A pesar de lo sucedido con Ren Hakuryuu, el propio Alibaba ya había estado consiente de sus propios sentimientos, algunos años atrás. En aquel tiempo en el que descubrió que los chicos eran lo suyo, su primer novio fue un joven algo extraño, pero atractivo, Judar (14 años – duración 5 meses). Este le enseño lo que una verdadera pareja homosexual representaba; no obstante, duro poco porque era demasiado ojo alegre y su fidelidad cuestionable. El segundo en su vida amorosa era Ren Kouen (15 años), hermano de su amiga Kougyoku; a pesar de la gran diferencia de edad (similar a la que tenía con Sinbad) eran una pareja estable sin cariño empalagoso… en algún momento Alibaba pensó que se trataba del amor de su vida y se quedarían juntos hasta casarse, su felicidad termino cuando Kouen debido a los negocios familiares, tenía que mudarse de ciudad y una relación a distancia no le apetecía a ninguno. Su estado de ánimo bajo, Kougyoku trataba de animarlo diciéndole que cuando el pelirrojo regresara podrían retomar su relación; Morgiana, otra de sus amigas le insistía para salir de paseo u otro lugar para despejarse de su aura triste; Aladdin, amigo y vecino también trataba de hacer lo que podía para ayudarle con sus pesares.
Sentía que su vida había terminado, no podía aceptar que sus dos años de relación se perdieran como si no valiesen nada; su mundo era aquel pelirrojo de semblante serio pero que le ofrecía su cariño y amor sincero. Podrían todos sus amigos intentar animarlo, aunque estaba consciente de que a quien más necesitaba era a Sinbad, sentía que era la única persona en el mundo que le daría el consuelo que necesitaba. Todo un mes se la paso pensando en algo nuevo que había descubierto, ¿Por qué con la partida de su novio, en el único que podía pensar aparte de este, era en Sinbad? Por otro mes más, se siguió cuestionando ese simple pensamiento para llegar a la conclusión de que en el fondo de su corazón existía una parte que le pertenecía al mayor. Sin embargo, decidió desechar esa posibilidad…. “estar enamorado de Sinbad”, porque simplemente la idea no podía ser, ¿Cómo era que aun cuando decía que quería a Kouen y estaba sufriendo por su partida, en realidad también estaba enamorado de Sinbad? … Guardo todo eso en el lugar más recóndito de su mente y al cabo de un tiempo agradeció que el peli morado estuviese en el extranjero, estudiando un diplomado.
Transcurridos 6 meses, asimilaba mejor las cosas, su sonrisa había vuelto pese a que ocasionalmente sus ojos reflejaban tristeza. Por ese entonces, conoció a Hakuryuu, su amiga Kougyoku los había presentado porque el chico se había mudado a casa de sus primos junto con su hermana, tras un accidente que había tenido su familia y era la explicación a aquella herida en su ojo izquierdo. Tal vez, porque él se identificaba con el azabache o por conocer el dolor de perder a alguien, comenzó a interesarse en él, luego salieron como amigos hasta que un día cavaron compartiendo besos bastantes subidos de tono en la fiesta que daban lo Ren por la terminación del semestre. Su relación era el apoyo que ambos necesitaban para salir adelante, se veía prospera y sobre todo ambos chicos mostraban felicidad. Alibaba pensó que esta sería su pareja definitiva, compartían muchas cosas en común, se querían y tenían el futuro por delante; la burbuja de felicidad que se había formado se rompió de golpe con la muerte de su padre, mismo que fue motivo para que su amor prohibido regresara antes de lo planeado; a pesar de que su novio ojiazul estuvo apoyándolo siempre, el único que en verdad le ayudo a salir de su depresión fue Sinbad. Aquellos sentimientos que creía olvidados surgieron inevitablemente en esos días que estaba vulnerable… lagrimas poco a poco comenzaron a caer de sus mejillas al recordar, había dejado en el olvido el amor que le profesaba a Hakuryuu para dejarse llevar completamente por la presencia del peli morado, sin pensar siquiera si estaba siendo demasiado obvio con sus verdaderos sentimientos. Le dolía pensar que de laguna forma había herido al azabache cuando lo único que había hecho este fue darle amor, apoyo y alegrías.
─Lo lamento Hakuryuu─ hablo entre sollozos al momento en que decidió llorar de forma libre y abrazaba sus piernas ─ Fuiste tan bueno conmigo y … aun así yo…─ esto no era extraño, para el Saluja se había convertido en una especie de rutina y por ese mismo motivo Sinbad había decidido aquella noche escuchar detrás de la puerta, descubrir si realmente el menor dormía o pasaba algo distinto.
─ Y aun así… yo ─ volvió a hablar de la nada el rubio con lágrimas cayendo de forma descontrolada ─ Yo nunca te podre querer─ el mayor al escuchar eso percibió que debía intervenir, si eso era lo que martirizaba a “su hijo”, le explicaría que no siempre es algo nuevo o malo no corresponder un amor. ─ Y todo porque en el fondo… ─ el ojidorado había puesto su mano en el pomo de la puerta para entrar, pero con su oreja aún pegada a la puerta. ─ Estoy enamorado de Sinbad─ los lloriqueos aumentaron y el mencionado estaba hecho piedra con la mano en el pomo. ¿Había escuchado bien??? ¿estaba enamorado de él???? ¡¡carajo!! ¡¡no!! ¡no! No quería creer en esas palabras cuando el mismo se había esforzado por reprimir sus propios sentimientos, restringido por el ¿qué dirán? Y la diferencia de edad. Simplemente no podía creer en algo en lo que el fantaseo desde hace tiempo.
─ ¿Por qué? ─ la voz del rubio volvía a traerlo a la realidad ─ ¿Por qué tengo que sentir esto?... él solo se ha portado bien conmigo… y ahora yo… quiero imponerle estos sentimientos porque… es obvio que no soy correspondido─ “No es tan obvio idiota” de conmoción paso a sentir ira por la sarta de estupideces que el otro decía a juicio del mayor, enojado a su vez porque el ojimiel nunca noto sus esfuerzos por no demostrar lo que sentía, ya que muy en el fondo quería que fueran descubiertos. ─No me quiere y duele saberlo─ alzaba más la voz el Saluja al interior del recinto. ─Daria lo que fuera para que amara… pero, estoy siendo injusto─
─ No lo estas siendo─ la profunda voz de Sinbad se escuchó, había entrado de golpe, pero silenciosamente a la habitación.
─¿Eh? Yo… etto─ balbuceaba el muchacho nerviosamente.
─No lo estas siendo… para empezar el ser humano tiende a ser egoísta, aun cuando asegure ser la persona más bondadosa del mundo─ volvía a hablar el peli morado a la vez que tomaba asiento junto al llorón.
─Puede ser─ le cometo bajito el otro, intentando secar sus lágrimas.
─Nah? Alibaba─ llamaba el mayor ─ ¿es cierto que tú me amas? ─ preguntaba mirando a la pequeña figura que temblaba levemente a su lado, pese a tener la luz apagada.
Por el tono de seriedad que uso, el menor lo mal interpreto pensando en que de seguro “su padre” se había molestado por tener esa clase de sentimientos. ─ No sé qué tanto escuchaste─ contesto con un tono de voz quebradiza ─ Yo lo lamento, te juro que no quería─
─ Tranquilo, no me gusta que llores─ decía Sinabd mientras limpiaba las lágrimas con sus dedos. ─Solo te lo estoy preguntando, para ver si escuché bien… no quiero hacerme ilusiones en vano─
Las últimas palabras resonaron con fuerza en la cabeza de Alibaba, “hacerme ilusiones”, es posible… ¿Qué sea correspondido? ─ He estado enamorado de ti desde hace mucho tiempo, no sabría decir exactamente desde cuando… me di cuenta de lo que sentía cuando Kouen se fue de mi lado─ hablo, sacando fuerzas de donde pudo.
─ Yo también lo estoy de ti─ respondió con voz dulce ─ pero pensé que sería imposible lo nuestro… no creí que te podrías fijar en un anciano como yo─
─ No lo eres─ decía divertido el rubio ─ y, entonces ¿qué significa? ─
─ Significa esto tomo como pudo el mentón del menor y lo beso suave pero profundamente, tanto tiempo deseando hacerlo y al fin podía.
Cuando el aire les hizo falta, se separaron lentamente; el mayor con un par de movimientos colocaba al Saluja sobre su regazo para que le abrace y rodee con sus piernas. Las hebras doradas recargadas en el pecho de piel canela y respiraciones acompasadas, era lo que había en se cuarto.
─ Sabes Alibaba, pensé que en algún momento tú te darías cuenta de lo que siento por ti─ decía le pelimorado mientras recargaba su mejilla en la cabeza contraria.
─ No lo creo, ¿Por qué lo dices? ─
─ Antes de irme hace 3 años, gracias a tu relación con Kouen, supe que mis celos no eran de tipo fraternal… odiaba que aquel pelirrojo te abrazara y besara con tanta confianza; tu, te veías tan feliz por ello─ el rubio iba a decir algo, sin embargo, prefirió a que el otro continuara. ─Egoísta, ¡lo sé!, pero en el fondo deseaba que esas sonrisas solo fueran para mí, que el motivo de tu alegría fuese yo… por eso la idea de irme a ese diplomado en el extranjero fue tan tentadora, porque si tú eras feliz, yo también lo seria─
─ Nunca lo habría imaginado ni notado, solo pensé que Kouen no te caía bien y esa era la razón por la que no le querías a mi lado─
─ Cierto, cierto… puede que también se interpretara de esa forma pauso para soltar un gran suspiro, abrir sus ojos y abrazar con más fuerza el cuerpo ajeno ─ aunque pensé que había sido obvio cuando te propuse vivir juntos, después de lo de tu padre─
Unos momentos de incomodo silencio hicieron que el ojidorado se arrepintiera de sus palabras.
─ En ese momento, cuando lo decidí, no lo estaba pensando realmente, solo no quería quedarme solo─ respondió finalmente Alibaba
Aun así, era posible, tú ya estabas en tu mayoría de edad… no necesitabas de un tutor realmente, salvo por las facturas dela universidad. El que viviéramos juntos no era necesario, ya no eres un niño para necesitar que te cuiden─ otro suspiro salía de su persona y soltaba una leve carcajada ─ pero me alegro de que hayas aceptado, tenerte cerca de mí, aunque sea como “familia” me hacía muy feliz─
─ Yo también me alegro de haber aceptado, hemos pasado muy buenos momentos─ el más pequeño restregó un poco su cara como si de un gato se tratase.
─ Entonces Alibaba… me concederías el deseo y privilegio de ser tu novio─ movió el cuerpo contrario para dejarlo caer en la cama y acercar peligrosamente su rostro como si fuera a besarle
─Te lo concedo… solo porque eres tu…─ contesto mientras le proporcionaba la más bella de sus sonrisas y fue que Sinbad sintió que el sol había salido en ese preciso momento, los cabellos oro parecían irradiar luz propia y la felicidad de su expresión tenía la calidez de los rayos del astro rey.
Volvieron a unir sus bocas, celebrando el inicio de su mayor anhelo, las manos no pudieron quedarse quietas, paseando por el contrario, buscando un tacto más cercano que bajara el torrente de lava que comenzaba a surgir en su sangre. Llegados a un punto, Sinbad tuvo una punzada de remordimiento al pensar que estaba apresurando mucho las cosas, pero su conexión era tan innegable que cuando Alibaba lo noto, tomo entre sus manos el rostro del mayor que lo veía detenidamente y su cuerpo estático. Le beso la frente mientras que, con una mirada adornada de una sonrisa, le indicaba que no había problema, que estaba preparado.
La ropa comenzó a sobrar conforme la temperatura subía entre ellos, besos cargados de lujuria y algo más, que ambos atribuían a tantos años de espera. Caricias sobre el cuerpo del rubio que le hacían descubrir sensaciones nuevas y placenteras, ninguno de los dos era virgen o inexperto, aunque en ese encuentro tenían la sensación de que era la primera vez que se entregaban de forma tan sincera. Cuando los dedos de su ahora pareja rozaban su entrada, supo que no había vuelta atrás, tenía tanto que no estaba con alguien, por lo cual su cuerpo tembló levemente, una reacción involuntaria ya que no tenía miedo sino todo lo contrario; Sinbad lo preparo hasta donde considero suficiente y aunque el dolor de la primera estocada le saco unas pequeñas lágrimas, sus caderas comenzaron a moverse en busca de más, un sentimiento que solo podía llevar dos palabras: lujuria y amor. Ambos cuerpos se fundieron entre besos, caricias y gemidos sugerentes que daban muestra de una noche pasional, no una cualquiera, si no la de dos almas entregándose en una expresión carnal al amor que sentían por su par.