Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Amante inocente por Haruka Eastwood

[Reviews - 131]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola!! Cuanto tiempo! *Huye antes de que la golpeen*

 

Título: Amante inocente

Resumen: Él y solo él, era la persona que tanto había buscado...
Clasificación: Mayores de 16 años.
Género: AU. Romance. Drama.
Advertencias: Lemon. Mpreg.

Autor: Haruka Eastwood

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~
Amante inocente

Capítulo 23: Alas de cristal

Orochimaru levantó la vista de sus papeles, frunciendo el ceño con molestia. Les había dado instrucciones precisas a las enfermeras de que no quería que nadie lo molestara. Su prioridad era la salud del pequeño Naruto, no solo porque en esas semanas había logrado apreciar al doncel, sino también porque Minato era su amigo y colega.

Sin embargo, en cuanto su vista se topó con la intensa mirada de aquel intruso, no pudo ocultar la mueca de asombro y repulsión —casi odio— que se dibujó en su rostro, tensando los hombros segundos después, resultando doloroso. Definitivamente, no esperó encontrarse con ese hombre a solas, mucho menos después de tantos años.

—Orochimaru —pronunció con cierta molestia.

—Creí que no querías volver a verme, Jiraiya.

—No me apetece visitar al ex amante de mi esposa.

—En ese caso, ¿a qué debo tu encantadora presencia?

—No tientes a tu suerte, serpiente —gruñó cerrando la puerta tras de si—. ¿Cómo está?

Orochimaru entrecerró los ojos fingiendo confusión. Años atrás, Jiraiya y él habían sido grandes amigos, casi hermanos y su relación se volvió aún más cercana cuando empezó a tratar a una enferma Tsunade. Aquella mujer había sido todo un enigma para él: fuerte, inteligente, con actitud imponente e imparable en muchos sentidos. Dotada de una belleza exótica que no tardo en cautivarlo, quedando perdidamente enamorado de ella.

En aquel tiempo, poco le importó destruir la confianza que Jiraiya había depositado en él, y amó a Tsunade como lo merecía, buscando sin descanso una cura a su maldita enfermedad que la consumía a pasos agigantados, amenazando con arrebatársela de su lado. Desgraciadamente los años pasaban y poco a poco se daba cuenta que no había mucho que hacer.

Era un hecho que perdería a Tsunade en más de un sentido. Y once meses antes de su muerte, Jiraiya descubrió su amorío. Lo amenazó apartándolo de ella sin escuchar razones que tal vez no lo justificarían, entonces Orochimaru se vio obligado a suplicarle por seguir siendo su médico. Él era la única persona que había logrado crear un tratamiento, haciendo un avance significativo con su enfermedad, que si bien no estaba ni cerca de encontrar una cura, al menos la mantendría estable y alargaría su vida.

Tsunade pudo haber vivido cinco, incluso siete años más, pero por su maldita estupidez, falleció once meses después de que él se marchara de su vida. No quiso culpar a Jiraiya. Pero si alguien estaba tentando a su suerte en esos momentos era aquel testarudo varón, que no hacía más que pensar en sí mismo, y en sus ambiciones egoístas.

—Eres tu él que tienta su suerte —tajó con desdén—. Será mejor que te marches de aquí o llamare a seguridad.

—No puedes sacar así a la persona que básicamente mantiene este lugar con sus donativos.

—Es lo menos que puedes hacer después de dejarla morir por tu estupidez.

—¿Mi estupidez? —Preguntó con ironía—. Te revolcabas con mi esposa y aun así pretendías que no hiciera nada.

—Piensa lo que quieras, Jiraiya, y limítate a salir de aquí.

—¿Cómo esta, Naruto?

—Mataste a tu esposa y a Kushina por capricho, arruinaste la vida de tu hijo y… ¿ahora pretendes destruir a Naruto-kun? —Escupió con molestia—. No vengas aquí fingiendo preocupación, y vete.

—Es mi nieto, tengo derecho a saber cómo esta.

—Ella era tu esposa, Kushina tu nuera y Minato tu hijo. Es más que obvio que has perdido todo el derecho, así que lárgate —se puso de pie, era más que claro que aquel hombre ya no lo intimidaba—. ¿O es que planeas amenazarme, despojarme de mi licencia médica y dejar que tu nieto muera por otro de tus caprichos sin fundamentos?

—Jamás haría algo así.

—Ya lo has hecho anteriormente, no le veo la diferencia.

—Me he equivocado, lo sé.

Sorprendentemente, Jiraiya se dejó caer sobre una de las sillas frente al escritorio de Orochimaru, frotando su cara con una de sus manos, en un gesto de frustración total que no tenía lugar de ser. Desde su perspectiva aquel hombre era incapaz de arrepentirse y en vez de corregir sus fallas, todo lo que quería acababa destrozándolo.

—Saberlo no significa que estés haciendo algo para redimirte, y tus lamentos tampoco las traerá de vuelta —tomó asiento, mirándolo con desagrado—. Finges arrepentirte y estas destruyendo la vida de tu hijo y nieto. Estas obligando a  Minato a casarse con un doncel al que no ama, todo porque quieres que tome el mando de tu empresa para que te retires. No conforme con eso, lo separas de su hijo que está en un estado crítico y necesita de su padre.

—Tú no lo entiendes.

—Jamás voy a entender tu absurda lógica, Jiraiya.

—Minato sufrió mucho tras la muerte de su madre, él se derrumbó…

—Se derrumbó porque le quitaste cinco años con Tsunade, y lo sabes.

—Mi esposa estaba enferma. Y desde siempre quise lo mejor para él, tú no eres padre, no tienes derecho…

—Soy padre, y también tengo todo el derecho de decirte que eres un idiota y un maldito bastardo que sigue arruinando las vidas de quien tiene cerca —declaró irritado—. Y sí tengo un hijo, ¿o es que lo olvidaste?

—Kabuto… —susurró. Un varón al que había adoptado, aunque ahora eso carecía de importancia—. Minato ya ha sufrido mucho, solo le evito la pena de ver a su hijo convaleciente. Le estoy ofreciendo empezar de nuevo, ser el dueño de un imperio, casarse con un doncel de mundo, dotado de una gran belleza y formar una familia estable… sana. Así que limítate a decirme como esta Naruto.

—Es un convaleciente —apretó los puños evitando golpear a ese idiota—. No tendría por qué preocuparte.

—Solo responde.

—Mal —tajó—. Está recibiendo trasfusiones de sangre pero solo es algo temporal, un placebo que le permitirá llegar a los cinco, puede que seis meses de gestación y la vida de él y su hijo estarán en riesgo, por lo que debe recibir un trasplante de medula cuanto antes. Minato no es viable… pero tú sí.

—¿Cómo puedes estar seguro?

—Lo estoy.

—Entonces morirá —se levantó, yendo tranquilamente a la salida, tomando con suavidad el pomo de la puerta—. ¿Sigues dudando de que hiciera una buena elección al apartar a Minato de Naruto? —Abrió la puerta—. Solo le evito el tener que ver sufrir a ese doncel. 

Tras salir y cerrar la puerta con suavidad, Jiraiya escuchó un grito frustrado seguido de varias cosas caer al suelo y lo que dedujo sería un vaso de cristal ser arrojado contra la puerta. Suspiró y peinó sus cabellos, Orochimaru había omitido deliberadamente ciertas cosas, pero aun lo conocía muy bien, tanto como para deducir por su mirada que ese supuesto trasplante no le aseguraría la vida de Naruto.

Él había investigado por su cuenta, y todos los médicos con los que consultó el caso de Naruto estaban de acuerdo en que no había nadie mejor que esa maldita serpiente para atender a su nieto. Incluso le comentaron de su arriesgada propuesta en la conferencia de hace dos años, donde Orochimaru propuso el trasplante de medula en pacientes con anemia severa. 

Había resultado más que bien en dos de cinco pacientes tratados, pero ninguno de ellos resultó ser un adolescente embarazado, mucho menos doncel, por lo cual el porcentaje de que Naruto mejorara era prácticamente nulo. Lo sabía aun sin ser médico, aunque fue imposible que sus pasos no lo llevaran al cuarto de ese pequeño doncel al cual había visto fugazmente días atrás, cuando hablo con Minato.

Respiró profundamente un par de veces antes de siquiera pensar en abrir la puerta. Eran aproximadamente las ocho treinta de la mañana, por lo que era casi seguro que siguiera durmiendo. Con ese pensamiento, se adentró con sigilo a la habitación, apretando los puños en cuanto pudo contemplarlo perfectamente, sentado en el medio de aquella pequeña cama sonriendo con suavidad mientras acariciaba su plano vientre con una mano, tarareando una canción de cuna con voz dulce.

No sabía cuánto tiempo estuvo viéndolo, tal vez fueron minutos, o simples segundos en los que se llenó de ternura y nostalgia ante la escena que tenía frente a él, obligándose a volver a la realidad cuando la voz de Naruto se detuvo, alzando el rostro con una encantadora sonrisa que no merecía, y le hizo saber que ni siquiera tenía el derecho de permanecer frente a ese encantador doncel que lo observaba con aquellos preciosos ojos azules, tan similares a los de Minato.

—Hola.

—Hola —susurró con la voz temblorosa, incapaz de moverse de ese lugar—. ¿Sabes quién soy?

—No —negó divertido—. ¿Se siente bien? Esta pálido ttebayo —aquellos ojitos lo miraron con genuina preocupación—. Tal vez debería sentarse, si quiere llamó a la enfermera.

—No es necesario, pequeño —titubeante, avanzó hasta que estuvo al lado de la cama, tomando asiento en el incómodo banquillo, preguntándose, el cómo era posible que en su estado aún se preocupara por alguien más—. ¿Cómo te llamas?

—Naruto, Uzumaki Naruto —sonrió radiante, pese a su semblante cansado y marcadas ojeras—. ¿Está perdido?

—Algo así, ¿Sabes? Me recuerdas mucho a mi hijo cuando era pequeño, él tenía una sonrisa tan bonita como la tuya.

—¿Tenía? —preguntó alarmado—. ¿Le paso algo?

—No exactamente —sin pensarlo, tomó aquella delicada manita entre las suyas, transmitiéndole una paz que hace años no sentía—. Solo está muy enojado conmigo, le he hecho cosas malas de las cuales me arrepiento, pero tampoco sé cómo arreglar todo lo que he hecho.

—Pero usted es una buena persona —replicó sin titubear.

—No creo serlo si mi hijo me odia.

—Nunca es tarde para disculparse ttebayo —se acomodó mejor, acariciando distraídamente su vientre—. Antes pensaba que papá no me quería, porque cuando nací mamá murió —susurró bajito intentando mantenerse sereno ante esos recuerdos que aun dolían—. Pero había veces en que lo escuchaba entrar a mi cuarto, y disculparse diciendo que me amaba mucho, mucho tteba, primero pensé que era un sueño y me ponía triste. Quería que fuera verdad lo que él me decía, así que seguía esforzándome para que papá me quisiera. Y cuando él se disculpó por esos años de ausencia, me sentí tan feliz que no dude en abrazarlo… 

—Eres muy valiente.

Naruto negó con la cabeza, no había valentía en eso, tan solo era el deseo de dejar atrás la soledad y sentir la calidez única que solo un padre puede darte en algo tan efímero como un abrazo. Y sin pensarlo, tomó la mano del adulto entre las suyas, acariciando de forma circular el dorso como si quisiera calmarlo.

—Usted está muy triste —lo miró a los ojos—. Debería hablar con su hijo.

—Dudo que quiera escucharme, sigo haciéndole daño…

Apretó los labios dándose cuenta que ese pequeño le estaba haciendo hablar sobre algo que creyó no le importaría nunca, aunque solo se estaba mintiendo a su mismo. Sabía que sus decisiones eran egoístas, pero todo lo que hacía era pensando en el bienestar de Minato. Sin embargo, ya no estaba tan seguro de lo que hacía, porque aquel pequeño doncel le dio una perspectiva diferente, dándose cuenta sin mucho esfuerzo que Naruto era alguien especial y noble, alguien con la capacidad de preocuparse incluso por él, un completo desconocido no valía la pena.

Naruto no se quejaba, simplemente veía hacía delante de forma positiva, iluminando todo a su paso, como si fuera un sol. Aquel pequeño lo era, y le bastaron unos cuantos minutos a su lado para comprender que aquel dulce niño valía oro, sin embargo continuaba marchitándose y no había nada que pudiera hacer para impedirlo.

—¿Qué diablos hace aquí?

La voz intimidante y hostil de Sasuke rompió el ameno ambiente, ganándose una mirada molesta por parte del doncel, la cual ignoró olímpicamente, porque estaba completamente seguro que Naruto no tenía ni idea de quién diablos era aquel maldito viejo que fingía arrepentimiento, o de lo contrario ya lo habría corrido a patadas de su habitación por todo el daño que le ha causado directa e indirectamente.

—Sasuke…

—Veo que la educación no es una de tus virtudes, muchacho.

—Lo lamento —Naruto se disculpó con pobre anciano, bajando levemente su cabeza.

—No deberías pedir disculpas a personas tan nefastas, dobe —miró a Jiraiya con odio, apretando los puños—. ¿No le bastó con apartar a Minato de la vida de Naruto, o es que aun planea esparcir aún más su inmundicia?

—¿Qué…?

Sasuke se acercó a Naruto, sentándose en la cama con total calma, mientras atraía al doncel hacía su cuerpo, abrazándolo con fuerza o de lo contrario era capaz de sacar a ese hombre a golpes de ahí, importándole muy poco que fuera una figura reconocida y apreciada, porque a sus ojos, era un simple bastardo que solo sabía esparcir su veneno.

—Jiraiya Namikaze —siseó con rencor—. Yo no soy tan obediente como Minato o amable como Naruto. Así que será mejor que se largue de aquí.

—No tienes derecho ni autoridad para sacarme.

—Claro que la tengo, porque Naruto es mi pareja, padre de mi hijo y su sola e inmunda presencia pone en riesgo su salud.

—Sasuke… basta —la voz de Naruto captó la atención de ambos varones, la cual no demostraba ni una sola emoción, mientras sus ojos carentes de vida contemplaban fijamente a Jiraiya—. Tal vez tenía razón y usted es una mala persona. Un padre debe cuidar y guiar a sus hijos, no manejarlos a su antojo como si sus sentimientos no importaran, pasando por alto sus opiniones, borrando lo que son y pisoteando sus sueños y anhelos. Todos nos equivocamos ttebayo, todos merecemos una segunda oportunidad y si es verdad que se arrepiente demuéstrelo y váyase de aquí.

La habitación se quedó en silencio, Jiraiya tragó saliva con dificultad, le dedicó una última mirada a ese peculiar doncel y dio media vuelta saliendo de ahí. Desgraciadamente ya había tomado muchas malas decisiones y era consciente de que no se podía dar marcha atrás, porque una parte de él, seguía firme en creer que lo que hacía era lo mejor.

~ * o0O0o ~ ♦ ~ o0O0o * ~

Continuará

Notas finales:

Espero de todo corazón que les haya gustado el capítulo y pues con la novedad de que ya solo faltan un poco para acabar con este fic, le calculo que dos o tres capis más el epilogo.

Intentare actualizr rápido pero no prometo nada xD

Por lo pronto me despido y les deseo un lindo día :3

Haruka Eastwood


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).