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Rewind, please por VanniaDel

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Notas del capitulo:

¡Capítulo nuevo! :)

Tonight's the night we'll make history, honey, you and I

Bill cantó a todo pulmón bajando la ventanilla del coche y subiendo el volumen del radio, la carretera iba despejada a esa hora de la noche y la música era su mejor compañera para obtener un poco de relajo.

And I'll take any risk to tie back the hands of time

La fascinación por la música de los ochenta fluyó por sus venas, ya había coreado Carrie, The lady in red y Every rose has its thorn. Le recordaban perfectamente la relación romántica que habían tenido sus padres junto a su infancia. No había mejor forma de enfrentar el viaje de tres horas hasta la casa donde vivía su madre.

Después de salir del estudio de televisión se fue por su cuenta a buscar maletas y el coche a su casa, no quería saber de nadie y aprovechando que David le había cedido un par semanas repasó el mejor destino que había para esas situaciones.

Tom había tratado de hablarle en el aparcamiento por su extraño y repentino malhumor, de un manotazo le pidió que lo soltara, podían ser muy amigos pero había temas que simplemente no se podían tocar por mero respeto. Bill quedó con algo de angustia cuando le vio sorprendido por su comportamiento, ni siquiera fue capaz de disculparse –porque realmente quería hacerlo-, aun así salió disparado a la calle de nuevo.

Max había llamado unas once veces, los mensajes de texto fueron ignorados de igual manera. Apenas se dio cuenta cuando estaba en la puerta de su casa antes de irse de viaje, el chico le abrió con cara de disgusto y Bill no se sintió intimidado por eso. Con cansancio se quitó el anillo del dedo anular entregándoselo de vuelta, Max lo entendió de inmediato y lo tomó asintiendo con la cabeza. La amargura apareció entonces, queriendo solo una explicación terminó siendo jalado a un abrazo que marcaba el término de su relación y el inicio de algo nuevo. Por ahora solo Bill sabía que era.

In my life there's been heartache and pain

Max era un chico encargado de la post producción de sonido, David se lo había presentado un día recorriendo el set de la película que habían estrenado durante la primavera de hace dos años. Habían dedicado tiempo para conocerse, pero Bill siempre escondía algo, no quería estar en una relación tan pronto después de la ruptura más importante que había tenido en su vida. Cuando cumplieron un mes de citas Bill terminó confesándole que Tom era su ex y que aún no se sentía preparado para descartarlo en su futuro. El sonidista le dio su espacio y bajo ese discurso le propuso intentar algo, Bill había aceptado, su condición era que cuando terminara de aclararse se lo haría saber. Y eso ya lo había hecho devolviéndole el anillo de compromiso.

Habían terminado con Tom después de seis años de relación y toda una vida de conocerse. Inmaduro, payaso y que vivía el momento, eso y pensar en sexo todo el tiempo era lo que el de trenzas le ofrecía. …l esperaba algo mejor, ya tenía edad suficiente para darse cuenta que necesitaba cosas serias, no estaba para niñerías y de esa forma prefirió tomar distancia, concentrarse en su trabajo y apostar por la relación que tenía con Max. Aun así no sentía que era la persona correcta.

Quizás las cosas serían mejor si Tom no le hubiera seguido hasta la ciudad en busca del mismo sueño de ser actores. Quizás si no hubieran empezado a  trabajar con el mismo productor, o pusieran a prueba mutuamente al otro desafiándose en cada grabación. Tom sabía llevarlo al límite de su paciencia, pero cuando se trataba de trabajo terminaba enviando a su manager para no armar problema. Con el tiempo supieron llevar la situación, Bill seguía con el bichito de la curiosidad encima, aun así aceptó la confianza que el otro le daba porque eran demasiados años juntos como para ser ignorados.

Cada vez fue menos difícil trabajar juntos, Tom era muy profesional y cada vez que les tocaban escenas juntos firmaban por contrato que no se harían grabaciones explicitas bajo mutuo acuerdo.

Terminando de pensar en eso volvió al tema de Max, no sabía cómo sentirse al respecto, sentía que había perdido a una gran persona. De otra forma solo hubiera seguido ocasionándole daño por no corresponder sus honestos sentimientos, forzándose cada día por intentar ser el futuro compañero para toda la vida.

 

Cantando las dos últimas canciones entró al pueblo, ya se sentía mucho más tranquilo con el solo hecho de volver a sus tierras. La felicidad le volvió cuando notó que su madre todavía tenía la costumbre de poner la pajarera de noche sobre el árbol del jardín.

 

 

— ¿Puedo quedarme unos días?

Después de un cálido abrazo, Bill dejó que su madre le acariciara el cabello como hacía cuando era niño. Puso cara de nostalgia y después de hacer una línea con sus labios notó la mirada escudriñadora de la mujer.

—Esa pregunta tiene una obvia respuesta.

—Terminamos con Max- esperaba sinceramente que Simone no hubiera visto el programa donde había participado esa noche, porque entonces no le hubiese creído por completo. Tendría que asegurarse que no viera programas de farándula durante esos días.

—Nunca me gustó ese chico- le ayudó con su bolso de mano y cerró la puerta a sus espaldas, dejó todo en el sofá y lo arrastró suavemente hasta su renovada cocina.

— ¡Mamá!

—Bill es verdad, muy presumido y poco agraciado- amonestó con seguridad, Bill la quedó mirando sin saber que decir porque en el fondo tenía razón. Esperó que le sirviera una taza de té de arándano y sonrió cuando le agregó unas cuantas hojas de ajenjo para darle el toque.

— ¿Cuándo te vas?- unos cuantos muffins en una bandeja llegaron al lado de su plato, su madre se sentó enfrente bostezando mientras intentaba sonreírle.

—Pasado mañana.

 

Subió las maletas hasta su antigua habitación, dejó todo de lado y solo se centró en cambiar las sabanas para poder dormir al menos hasta medio día. No tenía nada planeado aun, pero si tenía algo claro era que Jay – su mejor amigo de infancia- tenía que enterarse que se quedaría ahí por algún tiempo. …l siempre sabía de panoramas y era agradable verle después de meses, por lo que le mandó un mensaje de texto anunciando su repentina toma de vacaciones.

Cuando se metió en la cama tuvo la sensación de que el tiempo había vuelto atrás, mirando el techo vio las pegatinas luminosas con forma de estrellas y sintió que el Bill antiguo le agradaba. En su cabeza empezaron a pasar muchas imágenes a la vez, estaba encaminado a dormirse cuando se acordó de Tom aferrándose a su nuca mientras profundizaba la caricia de sus labios. Se puso la almohada en la cabeza y blasfemó rogando por caer pronto en el sueño.

 

A la mañana siguiente Simone le dejó un contundente desayuno en la cocina, por trabajo tenía que ir a organizar el viaje a la oficina y no había podido acompañarlo. Bill muy a su pesar tuvo que admitir que no se sentía angustiado por eso, a veces su madre podía ser muy cargante con ciertos temas y prefería que no le estuviera atosigando con que las cosas se pondrían mejor y que el trabajo siempre ayudaba a liberar estrés. …l estaba de acuerdo con la mitad de eso, las cosas siempre podían ser mejor y sobre el trabajo…

Tenía tiempo hasta para perder y eso le hizo suspirar agradablemente mientras subía hasta su habitación estirando los brazos en el camino, quería hacer un espacio en el armario para que la ropa que traía, odiaba ese aroma a encierro que agarraban las prendas por estar como equipaje.

Como un balde de agua se le vinieron encima los recuerdos, el armario seguía igual que en su adolescencia, estaba la caja de joyas abierta y con un par de collares enredados, discos de música metidos por el lado de sus pantalones, audífonos, una billetera vieja e infinidad de cosas que daba por perdidas. Con amago de emoción se dispuso a ver todo y dejar ordenado.

 

Pasó la tarde almorzando con Simone y la sorpresa de Jay con el postre, el castaño era su confidente desde los cuatro años, era el hermano que nunca tuvo. Después de ponerse al día con todos los ligues que había tenido su amigo, salieron a caminar con intenciones de llegar pasado la medianoche. Bill advirtió que varias personas le habían reconocido más por su creciente fama que por ser el pequeño Bill, el niño que a más de uno traía de cabeza por sus travesuras.

—Entonces decidiste venir al mismo lugar que él- Jay se mordió el labio haciéndole un sube y baja de cejas, molestándole.

—Curiosamente somos del mismo pueblo, no es que lo esté siguiendo- el castaño le había dicho que Tom esa misma mañana junto a un par de maletas se había instalado en su antigua casa de camino al río. Bill se hizo el desentendido quitándole importancia a la situación.

—Tu no cambias, pequeño Bill- el aludido se rio y le dio un pellizco cariñoso en el brazo, caminaron un par de cuadras más viendo que las luminarias se encendían y enrumbaron al lugar donde la diversión llamaba a gritos.

 

Cuando entraron al bar Jay le dejó solo para ir a saludar a una de las chicas que le hacía señas desde una mesa. Sin perder el tiempo saludó de paso a unos cuantos conocidos acercándose a la barra para saludar a Lenna, una bartender que había sido su compañera de escuela. Pidió un par de cervezas y se entusiasmó con la música que había de fondo, por supuesto ochentera. Fortunate son hacía bailar a más de uno, pasando por entremedio de la gente buscó un taburete vacío para esperar a su amigo y a que empezara el karaoke.

Echando una maldición, reconoció el rostro medio sudado y emocionado del otro hombre. Estaba bailando con una rubia que se le colgaba del cuello muy posesiva, entonces le correspondió la mirada y Bill deseó no haber llegado hasta ese extremo del bar. Tom le estaba mirando mientras la chica le decía algo al oído, le respondió algo inentendible y no muy convencido se acercó a la barra a pedir una cerveza dejando a la mujer.

—Veo que no pierdes el tiempo- Tom solo se rio mostrando su perfecta dentadura mirándole con los ojos achinados.

—Supongo que ya te anotaste para el karaoke- el moreno no entendía como el otro podía ser tan descarado, incrédulo dio un sorbo a su cerveza y dejó la botella vacía sobre el mesón.

—Supones mal, solo vine por unos tragos- asintió con la cabeza y echando un vistazo a la pista de baile le animó.

—Vamos a bailar- Bill se acercó para escucharle mejor, iba a dar una respuesta pero fue interceptado por un par de curvas.

— ¿Vas a quedarte conversando o me sacarás a otro baile?- la rubia abrazó a Tom por los hombros sonriéndole cínicamente al otro actor.

Bill no dijo nada, simplemente vio la reacción incómoda de su compañero y alzando su botella vacía en gesto de salud, se levantó del taburete negando con la cabeza más una sonrisa melancólica. Empezó a caminar de vuelta a la puerta de entrada, de fondo sonaba I'm all out of love, una canción que siempre cantaban y bailaban porque estaba en el cd que ponían en el coche. Bill se fue con las manos en los bolsillos de la chaqueta, la diversión ni siquiera había empezado cuando ya tenía ganas de marcharse. Tom se quedó pensando si debía seguirlo o darle su espacio.

 

La puerta había estado sonando por al menos dos minutos constantemente, Simone no podía ser tan sorda como para no escuchar semejante estruendo contra la madera. De mala gana salió de la cama bajando en pijamas y de un humor de perros. Odiaba despertar abruptamente, de camino se tropezó con un par de botas de jardín que seguramente su madre había dejado, quitó el seguro superior y abrió achinando los ojos por toda la luz que venía de afuera.

— ¿Qué haces aquí?-frunció el ceño confundido y molesto. Tom estaba afirmado en la banca de la entrada terminando de fumar un cigarrillo, se le acercó risueño lamiéndose el sabor a tabaco de los labios.

—También me alegro de verte.

—No estoy para tus juegos, sabes- Bill alzó las cejas cruzándose de brazos, estaba algo distante porque las primeras palabras que estaban teniendo no tenían mucho sentido desde la noche anterior.

—David me dijo que estarías por aquí unos días- le dio una mirada de enojo, no le gustaba que se metieran en sus asuntos y menos que le dieran información suya a otras personas.

— ¿Y has venido a echármelos a perder?

—Lamento que hayas terminado con Max- no parecía tan sincero como le hubiera gustado, se acomodó el pelo un poco decepcionado de su reacción.

—Debiste pensarlo antes.

—Eeeehh eh, que la culpa no ha sido mía- Tom se veía tranquilo, de alguna u otra forma quizás si se lo estaba tomando muy personal con él, no podía decir que por un beso había terminado una relación de dos años.

No le dijo nada y esperó a que se fuera o le soltara un discurso de disculpas, viendo que eso no pasaba empezó a juntar la puerta para despedirse, Tom puso una mano impidiendo que siguiera en eso.

— ¿Adónde vas?

— ¿No me dejarás entrar?- su expresión debió ser graciosa, porque el otro se puso a reír juguetón. Volvió a su postura seria viendo que Bill no estaba de ánimos para nada, se guardó la caja de cigarrillos en el bolsillo y vio la maceta que estaba a la orilla de la puerta para distraerse.

—Bien, solo quería saber cómo estabas- su énfasis fue mucho más suave y sencillo que las otras palabras, ni siquiera se había atrevido a mirarle porque Bill era muy reacio a ese tipo de muestras de preocupación.

—Ya has visto que bien.

—Sí- le dio una sonrisa genuina que hizo que Bill se sintiera un poco mal por tratarlo de esa forma, se rascó la nuca sin saber que decir.

—Podríamos salir un día de estos- era entre una  pregunta implícita o una sugerencia, de por sí eso le hizo sentir cálido. Tom estaba –de una manera muy particular- queriendo disculparse por sus acciones.

—Quizás, hablamos luego- le vio salir por el pasto del jardín despidiéndose con la mano, entonces asimiló que si él estaba ahí, era porque realmente debía estar ahí.

 


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