Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Amante inocente por Haruka Eastwood

[Reviews - 131]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola!! Ojalá les guste :3

Título: Amante inocente

Resumen: Él y solo él, era la persona que tanto había buscado...

Categoría: Naruto

Clasificación: Mayores de 16 años.

Género: AU. Romance. Drama.

Advertencias: Lemon. Mpreg.

Autor: Haruka Eastwood

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~

Amante inocente

Capítulo 7: La dicha de tenerte

Con perezosa lentitud, Minato se sentó en el borde de la cama, frotándose el rostro antes de buscar su ropa con la mirada, deseando no encontrarla para poder seguir acostado, con él a su lado haciéndole mimos y caricias sensuales. Para su mala suerte, cada prenda permanecía esparcida en el suelo junto a la de Itachi, por lo que chasqueó la lengua poniéndose de pie, debía tomar una ducha rápida, vestirse e ir a casa con Naruto. Por suerte, tenía el tiempo justo para llegar a la cena.

—Mina…

—Son las seis.

Sin decir más, Itachi vio la imponente figura de Minato dirigirse al baño, poniendo el seguro en cuanto entró como una muda advertencia de que debía quedarse en la cama y no molestarlo. Siempre era igual, tan malditamente frustrante. En esos momentos solo deseaba ponerse de pie, tirar la puerta del baño de una patada y golpear a Minato por ser el maldito imbécil al que amaba con locura.

Y contrario a sus deseos homicidas, permaneció recostado en la inmensa cama matrimonial hecho un ovillo, mientras aferraba la almohada de Minato contra su rostro como cualquier colegiala enamorada que suspira por el idiota que la ignora. Quería comprenderlo, realmente anhelaba ser él quien cambiara esa frialdad por una calidez que sabía, estaba escondida muy dentro de Minato, pero sin importar lo que hiciera, entre ellos estaba una barrera impenetrable que nadie podía derribar, una barrera que levantó su pasado y fue reforzada por la muerte de su esposa.

—Entiendo que Naruto es importante —arguyó en cuanto Minato salió del baño—, los hijos siempre deben ser la prioridad para un padre, y no te lo estoy reprochando —le retó con la mirada—, solo quiero que entiendas que no puedes verme una vez cada quince días, y durante esas tres horas solo follarme como si fuera una puta.

—Itachi —le advirtió, comenzando a vestirse—, jamás te he visto de esa manera, eres mi amante.

—¡Eso no me lo pone mejor! —intentó mantener el control, apretando los puños—. ¡Creeme que no es fácil saber que solo puedo ser tu amante!

—Para mi tampoco es fácil —le sujetó la barbilla, viendo directamente el brillo en aquellos ojos ébano—, ¿Qué pretendes que haga, Itachi? Tu mejor que nadie sabe que no podemos salir de este piso y actuar como queremos, ¿crees que no deseo abrazarte, besarte y alejar a todas esas mujeres y donceles que te miran mientras dejó en claro que eres mío? ¡Claro que quiero, pero no puedo, y no es por mi, sino por ti! Tienes miedo. ¡¡Bien, te entiendo!!, pero no me pidas más si no estás dispuesto a arriesgarte

—Jamás desee enamorarme de otro varón.

—¿Te arrepientes?

—No… jamás me arrepentiré de amarte como lo hago —susurró sintiendo los fuertes brazos de Minato rodearlo en un cálido abrazo, aislandolo del mundo mientras acariciaba su espalda con la intimidad propia de un amante enamorado—, simplemente odio que sea complicado estar contigo.

—Lamento no poder hacer más —susurró escondiendo el rostro en la curvatura del cuello de Itachi, aspirando su embriagador aroma mientras dejaba una larga caricia con los labios—, y lamento haberte gritado… por favor no llores, cielo.

—No estoy llorando.

—Lo sé —con sutileza, se separó del tembloroso cuerpo de su amante, lo recostó en la cama posicionándose sobre él y con una ternura abrumadora, deslizó el dorso de la mano por las húmedas mejillas, quitando el pequeño rastro de lágrimas—. Eres precioso, Itachi.

—No… no soy un doncel al que le tengas que alabar su belleza…

—Si lo fueras, tal vez no serías mío —Entonces lo besó.

Ya no se trataba de una tierna exploración, mucho menos de una juguetona provocación que le hacía temblar de pies a cabeza. Era el beso de un hombre que sabía bien lo que quería y no tenía reparos en conseguirlo, simplemente lo tomaría como cada que estaban juntos… como ahora, cubriéndolo de un placer cegador que le hacía desear más y más hasta ahogarlo en un elixir mágico, envuelto en ambrosía de dioses.

Con brusquedad, le ladeó la cara como quería valiéndose de la mano con la que le asía la mandíbula y le mordisqueó el labio inferior con la dureza necesaria para hacer que jadeara y entreabriera su dulce boca. Lo invadió con una exigencia tan posesiva y tan acuciante que un estremecimiento sacudió el cuerpo de Itachi cuyas manos se aferraron a los anchos hombros de Minato, clavándole las uñas con fuerza y necesidad. En vez de suavizar el beso, se apretó contra su amante, dejando que sintiera cada duro centímetro de él mientras lo lamia con gozo, saborea y exige con una pasión abrumadora, susurrando promesas oscuras y placeres decadentes que parecían no tener fin.

—M-Mina…

—Me fascinas tal como eres, Itachi: inteligente, apasionado… sensual, erótico, y enteramente mío.

●●●

Había recibido una carta que logró poner sus mejillas del tono de la grana, amó cada palabra escrita y la guardo en lo profundo de su corazón sintiendo como palpitaba con desenfreno y una emoción atenazante mientras sus pensamientos rebotaban en cien direcciones distintas dentro de su cabeza, debatiéndose entre suspirar o llorar de impotencia, al comprender que por más que lo deseara no podrias estar con Sasuke, aquel varón que le hacía olvidar su soledad y la reemplaza de dicha, ternura y anhelo.

Extrañamente creía ciegamente en él, en su amor incondicional y en aquella ternura envolvente que logró plasmar magistralmente en tres hojas de papel que aún conservaban el aroma de su colonia. Había leído cientos de veces la carta, hasta que pequeñas gotitas cayeron en el centro de esta batiendo ligeramente la tinta. Estaba llorando por él, por Sasuke… al comprender que durante un mes no tendría noticias suyas.

La carta había sido más que clara, aquel varón serio y orgulloso lo amaba con toda el alma. Lo sentía en cada poro de su piel y sin embargo no podía arrojarse a sus brazos y decirle que él también lo amaba, que lamentaba haber dudado de sus sentimientos, pero nada importaba ya porque ahora estaban juntos. Una parte de él, la más racional, le decía que era absurdo pensar en “para siempre” al lado de Sasuke porque tenía catorce años, pero la parte más primitiva de su ser aseguraba que Uchiha Sasuke era el amor de su vida.

—Un mes… —susurró con nostalgia, dejándose caer en la cama mientras abrazaba el peluche de zorro que él le había dado—, es tan poco pero me parece tan eterno ttebayo.

●●●

Arrojó las llaves contra la mesa, dejándose caer en la silla con un terrible desazón. Frente a él había un plato de comida cubierto cuidadosamente con un fino pañuelo blanco, a su lado una pequeña nota que tomó con manos temblorosas, leyendo en voz baja, preguntando al aire una vez más, cuántas promesas rotas iban, cuantas lágrimas y que tan mierda debía ser en esos momentos, aun así su pequeño Naruto se tomaba el tiempo de hacer algo por el bastardo que tenía por padre, un hombre que no merecía un hijo tan noble.

—”Papito, espero que te guste mucho la cena, hice tu platillo favorito tal y como te gusta. Te quiero” —su voz se quebró, incapaz de pronunciar la última frase, sabiendo que no tenía el derecho—. Soy una mierda como padre, Kushi —gimoteó al aire, cubriendo su rostro con una mano—, si me vieras ahora seguro me odiarias, yo me odio…

Cambiar no era tan fácil, se dijo desanimado mientras se levantaba. Había perdido el apetito, sobre todo al recordar que Sakura le dijo una semana atrás que Naruto tenía por costumbre hacer la cena como si él fuera a ir a casa, y cuando no llegaba solía dejar una nota como la que sostenía fuertemente, después se dormía en la habitación de Minato porque así creía que no estaba tan solo en aquella inmensa casa, a la mañana siguiente limpiaba y guardaba las notas en una pequeña caja.

Deseaba que ella se equivocara y que aquello solo haya sido una coincidencia pero al entrar en su habitación, observó a Naruto hecho un ovillo en el centro de su cama junto a un lindo joyero abierto, repleto de coloridas notas que estaban a nada de desbordarse y entre sus brazos sostenía un precioso zorrito de peluche, el cual seguramente le había regalado Sakura. Aquella mujer era demasiado noble, demasiado buena para su propio bien, sin mencionar que su retoño la adoraba, incluso llegó a pensar en que era una lástima que solo la viera cómo la niñera de su hijo, de lo contrario tal vez hubiera aceptado la oferta que le hizo una semana atrás…

 

 

—Minato… tal vez suene precipitado y nada propio —murmuró, comenzando a juguetear con el aza de su bolso—, pero sabes muy bien quien y como soy.

—¿Para que me has citado aquí? —su vista se dirigió a su muñeca para checar la hora, tenía que tomar el tren rumbo a Sunagakure a las doce en punto, afortunadamente apenas y eran las diez de la mañana y debía admitir que aquella cafetería era muy tranquila—. Y claro que lo sé, te conozco muy bien, Sakura.

—Mi vida era fatal antes de ti —sonrió con amargura al recordar—, si bien, he regresado a lo mismo, esta vez es diferente y lo que voy a decirte no lo hago porque desee aprovechar tu amabilidad…

—No creo estar entendiendo.

—Te amo —bajó la mirada— todo este tiempo… al principio me dije que era gratitud… lo fue, es verdad pero te amo —su voz se quebró y tuvo que reprimir el impulso de sollozar—. Te amo y lo que más deseo es que me des una oportunidad, no pretendo eliminar el recuerdo de ella, tampoco diré que te hare olvidar para ocupar un lugar que no me corresponde —finalmente levantó la vista, mirando fijamente aquellos peligrosos ojos azules—. Quiero estar contigo y con Naruto… permíteme estar con ustedes, dame una oportunidad para demostrarte que podemos ser una familia, que puedo hacerte feliz…  

—Sakura, basta —su voz era dulce y con delicadeza tomó sus pequeñas manos alzandolas a la altura de su rostro para depositar un beso en sus nudillos—. Eres una mujer maravillosa, sin ti no hubiese podido criar a Naruto y ten por seguro que eres una madre para él pero… el cariño que te tengo es diferente al que pides.

—Dame una oportunidad, solo una.

—No podría hacerte eso, Sakura.

—¿Es por lo que soy?

—No tiene nada que ver… no puedo amarte porque ya hay alguien…

 

 

Después de aquello, Sakura le dijo que cuidara de Naruto en lo que interpretó como su último adiós. Le contó sobre las notas y muchas más costumbres que tenía su pequeño las cuales se negaba a creer pero al ver aquel joyero, la opresión en su pecho aumento mientras lo tomaba y leía las notas, eran como un diario en el que su niño le contaba su día brevemente, terminando con una frase cariñosa. Estaba por dejarlo cuando vio una hoja doblada en varias partes, oculta entre las notas, era una carta para él, con fecha de hace cuatro años.

 

“Papi… lamento haberte hecho enojar, te prometo que me portare bien y ya no volveré a preguntar sobre mami. Sakura-chan me dijo que eso te ponía muy triste, y yo no quiero que llores, perdón por preguntar donde descansaba, no lo volveré a hacer… “

 

Incapaz de seguir leyendo, dobló cuidadosamente la hoja sintiendo que la culpa estaba a nada de ahorcarlo mientras lo desgarraba por dentro de manera lenta; temblando de impotencia al dejar la carta junto a las demás, colocando el joyero sobre el mueble de noche, se recostó sobre la cama, abrazando a Naruto quien no dudó en acercarse más a él, disfrutando de los tiernos mimos de Minato y su calor envolvente.

—Sé que soy un mal padre —susurró contra los rubios cabellos del menor—, que he roto más promesas de las que puedo recordar y que sin importar cuanto lo desee, soy incapaz de cambiar algo… pero siempre estare para ti, no importa lo que pase.

●●●

●●●

Cuando abrió los ojos, contempló aquel blanco techo que se había vuelto familiar, consciente de que esa sería la última vez que tendría que verlo, dando gracias al cielo porque finalmente iría a casa y maldiciendo al mismo tiempo porque había sido el mes más largo de su corta vida. Aquello en vez de internado era una prisión a la que jamás volvería —ni aunque le pagaran—, estaba “casi” desesperado por marcharse, así que a las once de la mañana estaba más que listo, agradeciendo internamente que Fugaku tuviera la buena costumbre de llegar puntual a todos lados.

Y a la una de la tarde —bendito sea el señor—, ya estaba en casa, siendo estrujado por una sonriente y feliz Mikito que le llenó de besos el rostro como si aún fuera un infante mientras murmuraba cuanto lo había extrañado. En otros tiempos habría contestado con acidez que solo se fue por un mes, pero en esta ocasión estaba de acuerdo con ella, comenzando a perder la paciencia conforme pasaban los minutos, gracias al recuerdo de un sonriente rubio al que ansiaba abrazar y llenar de besos.

Así que contrario a los deseos y peticiones de Mikoto sobre quedarse a comer y charlar un poco, contándole su estadía en aquel “campamento”, se disculpó y subió a su habitación alegando que estaba cansado, sabiendo que no lo molestaria hasta la cena y si tenía suerte, hasta el día siguiente. Sasuke jamás esperaba milagros pero en esta ocasión deseaba que la suerte le sonriera, por lo que media hora después, se encontraba bañado y listo, a punto de rezar mientras se escabulle de casa con todo el sigilo que poseía.

Finalmente soltó el aire que inconscientemente retuvo en cuanto caminó unos metros lejos de su hogar, sin embargo su corazón comenzó a latir cada vez más rápido al pensar en lo primero que le diría a Naruto. Un “Hola, te extrañe” era demasiado simple y un abrazo resultaba no ser suficiente, en esas circunstancias todo era poco, sintiéndose perdido en cuanto estuvo frente a la casa de su adoración rubia mientras era consumido y devorado por sus malditos nervios, debatiendo consigo mismo si debía tocar o no.

—Eres patético —bisbiseó con la mano en el aire, a escasos centímetros de la puerta—. No, ahora que lo pienso, patético es poco.

Tuvieron que pasar otros cinco minutos en los que no dejaba de maldecir para al fin poder tocar, conteniendo la respiración cuando segundos después la puerta fue abierta por un mosqueado Naruto que farfullaba entre dientes sin prestar atención a su alrededor, y hubiese seguido así de no ser porque chocó contra el firme pecho de Sasuke quien sin pensarlo le rodeó en un cálido abrazo, disfrutando el estremecimiento y sorpresa de su precioso doncel, que dio un respingo separándose de él para verlo a los ojos.

—S-Sasuke…

—Volvi…

—¡Sasuke! —con emoción, desconcierto y varias sensaciones que ni siquiera fue capaz de procesar, se arrojó a los brazos de Sasuke, besándolo torpemente, lleno de una necesidad y anhelo apremiante—. ¡Eres tú!

—Claro que soy yo, dobe~

—Teme —hizo un lindo puchero, frotando su mejilla contra la del varón—, no me digas dobe ttebayo.

—Me hiciste tanta falta —ronroneó al separarse de Naruto, perdiéndose en el brillo de sus magníficos ojos de un azul adamantino.

Sin titubeos, Sasuke dio un paso al frente para poder entrar y cerró la puerta tras de sí con absoluta confianza, recargándose en esta con Naruto entre sus brazos, dándose el gusto de inhalar con fuerza su embriagante aroma dulce, tan similar a la miel caliente y el té de canela, pero había algo más, una fragancia oculta bajo esta que no había sido capaz de definir hasta ahora y es que el doncel entre sus brazos olía a primavera, a flores y a la anhelada libertad que tanto necesitaba sentir. Dándose cuenta que inconscientemente era lo que tanto había buscado, terminando por unir sus labios con los de Naruto en un contacto suave, lleno de ternura que rápidamente se convirtió en algo más.

Ardiente, humedo y lleno de pasión era un beso arrollador, aplastante y electrizante en más de una forma. Era la clase de beso que dejaba en claro que lo consideraba suyo en todos los sentidos. Naruto se estremeció de pies a cabeza, él era tan grande, tan magnífico que sus manos no sabían dónde posarse, de modo que se agarró a la espalda de su camisa negra y trató de alzarse en puntillas, de ofrecerle más de su boca, de saborear la suya lentamente, con calma pero al mismo tiempo con un hambre descarnada y primitiva que terminó por calentar su cuerpo.

—S-Sasuke… espera…

—Te necesito —susurró contra los húmedos e hinchados labios del doncel, llevando su boca hasta la oreja de Naruto, depositando una larga caricia—. ¿Me dejarías hacerte el amor... ?

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~

Continuará

Notas finales:

Muchas gracias por leer ♥♥

Como dato informativo, os dire que Minato llegó a su casa hasta el día siguiente y que Itachi es un golozo7u7r

Y esa Sakura 7u7r nada perdida xD

TENGO UNA DUDA D=

Quieren lemon en el siguiente capítulo?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).