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Strong for us por LadySSS

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*Narrado por Nero*

 

Un rayo de luz llegó a mi rostro y me hizo despertar.  Amanecí en una habitación un tanto descuidada, pero los elementos que estaban alrededor me dejaron claro de quién era el propietario…

Dante…

En serio se empeñó en salvarme; arrastró mi culo hasta su hogar…

Antes que me levantara, me di cuenta de algo muy importante… Lo que llevaba puesto no era mi gabardina, sino que tenía puesta la de Dante; me quedaba un tanto grande, las medidas resaltaban su gran y ancha espalda. Aparte del tamaño, el ver una de las mangas de la gabardina dibujó una sonrisa en mi rostro; el pedazo que rasgó para vendar mi brazo…

Salí de la habitación, bajé rápidamente las escaleras y me di cuenta que el viejo se encontraba sentado en un escritorio, limpiando su espada.

-¿A dónde vas con tanta prisa? – dijo el viejales al oír mis pasos en los escalones.

-Tu espada está en mejor estado que tú joder, y de seguro está más limpia.

-Hey, que me ducho todos los días, que a veces apeste a sangre de demonio no es mi culpa. ¿Cómo dormiste crío? – Dante se dio vuelta, enseñándome una gran sonrisa.

-Esto… Bien, gracias… - dije mientras me rozaba la nariz, siéndome difícil por las mangas. Las mangas eran muy largas.

-Te queda bien el color rojo, aunque habría que reducir un poco el tamaño de la chaqueta – apartó su espada, se levantó y comenzó a acomodarme la gabardina como si fuera un estilista.

-Habría que cortarla a la mitad, tu espalda es descomunal.

-Pero bien que te abrigó en la noche – me dijo mientras seguía jugando al modista.

-Vete a la mierda.

-Así me gusta, oír al Nero de siempre.

-Lo que tú digas viejo – nos llevamos conociendo recién un par de días, y la confianza que tengo para hablarle es la misma que tengo al hablarle a un familiar; incluso un poco más - ¿Qué ocurrió con mi gabardina?

-Le dije a Lady que la llevara a limpiar, las manchas eran imposibles.

-¿Lady?

-Pronto la conocerás, es un tanto… Acosadora, pero es buena chica.

-¿Pronto? Pero Dante, yo debo de irme, te agradezco que me hayas ayudado, pero te digo que sólo seré una carga para ti, además sabes que me están buscando.

-¿Qué no recuerdas lo que te dije ayer? Voy a cuidarte – el viejales se dirigió a buscar un trozo de pizza y procedió a ofrecérmelo. No tenía hambre por lo que le negué la cortesía.

-Lo recuerdo muy bien, pero…

-Debes de tener hambre, ¿quieres pizza?

-Hey – no sabía cómo decirle sin que se enfadara - Dante, yo necesito volver a verla y hablarle.

Tal vez no era la mejor de mis ideas, pero necesitaba saber si en realidad Kyrie me odiaba, necesitaba saber si realmente me quería fuera de su vida, o si lo que hizo fue porque la obligaron. Después de quitarme la gran gabardina, noté que la expresión de Dante cambió notablemente.

-Y dime… Después de eso, ¿qué es lo que planeas hacer? ¿Acaso piensas volver a esa ciudad de mierda en la cual sólo quieren verte muerto?

-La rescataré y…

-¿Quieres un refresco?

-Dante  - el hablar de esto me estaba resultando muy difícil - Si Kyrie decide estar conmigo, la sacaré de esa ciudad, nos iremos a algún otro lugar lejos de La Orden.

-¿Y qué si no quiere? – se cruzó de brazos y se sentó en su escritorio.

-…No creo que me rechace – Kyrie, ella no podía dejarme, me prometió que estaría conmigo para siempre.

-¿Un vaso de agua?

El viejales intentaba cambiar la conversación, molestándome más.

-No quiero nada; no me cambies el tema, por favor.

-…Escucha crío – intervino Dante - las cosas no siempre salen como quieres, siempre habrán problemas que te harán mierda la vida, y de ellos no puedes escapar. Si ella fue la que te tendió la trampa, entonces ya te demostró más que bien que no te ama. No siempre logras estar con tus seres amados; la vida no es más que una perra.

-¿Cómo me puedes dar por firmado toda esa mierda que acabas de decir?

-¿Disculpa?

Él se levantó de su escritorio y se dirigió hacia mí, quedando frente a frente. Empuñé mis manos con fuerza y desvié la mirada de Dante. Hice lo que pude por contener mi ira, pero no pude. No sé por qué mierda tuve que abrir la boca.

- ¡No conoces a Kyrie, mucho menos me conoces a mí como para juzgar! No sabes lo que se siente estar solo en este mundo podrido; tú has tenido todo fácilmente.

Otra vez, mis lágrimas aparecieron y se me hizo un nudo muy agobiante en la garganta, cerré fuertemente los ojos y Dante se alejó, dirigiéndose a su escritorio. Entre las lágrimas, pude ver que tomó un cuadro de la mesa; en la fotografía se hallaba una mujer muy hermosa.

-¿Crees que no sé cómo se siente? – Dijo mientras acariciaba la imagen.

Dante me quedó mirando fijamente, con una absoluta mirada de ira… Era el hijo de Sparda, idiota.

-L-lo siento mucho… No medí mis palabras, yo…

-¿Necesitas algo? – dijo indiferente.

-¿Qué?

-Que si necesitas algo; saldré a dar un paseo.

-T-te acompaño.

-Necesito un momento a solas; le diré a Lady que traiga tu gabardina lo más rápido posible. –  hizo la misma seña que cuando nos vimos por última vez y desapareció del local. Mierda.

 

Horas más tarde

 

No creí que el camino hubiera sido tan largo, pero finalmente estuve de vuelta, debía cuidar bien mis espaldas, era un objetivo para ellos. Me infiltré en el castillo, tantos años viviendo en él dieron frutos: no habían atajos ni lugares secretos que no hubiera conocido, por lo que logré llegar exitosamente a la habitación de Kyrie. Su aroma se encontraba en todos los rincones y objetos presentes. La esperé por varios minutos, hasta que finalmente llegó. Verla con el cabello suelto sobre sus hombros me recordaba a cuando… Cuando…

-¿¡Nero!? ¿¡Pero qué!? ¡Creí que habías-

-¿Muerto? No Kyrie, quiero saber por qué me tendiste esa trampa, necesito saber quién te obligó, te prometo que me voy a encargar de esa persona.

-N-Nero… - dijo ella nerviosamente -  Nadie me obligó.

-¿E-entonces no sabías que era una emboscada? - a medida que yo me acercaba, ella se alejaba. Nuevamente volví a presenciar la misma mirada que me dirigió ayer… ¿Acaso Dante tenía razón? - Kyrie, por favor, dime qué fue lo que ocurrió.

-¡T-tú mataste a Credo! ¡Eres un asesino! – jamás creí que ella me gritaría así.

-N-no Kyrie, ambos sabemos que no es cierto… Él también era mi hermano – intentaba tocar sus manos pero ella solo se alejaba más.

-¡Jamás lo fue! Desde que me enteré que tenías ese brazo, supe que ya no éramos una familia. Eres una amenaza, ya sea para los demás y para ti mismo… Nero, entrégate, te juro que no te harán daño.

-Mentira, los oí decir que querían acabar conmigo a toda costa; me han tomado como un traidor de la Orden, Kyrie, todo lo que hice fue para salvarte – un nudo en mi garganta había comenzado a emerger lentamente.

-Nero, yo no te odio por salvarme, incluso te lo agradezco infinitamente; pero el saber que Credo-

-¡Yo no fui! Entiende, por más que hubiéramos discutido, jamás hubiera acabado con su vida – mis pensamientos se volvieron turbios, ya no sabía qué decir – Kyrie, ven conmigo, podemos huir de esta ciudad, de la Orden.

-¡Nero! No puedes huir, debes de darnos el paradero del hombre que te ayudó a asesinar a Su Eminencia; si lo delatas serás libre.

-¿Estás loca? ¿Por qué entregaría a Dante? Kyrie, él me ayudó a salvarte, además, sé que de todos modos seré objeto de tortura de los caballeros de la Orden.

-Nero – sus delicadas y cálidas manos tocaron mi rostro – No dejaré que te hagan daño; hablé con ellos; tan sólo te encarcelarán por un tiempo, yo me encargaré de probar que Su Eminencia tenía razones de ser eliminado y que fuiste influenciado por el hombre de la gabardina roja.

¿Por qué querían a Dante? ¡Él sólo ayudó a completar algo que yo inicié!

-Lo siento Kyrie, pero no te daré el paradero de Dante, ni aunque me corten el puto brazo.

-Nero…  Estoy intentando hacer que no te culpen, ¿por qué defiendes a alguien que apenas conoces?

-¿Por qué? – Mi voz había logrado recuperarse, adoptando un tono agresivo – Porque él fue el único que estuvo para salvarme luego de que tú me tendieras la… trampa… ahora me doy cuenta…

Afirmé ambas manos en la pared, y luego de unos segundos golpeé ésta con mi brazo derecho, provocando un golpe seco y una gran marca del puño en ella.

-Tú me traicionaste – balbuceé.

-¿Qué?

-Tú me diste esa bebida y me dijiste que deje las armas a un lado, que te daban nervios. A tí nunca te han dado nervios las pistolas ni mucho menos las espadas, Kyrie.

-N-no entiendo que estás…

-Oh, sí que lo entiendes – sentía los fuertes pálpitos de mi corazón en mi sien - ¡Quisiste que me mataran! ¡Me drogaste para que mi brazo perdiera fuerza! Dante tenía razón. Nunca me quisiste. Fuiste una jodida falsa.

Antes que lograra seguir descargando mi frustración, fui interrumpido por sus agudos gritos.

-¡Auxilio!

Nuevamente los miembros de la Orden.  Ella se alejó lo más rápido posible y se ocultó detrás de un guardia. Dante tenía razón.

-Intentó atacarme – dijo mientras fingía estar asustada. Nunca la había mirado con tanto odio.

Nunca había sentido odio hacia Kyrie.

Me tenían acorralado contra la pared, estaban por todas partes, no tenía cómo escapar, yo...

-Adoro estos castillos, nunca faltan ventanas por las que entrar. ¿Pero qué tenemos aquí? A la hermana del año y un sinfín de inútiles con espadas… Vaya que son sangre fría - el viejales se paró enfrente mío, y dándome la espalda, se dirigió a Kyrie - Esto… ¿Kyrie, cierto? Bueno, de todos modos me importa una reverenda mierda. Escucha, este chico vale más que todos ustedes juntos, y sacrificó su importante vida para salvar sus asquerosos culos traidores. Puede poseer ese brazo, pero su corazón es el más humano de este lugar. Así que, si le tocan aunque sea un pelo, les mostraré de lo que estoy hecho, ¿entendieron?

-Tú – interfirió Kyrie - lo ayudaste a acabar con Sanctus. Eres un cazademonios, entonces, ¿por qué no acabas tú con él? Podemos pagarte una buena cantidad de dinero.

Nunca en mi vida creí que ella sería así.

-Dante…

-Aguarda crío – me interrumpió y continuó hablando con ella - Y aun no entiendes lo que acabo de decir – Dante le apuntó con sus pistolas a Kyrie - Su dinero me importa una mierda, Nero es mi compañero, así que por ende, si son enemigos de él, igual son enemigos míos.

-Son unos monstruos, tú y Nero.

-Me alagas – dijo él, mientras guardaba sus armas.

Dante, con espada en mano, se dirigió lentamente a los guardias, mientras Kyrie salió corriendo en busca de más ayuda. No pude creerlo, nunca tuvo afecto por mí, tan sólo procuró tenerme bajo vigilancia. No quería estar ahí, sentía que mi corazón iba a estallar. Me dirigí hacia Dante y lo tomé de su gabardina.

-Dante, vámonos.

-Pero crío, estos tíos necesitan una buena lección.

-Te lo ruego… Volvamos a casa.

Casa… ¿tenía una casa? ¿Tenía un hogar?

Dante, al oírme decir esas palabras, me quedó mirando fijamente y, guardando su espada, procedió a cargarme nuevamente en sus brazos. Pude haberlo regañado por eso, pero en ese momento ya nada me importaba. Antes que los caballeros nos alcanzaran, Dante ya los había hecho perder el rastro. En menos de lo que creí, estábamos nuevamente en su local, el Devil May Cry. Me bajó de sus brazos y en seguida procedió a abrazarme. Sentí como su corazón latía agitadamente.

-¿Dante?

-Discúlpame por mi tan mala actitud, no volverá a ocurrir.

-Yo debería de disculparme, yo actué como un idiota y hablé sin pensar – no sabía qué hacer al respecto, después de todo, el que había iniciado la pelea era yo.

-Te entiendo, en tu situación es comprensible. Te ayudaré a seguir adelante; no estarás solo nunca más. Sé que te va a costar olvidar a la muchacha, pero créeme que el tiempo siempre cura las heridas.

-Pero qué dices, ella… ella – mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y mi voz se cortó de la angustia.

-Hey, crío…

-¿Por-por qué tiene que pasar esto? – Dije mientras no controlaba las lágrimas – Yo la amo, Dante, ¿Por qué?

Él prosiguió a ocultar mi rostro en su pecho mientras acariciaba mi cabello. No sabía cómo, pero sus abrazos me hacían sentir a salvo y callaban mi alma en pena.

Luego de haber llorado y maldecido a todos los idiotas de la Orden, incluyendo a Kyrie, levanté la mirada y Dante me secó las lágrimas con sus pulgares.

-Yo digo insolencias, pero tú me jodiste -  me dijo en tono burlesco.

-Lo siento.

-Hey – me levantó la barbilla y me miró fija pero tiernamente – Puedes maldecir, gritar y llorar todo lo que quieras. Libera esa alma en pena.

Me quedó mirando unos segundos y me mostró una gran sonrisa. ¿Por qué no pude haberlo conocido antes?

-Gracias – dije mientras le devolvía el gesto.

-Mucho mejor – desordenó mi cabello como cuando un padre felicita a su hijo – Bien; ahora que eres mi compañero, es tu obligación quedarte aquí.

-Pero Dante, primero debo conseguir dinero para vivir en algún lugar - pensar en eso era un tormento. ¿Cómo iba a trabajar con este brazo?

-Ya tienes un lugar donde vivir, este lugar, tu casa.

“Volvamos a casa”

-E-esto -  al recordar lo que había dicho, no pude evitar sonrojarme - N-no quise decir eso - de seguro se vio muy inmaduro de mi parte. Dante no paraba de mirarme, por lo que mis mejillas comenzaron a arder como el infierno.

-Ahora sí, vivirás conmigo y no acepto quejas; hay otra habitación, así que no hay problema.

Antes que pudiera objetar, una mujer alta con cabello corto y oscuro entra de improvisto en la tienda, por mi gabardina que llevaba entre los brazos, ella debía de ser Lady.

-Dante, te dejo solo por un tiempo y ya me vienes con hijos – dijo la mujer con una expresión de burla en el rostro.

-¡Que no es mi hijo joder! Es Nero, muestra respeto  – Dante se mostró fastidiado.

-Lo que tú digas… Traje la gabardina, que por lo visto pertenece al chico; póntela, que con tus brazos desnudos vas a captar un resfriado.

Ella al decir esto, provocó que el viejales me quedara mirando, me tocara los brazos y me pusiera la gabardina rápidamente. En serio actuaba como un padre.

Luego de agradecerle a la chica por la gabardina, ésta me quedó viendo fijamente. ¿Con qué clase de personas convivía este viejo?

-Con que Nero… Tu nombre… ¡Pues claro! ¡Eres el chiquillo del que tanto hablaba este saco de mierda! – reía maniáticamente mientras le golpeaba la espalda a Dante.

-¿D-disculpa?  

Habló de mí… ¿Él pensó en mí luego de irse?

-¡Incluso hasta tu voz es atractiva! Músculos bien marcados, ojos tan claros como el cielo… ¡Y unas facciones preciosas! Joder Dante, ¿me lo puedo quedar?

-Lady, deja de perturbarlo – el viejo alejó a la mujer con fastidio. Si no conociera a Dante, diría que los que trabajan aquí están todos locos, pero supongo que son los efectos secundarios de cazar tantos demonios.

-Ehhhh… ¡Es que es muy mono!

-Escucha, él es mi nuevo compañero, así que vivirá conmigo a partir de hoy - le dijo Dante con una expresión de satisfacción. Me sentía como un juguete que era tironeado por dos niños peleando.

-¿Estás de coña? – dijo la mujer.

-¿En serio crees que bromearía con algo así?

-Joder tío, nunca habías tolerado a nadie en tu asquerosa tienda además de Trish, pero supongo que hay excepciones para hermosuras como ese chiquillo.

-Me olvidé presentarlos. Lady, él es Nero; Nero, esta loca es Lady. Ella es la que me averigua acerca de misiones por hacer.

-Un gusto monada, seré tu nueva amiga, hermana y compinche, te prometo que nos llevaremos muy bien, y si tienes alguna queja sobre este viejete, no dudes en decírmelo, que en seguida te llevo a vivir conmigo.

-Joder Lady, muestra respeto – Dante estuvo  a punto de echarla de la tienda cuando se interrumpió solo – Ah, lo había olvidado.

Dante se dirigió a un rincón del local a buscar un objeto oculto debajo de unas sábanas y nuevamente se dirigió hacia mí, entregándome a una de mis mejores amigas: La Red Queen.

-Alcancé a tomarla cuando fui a buscarte al castillo, sigue intacta.

-Para que veas que además de viejo, es ladrón - dijo Lady; sus bromas hicieron que me cayera bien al instante.

-Ignórala… Ten Nero. Bienvenido al Devil May Cry, tu nueva familia.

 

Familia… Sonaba bien.

Notas finales:

Ayayay... Amo a Nero :'v


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