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Amante inocente por Haruka Eastwood

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Título: Amante inocente

Resumen: Él y solo él, era la persona que tanto había buscado...
Clasificación: Mayores de 16 años.
Género: AU. Romance. Drama.
Advertencias: Lemon. Mpreg.

Autor: Haruka Eastwood

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~
Amante inocente

Capítulo 20: Dolorosas verdades

Sintió su mundo colapsar en fracción de segundos cuando volteó a todos lados y no vio a Naruto. Cinco, tal vez diez minutos lo perdió de vista para hacerse cargo del equipaje y el transporte que los llevaría al pequeño departamento cerca del hospital, el cual alquilo Itachi para los cuatro.

Su hermano y Minato habían llegado a Kumogakure el día anterior, debido a que tomaron el tren directo, mientras que Naruto y él se fueron en el normal, consciente de que su pequeño doncel no podría hacer el viaje sin paradas, por lo que prefirieron tardar quince horas más en llegar.

Frustrado, apretó los labios, respiró profundamente y lo buscó con la mirada, obligándose a recordar que Naruto no era un niño indefenso, sino su precioso doncel, necio y terco a más no poder, incapaz de quedarse quieto en un lugar por más de un minuto. Afortunadamente, lo conocía tan bien que podía afirmar que se fue a sentar bajo la sombra de un árbol.

Un poco más relajado, compró un par de jugos y caminó tranquilamente hasta el parque que estaba a cinco minutos de la estación. Era un lugar bastante amplio y tranquilo, aunque demasiado grande para su gusto, lleno de mujeres molestas y demasiado amables, por lo que chasqueó la lengua, decidido a regañar a ese dobe desconsiderado por abandonarlo.

Entonces sonrió ampliamente al distinguir aquel llamativo cabello rubio. Al parecer no se había equivocado, ya que su doncel estaba sentado en una banca junto a un enorme cerezo que parecía querer ocultarlo del mundo, incluso pensó en la falta que le hacía su cámara, porque seguramente se vería precioso contemplando el lago que había justo enfrente.

Sin embargo, en cuanto se acercó lo suficiente, frunció el ceño y apretó los puños al distinguir a un varón castaño que abrazaba a su doncel. No había duda de que se trataba de Naruto, así que cuando lo vio corresponder aquel íntimo contacto, sintió que algo dentro de su pecho se fragmento en cientos de pedazos que no sabía si se volverían a unir.

No quería desconfiar de Naruto, ni poner en tela de juicio los sentimientos que según él decía tenerle, pero la gota que derramó el vaso y resquebrajó la confianza que tanto le había costado entregarle nuevamente, fue ver a aquel bastardo besando a su doncel que no hacía nada por apartarlo.

Molesto, celoso, confundido y decepcionado. Ni siquiera lo pensó, se acercó a ellos y apartó a ese tipo empotrándolo contra el árbol que pareció crujir bajo el impacto del golpe, reafirmando su agarre sobre el cuello de aquel idiota que fingía no saber qué mierda pasaba.

—¡¿Qué diablos pensabas hacerle a mi esposo?!

—¿Q-Qué? —balbuceó confundido en cuanto Sasuke aflojó el agarre por unos segundos, tan solo para volver a retenerlo con pura fuerza bruta, comenzando a marearse.

—Ese doncel de ahí es mi esposo —finalmente lo soltó, apretando los puños para no soltarle un golpe que seguramente terminaría por romperle la nariz o tirarle uno que otro diente—. ¿Acaso no te lo dijo?

Hielo en su voz. Instintivamente, Shikamaru se llevó las manos al cuello, frotándolo un poco para aliviar el dolor mientras observaba atentamente la expresión de pánico y culpa en el rostro de Naruto, y una creciente ira provenir de aquel tipo que se decía el esposo de su sol.

—No —murmuró enderezándose, retando con la mirada a Sasuke, quien levantó el brazo dispuesto a romperle la cara.

—¡Sasuke…! Basta, por favor basta… —rogó poniéndose frente a Shikamaru de forma impulsiva e imprudente.

En cuanto detuvo su puño y dejo caer su brazo laxo al costado de su cuerpo, fue incapaz de entender porque lo detenía si ese desconocido estuvo a punto de propasarse con él, y como si quisiera echarle más leña al fuego, Naruto se acercó con miedo, agachando la mirada mientras se aferraba a la ropa de Sasuke, pegando su frente contra el firme pecho del Uchiha.

—¿Por qué? —cuestionó impávido colocando las manos sobre los hombros de su falso esposo, pero Naruto no contesto.

—Si realmente eres su esposo deberías cuidarlo más —tajó Shikamaru, acomodando su camisa—. Jamás había visto a Naruto tan pálido ni delgado, mucho menos sin ese brillo que siempre veía en sus ojos, o esa alegría que dibujaba preciosas sonrisas en su rosto —murmuró ausente, levantando la vista al cielo en cuanto estuvo a un par de metros.

—¡Serás…!

—¡Sasuke! —rodeó su cintura, viendo de soslayo a Shikamaru—. Lamento que te hayas enterado así, estaba a nada de decirlo ttebayo.

—Da igual, tampoco soy un suicida, Nato, eso sería problemático—le dio la espalda antes de dedicarle una última mirada llena de dolor—. ¿Eres realmente feliz?

—Lo soy ttebayo.

—Entonces debo de aceptar que he perdido —sonrió con amargura—. Será mejor que te des cuenta del enorme tesoro que tienes entre las manos, Sasuke… yo lo hice y lo perdí… —miró a un furibundo Uchiha, que abrazó protectoramente a Naruto, despedazando aquella inmensa alegría que sintió minutos atrás.

Sentía que las piernas le fallarían en cualquier momento, aun así fue capaz de llegar a su auto, mientras el dolor de cabeza amenazaba con dejarlo en la inconciencia. Y en cuanto se sentó cerrando la puerta tras de sí, agarró el volante con excesiva fuerza, teniendo que recargar su frente en el al mismo tiempo que luchaba por reprimir el llanto y la sensación de vacío y perdida.

—Lamento la demora, esos tipos son uno… idiotas… ¿Shikamaru? —Sasori se sentó al lado de él, frotando su espalda sin saber qué hacer en cuanto los espasmos comenzaron—. ¿Necesitas ir al hospital? ¿Qué paso?

—Lo recordé —balbuceó en un hilo de voz sin poder moverse—. Pero también lo he perdido… Sasori, lo he perdido para siempre…

—Shikamaru… ¡Oye! —lo sostuvo cuando sintió su cuerpo derrumbarse, paralizándose por unos segundos en cuanto noto que se había desmayado.

———

En cuanto aquel varón se alejó lo suficiente, Naruto soltó su cintura, y lentamente caminó hasta la banca en donde momentos antes había estado sentado. Para Sasuke, todo intento de reclamo murió al verlo toser mientras se sujetaba el estómago, intentando ocultar aquel hilo de sangre que escurría de su nariz. Preocupado, se acercó a él tocando su frente.

—Tienes fiebre —susurró poniéndose de pie, mordiéndose el labio en un intento por canalizar toda su rabia—, debo llevarte al hospital.

—Lo lamento.

—El taxi nos está esperando.

—Sasuke… espera ttebayo.

—¿También piensas poner a nuestro hijo en riesgo? —soltó mordaz, viéndolo de soslayo—. ¿Es qué no te basto con terminar nuestra relación.

—¡Yo no quiero terminar nada! —se puso de pie, acercándose hasta el Uchiha, aferrándose a su camisa—. ¿Por qué no confías en mi tteba?

—¡No me pidas que confié cuando estabas besándote con otro!

Lo tomó de los hombros, apartándolo bruscamente de su cuerpo. Aquellos ojos cristalinos y expresión dolida estuvieron a nada de hacerlo ceder, pero su orgullo era superior en estos momentos. Anteriormente le había tomado mucho más tiempo del que creyó asimilar el pasado de Naruto, comprender todo lo que hizo y él porque.

Y mentiría si dijera que no le molestaba. ¡Claro que lo hacía! Pero tenía que dejarlo pasar porque lo único importante era el presente. Él y solo él estaba con Naruto y así seguiría siendo, o al menos es lo que estúpidamente creyó porque su doncel tenía otros planes que no lo incluían.

—No lo bese, tampoco iba a besarlo —tajó apretando los labios—. No quiero besar a nadie más, Sasuke… solo a ti.

—Deja de mentir, Naruto —se apartó dando media vuelta, comenzando a avanzar sin querer mirarlo—. Te dije que el taxi nos espera. Muévete.

—¡No! —Gritó dejando que las lágrimas empaparan sus mejillas y la frustración se reflejara en su rostro—. No me iré de aquí hasta que me dejes explicarte.

—¡Basta! —apretó el puente de su nariz con dos de sus dedos—. No me interesa saber porque la madre de mi hijo se comporta como un ofrecido con un desconocido en un maldito parque…

Los finos dedos de Naruto quedaron marcados en las pálidas mejillas de Sasuke, mientras intentaba reprimir todos aquellos sentimientos abrumadores que comenzaban a hacer mella en él. Se sentía mareado y extremadamente cansado, agotado, por lo que inhaló y exhaló un par de veces, antes de volver a acercarse al Uchiha, rodeando su cintura con ambos brazos.

—Te amo más que a mi vida ttebayo —reforzó el agarre, enterrando su rostro en el pecho de Sasuke—. Jamás te traicionaría porque te amo, y él era Shikamaru…

En cuanto aquel nombre escapó de sus labios, el moreno se estremeció y al fin correspondió el abrazo de su doncel, temiendo perderlo aunque lo tenía entre sus brazos y pese a sus palabras se sintió inseguro. Sabía muy bien lo que aquel varón significo en su vida, lo que hizo por él y cuanto lloró Naruto tras su perdida. Sin embargo, no entendía porque rayos tenía que aparecer justo ahora que todo parecía ir relativamente bien, sin mencionar, claro está, el delicado estado de salud del pequeño rubio.

—¿Por qué ahora…? —susurró y Naruto no necesitó más para entender a qué se refería.

—Él no quiso dejarme, tuvo un accidente —se separó de Sasuke, poniéndose de puntillas para rosar sus labios con mimo y ternura contenida, logrando despejar cualquier duda a base de cariño—.Estaba a punto de decirle que tenía al mejor esposo del mundo conmigo, el más guapo, amable, lindo y un excelente cocinero que prepara mi ramen favorito tteba. Cuyos besos son los únicos que quiero recibir. Sasuke… tengo al mejor hombre del mundo y futuro papá de mis bebés bonitos y gorditos.

—Dobe… eres todo un manipulador, torpe y absolutamente mío…

—Lo sé, y es verdad que lo ame mucho, pero no cambiaría nada de lo que tengo ahora, tú y nuestro bebé son lo que más amo.

Una sonrisa ladina se dibujó en sus labios antes de pellizcar la mejilla de Naruto, logrando una adorable expresión en el menor.

—Te lo mereces.

—Teme~ eso dolió.

—Si no doliera no sería castigo, dobe~ —suspiró antes de acunar su mejilla con la mano, acariciándolo con ternura—. Lo lamento.

—No importa —sonrió llevando una mano a la mejilla ligeramente roja de Sasuke—, no me dolió y soy yo el que debe disculparse.

—No es por esto —susurró abrazándolo mientras escondía el rostro en la coyuntura del cuello y hombro de Naruto, notando que estaba demasiado caliente y empezaba a costarle respirar—. Tengo que llevarte al hospital…

—Sasuke… bésame…

Con delicadeza, se separó viéndolo a los ojos. Amaba esos hermosos zafiros que poco a poco iban perdiendo su brillo, amenazando con extinguirse. Adoraba su piel trigueña que cada vez era más pálida y frágil cual cristal. Y le volvía loco su cuerpo menudo y lleno de curvas, notando que con el pasar del tiempo era más delgado, casi endeble entre sus manos que no dejaban de acariciarlo con devoción e infinito amor.

Finalmente, rozo sus labios en una caricia lenta que deseo y fuera eterna, mientras le sujetaba de la cintura y lo estrechaba contra su cuerpo, sintiendo que la cuenta regresiva había comenzado. Y es que a pesar de que odiaba admitirlo, aquel varón tenía razón y Naruto poco a poco estaba desapareciendo, esfumándose de entre sus brazos y amenazando con volverse un recuerdo que terminaría por destruirlo.

—Naru… hay que casarnos…

———

Una silenciosa lágrima rodo por su mejilla, cayendo sobre la manita de Naruto que sostenía firmemente entre las suyas, negándose a soltarlo por miedo a perderlo. Un par de horas atrás, Sasuke llamó al departamento para decirles que estaba con Naruto en el hospital.

Su niño había llegado ardiendo en fiebre por una infección que pillo en el tren, afortunadamente Orochimaru fue quien los recibió y había empezado a hacerle varios estudios, mientras les advertía que en el estado en que se encontraba Naruto, cualquier simple infección podría ser mortal.

—Minato…

—¿Por qué él…? —acarició con el pulgar la pequeña mano antes de mirar a Itachi—. No lo entiendo.

—No tienes que hacerlo, solo hay que esperar a que este bien.

—Ya la perdí a ella, no quiero perderlo a él también.

—Desearía poder asegurarte que no lo harás.

—Lo sé —intentó sonreírle a Itachi sin mucho éxito—. ¿Y Sasuke?

—Salió a tomar aire, ya no ha de tardar.

—Que nostálgico es verte aquí, Minato.

Aquella voz era inconfundible a pesar de que habían pasado quince años desde la última vez que la escucho. Sin embargo, no entendía que hacía ahí, mucho menos porque justamente se lo tenía que encontrar en aquel momento. Frustrado, tragó saliva y encaró al hombre que permanecía de pie en el alfeizar de la puerta.

Jiraiya Namikaze no había cambiado mucho, su semblante seguía siendo el de aquel hombre impositivo que años atrás lo golpeó hasta dejarlo en la inconciencia mientras intentaba convencer a su esposa para que el pequeño que llevaba en su interior jamás naciera. Aun así no lo odiaba, no  podía y una parte de Minato, seguía siendo aquel chiquillo que buscaba el reconocimiento de aquel hombre.

—Padre…

—Vaya, es un honor que aún me recuerdes —frunció el ceño, posando su mirada en el pequeño doncel de la camilla—. Aunque admito que jamás espere verte aquí.

—¿A qué has venido? —soltó mordaz, avanzando con aire intimidante hasta aquel varón cuyas facciones se endurecieron.

—Una enfermera de las que atendió a tu madre trabaja aquí…

No necesito decir más, era claro que esa mujer contacto a Jiraiya, aunque sus motivos para hacerlo eran completamente desconocidos. Lo peor de todo es que en esta ocasión no podía tomar a Naruto y huir de ahí como lo había hecho con Kushina, no podía o estaría poniendo a su hijo en riesgo.

Naruto necesitaba estar en Kumogakure, y si era necesario, estaba preparado para suplicarle a ese hombre por que se mantuviera al margen de todo y si su presencia era el problema, bien podría irse cuanto antes, con tal de que su niño recibiera las atenciones de Orochimaru.

—¿Qué es lo que pretendes?

—¿Desde cuándo te volviste tan insolente, Minato? —una fría mirada basto para estremecer a su hijo mientras salía de ahí—. ¿Y dónde está esa mujer… como es que se llama? —preguntó con malicia.

—En estos momentos es absurdo pensar que no lo sabes.

—Siempre has sido muy inteligente —miró con aire ausente el techo, antes de cerras los ojos—. ¿Sabías que la compañía Namikaze hace constantes donaciones a este y muchos otros hospitales?... podría pedir un favor, y no me lo negarían…

—No te atreverías.

—Desperdicie mucho tiempo y recursos buscándote durante todos estos años de ausencia —se fue por la tangente sin mucho esfuerzo, siendo consiente del estremecimiento y angustia en el rostro de Minato.

—Si el problema soy yo, dilo, ¿qué quieres a cambio de que mi hijo reciba el tratamiento que necesita?

—Lo que debiste hacer desde el principio —escupió con veneno, viendo directamente los ojos azules de Minato—. Que te olvides de ese chiquillo y regreses a casa como el heredero Namikaze que eres, contraigas matrimonio con una mujer digna de nuestro apellido y me des un nieto.

—¡Naruto también es tu nieto!

—Ese niño es un error, tu error —tajó—. Tienes hasta mañana para regresar a casa o de lo contrario podría pedir algunos favores y ese chiquillo no recibirá ningún tratamiento.

Frustrado y con la ira burbujeando en su interior, sabía que aquel hombre era capaz de eso y mucho más, por lo que únicamente le quedaba negociar la salud de Naruto, a cambio, cumpliría todas y cada una de las demandas de Jiraiya.

—Solo quiero que mi hijo esté bien —volteó hacía la puerta del cuarto de Naruto—. Orochimaru es el único que actualmente puede ayudarlo.

—Tampoco soy un monstruo —palmeó el hombro de Minato—. Si regresas a casa mañana a primera hora, ese niño recibirá las mejores atenciones que se le puedan brindar aquí… sin embargo, esto será tomado como un acto más de caridad, no puedo permitir que alguien se entere sobre la mancha que existe en la familia Namikaze por tu culpa, así que tendrás que acabar con toda relación. ¿Entendiste?

—Si… —susurró con un nudo en la garganta, porque no solo acababa de renunciar a su niño, sino también a Itachi y a su vida como la conocía…

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~

Continuará

Notas finales:

Hola!! Solo espero que el capítulo les haya gustado, si es así se agradecen rw, y os prometo que aunque no pueda contestarlos todos, los leo y me hacen inmensamente feliz. por el momento me despido y espero leernos pronto :3

Haruka Eastwood


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