Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Amante inocente por Haruka Eastwood

[Reviews - 131]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola! *esquiva la chancla* Ok ok mejor nos leemos abajo xD

Título: Amante inocente

Resumen: Él y solo él era lo que tanto había buscado…

Categoría: Naruto

Clasificación: Mayores de 16 años

Género: AU. Romance. Drama

Advertencias: Lemon. Mpreg

Autor: Haruka Eastwood

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~

Amante inocente

Capítulo 25: Un rayo de luz

Definitivamente, estaba a punto de convertirse en un mal hábito eso de salir a fumar para intentar relajarse cuando no encontraba paz con nada. Ni los constantes reclamos de su lindo rubio podían hacer algo al respecto.

Lo cierto es que estaba comenzando a desesperarse y no precisamente por él, sino por Naruto. Cada día lo veía más delgado, pálido y extrañamente frágil, tanto que era incapaz de mantenerse en pie, y dar unos cuantos pasos solo ahora era prácticamente imposible.

Agobiado, dio una larga calada al cigarrillo, consciente de que no había nada que él pudiera hacer. Naruto estaba a pocos días de cumplir los cinco meses de embarazo, lo único bueno es que su vientre creció considerablemente a comparación de hace dos meses.

Y Orochimaru no paraba de asegurarles que el pequeño Menma —nombre escogido por Naruto— estaba en perfecto estado, un poco pequeño de lo normal pero saludable.

Era verdad que le preocupaba la salud de su bebé, pero eso no significaba que podía olvidarse de la de Naruto como si no importara. Su preciosa luz se extinguía frente a sus ojos a pasos enormes, reafirmándole una vez más que la vida era injusta y que el destino era un hijo de puta sin compasión que seguía arrojandolos al suelo, clavandoles el pie para que se hundieran más y más en el lodo y en la inmundicia o puede que injusticia, preguntandose. ¿Cuánto más tenían que pasar para poder conocer la paz y la tranquilidad?

—Si Dios existiera, no permitiría que alguien como Naruto sufra.

Blasfemo susurró su subconsciente con reproche, pero no le importó porque se dio cuenta que no servía de nada rezarle a algo o alguien que parecía ignorar sus constantes súplicas, lamentos y llantos silenciosos plagados de angustia, de hecho, comprendió que era una pérdida de tiempo rezar porque no existía ese supuesto Dios.

Aún así el sentimiento no desaparecia con nada, estaba aterrado como nunca antes lo estuvo, temeroso de que el momento en que la vida de Naruto se extinga llegue, y todo lo que él pueda hacer sea contemplarlo morir, sostenerlo en brazos y llorar de impotencia.

—Nunca espere que adquirieras el mal hábito de fumar.

—¿Qué haces aquí?

Aquella respuesta brusca sorprendió a Fugaku, quien jamás se esperó eso de un chico tan sumiso y respetuoso como lo era Sasuke, su siempre obediente Sasuke, su niño perfecto y al cual orilló a toda esa inmunda situación. Entonces, por primera vez se preguntó si algo de aquello era su culpa, cuando él solo pensaba en dar y hacer lo mejor por sus hijos, su vida y su más grande orgullo.

Tal vez se había equivocado en la forma de educarlos, tal vez había hecho algo mal cuando todo lo que planeaba era hacer hombres de bien, responsables y nobles, sin embargo, no era momento para ponerse a analizar el pasado y enfrascarse en lo que pudo hacer y no hizo, ya sea por falta de conocimiento, terquedad o ideas ambiguas en extremo arraigadas a su no tan flexible personalidad, la cual no cambiaría. Ahora debía seguir adelante y remediar sus errores.

Aquel chiquillo tonto seguía siendo su hijo, y aunque todos dudaran de ello, era su favorito por infinitas cualidades que parecían haber desaparecido en estos meses desde que se fue de casa. Y lo cierto es que si no fuera por su amada Mikoto, lo más seguro es que hubiese tardado una eternidad para poder dejar de lado su orgullo, mentirse y fingir que se equivocó. Él sabía que las cosas no volverían a ser como antes, pero era un hombre racional que al menos estaba dispuesto —por única vez— a escuchar a ese tonto hijo suyo y apoyarlo de ser necesario.

—Eres mi hijo —respondió con calma, dejando de lado su postura hostil e intimidante, viendo aquellos ojos negros, idénticos a los de Mikoto—. Sasuke… no soy el monstruo que crees, sin embargo, sigo firme en mi opinión de que todo lo que hice fue por tu bien.

—Si viniste para llevarme pierdes tu tiempo —tajó apretando los puños, dispuesto a no ceder ante ese hombre que se decía ser su padre pero lo manejaba como si fuera un juguete—. No volveré a someterme a tus caprichos y mucho menos pienso dejar a Naruto.

—No he dicho que te quiero de regreso, ni que dejes a ese doncel —suspiró con cansancio—. Eres un adulto racional y lo suficientemente inteligente para dirigir tu vida, tomando las mejores decisiones.

Sorprendido y confundido, Sasuke abrió la boca sin saber que decir. Jamás se esperó algo así, estaba casi seguro de que Fugaku Uchiha impondría otra vez su autoridad como lo ha hecho siempre con todo y todos, forzandolo a seguir sus órdenes sin importarle lo que él piense.

Aunque tras salir de su asombro, pudo ver que varios metros atrás de su padre estaba Mikoto, jugando con un pañuelo entre sus manos y sin pensarlo, sonrió al saber que la única persona que podría lograr que Fugaku fuera tan razonable, era esa hermosa señora.

—Entonces, ¿a qué viniste? —cuestionó más tranquilo pero sin dejar de estar a la defensiva.

—No recuerdo haberte educado así —farfulló por lo bajo, sobando el puente de su nariz con dos de sus dedos pero dejando pasar el trato hostil—. Hace muchos años, tu abuelo me dijo que como padre teníamos solo dos obligaciones, educar y guiar a nuestros hijos para que sean hombres de bien. La segunda es apoyarlos cuando lo necesiten, incluso cuando no —suspiró—. Hijo, te puedo jurar por tu madre que di lo mejor de mi con Itachi y contigo pero todos cometemos errores, nadie es perfecto. No soy la excepción pero todos tenemos derecho a recibir ayuda… darla y redimirnos, pero el perdonar y seguir adelante es una cuestión personal, sin embargo no debemos enfrascarnos en el pasado —volteó hacía donde estaba Mikoto, haciendo un pequeño gesto de cabeza para que se acercara, una vez estuvo parada a su lado, la abrazó por la cintura, volviendo a posar su vista en Sasuke—. Ser padre es dificil, hacemos hasta lo imposible por los hijos pero sí cumplimos y lo hicimos bien es algo que tú debes decidir, sin embargo, quiero que entiendas que estamos aquí si nos necesitas.

—Sasuke, cariño… tal vez no hemos sido los mejores padres del mundo, es claro que eso no se puede cambiar ahora, pero jamás dudes de cuanto te amamos, de lo mucho que nos preocupas y nos seguirás preocupando, así tengas cuarenta años —con una pequeña sonrisa, Mikoto se acercó hasta su hijo, tomando sus manos entre las suyas—. Hemos estado angustiados, e Itachi no nos quiso decir gran cosa. En parte lo entendemos…

—Preferimos venir, pero jamás nos imaginamos esto —posó su mano en el hombro de Sasuke dándole un leve apretón, que esperaba y transmitiera su sentir—. Si necesitas algo… hablar, lo que sea, aquí nos tienes.

Sasuke suspiró, no sabía si debía agradecer o matar a Itachi, debido a que era más que obvio de que les dijo mucho más de lo que aparentaban, de lo contrario sus padres no estarían ahí, aunque el sentimiento de calidez que se extendía por su pecho le daba cierta tranquilidad, pero aún no era suficiente.

Repentinamente, sintió que el peso sobre sus hombros lo sobrepasaba, no era tan fuerte, no podía solo con todo lo que sentía, y como si volviera a ser un niño pequeño en busca de consuelo, se abrazó al pequeño y delgado cuerpo de su madre, quien lo sujetó con fuerza, estrechándolo en un abrazo.

Al final, sabía que no tenía caso seguir ocultando las cosas, ni cargar con todo él solo, como si no hubiese nadie en quien apoyarse por lo que les contó todo a sus padres, justo después de presentarlos formalmente con el amor de su vida, sorprendiéndolos con el hecho de que el pequeño Naruto fuera nieto de Jiraiya Namikaze y enfadándolos por igual al saber de su rechazo hacia el doncel y chantajes hacía el propio Minato.

—Naru cariño, vas a ver que todo saldrá bien, solo debes tener fe en que tu y esa criatura estaran bien —murmuró Mikoto, abrazando con ternura al doncel.

—M-Muchas gracias, Mikoto-san.

—Puedes decirme mamá —sonrió radiante acunando las pálidas mejillas del doncel con mimo, enfocándose en esos bonitos ojos azules—. Después de todo eres la pareja de mi hijo y quién me hará abuela.

—Mujer, no lo molestes —suspiró Fugaku.

—Oh cariño, admítelo, a ti también te emociona la idea de ser abuelo. Y con lo lindo que es Naru-chan, no dudo que será un bebé hermoso.

—Hmp puede ser —murmuró viendo seriamente a Sasuke—. Es hora de irnos, pero si necesitas algo, tu madre y yo nos estaremos hospedando en este hotel una temporada —le extendió una tarjeta con el nombre y dirección del lugar—. Cualquier cosa, no dudes en pedirlo.

—Gracias, padre.

Ambos adultos salieron de aquella habitación, caminando en completo silencio, una vez llegaron al auto, Mikoto soltó un suspiro triste, viendo de soslayo a su esposo que mantenía una expresión seria, incluso tensa o puede que molesta por todo lo que pasaba.

—¿Qué es lo que harás?

—Mujer, estoy seguro que sabes muy bien la respuesta.

—No creo que…

—Se lo debemos.

Mikoto apretó los labios hasta formar una fina línea recta, comprendía que era la única opción, pero siendo sincera la veía prácticamente imposible, aun así no dijo absolutamente nada, comenzando a rezar para que todo saliera bien, confiando ciegamente en su esposo.

———
———

Con algo de dificultad, Naruto abrió los ojos, moviéndose incómodo entre las sábanas, antes de deslizar su mano suavemente sobre su pequeño vientre de cinco meses, sonriendo ampliamente al sentir un ligero movimiento que le confirmaba día con día que su bebé estaba vivo y que todo aquello valía la pena.

A esas alturas de su embarazo, ya era incapaz de ponerse en pie y debía permanecer en cama durmiendo la mayor parte del tiempo, sintiendo como su vida se consumía poco a poco. Inevitablemente, levantó una mano a la altura de su rostro, apreciando la sonda conectada, sintiendo su propio cuerpo tan frágil, y delgado.

—Solo un poco más… —susurró para sí mismo como si intentara darse ánimos—. Solo un poco.

Orochimaru le había dicho que su cuerpo era incapaz de soportar los nueve meses de embarazo, por ello su bebé tendría que nacer a los siete, ya que pese a ser precipitado, estaría lo suficientemente desarrollado para poder sobrevivir. Era muy arriesgado y el resultado era incierto, pero confiaba en la fuerza del pequeño Menma.

Entonces Naruto pensó que nadie se había atrevido a decirle lo evidente, para intentar no preocuparlo aún más de lo que ya estaba… lo cierto es que él moriría dentro de poco… pero así estaba bien ¿verdad?. Al menos eso es lo que se repetía constantemente intentando no tener miedo y desear huir como el cobarde que nunca fue, pero no era fácil aceptarlo y rendirse jamás significó una opción.

—Tienes que cuidar mucho a papá, Menma… ¿lo harás por mí? —preguntó en un murmullo, sintiendo su voz quebrarse y las lágrimas agruparse en sus ojos—. Él es una persona muy noble y aunque no lo parezca, también es muy frágil —no pudo evitar sollozar, aferrándose a sí mismo con ambos brazos—. No quiero dañarlo, Menma, no quiero irme. Quiero quedarme con ustedes.

Sorprendentemente, sintió una pequeña patada como respuesta, y sonrió intentando contener con más fuerza las lágrimas que empezaban a empapar sus mejillas, porque lo cierto es que no quería morir. Hace dos meses había cumplido quince años y aún había cientos de cosas por ver, conocer y experimentar al lado de su familia.

Tampoco era justo que cuando finalmente obtuvo el amor de su padre, el de una pareja y esta a nada de dar a luz a su bebé, tenga que dejarlo todo. Comprendía lo que pasaba, pero eso no significaba que lo aceptara, no podía decir: no importa, moriré pero todo estará bien… anhelaba con toda el alma vivir. Necesitaba hacerlo.

———

Con desesperación y frustración, Minato se frotó el rostro con ambas manos, consciente de que ya habían agotado todas las alternativas. Lo peor de todo es que su posible solución ni siquiera era algo seguro. Naruto estaba cada vez más débil, y someterlo a una operación —en caso de que él aceptara— podría ser perjudicial en vez de benéfico.

—¿Cuál es el porcentaje real? —cuestionó con las manos aun cubriendo su rostro, incapaz de ver a Orochimaru a la cara.

—Realizándola mañana mismo, el porcentaje de éxito es de un 42% y conforme los días pasen irá disminuyendo  considerablemente —suspiró con cansancio—. Estamos a contrarreloj y lo sabes.

—Créeme que lo sé muy bien —apretó los puños—. Hace un mes su respuesta fue un rotundo no, y odio saber que no la cambiará.

—Ese no es el único problema, como todo trasplante, existe la posibilidad de ser rechazado.

—Si eso ocurre, al menos sabré que he hecho todo lo humanamente posible para mantener a mi hijo con vida —se puso de pie—. Y si tengo que irme a humillar ante Jiraiya, lo haré si eso mantendrá a Naruto con vida.

—No es la primera vez, las anteriores no funcionaron. ¿Por qué tendría que ser diferente ahora?

—Tienes razón —apretó los puños—, para él mi hijo es un doncel por el que no vale la pena esforzarse —se dejó caer en el sofá donde anteriormente estaba sentado, cubriéndose el rostro con ambas manos—. Y si dejó morir a su esposa por orgullo, a estas alturas del partido debería ser consciente de que no puedo esperar nada de él.

—Jiraiya es un bastardo…

—Gracias por el alago —ambos voltearon hacia la entrada, en donde Jiraiya permanecía recargado en el alféizar, con los brazos a la altura del pecho—. Aunque no me esperaba tan cálida bienvenida.

—¿Qué haces aquí?

Orochimaru se puso de pie encarando a aquel varón que no cambió aquella posición relajada, mucho menos la expresión serena que adornaba su rostro, mientras lo único que pasaba por su mente es que quería golpearlo, dejarlo medio muerto y diseccionarlo como a las asquerosas ranas que abria sin una pizca de compasión en la universidad.

—Estuviste molestando durante meses —miró rápidamente a Minato antes de regresar su vista a Orochimaru—, me corrijo, ambos me estuvieron molestando para que viniera. Ya me tienen aquí y, ¿ese es el trato que me darán?

—No te hagas la victima —siseó—. Sabes mejor que nadie para qué queríamos que vinieras.

—Y a eso vine —un pesado silencio cayó sobre la oficina, por lo que volvió a hablar—. Seré el donador de Naruto...

 

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~
Continuará

Notas finales:

Hola!

Tarde milenios, si, lo admito, lo malo es que creo que esto aun no termina pero bueno, solo quiero darle mi eterno agradecimiento a aquellas personitas que pese a todo siguen esta historia.

Y como pueden ver, considero que en esta historia no hay algo así como el bueno o el malo, aunque lo parezca jajaja en fin yo me despido y espero estar pronto por aquí trayendoles una nueva actualización.

Los amodoroooo ♥♥

Haruka Eastwood


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).