tierno cuando es todo pendejo. ¿Light dramático? Noooo, ¿cómo creen?


 


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