Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Amante inocente por Haruka Eastwood

[Reviews - 131]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Título: Amante inocente

Resumen: Él y solo él, era la persona que tanto había buscado...
Clasificación: Mayores de 16 años.
Género: AU. Romance. Drama.
Advertencias: Lemon. Mpreg.

Autor: Haruka Eastwood

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~
Amante inocente

Capítulo 22: Triste sonrisa

Despertó sobresaltado, jadeando y sudando. Intentando incorporarse en aquella incomoda cama de hospital, consiguiéndolo tras mucho esfuerzo, mientras se sentaba en la orilla, consciente de que si las molestas nauseas seguían ni siquiera iba a ser capaz de correr hacía el baño, de hecho no se creía ni con la fuerza suficiente para ponerse en pie.

Ese día el mareo era peor y a ello debía sumar la creciente incomodidad —si es que le podía llamar así al hecho de sentir como si tu piel fuera perforada por cientos de clavos— en la espalda baja, junto a las constantes náuseas. Inconscientemente soltó un gemido de dolor volteando a todos lados en busca de ayuda, dándose cuenta que estaba completamente solo en aquella fría habitación, debido a que Sasuke e Itachi habían decidido que ya no pelearían frente a él.

Como si fueran dos niños chiquitos en guerra por algo que él consideraba muy absurdo. Itachi seguía siendo alguien amable, inteligente, noble y un buen hermano. Desde su perspectiva eso era todo lo que debía importarle al terco de su novio, pero en vez de ver todas las virtudes, Sasuke se enfocaba únicamente en sus preferencias sexuales que había tachado de anormales, enfermizas y su único defecto.

—¿Naru, te encuentras bien? —Sasuke se acercó hasta el pequeño blondo que se encorvó, sujetando su vientre con fuerza—. Voy a llamar al…

—No —gimió suavecito, aferrándose al brazo del varón mientras agachaba la mirada completamente avergonzado—. Solo… solo necesito ir al baño…

—E-Entiendo…

Sus mejillas se sonrojaron levemente mientras le ayudaba a ponerse de pie con mucho cuidado, llevándolo al baño a pasos lentos, viendo de soslayo su semblante cansado y las ojeras que se iban acrecentado poco a poco bajo sus bonitos ojos, dándole un aspecto demacrado que con el paso de los días se iba acrecentando, tornando su acanelada piel de un tono amarillento, mientras su sonrisa se apagaba a una velocidad alarmante.

—Yo… yo puedo solo ttebayo —balbuceó en cuanto entro al baño y se quedó de pie frente al inodoro.

—¿Seguro?

—¡Teme pervertido! —lo miró fingiendo molestia—. Claro que puedo solo.

Hizo un puchero tan tierno que no evitó robarle un dulce beso antes de salir casi corriendo de ahí, viendo el rostro molesto de su lindo doncel, aunque en cuanto estuvo fuera de la habitación cambió esa mirada dulce y casi divertida para ver a Itachi con molestia.

—Te dije que no quería hablar contigo.

—¿Planeas evitarme siempre?

—Si puedo, lo hare —gruñó desviando la mirada.

Minato se había marchado dos semanas atrás e Itachi quiso hablar con él esa misma noche, respecto a la relación enfermiza y anormal que mantuvieron por quien sabe cuánto tiempo y de la cual prefería no saber nada. Para Sasuke, aun resultaba desagradable el saber que a su siempre perfecto hermano le iban los varones en vez de las mujeres o donceles.

No lo entendía y tal vez jamás pueda hacerlo. Naruto había intentado hablar con él a favor de Itachi y solo porque se trataba de su doncel accedía a prestar algo atención con respecto a ese tema. Sí, amor era amor, pero por Dios, incluso así había límites para lo que era aceptable y lo que no. Y aquella relación era una aberración y desde su perspectiva no existía argumento válido para respaldarla.

Un varón no podía estar con otro y punto, aquello no tenía futuro, es más, pensando las cosas con lógica, ni siquiera debería ser considerada esa opción, a su parecer y el de muchos, nauseabunda. Era inaceptable para Dios, para la sociedad y para él. Itachi le comentó aquel día que los vio besándose que no tenía importancia porque Minato se marcharía, pero aunque así fuera le seguirían gustando los hombres.

—Sasuke, no somos niños, y juzgarme por mis preferencias es como si yo te juzgara por embarazar a un doncel de catorce años.

—¡No es lo mismo!

—Siguen siendo decisiones —comentó con tranquilidad, intentando que su semblante se mantuviera sereno y no mostrara aquel dolor que comenzaba a reflejarse en sus ojos—. Así como escogiste quedarte con Naruto, no ir a una universidad de prestigio, y ser un fotógrafo, yo escogí a Minato y no me arrepiento —suspiró acercándose a Sasuke—. Toda la vida he hecho lo que han querido aun a costa de mi felicidad, dejándome manipular como si fuera una simple marioneta sin valor ni sentimientos propios. Al menos déjame escoger de quien enamorarme. No te pido que me apoyes, ni siquiera espero que lo entiendas, simplemente no me juzgues.

—No sé si pueda —susurró saliendo de la habitación.

En ese momento Naruto abrió la puerta del baño mordiéndose el labio inferior con pena. No entendía aquel comportamiento de Sasuke a negar el hecho de que a su hermano le iban los varones, comprendía hasta cierto punto que su actitud se debía a la estricta educación que recibió por parte de un cerrado Fugaku. Pero desde su perspectiva lo correcto era que apoyara a Itachi tal como él lo había hecho siempre.

—Lo lamento ttebayo.

—¿Por qué te disculpas? —preguntó en tono dulce, acercándose al doncel para ayudarlo a llegar a la cama—. Tú no has hecho nada.

—Ese teme debería entenderte.

—Sabes —murmuró sentándose en la orilla de la cama—. Sasuke y yo tuvimos una estricta educación religiosa, al principio a mí también me costó aceptar que me gustaba tu padre. Por ello no espero que me entienda en un par de semanas algo que a mí me tomo meses.

—Estoy seguro que pronto lo hará —sonrió con dulzura, tomando las manos de Itachi entre las suyas—. Eres increíble y me hubiera gustado mucho tener una mamá como tu ttebayo.

Decir que sus mejillas se sonrojaron es poco, todo su rostro adquirió un intenso tono carmín ante las despreocupadas palabras de ese pequeño doncel al que desde hace mucho apreciaba sin siquiera conocerlo. Naruto era toda una caja de sorpresas, por lo que tras suspirar un par de veces abrazó a blondo dándole un beso en la cabeza.

—Estaría encantado de tener un hijo tan lindo como tú —murmuró con cierta nostalgia—. Aunque jamás pueda ser tu madre…

***

Sasuke había escuchado parte de la conversación. Una parte de él le decía que estaba actuando infantilmente y otra que las relaciones entre dos varones no debían existir, por lo que suspiró profundamente y se recargó en la pared. Era cierto que tanto la vida de Itachi como la propia estuvieron siendo manejadas por los deseos y caprichos de su padre. Él había ido en contra de todo ello con tal de estar con Naruto, sin embargo Itachi estaba en una situación similar y al mismo tiempo tan diferente.

Siempre fingiendo perfección y complaciendo a todos, sacando las mejores y más altas notas, esforzándose en cada detalle de su vida como si sus deseos no importaran. Cuando era un niño, llegó a pensar que su hermano era muy similar a un bonito maniquí, luciendo impecable y siendo manejado por su padre. Y es que esperaban tanto de Itachi, exigiendo cada vez más de él a tal punto que poco a poco desaparecía.

Entonces, el brillo regresó a su mirada y las falsas sonrisas pasaron a ser genuinas. Ahora sabía exactamente el motivo, su hermano había sido feliz al lado de Minato como jamás lo fue en toda su vida. Aquel varón le daba un sentido especial a la vida de su hermano y él se negaba a aceptarlo porque desde siempre le dijeron que estaba mal… pero… ¿realmente era malo?

No sabía qué hacer, por lo que cerró los ojos frustrado. Su hermano tenía razón, lo había apoyado incondicionalmente desde siempre, no solo ahora. Itachi siempre estuvo ahí para él cuando creyó que no podía seguir adelante, cuando se desplomaba tras sentirse menos que nada con las constantes represalias —siempre injustificadas— de su padre.

¿Y qué hacía él? Le daba la espalda cuando más lo necesitaba. Le gritaba que lo que sentía era enfermizo, lo menosprecio y despreció de la peor forma posible cuando seguramente estaba pasando por un terrible momento, al ser consciente de que si Minato no estaba con él era porque fue obligado por su muy bastardo padre a tomar el mando de una empresa que no le importaba en lo más mínimo, sumándole el hecho de que debía casarse con un doncel o mujer que jamás amaría.

Finalmente se dio cuenta que era de lo peor, y su actitud era una mierda hacía la única persona que realmente estuvo ahí para él. Por ello, en cuanto salió Itachi del cuarto, lo tomó de brazo, llamando su atención mientras luchaba con una estúpida vocecilla que gritaba que se iba a arrepentir de lo que diría. Solo pudo ignorarla olímpicamente porque sabía que era lo correcto, recibiendo una mirada curiosa y un tanto extraña.

—Eres mi hermano —apretó los labios con molestia, más que nada hacía sí mismo— y eso no cambiara pese a tus gustos.

—¿Debo tomar tus palabras como una especie de aceptación a mis gustos? —cuestionó con una ligera sonrisa.

—Tsk… tómalo como quieras.

Sin decir más, se adentró a la habitación, siendo recibido por un molesto rubito que no paraba de negar con la cabeza y verlo feo.

—Eres un tonto, teme.

—Yo también te amo, dobe —se acercó hasta la cama, robándole un beso a su doncel en cuanto estuvo lo suficientemente cerca—. Pero tienes razón —susurró con pesar…

—¡¿Qué…?!

—Que tienes razón —rodeó la pequeña cintura de Naruto, recargando su cabeza en su pecho, sintiendo como las pequeñas y cálidas manos de su doncel acariciaban con mimo su cabello—. Soy de lo peor…

—No, Itachi te ama y tú a él. Solo eres un teme, uno muy grande al que amo mucho, y con quien tendré un bonito y gordito bebé.

—¿Por qué gordito? —cuestionó yéndose por la tangente, ya después le diría lo que pasó con Itachi.

—Pues porque se ven lindos ttebayo —sonrió ampliamente, apretando aún más a Sasuke contra su pecho—. Le voy a poner trajecitos con formas de animales como un zorro… ¡o un gato! Y quiero que su primera palabra sea papá… —su voz se quebró—. Le voy a enseñar muchas, muchas cosas tteba, y voy a jugar con él y lo voy a abrazar siempre… porque no quiere que se sienta nunca solo…

—Naru… no llores…

Sasuke se mantenía viéndolo fijamente con una expresión de ternura y preocupación, mientras suavemente se despegaba de él, llevando sus manos a las pálidas mejillas del doncel, limpiando el rastro de lágrimas con el pulgar, acercándose lo suficiente para besar su naricita y unir su frente con la contraria, viendo fijamente aquellos hermosos ojos que lo enamoraron.

—Lo lamento.

—¿Por qué?

—Yo… tengo mucho miedo… —confeso colocando sus manos sobre las de Sasuke—. Me da miedo todo… me aterra que algo le pase a nuestro bebé, el no ser suficientemente fuerte para traerlo a este mundo… pero también me da miedo no verlo crecer y no estar contigo…  

—Naru… —con cuidado, rodeó el frágil cuerpo del menor, deseando con toda el alma decirle que estaría bien y que no debía preocuparse, pero no podía, no podía porque desgraciadamente su futuro al igual que el de su amado bebé era incierto—. Te prometo que estaré a tu lado, y que no te dejare…

Aquel suave llanto empezaba a destrozar algo dentro de él, sintiéndose impotente al comprender que todo lo que podía hacer por la persona que tanto amaba era abrazarlo y darle apoyo, mantenerse fuerte y ser su soporte cuando estaba igual de angustiado que él. Aun así mantenía la esperanza de que todo saliera bien con su bebé y Naru, sin embargo todo cambio cuando vieron entrar a Orochimaru con un rostro serio, revisando los papeles de su carpeta mientras fruncía el ceño.

—Lamento interrumpir, Sasuke-kun.

—No importa…

—Naruto-kun —vio fijamente al doncel, acercándose a este para checar sus signos vitales y tomar su temperatura—. ¿Cómo te has sentido?

—Un poquito mal —susurró apenado, quitando todo restó de lágrimas de su rostro con el dorso de su mano.

—Sabes que no puedes omitir ningún cambio por muy mínimo que sea, o te pondrás a ti y al bebé en riesgo —sentenció haciendo algunas anotaciones.

—Los mareos y las náuseas cada vez son peores ttebayo —confesó bajando la mirada y apretando las sabanas entre sus puños—. Y el dolor en la espalda baja se ha intensificado… también me he sentido más cansado.

Orochimaru suspiró, poniéndole el termómetro a Naruto. Minato y él habían acordado que pospondrían un poco más la biopsia de medula, debido a que era un procedimiento arriesgado y demasiado doloroso, pero que debían hacer si lo someterían a transfusiones de sangre, por lo que optaron por medicar al pequeño doncel, dosis bajas que no afectarían el crecimiento o desarrollo del feto, pero tras dos semanas, la salud de Naruto parecía ir en picada en vez de mejorar.

—Es claro que el tratamiento no está funcionando, así que lo suspenderé desde hoy —volvió a tomar el termómetro, dándose cuenta que tenía algo de fiebre—. Programare tu biopsia para mañana a primera hora. Descúbrete el vientre.

Volvió a anotar algo en su carpeta, observando la cara de preocupación del doncel mientras hacía lo que pedía, tomando fuertemente la mano del varón. Naruto tenía trece semanas de embarazo, sin embargo su vientre seguía tan plano que cualquiera dudaría de su estado, lo cual era alarmante. Para esa etapa ya se debería ver una ligera curva.

—Orochimaru… —le llamó Sasuke al ver su expresión.

—Es demasiado pequeño el feto —dijo palpando con suavidad el vientre del doncel—, para este momento ya debería ser notorio —observó las silenciosas lágrimas del menor y la expresión de pánico en Sasuke, por lo que con cuidado cubrió al rubio con la sábana—. Los estudios indican que por el momento el feto está bien, simplemente es pequeño, pero si continua así por más tiempo será peligroso. Iniciaremos el nuevo tratamiento cuanto antes —le dedicó una sonrisa que pareció calmar a ambos padres—. No te preocupes, Naruto-kun, es mejor que intentes permanecer tranquilo

—Lo intentare ttebayo —con cuidado, se incorporó, sintiendo como Sasuke lo acurrucaba entre sus fuertes brazos, dándole un efímero periodo de paz que tanto anhelaba.

———

Le dio un pequeño sorbo a su taza de café, mirando de soslayo la entrada de aquel lujoso restaurante, agradeciendo estar en un área apartada, teniendo un pequeño momento de paz. Aquellas dos semanas habían sido una mierda. Deseaba estar con su niño y con Itachi, pero por el bien de ambos sabía que no podía, al menos no por el momento.

Para Minato había sido toda una sorpresa enterarse de quien sería su futuro esposo. Era un hecho que no conocía de nada a Gaara, sin embargo lo había visto un par de veces en la casa de Sakura, al igual que a Ino, por lo que no le tomó importancia. Si, el chico era y sigue siendo toda una belleza, pero a él no le llamó la atención por el simple hecho de que tenía a Itachi, y a pesar de que en ese momento quiso bombardearlo con cientos de preguntas, no lo hizo.

Aquel día en que lo conoció simplemente se mantuvo al margen de toda la situación, para su desgracia, le había tomado otros quince días poder reunirse a solas con él y aclarar el mar de dudas que tenía, debido a que la sensación de que ese bonito doncel seria la clave para regresar a su antigua vida al lado de su amado niño y de Itachi, no dejaba de sentirse.

—Lamento la demora —la sería voz de Gaara lo sacó de sus pensamientos, por lo que se puso de pie, recibiéndolo con una amable sonrisa.

—Por favor siéntate.

—¿Vas a decirle a mi padre que su hijo estuvo trabajando en una casa de putas los últimos dos años? —soltó mordaz, yendo directamente al grano—. Si ese es tu plan ni te molestes, porque no le importará.

—No —negó llamando al maître que rápidamente tomó su orden—. Si te fuiste de la mansión Sabaku No fue por algo tan importante, que no te importó trabajar con Sakura, aun sabiendo a lo que se dedicaba y el porqué, pero el hecho de que regresaras es lo que me interesa en estos momentos —entrelazó sus dedos bajo la barbilla, mirando fijamente al doncel—. ¿Con que te chantajearon?

—Eso debería preguntarlo yo, señor Uzumaki, ¿o debo decir, Namikaze?

—Muy inteligente —sonrió complacido, mientras le agradecía al maître—. ¿Y bien?

—¿Ser doncel está mal? —cuestionó en voz baja, dándole un sorbo a su taza de café.

Gaara no necesito decir más para que Minato entendiera porque huyo de casa. Los varones, sobre todo como Rasa o Jiraiya, menospreciaban a los donceles por catalogarlos el género más débil, incluso inútil, puesto que la sociedad era tan machista que tomaba como el único propósito de una mujer o doncel el llevar el hogar, dar hijos y criar a estos, sin embargo un embarazo siempre era difícil, pero en los donceles lo era aún más y su estado se tornaba más delicado. Era de dominio público que el 38% de donceles en gestación no llegaban a término, mientras que en el caso de las mujeres ese resultado disminuía hasta en un 15%.

—No —le dijo con seguridad—. Mi hijo es la persona más maravillosa y perfecta del mundo, y es un hermoso doncel.

—¿Cuánto tiempo te tomó darte cuenta? —tajó con molestia.

—Más del que quisiera —le miró—. ¿Me arrepiento? Sí, pude haber pasado más tiempo con mi hijo disfrutando su compañía, aun no es tarde, pero él ya no me necesita como antes, sin embargo no dudare en acudir a él cada que me lo pida.

—¿Y cuál es la historia? —preguntó más tranquilo, comenzando a comer el pastelillo de frambuesa.

Para su sorpresa, Minato le había hecho un resumen rápido de su vida, que iba desde que conoció a su ex esposa en paz descanse, el imbécil de su padre su huida a Konoha y lo idiota que fue tras la muerte de Kushina, sin omitir claro está, el chantaje de Jiraiya y estado de Naruto.

—Yo hui a los quince —hizo una pequeña mueca, apartando el plato vacío—. Le había robado un par de joyas a mi padre… tal vez fue estúpido pero no podía seguir viviendo con alguien que me odiaba no solo por mi condición de doncel, sino que me culpaba por la muerte de mi madre —miró con recelo al varón frente a él, quien se estremeció ligeramente—. Al principio hacia pequeños trabajos pero no hay grandes oportunidades para un doncel joven, tras un año estaba más que desesperado, ya no podía pagar un lugar donde vivir y no tenía que comer… entonces conocí a Sakura…

—Vaya… no tenía idea de que fue así…

—Yo no era prostituto, trabajaba en una casa dé, pero no lo era —apretó los labios, viendo fijamente a Minato—, tal vez no me creas y no me importa. Al principio creí que la única manera de sobrevivir era venderme a varones, pero Sakura no me dejo —bajo la mirada al recordar sus palabras, era tonto, pero esa mujer le dijo que no permitiría que vendiera su primera vez, ya que esta debía ser especial—. Mi función era servir solo de compañía, limpiar y cocinar.

—Lo lamento, creí que…

—Puedes pensar lo que quieras.

—No pretendo juzgarte —suspiró—. Sé que aquello no era una vida como tal, pero supongo que si permaneciste allí era porque lo preferías a volver.

—Tal vez —murmuró—. Aunque fui bastante ingenuo como para creer que mi vida finalmente estaba cambiando y podría ser feliz —Apretó los puños frustrado—. Un varón se enamoró de Sakura, su nombre es Kiba y es comerciante de telas, le ofreció iniciar de cero en otro lado y claro que ella aceptó, para nuestra sorpresa, nos dijo a Ino y a mí que podíamos ir con ellos. Nos ofreció un trabajo en una pastelería, así que aceptamos de inmediato.

—Déjame adivinar —dijo con molestia—. Kiba se topó con Rasa.

—Sí, amenazó con desprestigiarlo, y acusarlo de muchas cosas sin sentido si no me devolvía… me trató como un objeto… —se frotó el puente de la nariz con dos de sus dedos—. Pero aun no me has dicho que pretendes con exactitud.

—Volver a mi vida tranquila con mi hijo y…

—¿Y…?

—No puedo estar contigo, Gaara…

—Si tienes a alguien más basta que te cases con él o ella antes de la boda y listo —se encogió de hombros—. Te diría que voy a huir, pero le debo mucho a Sakura y su esposo como para hacerlo.

—No es tan fácil… él no es alguien con quien me pueda casar.

—Claro que si —frunció el ceño—. Qué más da si ese doncel es de clase baja o un prostituto, tú lo amas, ¿no?

—Él es amable y un exitoso contador de clase media.

—Ya, problema resuelto, te casas con él y ambos somos libres. Jiraiya es obvio que se molestará pero un matrimonio no puede ser disuelto y bien lo sabes, y puede que mi padre me deje tranquilo.

—No creo que me entiendas. Él y yo no podemos casarnos.

Minato apretó los labios frustrado mientras bajaba la mirada con pesar. Por alguna razón, sentía que Gaara no lo juzgaría por sus preferencias, pero tampoco podía expresar fácilmente lo que sentía por Itachi a un desconocido que dentro de nada se convertiría en su esposo. Sin embargo, el doncel lo miró fijamente por un par de segundos mientras su mente trabajaba a mil por hora.

Aquel varón era viudo, por lo cual si se podía casar, entonces pensó en el verdadero impedimento, no era por la posición económica o un trabajo humillante. Minato era directo así que podía poner las manos al fuego y afirmar que su persona especial sabía sobre Naruto y muy posiblemente sobre todo este problema que se habían montado los padres de ambos. Lo curioso es que Minato dijo no podemos casarnos.

Y como si la respuesta ahora fuera más que obvia, abrió los ojos sorprendido mirando con la boca ligeramente abierta al varón frente a él. Jamás imaginó que un hombre como ese tuviera esos gustos, pero él no era nadie para juzgarlo, después de todo había conocido a muchos en casa de Sakura, y esa mujer era demasiado habladora, tanto que llegó a contar encuentros donde participaba ella y dos varones que al parecer eran pareja.

—Estás enamorado de un varón —afirmó tranquilo mientras se bebía lo último de su café—. Tengo una propuesta para ambos, ¿te parece si nos vemos los tres mañana en la tarde?

———

Con mucho cuidado, besó la manita de su doncel, temiendo hacerle más daño. Orochimaru les había explicado de forma rápida y sencilla lo que se haría en la biopsia, haciendo énfasis en lo doloroso que podía resultar. No sabía si sentirse afortunado o no de haber podido estar con Naruto durante el procedimiento.

Su pequeño sol, llorando y mordiéndose el labio tan fuerte para no gritar mientras se aferraba a su mano le había hecho sentir peor que impotente. Como si todo esto hubiera sido su culpa y de cierta forma lo era. No sabía qué hacer, de hecho dudaba que pudiera hacer algo más que sujetar su mano y estar con él incondicionalmente. Incluso ahora, Naruto se había quedado dormido por el dolor poco después de terminar la biopsia.

—Lo lamento tanto —susurró—. Quisiera poder hacer más pero no puedo…

—Sasuke —nombró con la voz rasposa, abriéndole lentamente los ojos, contemplando al moreno llorar en silencio mientras besaba sus nudillos—. No llores ttebayo… me harás lloras…

—No estoy llorando, Naru.

—Sasu… mejor regálame una sonrisa…

~ * o0O0o ~ ♦ ~ o0O0o * ~
Continuará

Notas finales:

Gracias por leer y comentar <3

Haruka Eastwood


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).