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Ambos por Mariposa23

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Notas del fanfic:

23-hola!!! Bueno. Esta idea está inspirada en un chorro de imágenes q hemos visto. Si se puede, nos gustaría ponerles una imagen al final…
Mariposa: disfruten.

Notas del capitulo: 23-esto va dedicado a una persona muy gentil q nos dejó su review: Tanis. Nuevamente gracias por tus comentarios, son invaluables para nosotros…
Y ahí estaba él, “entre la espada y la pared”.
¿Qué si estaba asustado?. Para nada.
No tenia por q cuando, la noche, de por si llamaba a cierto personaje dueño de estas horas oscuras.
Francamente todo cuanto se le apetecía en estos momentos, era un buen trago de Whisky seco, quitarse esa maldita corbata y fumarse un cigarrillo.
Pero el solo mirar la pila de papeleo en su escritorio, y el arma contra su cara. Terminaron de hacerlo aterrizar en la realidad.
Soltó un suspiro pesado. Estaba viejo para esto. Aun así eso no era impedimento, para q se cogiera a uno de los mejores culos de Gotham, por no decir, el mejor. Ese puesto del “culo del año” se debatía ferozmente entre dos personalidades opuestas, pero adjuntas. Necesarias.
Bruce Wayne y Batman.
La luna y el sol.
Dos astros hermanos, quizá amantes, q por ninguna razón, a menos q sea extraordinaria, podían tocarse. Aun q, solo pensar en Bruce Wayne y Batman juntos, ponían una tienda hirviente de campaña en sus pantalones.
¿viagra?*
Y una mierda, no lo necesitaba, aun…
Porque imaginar a esas dos hermosas criaturas, juntas. Era pornográfico. Inédito.
Y esa era su vida. La sucia realidad de un policía, en una ciudad maldita. Un hombre unos 55 años, ojo q recién cumplidos, q en secreto cogía con la segunda personalidad más pudiente de Gotham, después de Batman. Bruce Wayne.
El resto del tiempo, solo era el comisionado Gordon, a cargo del departamento más corrupto de polis en todo el mundo o por lo menos de Norteamérica. También era padre de familia, de una hermosa niña pelirroja y bastante conflictiva, y si, era viudo. De estar viva su esposa. Probablemente no tendría q estarse revolcando entre los muslos más jóvenes q los suyos del señor Wayne.
Ese chico no tenía nada de respetable, una moral q si existía para Bruce Wayne probablemente había escapado de él, porque era totalmente ausente. Ese hombre q no acababa de madurar, apenas tenía 24 años. Y quien dijera q 31 años de diferencia no era nada cuando se los comparaba con el amor de una sana pareja. Seguro tenia relleno en vez de cerebro y no había puesto nunca un pie Gotham. Porque de hecho esta clase de relaciones estilo, “Gerontofilia”, eran muy comunes aquí; aun q nadie supiera q el comisionado y un magante tenían relaciones sexuales. La verdadera razón por la q no decían nada era por tres motivos, el ultimo nada más una excusa fetichista a la zar.
El primero era q, si Gordon se odiaba, no lo hacia lo suficiente como para cuadricularse la vida, más aun, con las malditas urracas q eran los reporteros. De saberse esta noticia sería un escándalo completo, para Wayne no significaba nada, estaba acostumbrado a eso, y es más lo disfrutaba. Pero para él era un inconveniente completo. Por diversas razones, q le daban una pereza enorme enumerar. La cuestión es q odiaba a los reporteros, su carácter insistente y conflictivo, maquillando una realidad, dura para hacerla más llamativa. Eran animales carroñeros de los q ya tenía suficiente, por toda la cantidad de escándalos q tenía el cuartel.
Por otro lado y de nuevo también estaba él, con su maldito trabajo. Constantemente habían secuestrado a su esposa eh hija. Una de las razones por las q su difunta mujer falleció. Decir a los medios q Bruce era su amante, seria terminar de pintarle un blanco en el pecho al muchacho. Y no era lo q quería lograr. No quería q nadie más saliera herido por su culpa. Esta ciudad te enseñaba a ocultar lo q era preciado para ti, por q de lo contrario tomaba todo cuanta amabas, para arrancártelo del pecho y destruirlo frente a ti. Era, como el sello, marca de la casa. Pavonearse con el señor Wayne era peligros, para Bruce y para él.
Y la última razón, en la cual él y el millonario concordaban. Era q, era más divertido así. En secreto. Escabrosos, mojados y prietos encuentros. Donde el “niño malo de Gotham” se revelaba un más, disfrutando su faceta rebelde. Y donde un hombre q fácilmente seria su padre, se lo follaba de una manera, un tanto andropausica q en cierta forma le devolvían algo de los años de juventud q ya no tenía.
Amor sano, y una mierda. No era lo q tenía con Bruce Wayne. Y francamente Gordon ignoraba porque un chico tan joven y atractivo desperdiciaba mucho de sí mismo, con un hombre viejo como él. Quizá se debía a q no tenía padre, era una consecuencia psicológica a todos sus problemas…pero el hecho de razonarlo a cabeza fría, no hacia q otras cosas se enfriaran en su cuerpo también, porque simplemente. En cuando tenías a Bruce Wayne, desnudo en frente tuyo. No podías pensar en nada más q en él y como hacerle el amor. Punto final.
Al diablo con la psicología, con el bien y el mal. Era solo un escandaloso momento de ebullición entre un plebeyo y noble. Un hombre viejo junto a un joven.
Asique toda esa relación suya se resumía a eso. El chico Wayne encontraba los momentos para aparecérsele de maneras ingeniosas y sigilosas, sin ser descubierto por nadie y sin levantar sospechas. Casi le recordaba a alguien…
Solía ser todo en su oficina. Ya q Gordon pasaba 18 de las 24 horas allí, algunas veces incluso eran 24/24. Y no ponía ni un pie en casa.
Allí era su, campo de juegos.
El joven hombre se le aparecía, vestido con prendas…sugerentes, por no dar más detalles y ponerse erecto. Bruce era un hombre increíblemente atractivo, y talentoso. Con los labios, la boca, las piernas. El culo. Era. Magnifico. En todo lo q quería hacer.
Un amante soberbio y arrasador q le hacía sentir, no haber vivido nada de la vida sexual en todos sus largos años.
Gordon se preguntaba, frecuentemente si cabe decir. ¿Qué diablos hacia Bruce Wayne, con un anciano como él?
Un hombre tan atractivo podría conseguir a alguien diez mil veces mejor q él, y no solo uno, sino miles. Todos están a sus pies. Para empezar podría ser alguien más joven. Aun q sea, solo unos 10 años mayor q Wayne, era mejor q llevarle 31 años a su amante Wayne. Podría conseguirse alguien con un número tan bueno como el suyo, de polla, por supuesto. Podría hacer tantas cosas…
Pero entre los caprichos, del patrimonio q era Bruce Wayne. Estaba el comisionado James Gordon. Asalariado y servidor público, viudo y con hijos, a 5 años de entrar en la categoría “tercera edad”, y de orígenes irlandeses. Eso era todo cuanto lo definía. No era más, ni era menos. Solo alguien común. Uno del montón.
Aun así, era, lo suficiente como para llamar la atención de esos bonitos ojos azules q tenia Bruce Wayne.
Y no, no es q estuviera desconforme con semejante belleza. Es solo q…había algo. Algo q no lo hacía fiel a este chico.
Siendo tan perdedor como Gordon reconocía q lo era. Debería estar agradecido, a un nivel prácticamente religioso con este chico. Pero no podía. Su adoración, estaba dividida.
Si bien lo suyo no era una relación, en todo el sentido de la palabra, hace tiempo q habían dejado de ser encuentros furtivos.
Porque, Gordon sospechaba q el chico Wayne estaba enamorándose de él. Y no era por darse créditos ni nada, pero él es 31 años más viejo q este muchacho, con el paso del tiempo ha aprendido a ver unas cosas q cuando se es joven no, los años no pasan en vano y su caso no ha sido la excepción. Sabe leer a las personas, medianamente bien, sobre todos sus sentimientos. Es bueno juzgando las cosas del corazón. Asique esta empezando a creer q Bruce arrastra otros sentimientos por él. Aun q suene imposible.
Pues no cree q el amor sean más fuertes q los años. Eso es idílico para jovencitos enamorados o bohemios, no para un hombre experimentado de 55 años.
Pero, entonces. Como explica lo q le está pasando con Wayne últimamente.
Hay veces en las q el chico solo va a verlo. No hay sexo ni nada así, solo le lleva algo “saludable” de comer. Lo consiente un poco, lo acaricia y es tan tierno como un felino mimoso, le masajea los hombros con una maestría asiática, conversan un poco, el joven se ve interesado en todo su trabajo de mierda, y casi parece q le comprendiera la perfección, cuando habla del dolor en el culo q es Gotham, aun q Gordon lo duda por q Bruce es alguien, q tiene el privilegio de vivir muy lejos de la realidad en las calles de Gotham. Aun así Bruce lo escucha de verdad, comenta, lo apoya. Le cuenta sobre su día, le pregunta sobre alguna q otra inversión. Y le envía infinidad de regalos para Bárbara, algunos. Sabe q nunca serán entregados con su nombre, q Gordon a toda costa evita decirle algo a su hija, pero aun así el joven millonario, le envía cosas hermosas. Bolsos costosos, q con facilidad costarían un año de su salario como comisionado. Zapatos, vestidos, eh incluso una vez intento mandarle un auto. Claro q, él de ineditito tuvo q rechazarlo ¿Cómo diablos, se lo explicaría su hija?. También intento regalarle un auto a él, lo negó también. Eso no impidió q Bruce Wayne, regalara unidades enteras de autos y motocicletas al departamento de policías. Aun q el dinero, no era la única virtud de Wayne, Bruce parece muy bueno con los niños, es un buen padre, aun q nadie lo crea, para esos mocosos adoptados q tienen. Esta seguro q, de dejarle algo más de cancha abierta con su hija, Bruce la mimaría un montón.
Pero no es lo quiere. No puede querer a Bruce Wayne de esa manera.
Porque en esa “relación” de dos. Hay un tercero.
Porque el comisionado está dividido.
No contaría como un tres, cuando en realidad, nunca pasó nada. Pero, pero el corazón de Gordon dice otra cosa. Dice q si bien es “fiel” en cuerpo no lo es en la mente.
Para terminar de volver aún más visaras las cosas. …l también está enamorado. Es un viejo necio y pervertido q posó sus ojos en dos astros incompatibles pero complementarios ente sí.
Batman.
Se enamoró de él.
Pero aun así esta con Bruce Wayne
No pudo evitarlo y no quiso hacerlo.
En su defensa solo alega, q, cuando se dio cuenta de q estaba enamorado, ya era muy tarde. Ya estaba en una “relación” con Bruce.
Al principio no lo pretendía, solo admiraba en secreto a este vigilante, casi era obsesivo, exceptuando la parte en la cual respetaba tanto a Batman q su palabra era ley, asique si este justiciero enmascarado, no deseaba revelar su identidad. …l no intentaría, por ningún medio descubrirla. Aun q lo mataba de curiosidad.
No es q Bruce no le gustara, es solo q. No era suficiente. Porque, en su mente y justo en los momentos más inoportunos, es cuando divagaba con la idea de poder tener más. De estar recibiendo esa deliciosa y experta felación de otros labios, de otra persona. Un imposible.
Bruce era bueno pero. No era Batman. No tenía esa profundidad q el murciélago si, Bruce Wayne nunca se vería como Batman, no así de triste y sensual al mismo tiempo, porque Batman es otro ser, él es una criatura tan sexy y letal, una criatura de la oscuridad. Batman es abnegación, es amor puro hecho carne, es devoción y lealtad. El sueño de los poetas, es esos versos corpóreo en la pación q imprime este caballero cuando cuida a Gotham, cuando lo cuida a él.
Como no enamorarse, como no trastabillar en esta tentación vestida en ropajes lúgubres. Batman es algo tan místico, es algo armonioso y misterioso; diferentes conceptos pero q todos coinciden en él. El blanco más perfecto de su perdición.
Es el hombre q admira él valiente q nunca pudo ser Gordon; es su voz, es su fuerza. Cuando marchan en el mismo sentir y están dispuestos a todo por cambiar a Gotham. Lo hechiza con esa fortaleza inexplicable q posee, lo seduce con ese cuerpo vestido, en entalladas ropas negras.
Por otro lado Bruce Wayne es tan necesario, indispensable con esas sofisticadas cejas orgullosas y sugerentes, y esas negras y tupidas pestañas q le delinean los ojos hondos y enormes, color zafiro, boca delga y filosa, labios expertos q solo enganchan. Los rasgos de su exquisito rostro engreído y perfecto q solo te dice, “adórame”, tan eterio en se cutis color perla, y tan hermoso con esa cara estilizada, tan fina como la de una muñeca, aun así, tan, tan masculino, en su andar elegante, en su mirada recia y algo terca, tan masculino en esa sonrisa pervertida. Un ser provocador, incitador al mal. A cosas perversas q impliquen a él y su maldito perfecto cuerpo de un demonio. Un súcubo de seguro. La silueteada pero fuerte figura q no le teme a nada, tan retador en su imprudencia; coqueto por naturaleza, lleno de una gracia q desborda pación sexual. Y la maldita sonrisa, sínica, pervertida, socarrona, única. Los cabellos esos negros y suaves con aroma silvestre, cítrico y enviciante con el poder adormecedor del sensual humo de nicotina, y la sube brisa marina. Y si hay un olor a rayos de sol, entonces Bruce tenía el olor satinado a rayos de luna, el porte de un ave una de batalla q se limita a observarte desde su alto imperio mientras tú mismo caídas entre sus redes, tan soberbio desde arriba con la imagen de dios expresada como espejismos en su fría piel blanca. Viéndose tan rico, en todo el sentido de la palabra, tan sabio y paciente, avasallador y vasto, enseñando sobre misterios q el humano desconoce, y otros placer q el humano ha olvidado. Es como un hombre mítico, q después de mucho, renació, la leyenda hecha carne. La profecía, el prometido Edén caminando sobre la tierra. Y es, es satanás mismo, bailando en satinadas telas de ceda cada noche, igual de oscuro q el príncipe del infierno, viéndose tentador mientras se ve perverso. …l no se toma la molestia de cazarte, eres tú quien sucumbe a él. Tan seductor y elegante. Tan selecto como un dios. Bruce Wayne es único.
Por eso es q Gordon, nunca se decide, entre Batman o entre Bruce.
Aun q realmente, con Batman. Nunca tuvo y nunca tendrá alguna mínima oportunidad. Entendido, q lo destruye de apoco, y a su paso, teme arrastrar con él al joven Wayne.
Bruce no se merece eso.
Así q ahí estamos de vuelta. Con él, secuestrado en su oficina, con una nueve milímetros apuntándole de lleno al rostro, y sin la menor emoción de su parte para corresponder esta afrenta.
No está asustado y no porque tenga confianza en sus años de policía para protegerse no es su experiencia de vida lo q le da algo de seguridad, tampoco es q crea en el “brillante”, eh inexistente, rescate de la policía así su comisionado, si se permite la ironía; no está preocupado, porque sabe q Batman viene en camino. Que llegara antes de q algo malo le pase.
Está tranquilo por ello.
Porque Batman siempre fue su seguridad, la de él y la de todo Gotham.
Una vez, una imborrable vez. Batman se lo dijo.
Era una maldita ola de asesinatos religiosos. En una de las iglesias más antiguas de Gotham, Batman lo había acorralado contra el confesionario, había plantado firmemente las zarpas negras y enguantadas a los costados de su cabeza. Esa voz profunda eh inquietante. Le había hablado, en un conjuro mortal. Una promesa q arrasaría con la poca cordura suya, y la de cualquiera viniendo de los labios de esta criatura. Aquella noche, en aquel tan ambiguo escenario. Batman le asegurado, jurando. Que nunca, ni uno solo de sus rojos cabellos seria tocados, jamás.
Palabras corrosivas, y gravadas con tinta de tatuaje sobre su corazón.
James Gordon no sería capaz de explicar esa sensación de seguridad y certeza absoluta q experimento aquella vez, ni con todos sus 55 años más de vida.
Solo le creyó, como lo hacía siempre, solo se entregó a él. Como era lo natural. En manos de esa figura sombría.
Le cedió su alma. Su corazón.
Pero a Bruce Wayne, le cedió su cuerpo, le cedió su mente.
Y que es el alma sin cuerpo, y el corazón sin la mente.
Así fue como termino dándose a sí mismo en bandeja de plata, y con una manzana en la boca. Feliz en ser devorado por las fauces negras y aun así perderse en el mar blanco q era la piel de Wayne…
Y de nuevo, se necesitan, son complementarios, sus sentimientos. Así como lo son Bruce Wayne y Batman.
Sin poder evitarlo, bostezo, y justo cuando el gamberro q tenía en frente iba a golpearlo.
Estridentemente la ventana de su despacho se rompió en mil pedazos, al tiempo q la luz se apagaba.
Fue solo cuestión de plantarse más firme en su asiento, y esperar. Y de fondo ya se oían diferentes clases de golpees secos.
Entre intermedios de pausas indefinidas a la escasa luz de luna. Lo vio a él.
A Batman.
La infinita y negra capa, erizada en los aires, ondeante; como el lomo excitado de alguna bestia ferros. Los puños brillando en pequeños rayos azueles curvados cual garras, dedos largos y filosos q parecían los de la muerte al arrastrarte al infierno. Las orejas puntiagudas acompañando el rostro enfadado, la boca, descompuesta en una mueca, entre un gruñido y un rugido, como las bocas de un demonio hambriento.
Todo Batman, tan, escabroso y aterrador. Tan suculento.
La imperiosa calma, con la q encesta cada golpe, no necita verlo. Lo escucha y lo imagina. Lo dibuja en su mente, tratando de seguir el paso a cada sonido q alcanza escuchar, pero aun así, son muchos, tan rápidos y algunos son suaves, casi apenas los escucha. Es realmente como si Batman fuera una ser sobre humana. No es posible tanta gala y letalidad, bailando en la cuerda floja del dolor.
Batman hace parecer a cada movimiento, como un poema, es un arte la manera en la q se manifiesta. O al menos, tiene la misma cadencia q un verso.
El enfrentamiento parece estar llegando a su final. Hasta ahora ha contado. 3 cuerpos caer, sus secuestradores son 5 a Batman solo le faltan 2.
Escucha disparos, y algo de ese fuego q enciende la mecha, ilumina de apoco los lugares q Batman va ir recorriendo.
Escucha más golpees secos. Gritos, un leve jadeo. Y entonces, la luz se enciende, es baja, parpadea. Y deja ciego por unos minutos a Gordon.
Pero cuando es capaz de volver a abrir los ojos, entonces, el panorama está pintado tal como se imaginó, sus 5 secuestradores, inertes en el piso.
Hay mucha sangre por todo el lugar.
Incluso Batman sangra, un poco de boca.
Gordon se levanta por fin de su asiento, alterado, al ver a su héroe herido.
Quiere acercarse. Quiere tocarlo, y curarlo. Quiere q Batman se deje cuidar por él.
Pero ese hombre sobrenatural q es Batman, no se deja alcanzar. Tratar de tocarlo es como querer atrapar a una sombra. Simplemente se desvanece entre tus brazos.
Gordon espera eso mismo ahora. Que Batman se disuelva entre la noche y q se pierda entre la niebla. Y que todo este rescate quede como el sueño q tuvo en medio de una bruma.
Pero. Algo es diferente. Algo ha cambiado.
Cuando el ángel oscuro q es Batman, en vez de retroceder y desaparecer. Más bien lo encara.
Se le acerca, dominante en todo ese traje negro. Como si la noche caminara a tu encuentro. Es tan inusual y magnético al mismo tiempo, como si de apoco te estuviera enredado en una fina tela de araña; porque te envuelve y te hipnotiza con su imagen enfrente. Es estremecedor, siente la piel erizada, el cuerpo entero le pica, hace enormes esfuerzos para no temblar, completamente ido, en lo q siente. Que oscila entre el placer incalculable q significa tener esa criatura en frente, cerca y más cerca. Y el sinfín de miedos y dudas q ocasiona esta perturbadora presencia. Se siente tan débil en estos momentos, su cuerpo entero arde en una fiebre helada, traspira y hasta su alma misma se quema. En el fuego frio q es Batman, así de cerca.
Ahora prácticamente están pegados. Uno frente al otro.
Batman es más alto, más ancho. Batman es todo poderoso frente suyo.
Sus narices casi chocan. Y tras esa fina pantalla grisácea, casi puede imaginar el color de ojos q tendría Batman. No quiere hacerlo, no quiere ver nada q este caballero no le deje ver. Asique cierra los ojos, para no caer en tentación.
Lo q no sabe, es q. Solo eso bastaba, para entregarse en garras de esta noche encarnada. En manos de Batman.
Porque sin ser previsto, siente unas manos frías, unas enguantadas, contra sus mejillas, aun no se anima a abrir los ojos, entonces son unos labios suaves y delgados, extrañamente familiares, los q se estampan contra su boca propia y lo despiertan del trance q lleva. Abre los ojos con el corazón enloquecido, probablemente sufra un paro cardiaco, pero no importa. Porque la boca contra la suya, es un excelente desfibrilador.
Batman se lo está comiendo con los labios.
Batman lo invade con esa lengua húmeda y objetiva, sus labios son, justo como ya los concia. Es como si antes lo hubiera besado. No es una sensación de nostalgia, es q realmente recuerda esa boca, el ritmo de cada estocada mojada dentro de sus labios. Siente leves mordiscos q lo estimulan a participar en el juego, y Gordon lo hace, coopera. Y se descontrola cuando sabe q tiene al objeto de su deseo entre sus manos. Apresa como puede, las filas caderas, besa todo el espacio de piel disponible frente suyo; extraño a lo q pensó, el traje no es duro, o quizá este es otro, porque este se remanga, y Gordon levanta parte del traje hasta tener acceso a los pezones rosados y duros. Está siendo atrevido, está esperando a q Batman le dé una paliza para enseñarle su lugar. Pero no recibe nada de eso. Recibe quedos gemidos esa boca de los dioses.
Aquello termina de excitarlo. Tiene el miembro duro y caliente latiendo contra la entrepierna del contrario. No quiere separarse nada más de ese cuerpo q tanto idolatro. No sabe si es suerte o si es destino. Si es real o si es ficticio.
Si solo lo sueña o lo imagina.
Va a disfrutarlo.
Sus manos arrestan las enormes nalgas, q nunca imagino q Batman tendría; aprieta esa carnosidad con saña, las dibuja y las nalguea. Y como le encanta ese enorme y esponjas culo.
En algún punto considera q es insoportable. La boca contra la suya, el calor entre sus cuerpos, el frote frenético de sus caderas y las ajenas. Se siente tan necesitado, q araña el traje de su héroe hasta desgarrarlo de la parte trasera.
Da vuelta a Batman de manera violenta. Quien solo se deja hacer. Y más bien ayuda, cuando agacha el cuerpo, lo curva y levanta las caderas, ofreciendo su trasero en alto. Tan blanco y apetecible, con la entrada algo dilatada y sonrosada, con la humedad corriendo desde su miembro hasta manchas esas hermosas nalgas.
Gordon sintió q su pene saltaba delirante y furioso aun confinado en los pantalones.
Los potentes testículos del héroe nocturno, colgando de una manera masculina y endiabladamente sexy.
No cree seguir siendo capaz de sopórtalo, ni un segundo más. Apresurado, saca como puede su miembro hinchado, y comienza a frotarlo con desesperación entre la raja de esas enormes cachas. Tan excitante y sensual. Quiere humedecer bien la puerta a ese paraíso.
De pronto esto le sabe a familiar. Como si antes hubiera hecho esto. Y recuerda, q fue así. Lo hiso una mil veces de todas las formas inimaginables justo en su oficina con Bruce Wayne. Aquello prácticamente le causa un aneurisma. Porque justo ahora esta. Esta lastimando al joven Wayne, y si, puede q Bruce Wayne no sea ningún santo. Pero…toda esta temporada, Bruce solo a estado con él, no habido un tercero para él, pero su caso no es el mismo. Ahora en cierta medida, lo está traicionando.
Aquello lo dejan en blanco, lo paraliza, a un paso de tener aquello q siempre quiso, pero con la inmensa imposibilidad de tomarlo, porque ya tiene algo magnifico ente manos.
Este espacio de tiempo, pareció haber desesperado al guardián de Gotham porque en algún momento, los roles se invierte. Ahora es Gordon quien está de espaldas sentado contra su escritorio. Batman se está acomodando sobre él.
Listo para…
Caer, de golpe, a galope. Sobre sus caderas, sobre su miembro apuntando al cielo.
Gordon prácticamente aúlla cuando recibe la cálida bien venida de ese interior estrecho, ondulado, apretando en pulsaciones erráticas q por alguna razón sintonizan con las palpitaciones de su miembro q echa choros y chorros de semen y pre-semen, con cada vez q sube y baja, ese diabólico cuerpo. Los jugos de ambos se derraman empapando su traje y los retazos del traje de Batman. Y van tan rápido, chapoteando en cada envestida, haciendo un eco obsceno por todo el lugar; tomo esa cintura fina, la estruja con sus manos, la capa se le pega por completo delineando cada curva q el negro entero apenas si deja ver. Batman gime sobre él, grita estirando el cuello así atrás, va en círculos adentro hacia afuera de izquierda a derecha, esta cadencia, Gordon la reconoce…
Casi están por llegar, cada quien aporreando con furia y lascivia contra el otro, son bestias en celo y apareamiento. Batman siempre, sabe q hacer. Cuando de repente se quita la máscara, y el perfecto y sudado rostro de Bruce Wayne se dibuja en frente de Gordon. Que se impulsa con más ansia, los ojos nublados, perdiendo de vista la realidad. Cuando su más grande fantasía es real y la cree. Y tiene a sus dos mitades en uno ahora. Sobre él montándolo de una manera poderosa.
Es después de ver esa imagen celestial. De rosar con los dedos el cielo, de golpear con ímpetu la apretada entrada con su miembro. Que se corren los dos. En un estridente grito agónico de una muerte espiritual y enérgica.
Tan salvaje como lo esperaría de Batman, tan apasionado como lo es Bruce Wayne. Es ese sentimiento en las entrañas del comisionado, lo q explota tomando cuerpo en un denso esperma. Mientras lo derrama todo dentro de ese culo conocido y desconocido al mismo tiempo.
Apenas si respira, los lentes los tiene empañados, Gordon siente q este a sido el sexo, más alucinante de su vida y por ello esta embotado, casi desfalleciendo en el delirio del placer recibido y dado. Pero alcanza a ver perfectamente, como Bruce Wayne Batman, mete los dedos en su aun, apretado, ocupado y empapado interior. No sabe q busca, pero siente, las manos aun enguantadas, delineas su miembro aun en su orificio, como rebuscando algo. Al poco lo saca y se lleva esa misma mano a los labios, hinchados y rojos por los besos, estira la lengua roja. Y frente a la vista y paciencia suya. Relame los fluidos con los q se humedeció los dedos, blancos y brillantes balando entre esos labios con obscena gracia.
Esa bonita mirada azul, ahora se ve diferente. Como, más precisas, tan sabia, y real. Esta vez es como si aquello q es sagrado se pudiera tocar, como si lo “imposible” se hiciera material, solo para provocarte. Bruce Wayne y Batman son un sueño hecho realidad.
B-dudaste.-su voz ronca y densa, le sabe cómo plomo líquido. No es la voz de Bruce Wayne, es la de Batman, la q Gordon asume, ha de ser su voz real. Así de tempestuosa y huraña al mismo tiempo-antes de entrar en mí. Dudaste. ¿Por qué?
Gordon se pierde solo en las notas de esa voz tan inusual eh intimidante. Se pierde en los sublimes gestos del contrario, en esa leve inclinación en el rostro ajeno asía la izquierda, con esa expresión curiosa, q lo hace ver tan adorable y felino al mismo tiempo. Gordon no se contiene y acaricia el fino rostro con sus manos callosas.
Los ama. O más bien. Lo ama. Ama cada parte oscura de Batman, cada despliegue de armonioso cuidado y protección violenta para con su ciudad. Y ama a Bruce con la galantería impresa en cada esquina de su hermoso rostro, con el brillo y altanería q posee una extraña gema del espacio exterior, porque Bruce no es definitivamente de este mundo. …l es especial.
Y ama aquella originalidad de los dos…
G-no quería lastimar a Bruce. Porque se q Batman lo resistiría.
B-pero, me amas. Amas a Batman.
G-amo a Bruce también.
Gordon sintió la sinceridad fluir de él con cierta naturalidad.
Se miran, largo y tendido. Gordon se siente estudiado y desnudo frente a esos ojos azules a los q no les puede esconder nada, ahora han cobrado mucho más significado.
Y ya después mientras “limpian” el desastre. Hay una pregunta en la mente de Gordon q no lo deja en paz. Lo martillea con la constancia y la violencia de una jaqueca, debe saberlo, saber la respuesta.
G-¿Por qué yo? ¿Por qué me elegiste a mí?
Mira al murciélago sentado sobre su silla de trabajo al más puro estilo caprichoso de Bruce Wayne. Aun así luciendo tan imponente y aterrador, como un sanguinario monarca en su trono, con la capa larga y negra corriéndole por los pies, tan fuerte de pies a cabeza.
B-yo…te conozco.-su mira se pierde entre la nada. Y aviva aún más la curiosidad de Gordon.-cuando era niño y mis padres murieron. Un oficial, me encontró primero, un hombre pelirrojo, de lentes y bigote, él fue quien…cuido de mí hasta q llego mi mayordomo. No era…el momento indicado, y mi edad, no era precisamente la apropiada, realmente aquella vez no tuve cabeza para procesarlo, pero igual…me quede enamorado, del oficial.-hubo un silencio rotundo, bajo la incredulidad de Gordon. Quien reunía sus neuronas para poder pensarlo con la cabeza de arriba, no la de entre las piernas-claro, aún era, muy joven tenía 8 años. Recién empezaba a crecer y tenía tanto en frente mío para afrontar. Demasiadas cosas en mi vida q estaban pasando. Las cosas, no fueron iguales para mí, yo. No desarrolle ese sentimiento q tenía entonces. Y me fui a estudiar por el mundo diferentes cosas, q me ayudaran a proteger lo q amaba, q me distrajeran en algo de lo q pasaba en mi cabeza. Pero al volver a esta ciudad. Al conocerlo como teniente, al rencontrarnos otra vez y q se volviera comisionado estando tan cerca de Batman. Fue como si en realidad, una conexión en mí se avivara, nuestra conexión en específico, como si la memoria de una parte de mi olvidara, simplemente volviera, y recordé. Que me enamore de usted Gordon hace mucho, mucho tiempo. Solo q entonces, no podía, por muchas razones, hacer algo al respecto.-la voz de Bruce era rotunda, y vieja en algún sentido. Experimentada algo ronca, como susurrando las últimas palabras de sus oraciones, con el típico siseo sensual de Wayne en el tono cantarín y elegante a la hora de hablar. Aun así su voz era profunda y quebrosa como la de Batman. Gordon sentía q su cabeza estaba siendo batida en un remolino gigante-Supongo q…no quise, esperar más. Bruce Wayne era más libre q Batman, asique por ese medio me acerque de nuevo…y ahora aquí estamos. Tome la decisión de decirte quien era hoy.
Gordon quedo perplejo unos minutos, recordando la primera vez q había visto a Bruce Wayne.
Un niño pequeño, demasiado para su edad. Tremendamente lindo, como una muñeca.
Roto, completamente destrozado después de perder a sus padres. Eran sus ojos azules como dos piedras mojadas ante las lágrimas q ardían por sus mejillitas rojas, tan desvalido y frágil. Parecía, un pequeño pajarillo herido. Recuerda también, q la imagen de ese niño no se le fue de la cabeza durante años.
Había sido como una aparición celestial, de la inocencia corpórea, de un espíritu eterio, rebotando en esos ojos zafiro q ahora tenía enfrente.
Ese rostro dulce, se había vuelto sensual, el cuerpo fino y tan pequeño y delicado, ahora era espigado y gallardo, tan bien formado en las curvas y pliegues de caderas amplias, posaderas redondas y respingonas, pecho airoso. Toda esa hermosura se había vuelto sexual también. Gordon simplemente no podía entenderlo.
Y Bruce no le dio demasiado tiempo a ello.
Simplemente como la llegada del sol. Como era costumbre de Batman. Se marchó…

A la noche siguiente. Gordon como siempre esperaba al pie de la Bati-señal. A su amante. Que como siempre, entregado y devoto. Asistiría a su auxilio.
El inmortal, hermoso. Y suyo. Bruce Wayne. Junto a Batman. Danzando sobre los cielos de una ciudad maldita…
Fin.

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