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Amante inocente por Haruka Eastwood

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Título: Amante inocente

Resumen: Él y solo él, era la persona que tanto había buscado...
Clasificación: Mayores de 16 años.
Género: AU. Romance. Drama.
Advertencias: Lemon. Mpreg.

Autor: Haruka Eastwood

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~
Amante inocente

Capítulo 9: Mienteme así

Minato soltó un suspiro frustrado y se encaminó al minibar de su oficina, justo ahora tenía una enorme montaña de documentos para clasificar y ordenar sobre su escritorio, deseando que desaparecieran. Aún así debía reconocer que su ex secretaria Chiyo, pese a ser una mujer de bastante edad seguía mostrando una gran eficacia, desgraciadamente esta misma mañana le habían llamado para informarle que falleció de un ataque al corazón, lo cual era una verdadera lástima porque con el tiempo se había encariñado mucho con ella.

Quince años atrás, cuando era un chiquillo solo que se enfrentaba al mundo con una enorme carga, llegó a pedir trabajo en las oficinas Hokage, y se limitó a ser un simple ayudante, ya que todo lo que le interesaba era conseguir dinero para que Kushina y él pudieran vivir bien. El jefe o ‘dueño’ de ese entonces eran un hombre llamado Hiruzen, quien deseaba retirarse de su cargo. Tres años después, y tras sufrir un grave accidente, el que tomó el mando de la empresa fue su único hijo: Asuma. Para ese momento, Minato había demostrado que sus capacidades estaban mucho más allá de un simple ayudante.

Sin proponérselo se convirtió en la mano derecha de Hiruzen y cuando llegó Asuma, creyó que todo seguiría igual, desgraciadamente aquel varón tenía otros sueños en mente, dejando la empresa en manos de Minato mientras él cumplia su meta de convertirse en cantante, lo cual logró rápidamente gracias al carisma y a su gran voz.

Para sorpresa de muchos, a la corta edad de veinticinco años, Minato demostró porque fue considerado un prodigio. Manejaba magistralmente todo, logrando que la empresa creciera enormemente, claro que él afirmaba que todo fue gracias a la ayuda de Chiyo. Tras la muerte de Hiruzen Sarutobi, Asuma afirmó que Minato sería el único que podría seguir manejando el legado de su padre, y él estuvo más que encantado. Tristemente, se convirtió en el legítimo dueño cuando le notificaron el asesinato de Azuma, quien para disgusto de todos —tanto socios como familiares— le heredó aquel imperio a nada más ni nada menos que a su gran amigo Minato.

—No deberías beber tan temprano.

Aquella suave y tranquila voz que reconocería en cualquier parte, lo sacó de sus pensamientos, dibujando una pequeña sonrisa en su rostro. Sus ojos azules se centraron en la figura de Itachi: perfecta y endemoniadamente sensual, quien permanecía de pie en el alféizar de la puerta con un par de libros en las manos. Lucia tan serio y reservado cuando estaba en la oficina que incluso a él le desconcertaba aquella faceta pícara que adquiere en la intimidad, aunque podía distinguir aquel brillo travieso en sus ojos.

—Mmm… ¿te molesta? —soltó dejándose caer con tedio en el sofá de cuero.

—No —cerró la puerta tras de sí, caminando hasta el escritorio de caoba para dejar los libros de contabilidad—, aunque es extraño. ¿Qué tienes?

—Ha sido una mala semana.

Itachi hizo una mueca observando detenidamente a Minato. Lucía cansado y las ojeras bajo sus lindos ojos eran prueba de sus noches de desvelo; mentalmente se debatía si preguntar o simplemente ir hasta él, sentarse en sus piernas y robarle un beso que lo distraiga un par de segundos. Sabía muy bien que aquel rubio era impredecible por lo que caminó hasta quedar frente a él, le quitó el vaso de whisky y lo bebió de un trago para montarse a horcajadas sobre un confundido Minato.

—Entonces hay que mejorarla.

—Ya lo has hecho —ronroneó posando sus manos sobre las caderas de Itachi, acercándose lo suficiente para depositar un beso en su cuello—. Aunque aun no me has dicho, ¿qué haces aquí?

—Los libros de contabilidad no llegan solos a tu escritorio —fingió enfado—. Normalmente se los dejo a Chiyo, pero como ni ella ni las demás secretarias de este piso estan, decidí dartelos en persona.

—Les di el día libre —su voz se volvió un susurro, ocultando el rostro en el pecho de Itachi—. Chiyo falleció en la madrugada y ellas… bueno, tu sabes.

—Lo lamento. Pero eso no es lo único, ¿cierto?

—Es Sakura.

—¿La niñera de Naruto? ¿Qué hay con ella?

—Ex niñera —rectificó.

—Hn, normalmente hablas mucho de ella —bufó, levantándose del regazo de Minato—, creí que seguía cuidando de Naruto.

—De alguna forma lo hacía, y se lo agradezco ya que ha sido como una madre para él.

—Pues le hubieras dado la oportunidad —farfulló caminando hacía la puerta—. Si me disculpa, señor Uzumaki, tengo mucho trabajo.

Minato chasqueó la lengua, se levantó y a grandes zancadas llegó hasta Itachi, rodeando su cintura con ambos brazos, dándose el gusto de agacharse un poco para poder enterrar la cara en su cuello y aspirar su delicioso aroma, disfrutando su estremecimiento. La verdad es que amaba ese lado celoso y posesivo, siendo esos momentos donde más deseaba mandar todo por la borda y decir libremente que aquel encantador varón le pertenecía por completo, que era suyo en todos los aspectos.

—No te enojes —ronroneó—, Sakura me llamó el lunes para decirme que se iba.

—Ya… ¿y cuándo vuelve?

—No volverá, se marchó a la aldea de la cascada. Un conocido le ofreció hacerse cargo de una pequeña pasteleria.

—¿Por qué se fue? —preguntó más tranquilo, removiendose entre aquellos fuertes brazos para quedar cara a cara con Minato y poder cepillar sus labios con los contrarios—. ¿Y cómo se lo tomo Naru?

—Porqué jamas la vere como te veo a ti.

Con un sutil sonrojo, Itachi se puso de puntillas para intentar acercarse más. Los brazos de Minato lo aplastaban contra su escultural pecho ocultandolo del resto del mundo por un poco de tiempo, mientras él se aferraba a su camisa y trataba de no ahogarse con la sobrecarga de placer. Sus besos, eróticos y afrodisiacos parecían haberse colado por todos y cada uno de los poros de su piel para viajar por su cuerpo y acumularse en el lugar cálido y palpitante que había entre sus muslos. Y lo poco que no se había acumulado allí, invadía su sangre como una especie de marea de calor líquido.

—M-Mina…

Jadeó cuando él le permitió coger aire pero su voz se perdió en la furia de su siguiente beso: rudo y pasional como el varón frente a él. Bajo sus manos sentía un pecho duro, perfecto y cálido. Quería acariciarlo, saborearlo y mimarlo por lo que restaba del día. Con coquetería alzó los brazos en busca del cuello de la camisa y deslizó una mano en el interior para tocarle el hombro. Minato reaccionó colocando una mano bajo su trasero y alzandolo como si no pesara para frotar la dura silueta de la erección de Itachi.

—Te excitas muy rápido.

—Y tu eres un pervertido —se safo de su agarre, colocando un inocente beso en la comisura de sus labios—. Aun no me has dicho como se lo tomó Naru.

—Mucho mejor de lo que espere —admitió entre suspiros—, aunque quiere visitarla el fin de año —sonrió ante la mueca de Itachi—. Ahora, mueve ese bonito culo y dile a Kisame que desde ahora él se hará cargo del área de contabilidad.

—Espera —indignado, miró fijamente a Minato—. ¿Me estás despidiendo?

—No, te estoy ascendiendo, vas a ser mi mano derecha desde hoy y vas a pasar más tiempo conmigo lo quieras o no, porque estoy harto de verte coquetear con cuanta mujer y doncel se te pase por enfrente.

—Eso debería decirlo yo, y con el que deberías pasar más tiempo es con Naruto.

—Si paso tiempo con él.

—Esa ni tu te la creiste.

Minato contuvo el insulto viendo salir a Itachi. Con lo de Sakura se tomó dos días libres para estar con su retoño, comieron juntos, fueron a la feria e incluso lo llevó a la tumba de Kushina, algo que jamás había hecho, pensándolo bien, tampoco se había tomado la molestia de decirle donde descansaba, por lo que aprovechando el momento, le contó un poco de ella, dándose cuenta que aun no la superaba del todo y la seguía amando con el alma, sin embargo, debía seguir adelante, pasar página y comenzar a reparar sus errores.

●●●

●●●

—Te ves extraño ttebayo.

Naruto soltó una risita, viendo a Sasuke. No entendía del todo su comportamiento nervioso, y no es como si estuvieran en su primera cita, después de todo ya llevaban cinco meses juntos. Creyó que se debía a su “aniversario” porque Sasuke acostumbraba darle algo especial cada mes, pero ya habian ido a comer en Ichiraku ramen y sujetaba una pequeña rosa junto a unos chocolates rellenos que moría por probar.

—No estoy extraño —refunfuñó y acercó más a Naruto hacia él—. Solo quiero mostrarte algo… es especial.

Su virtud más grande jamás fue tener paciencia, lo cierto es que queria molestar a Sasuke hasta que le dijera que era aquello que lo mantenía tan misterioso. Apretó los labios y lo miró de soslayo un par de veces, soltando varios suspiros en el proceso, concentrándose mejor en el camino. Estaban en el distrito diez, a unas dos horas —caminando— de donde vivián. Extrañado, infló los mofletes en un tierno puchero, viendo curioso las casas y departamentos de la zona.

—Teme~ comienzo a creer que te perdiste ttebayo.

—Claro que no, dobe —farfulló deteniéndose frente a un edificio algo viejo, aun así se veía muy bien cuidado—. Es aquí.

—¿Aquí?

—Si.

Sin darle tiempo a preguntar, tomó su mano con delicadeza, le dio un beso en la nariz y caminó hacía el edificio. Al entrar, Naruto miró hacia todos lados y se dejo guiar por Sasuke hasta el elevador, dando gracias que hubiera uno porque iban al último piso, no es que subir por las escaleras le molestara pero llevaban toda la mañana caminando e ir hasta el décimo piso se volvía una tarea titanica. Luego de un par de minutos, las puertas se abrieron con un chirrido, dejándolos ver un amplio pasillo cuyas paredes tenían un papel tapiz de flores bastante alegre en tonos amarillos, muy poco rojo y algo de naranja.

—¿A quien vamos a visitar tteba?

—A nadie —respondió con simpleza—. En cada piso hay cuatro departamentos, por suerte en este solo hay uno ocupado —busco en su pantalón, sacando una llave que introdujo en la cerradura, apartándose para darle el paso a un confundido Naruto.

Había mantenido en secreto el hecho de estar trabajando desde enero, sin embargo lo hizo por una buena causa. Ansiaba darle una sorpresa a su hermoso rubio, y evidentemente sus padres no podían enterarse que abandonó las clases avanzadas para comenzar un trabajo de medio tiempo en un estudio fotográfico. Con el dinero que ganó en esos, casi, cinco meses, rento aquel pequeño departamento un mes atrás y sin que Mikoto se diera cuenta, empezó a llevar su ropa, libros y demás cosas.

—¿Vives aquí?

—Algo así —sonrió de medio lado, cerró la puerta tras de sí y rodeó la pequeña cintura de su doncel con ambos brazos—. Amo a mi familia, sin embargo en cuanto cumpla los dieciocho me vendre a vivir aquí, lo quieran o no.

—¿Por qué?

—Es complicado —le soltó para dirigirse a la pequeña sala, regalo del anterior inquilino, quien prefirió dejarla junto con algunos muebles—. Mi padre es… especial.

—No creo estar entendiendo.

—Él siempre quiso un hijo —palmeó el mullido sofá, viendo cada movimiento de Naruto al sentarse a su lado, mirándolo con tal devoción que una calidez se extendió por su pecho, borrando el malestar que le producía hablar de aquello—. Mi hermano es su más grande orgullo —sonrió sin pretenderlo—, todo un genio y prodigio. Atractivo, elegante y con más cualidades de las que puedo recordar.

—Veo que pese a todo lo quieres mucho.

—Tal vez —desvió la mirada, atrayendo al pequeño rubio contra su pecho—. Después estoy yo, el hijo no deseado que vive bajo la sombra de su hermano… tal vez es infantil y absurdo pero quiero sentirme libre, tomar desiciones por mi mismo, escoger por una vez algo que me gusta sin detenerme a pensar en qué dirá mi padre.

—No conozco a tu hermano, pero a ti si —en un sutil movimiento, quedó a horcajadas sobre un sorprendido Sasuke acunando sus mejillas con ambas manos, acortando la distancia para poder juntar su frente con la contraria—. Eres alguien increíble, Sasuke. Fuerte en muchos aspectos, decidido, inteligente y un prodigio presumido y arrogante al que amo mucho, mucho. También eres el teme más guapo que conozco, eres tierno, romantico, detallista, protector —se separo un poco mirando sus manos, comenzando a enumerar—, cariñoso, leal y un genio a la hora de tomar fotografías.

—Y tu eres un mini dobe hablador.

Sus brazos volvieron a rodear la pequeña cintura de Naruto, permitiéndose esconder su rostro sonrojado en el pecho de aquel doncel, suyo solamente y es que sin pretenderlo, aquel bonito rubio había derrumbado todas las barreras que durante años forjó y perfeccionó. Una sonrisa suya bastaba para alegrar su día y aquellas palabras le habían devuelto algo que creía perdido. Naruto era alguien deslumbrante, simplemente maravilloso.

—¡Teme! Mataste el bonito momento.

—¿Tu crees? —su sonrisa socarrona aumento ante aquel puchero y precioso sonrojo.

Entonces lo besó. Sus brazos lo aplastaron contra su firme pecho, ocultandolo del resto del mundo mientras Naruto se aferraba a su camisa conforme aumentaba la intensidad de aquel beso: erótico y afrodisiaco. Aquel simple contacto parecía haberse colado por todos y cada uno de los poros de su piel, viajando por su cuerpo hasta concentrarse en su entrepierna como fuego líquido que le laceraba para salir.

Era conciente que no podría contenerse por más tiempo —tampoco cometería la estupidez de la primera vez—, mucho menos al escuchar el suave jadeo de Naruto al separarse levemente, permitiéndole coger el suficiente aire antes de volver a devorar sus labios con ansia, deseo mal contenido y un hambre descarnada. Quería acariciarlo despacio, saborear con deleite su suave piel y mimarlo entre fantasias oscuras y decadentes.

Naruto era una fantasía erótica vuelta realidad, pequeño, curvilíneo y sensual hasta decir basta. Y Sasuke... Sasuke era la encarnación de un hombre atractivo y extraordinario, le hacía sentir de mil maneras distintas en un segundo, y su forma de acariciarlo con las manos: con fuerza y confianza, resultaba casi igual de erotico. Su mente estaba a punto de abandonarse al momento, repentinamente él metió una mano bajo su camiseta y extendió sus largos dedos contra su columna, provocando un estallido de asombroso placer.

Sus ojos buscaron los ébanos, descubriendo que aquella mirada nostálgica de hace unos segundos se había marchado en su totalidad, dejándolo sin aliento al contemplarlos. Ahora estaban cargados de sexo en su forma más pura, de hambre y de una pasión que no había conocido jamás. Tan solo se entrego con gozo, soltó un pequeño jadeo y abrió la boca, permitiendo que Sasuke se aprovechara para colarse en su interior y enturbiar aún más sus torpes sentidos con oleadas de un increíble apetito lascivo.

Sus manos se crisparon sobre la camisa de él. Ni siquiera fue consciente del momento en que se aferró a ella con desespero como si estuviese a punto de caer en picada, entonces los labios de Sasuke abandonaron los suyos, dándole un pequeño respiro que duró nada al sentirlos sobre la piel caliente de su cuello, dejando un reguero de besos a su paso. Lo mordisqueó con deleite y con la fuerza necesaria para hacerlo temblar, dejando algunas marcas que tardarían días en desaparecer.

Su ceño se contrajo y quiso protestar, sin embargo una sonrisilla pícara se dibujó en sus labios, se separó un poco de Sasuke e inició su sensual venganza. Enterró el rostro en la curvatura del cuello y hombro del Uchiha dandose el placer de inhalar profundamente y saborear su esencia salvaje e irresistible, acompañada de puro fuego sexual: ardiente e intenso; de una pasión oscura que se concentra única y exclusivamente en él.

Entonces Sasuke sonrió y paso de sexy a devastador en un segundo, sintiendo aquellas frías manos sujetar su trasero con firmeza, amasandolo sin dejar de besarlo, cambiando de postura hasta que su abrazador calor lo toco en forma de una agresiva caricia y cuando Naruto hizo un puchero, Sasuke supo que no podría resistir ni un segundo más. Su doncel era todo sexo, hambre dulce y oscura mientras acariciaba con movimientos lentos e hipnóticos su cuello hasta llegar al centro de su pecho.

—Sasuke~ —ronroneó con decadencia.

—Tu te lo has buscado —tajó, y como si Naruto no pesara, se levantó con el en brazos, obligándolo a enrollar las piernas en su cintura para caminar a la habitación—. Y te advierto que no me detendré, planeó comerte a lentos y exquisitos bocados, dobe~

En cuanto lo colocó sobre la amplia cama matrimonial, empezó a besarlo con fervor. El fuego se trasladó desde la sensualidad de su beso hasta la punta de sus pies antes de acumularse entre sus piernas. Extrañamente, Sasuke besaba justo como se veía: pasional, intenso, casual y terrenal, haciendo que curvara los dedos de los pies y sus manos se crisparan con fuerza sobre la blanca sábana ante la imagen de un Sasuke entre sus piernas, besando igual de exquisito otros lugares más suaves y oscuros.

Soltó un gemido con la imagen mental de sus fantasías retorcidas, en el mismo instante en que las manos ágiles y fuertes de Sasuke se deslizaron por su espalda y lo sostuvieron contra él mientras exploraba completamente su dulce boca. Era decadente, embriagante y peligroso, su sabor le llenaba por completo y cuando Naruto se separó en busca de aire, Sasuke succionó su lengua con absoluto erotismo, terminando por morderle el labio inferior, alzando un dedo para deslizarlo sobre su mejilla trigueña.

Inevitablemente se estremeció. Los lugares que tocaba parecían estar conectados con la parte más íntima y sensible de su cuerpo, una sola caricia bastaba para humedecerlo y avergonzarse por las descaradas reacciones de su anatomía plagada de una lujuria aguda e inesperada. Era demasiado aporte sensorial, demasiado placer, asfixiante y abrasador, creyendo que conforme pasaran los segundos le sería más difícil respirar. Necesitaba desnudar a Sasuke, lamer su piel, marcarlo con las uñas y cabalgar sobre sus caderas con frenesí. Poseerlo y que él lo poseyera de todas las formas posibles.

—Sasuke —se sonrojó mientras lo veía fijamente—. Hazme el amor.

—Siempre.

Con movimientos torpes, desnudo a Naruto, perdiéndose en sus curvas, en su suave piel y en sus expresiones tímidas y nerviosas que contrastaba completamente con la sexy petición que acababa de hacerle. Sencillamente estaba fascinado y locamente enamorado de él. Deseaba poseerlo cuanto antes, aun así contuvo sus impulsos, besando su acanelado cuello iniciando un sendero de besos hasta su clavícula que mordisqueó con la fuerza necesaria para sacarle exquisitos gemidos a su doncel.

Extasiado, se incorporó lo suficiente, lamiéndose los labios y valiéndose de la posición, sujetó la mandíbula de Naruto, le ladeo el rostro y le robo un beso, demandante y territorial, aquel fiero contacto mantenía un carácter posesivo estremecedor, sin embargo, cuando Sasuke le soltó, su voz se ahogó ante la intimidad de su siguiente caricia. Había envuelto con la lengua su duro pezón, mordisqueando en el proceso antes de soltarlo y volcar toda su atención en el otro mientras sus manos trazaban un recorrido firme por sus costados, ascendiendo hasta obligarlo a levantar los brazos.

Ni siquiera fue capaz de protestar, solo se dejo llevar sumergiéndose en el arrollador placer que le proporcionaba, mientras sus muñecas eran aprisionadas por una mano de él, mientras la otra descendía por su cuerpo, separando sus piernas con absurda delicadeza, posicionándose entre ellas, permitiéndole sentir lo caliente y duro que estaba. ¡Por Dios! Sasuke era candente, sus caderas se movieron con decadencia, rozando su falo contra sus nalgas, apenas y fue capaz de refrenar el gemido que se forzaba en emerger de lo más profundo de su garganta, deseando frotarse contra él.

Los muslos de Sasuke presionaban la parte interna de los suyos, mientras el grueso peso de su erección se apretaba contra su sexo, logrando una fricción exquisita y al mismo tiempo frustrante. Sus brazos cubiertos con músculos en tensión se apoyaban a cada lado de él como una prisión sensual, siendo rodeado completamente. Entonces un grito se formó en lo profundo de su garganta cuando el índice de Sasuke acaricio superficialmente su húmeda intimidad, trazando pequeños círculos alrededor.

Entonces lo besó, ya no se trataba de una tierna exploración o de una juguetona provocación. Lo alzó un poco y se hundió en su apretado y húmedo calor con un único y potente embate, y se estremeció. Naruto arqueó la espalda en un intento por asimilar el impacto de la salvaje penetración. Se sentía lleno por completo, cerca del éxtasis, Sasuke era grande y sólido por todas partes. Cuando por fin pudo respirar, abrió los ojos y lo encontró en la misma posición, como si él también luchara por contenerse. Entonces empezó a retirarse con lenta y cuidadosa deliberación, iniciando un mete y saca constante y más que delicioso, haciéndolo jadear sin mucho esfuerzo.

Estaba a punto de perder la cabeza;  todo su ser se concentró en el punto donde sus cuerpos se unían y el poco razonamiento que le quedaba se colapsó bajo la fuerza seductora de su mirada, y luego volvió a suceder, la sensación de precipitación salvaje, el placer insoportable que le derretía de dentro hacía afuera le imposibilitaba pensar en otra cosa que no fuera el mar de sensaciones que él le provocaba. Naruto le clavó las uñas en la espalda al tiempo que sus piernas le envolvían la cintura y se apoderaba de su boca, manteniéndolo a salvo mientras él se rendía al ardiente calor de su necesidad por él.

—Mmm… S-Sasuke… ¡Ah~! Voy a…

—Correte para mi… Zorrito~

Hundió el rostro en el cuello contrario, sujetando las caderas de Naruto con fuerza, alzandolo para profundizar aún más sus embestidas llenando la habitación de jadeos y dulces gemidos al compas del fuerte rechinar de la cama junto al vulgar y extrañamente erótico sonido de su pelvis chocando contra el firme trasero de Naruto. Estaba al borde del éxtasis y la imagen de su rubio con los ojos cerrados, las mejillas sonrojadas y una película de sudor cubriendo su cuerpo no ayudaba en nada. Finalmente apretó aun más el menudo cuerpo contra él, y sintió los espasmos de placer del blondo mientras su miembro era apresado deliciosamente, soltando un gruñido satisfecho, corriendose dentro de él.

—¿Me amas? —en cuanto logró regular su respiración, cuestionó en un murmullo.

—Más que a mi vida —susurró recostandose a su lado.

Porque no importaba lo que sucediera a futuro, lo único que tenía claro era que amaba a Naruto sin importar nada…

 

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~

Continuará

Notas finales:

Hola! Si alguien todavia lee esto, lamento la tardanzam estuve muy ocupada, pero a modo de compensación, os prometo que el domingo o lunes subo el siguiente capítulo 7u7r y les dejo un sensual adelanto

 

 

 

Capítulo 10: Renuncio a ti

 

—¡Maldita sea, Naruto! ¿Por qué diablos me mentiste?
—¡Por qué te hubieras ido como todos! —sollozó entre gritos—. Me hubieras dejado sin importar lo que dijera.

 

 

 

Tada~ se biene lo bueno (? Yo me despido y os deseo un lindo día.

 

Haruka Eastwood

 

 


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