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EVANESCENTE por Osaki

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Notas del capitulo:

En verdad escuchar música despierta la cretividad, al menos yo apoyo esa teoría porque así me pasa también a mí.

La canción que inspira éste capitulo es cortesía del grupo: Efecto Mandarina, canción Té para tres.

Si lo escuchan tal vez puedan imaginar un poco cómo se siente Sakura.

 

¡A leer!

La luz diurna reflectaba sobre las sábanas causando que el brillo golpeara directamente contra el rostro de Sakura. Amaneció.


                                                                                                             ­­


Dos tazas de café, una a cada extremo de la barra-mesa al centro de la cocina. Otro día más. Percibía el peso de la mirada del castaño sobre sí, como si desease torturarlo con su silencio; evadió el ataque levantándose para tomar una botella de whisky, virtió el licor sobre su café terminando de rellenar la taza y bebió la solución en dos largos tragos devolviendo con violencia la taza al mismo lugar.


―¿Qué pretendes? ―escupió con rabia― ¡Deja de mirarme así! ¡Con una mierda deja de mirarme así, es mi puta vida!


Arrojó la botella de whisky contra la pared y ésta estalló en miles de pedazos repartidos por todos lados.


 


 


Ruido sordo y el eco de la lluvia.


Gota tras gota, estrellada una sobre otra contra la ventana como si el cielo lo acribillara.


―¡Déjame en paz!


 


Tomó su chaqueta y llaves sin mirar hacia atrás, sin ver la figura del castañito clavada en su silla con la mirada perdida en medio del desastre de Sakura, como si con ello restaurara todo, como si con ello retrocediera el tiempo para darle oportunidad a reaccionar de modo mejor.


 


 


Ignoró por completo el ascensor y se fue derecho por las escaleras, el único trecho deshabitado capaz de distraerle en su intento de olvidar, dejar de pensar, escapar del horror en que lo ahogaba ese maldito sitio cada mañana, torturándole sin piedad. Ése lugar que de día era el infierno y donde únicamente las noches le prometían avenencia con su abatimiento.


Pero apenas descendía alguien salió del ascensor, oyó una voz a sus espaldas:


―¡Eh! ¡Espera, Sakura! ―llamó siguiendo al moreno en su travesía por las gradas, pero aquél no le oía, bajaba a paso bravo hasta que el otro le detuvo― ¡Sakura mírame joder!


―¿¡Qué mierda quieres!?


―¡Que me escuches! Que me escuches por favor…


―¿Qué tengo que escuchar yo de ti?


―Fue un accidente.


―¿Un accidente dices?


―Sólo quiero que me perdones ―bajó la mirada. Sakura volteó para verle de frente y reírse cual ido ante lo que oía.


―¿Yo? ―reía sardónico― ¿Perdonarte yo? Eres un hijo de puta, pídele a él que te perdone ―contrajo todo su ser ahogando el llanto a punto de estallar, cada músculo de su rostro endureció y su mirada se inyectó de odio― ¡Ve! ―bramó asiéndole del brazo con fuerza― ¡SÉ UN PUTO HOMBRE Y SUBE A DECIRLE CARA A CARA QUE LO SIENTES! ―zarandeó al otro arrojándolo contra la pared, y sin que pudiera preverlo las lágrimas habían comenzado a escurrir por su rostro desbordando el profundo dolor que sentía.


Kiyoharu mantuvo, a pesar de todo, la mirada incrustada al piso, soportando con valor propio de un soldado en la guerra la tempestad que emergía del hombre junto a él.


―¿Y crees que me escuche? … Tan siquiera ¿me dejará verlo?


―Puedes subir a averiguarlo por ti mismo.


―Sakura, tú sabes que él…


―Búscalo ―interrumpió―. Búscalo, es tan imbécil que seguro ni te resiente nada. Sentado allí como si fuera un mártir, como si ignorara todo de ahí afuera… Sólo quiero… ―la voz le temblaba y el llanto le impedía continuar― está allí como si nada de esto hubiese ocurrido… ―apretó los puños hasta dejar blancos los nudillos― ¿Quieres ir y explicarle que nada será igual? ¿Quieres ir y decirle que nunca más volveremos a pasear? Nunca más la nieve entre sus pasos, nunca más saltando por los charcos de lluvias como ésta… nunca más tomar el sol reluciendo su rostro finito, nunca más ninguno de nuestros planes… No más snowboard para él, ningún viaje, ningún juego… ¿quieres explicarle cómo nos mataste a los dos?


―Hubieses sido tú.


―¡Cínico hijo de puta! ―lanzó un fuerte puñetazo contra el rostro de Kiyoharu derrumbándolo, pero éste, a pesar de ello, como si defendiera una causa justa, totalmente convencido de sus razones  se irguió encarando a Sakura de frente.


―¡Si no hubieras llegado él seguiría conmigo y nada de esto hubiese ocurrido! ¡Todo esto es tú culpa!


―¡No me vengas con esas estupideces!


―¡Es tu culpa! ¡Tú me lo quitaste! ¡Todo era perfecto antes de que tú lo arruinaras! ¡Tú lo marchitabas! ―Sakura decidió pasar de él continuando su camino una vez más sin mirar atrás, pero el otro continuaba― ¡Vuelve aquí cabrón! ¡Ven aquí y admite que fue tu culpa!


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


―Sakura.


Interrumpió.  Acababa de terminar la presentación de la banda y cuando los miembros se retiraban a disfrutar del resto de la noche buscando una mesa para beber, una voz que reconocía perfectamente y a la cual tenía bastante aprecio le llamó la atención. Obedeciendo a su nombre cedió como respuesta máxima, una mirada fría de interrogación.


―Sakura, ven conmigo.


Reiteró con más suavidad. A partir de la afirmativa le condujo a un espacio más privado, llegando al extremo del bar por un pasillo corrió unas cortinas descubriendo una mesa privada con alguien que también lo esperaba.


―¿Qué significa esto?


―Ven aquí ―ordenó Tetsu dándole lugar a Sakura primero para que luego Ken le cerrara el paso sentándose entre él y la entrada. Tetsu sirvió tres vasos con whisky repartiendo uno a cada uno, brindó para que los vaciaran y sirvió una segunda ronda repitiendo el mismo ritual de antes.


―Sakura, Tetsu y yo estamos preocupados por ti ―comentó Ken luego de beber su vaso.


―¿Por qué? No gano lo de antes pero vaya que me va bien. No podía estar mejor.


―Sabes que no nos referimos a eso ―le calló Ken.


―Ken.


―Tetsu, ya basta por un demonio. Hay que ser sinceros, Sakura debe escuchar de una buena vez.


―¿Qué quieres que oiga Kitamura?


―Que lo dejes ya, de una buena vez ―esta vez interrumpió Tetsu.


―¿Dejar qué? Me va bien, me va mejor de lo que esperaba.


―Sakura por todos los cielos…


―¿Qué?¿Acaso creen que me estoy drogando de nuevo? Tetsu qué poca fe me tienes, yo te creía mi amigo.


―¡Sakura! Somos… amigos. Es por eso que te lo pido de todo corazón, ya basta. Tú sabes a qué me refiero.


―No. No sé a qué te refieres.


―Sakura.


―NO. Simplemente yo no entiendo cuánto empeño en seguir con esto.


―Esto ya no es sano, tienes que terminar con esto de una puñetera vez, ¿no lo entiedes?


―No Tetsu, yo lo entiendo perfectamente bien ―acusó bebiendo de un trago su segundo vaso antes de continuar―. Son ustedes los que no entienden, él me ama, ME A-MA. ¿Entienden eso? Y nadie lo va a apartar de mí, ni siquiera yo.


―Sakura no entiendes que es tóxico para ti ―trató de razonar Ken.


―Tóxicos ustedes, ¿esto es porque sólo me habla a mí verdad? Es porque ustedes ya se olvidaron de él, ya no es nada ahora y lo dejan atrás.


―Yo quise a Hyde más de lo que tú te niegas a aceptar, Ken y yo lo vimos crecer a nuestro lado también, no te hagas al necio pretendiendo doler esto tú sólo―se exasperó Tetsuya .


―Váyanse a la mierda, ¿me buscan sólo para esto?


―Sakura, no puedes seguir así, si no lo haces por nosotros ni por ti, hazlo por él, ¿crees que le gustaba verte así? ¿Ah? ¿Piensas seguir causándole angustias aún a pesar de todo? ¿En serio no has aprendido nada?  ―se detuvo a sí mismo recapacitando sobre sus palabras, no quería ser duro, así lo acordaron con Ken, pero la situación lo había orillado sin darse cuenta.


Cerró los ojos con fuerza inhalando de igual forma, pero ya era tarde, las lágrimas corrían por su rostro delatando su dolor. ―Lo amo ¿Ok? No quiero que… No quiero, no me pidas eso.


―Esto sólo te hace daño, mira buscaremos un especialista y… ―Ken tomando del hombro a su amigo.


―¡NO! Todo está perfecto ―Sakura se levantó con brusquedad de la mesa aguardando sólo al guitarrista para poder salir― Le prometí que nunca lo dejaría solo… yo le prometí…


―Nadie te culpa por nada. Olvida todas las estupideces que dice Kiyoharu, él debería estar en la cárcel, en una de verdad, no en la que tú te encierras para condenarte por algo que no fue tu culpa ―Tetsu como la voz de la consciencia―. Lo amabas.


―Lo amo.


―Y nadie te lo niega. Él te ama aún y eso es seguro, lo sé porque los conozco a ambos. Pero ya es hora de terminar con esto, ¿sí?


―Hablaremos mañana… ―pateó con la punta del pie el zapato de Ken para que le diera paso y tras consultar con la mirada a Tetsu, Ken se levantó dejándole ir.


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


Difícilmente consiguió insertar la llave en el cerrojo para abrir la puerta; pasaba la medianoche y Sakura llegaba, como ya comenzaba a hacerse costumbre, ahogado en alcohol, las ropas apestando a tabaco y sudor. Cerró la puerta derrumbándose en la entrada como quien admite la derrota, pero a pesar de todo el alcohol consumido, esta vez el dolor en su pecho no cesaba.


Deshecho en llanto, sentado en el piso con la espalda contra la puerta, las rodillas flexionadas y los codos apoyados en ellas para que sus manos den soporte a su cabeza. Comenzaba a declinar en la idea de huir, cada vez se había más duro salir de casa y el camino de vuelta era agobiante; la noche era la única capaz de salvarle del dolor, lo ayudaba a fugarse por unas horas aminorando el peso de las sombras. Ahora sin embargo, no. La realidad le podía más y debía enfrentarse a ella, pero seguía en el suelo, sosteniéndose por los cabellos, convulsionando por el dolor que le envenenaba, permitiéndose un momento a solas con su desastre.


Al poco rato manos bondadosas tomaron su rostro para elevarlo y secar su llanto abrazándole contra su pecho, tratando de armar sus piezas, intentando confortar y aliviarle los síntomas con un abrazo.  Las manos de aquella personita que tanto amaba, de ése ser que lo embriagaba de alegría.


Sakura nuevamente era hallado destruido, tan quebrado que apenas su llanto lo diluía mezclando todo de tal forma que parecía por un momento ―en medio de aquel abrazo―reparado, todo parecía estar bien. Perfecto.


 


―Yo… lo siento ¿sí? No quise… esta mañana, no quise…


 


Suplicas.


¿Podría perdonarle?


Claro que sí.


Siempre lo hacía.


 


Sakura enfrentó su mirada una vez más, como cada noche desde hace varios días.


Allí estaba él, con esa sonrisa dulce, su presencia impoluta derramando su bondad en caricias dedicadas a Sakura; no entendía el llanto de su amante, pero quería consolarlo. Sakura revivía la última discusión en su cabeza, la revivía incontables veces como una pesadilla estando despierto, intentando inútilmente pensar en algo que le causara menos dolor, que diera alguna solución o respuesta al hecho de poder solucionar algo.


 


 


 


 


 


―¡Me dijiste que lo habías dejado! ¡Sakura eres un maldito mentiroso!


―Para la voz, sólo fue uno.


―¡Sakura me dijiste que ya no lo harías!


―¡Hyde por Buda! ¡Haces todo un escándalo por una nimiedad!


―¿Nimiedad? ¿Una nimiedad? ¡Entonces vete a la mierda tú y tu nimiedad! ¡Lárgate de aquí no quiero verte nunca más en mi vida! ¡Vete! ¡Suéltame!


Forcejeó ante el agarre que ejercía el otro para calmarlo, todo su cuerpo era envuelto por enormes brazos pero a pesar de ello el más bajo logró abofetearlo. Sakura todavía lo tenía preso contra su cuerpo―. Perdóname… ―Hyde se mordía los labios llorando de rabia― es difícil, simplemente no puedo yo solo


―Pero no estás solo ―Hyde dejó de imprimir fuerza respirando más tranquilo a pesar del llanto― Te quiero pero no puedo con esto, o dejas esa porquería que te nubla la mente… o vete de aquí y no vuelvas a hablarme para nada que no sea exclusivamente trabajo, si es que seguimos trabajando ―añadió con reproche―. Yo no quiero esto en mi vida, ¿entiendes? Y si eso significa que…


―No voy a dejarte, no quiero… ―acariciando su rostro y sus labios.


―Entonces deja esa mierda ―mirando a sus ojos.


―Lo prometo… lo prometo, y prometo jamás dejarte solo de nuevo.


―Desapareciste por días…


―No volverá a ocurrir…


―Salí a buscarte donde sueles ir y de pronto…


―Oye, estoy aquí, tranquilo. Te quiero…


―Y yo a ti.


 

Notas finales:

Gracias por la paciencia, aprecio mucho cuando me leen, en serio.

Love you so much.


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