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El Rey blanco por Rigel23

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Notas del capitulo:

El segundo capitulo listo! Disfrutenlo

A pesar de que su rostro se mantenía sereno y apacible y su postura asemejaba a una relajada, en el interior el purasangre estaba en un estado muy similar al pánico. Las palabras de aquel odioso mensaje que Cross le había mandado aun resonaban en un cabeza, martillándolo y torturándolo.

“Tienes que venir rápido ¡Algo terrible ha pasado!”

Solo esas simples palabras, sin explicación ni detalles. Solo eso sirvió para lograr que él abandonara la reunión en la casa de Asato y saliera en dirección a la casa del ex-cazador. Nada más importaba en ese momento, todo lo que tenía en mente era que necesitaba ir a donde el adulto se encontraba, o más específicamente llegar al lado de…

Solo espera un poco…pronto llegare.

.

.

.

Kaien Cross sabía que debía esperar a un purasangre preadolescente agitado y preocupado dentro de poco, él lo había sabido desde el momento en que pensó en mandar aquel mensaje al vampiro.

Después de todo él tenía bajo su cuidado a la persona más preciada de aquel poderoso purasangre.

Así que sabiendo eso él no se asustó ni sorprendió cuando la puerta de entrada de su casa se abrió estrepitosamente casi agrietando la pared y ahí en el umbral estaba Hio Ichiru, heredero del antiguo clan Hio, poderoso purasangre.

—Cross ¿Qué…?

El antiguo cazador observo con una nota de diversión al purasangre. Ichiru era lo que todo vampiro nivel A debía ser, hermoso de una letal manera, su cabello blanco como la nieve, de una suavidad inalcanzable, piel sedosa y pálida muy afín a la de todo vampiro y sus ojos.

Ojos de un rosa pálido como el de un rubí claro y frágil.

 Hio Ichiru era hermoso, tal y como lo fue su madre, tal y como...

— ¡Ichiru-kun! ¡Debes verlo por ti mismo! ¡¡Es un gran problema!!

Con su alarmante melodrama habitual, el rubio sabía que el otro pensaría lo peor a causa de sus palabras, una sospecha que se confirmó cuando el vampiro rápidamente se dirigió hacia el lugar donde la presencia de su ser querido se encontraba.

Tan apresurado estaba que abrió la puerta sin necesidad de llamar  y lo que encontró al otro lado lo dejo sin palabras, la verdad.

Cross llego segundos después y con un gemido melodramático señalo al interior del lugar hablando con un tono de urgencia.

—¿¡Lo vez Ichiru-kun!? ¡¡Zero-chan no puede vestirse por sí solo!! ¡¡Es un gran problema!!

Aquellos inusuales orbes rosa pálido observaron detenidamente a la pequeña silueta luchando desesperadamente con las prendas para dormir.

De cinco años de edad, Zero se encontraba en ese momento completamente enredado entre la piyama que Cross le había dado. Su cabeza se encontraba atrapado en uno de los agujeros para los brazos y sus dos brazos estaban donde la cabeza debería entrar.

Y el pantalón estaba al revés.

Un extraño cosquilleo poco común pero no inusual se instaló en la garganta de Ichiru al ver al pequeño albino luchando y enredándose más en aquellas prendes.

El cosquilleo creció y creció hasta que de su garganta una cristalina risa nació.

Sus brazos rodearon su plano estómago, mientras se inclinaba sobre su eje con el fin de controlarse. Su limpia risa resonó en todo el lugar, llamando la atención del pequeño en la habitación y de Cross que aprovecho para tomar una foto a escondidas para el recuerdo.

—Ah, Ichiru-kun no te rías del pobre Zero

Aun así el purasangre siguió riendo y riendo como si no hubiera un mañana.

¡Zero era tan lindo!

Saltando sobre sus diminutos pies tratando de encajar su cabeza en aquel agujero hecho solo para los brazos. La sola imagen era entrañable y él no pudo evitar reírse ante lo adorable de la imagen.

—I-chi-ru…

La risa de Ichiru murió inmediatamente ante la mención de su nombre por aquella suave e infantil voz. Su cabeza se movió, azotándose hacia el lugar donde Zero se encontraba ya que él fue quien había hablado.

Zero había renunciado a tratar de vestirse, seguramente molesto por escuchar que se reían de él, pero aun así su mirada curiosa y cálida se mantuvo en el de blanca cabellera.

Sus labios rosas se movieron—…Ichiru…—el nombre había sido dicho ahora con más confianza. Causando que los ojos del purasangre se abrieran levemente sorprendidos.

—Hablo.

Desde que había salvado al pequeño de aquel vulgar D hace seis meses, el infante no había pronunciado palabra alguna, y a pesar de que solo había ido a visitarlo solo tres veces en todo ese tiempo, el pequeño nunca había dicho ni una sola palabra.

Hasta ahora.

— ¡Ichiru!...

Aturdido el vampiro solo logro percibir el sonido de ligeros pies corriendo sobre la alfombra y luego sintió dos pequeños brazos rodear su cintura. Cuando miro hacia abajo, una mata de cabello plateado fue lo que observo.

Zero lo tenía abrazado.

 

La cabeza plata se movió y brillantes orbes lilas grandes y hermosas chocaron contra los rosa suave del vampiro.

La gran sonrisa de Zero lo había hipnotizado completamente—… ¡Ichiru!

Los brazos del purasangre rodearon inmediatamente aquel pequeño cuerpo y lo apretaron en un cariñoso abrazo, sonriendo suavemente Ichiru se inclinó hacia abajo y unió su frente contra la del pequeño.

—Así es Zero…Soy Ichiru

Olvidado por los dos albinos Kaien Cross inmortalizo el momento con al menos una docena de fotos, tomadas desde varios ángulos diferentes.

¿Quién lo habría pensado? Que de todas, la primera palabra de Zero fue “Ichiru” pero al ver a aquellos dos en su propio mundo Cross sabía que no debía sorprenderse.

Era de esperarse que Zero aprendiera el nombre de su preciada persona primero, por sobre todas las cosas.

Esa siempre sería la primera palabra de Zero.

 

 

 

 

Notas finales:

Que puedo decir, Zero es adorable! Me encanta escribir de él. 


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