Llegó a su departamento y lo primero que hizo fue dejar sus bolsas llenas de ropa sobre la cama de su habitación. Suspiró cansado y tras tomar prendas cómodas de su closet, fue a ducharse. Le tomó unos 25 minutos y salió ya completamente cambiado con una toalla pequeña alrededor de su cuello.
-Se me antoja una cerveza, aunque es lamentable tomarla solo- sonrió, fue a tomar una lata de la nevera y luego terminó en el sofá de su sala.
Prendió la televisión y tras buscar durante unos cuantos minutos un buen programa para distraerse se decidió por una película policial.
Trató de concentrarse en el filme, pero su mente no dejaba de pensar en aquella persona. No lo veía hace varios meses y añoraba cada cosa de él, desde sus cabellos azules y piel morena hasta sus expresiones sarcásticas y agradable sonrisa.
-Aominecchi- tomó un sorbo de la lata llena de ese amargo líquido- aún no te rindes ¿verdad?
Pasaron los minutos y el interés por la película se había esfumado. Las latas de cerveza vacías se iban acumulando en la mesa de centro que tenía frente a él y su mente solo se dedicaba a pensar en todo lo que había vivido desde la secundaria... desde que lo conoció.
Recordó la primera vez que lo vio, la primera impresión que le dio y el cómo por él había decidido volverse un gran jugador de Baloncesto en esa época.
Sus partidos uno contra uno, las veces en las que se iban de la escuela junto a los demás miembros del equipo, consejos para mejorar en el Baloncesto por parte de Daiki, risas de este... todo, Kise lo atesoraba en lo más profundo de su corazón.
Se preguntaba desde hace tanto por qué se enamoró del chico de cabellos azules y simplemente no hallaba una respuesta clara. Solo sabía que cuando menos se dio cuenta Aomine lo traía a sus pies y el moreno ni enterado.
-Nunca te diste cuenta Aominecchi- terminó la octava lata y la dejó en la mesa de centro- tus ojos siempre... siempre estuvieron mirándolo a él
Cuando descubrió sus sentimientos hacia Daiki se animó mucho y estuvo dispuesto a confesarse. Sabía que al moreno le gustaban las mujeres con pechos gigantes, pero aun así decidió intentarlo. Le había preguntado a unos amigos que tenía en la compañía donde trabajaba como modelo y estos le dijeron que a pesar de ser un hombre era lo sumamente atractivo para que una persona del mismo sexo se plantease salir con él, así que fue decidido un día como cualquier otro dirigirse a la espalda del gimnasio luego de que la práctica de Baloncesto se diera por finalizada. Sabía que el moreno tenía como costumbre ir allí a mojarse la cabeza en los grifos y le pareció un lugar adecuado para una plática ya que no había muchas personas que soliesen pasar por ese lugar.
Lo divisó a lo lejos y apresuró el paso. Su corazón latía muy deprisa y sintió su rostro calentarse, después de todo el saber que en unos instantes le diría un "Te quiero Aominecchi" se le hacía sumamente vergonzoso.
Su paso acelerado cesó al divisar al moreno junto a Momoi. Ella estaba parada al lado de él mientras le entregaba una pequeña toalla blanca para que secase su cuello y cabello.
Todos los años que llevaba amándolo se arrepentía de aquel día haberse quedado a escuchar la conversación que esos dos tuvieron. Si tan solo se hubiera ido de allí esperando otra ocasión adecuada para confesarse no hubiera tenido que cargar con el secreto del moreno todos esos años. Estaba seguro que Aomine lo hubiese rechazado de buena manera y quizá en ese instante no estaría tomando como un idiota por un amor que jamás podría alcanzar.
-Podría tener una pareja en este momento en lugar de seguir pensándote- la novena lata ya iba por la mitad y ahora los amarillos ojos del rubio amenazaban con derramar lágrimas
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-Dai-chan, ¿decidiste si hablarás o no con Tetsu-kun?
-¿En serio me estás animando? Pensé que te gustaba Tetsu, Satsuki- el moreno tomó la toalla y secó parte de su cuello con esta
-Yo quiero a Tetsu-kun, pero también quiero tu felicidad, así que he decidido aceptar su decisión, si él te elige, no dudes en que les desearé lo mejor
-No tienes por qué hacerlo Satsuki, es obvio que Tetsu te elegirá a ti
-¿Cómo puedes...
-Bata con verme ¿no crees? Soy un hombre
-Eso no es importante Dai-chan, no importa el sexo cuando el amor es verdadero
-Eso suena lindo, pero en la realidad no es así, no pienso arriesgar la relación que tengo con él Satsuki, no soportaría que se alejara de mí. No se cómo mierda pasó, simplemente lo amo y eso es todo- tomó la chaqueta que había tirado al lado de los grifos- No le diré nada y sé que tú tampoco lo harás- sin decir más el moreno se alejó de la pelirrosada
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Ese día todas las esperanzas de Kise fueron pisoteadas. Sabía que no era culpa del moreno, sino suya por enamorarse como imbécil de la persona equivocada. Habiendo tantos chicos y chicas tras él, los cuales le rogaban por un poco de atención ¿por qué tuvo que fijarse en alguien que amaba a otro? Cosas del destino... quién sabe.
Después del día en que se enteró que el mayor problema entre Aomine y él no era que fuesen del mismo sexo, sino que el moreno estaba enamorado de Kuroko, decidió alejarse poco a poco como pudo de él y vaya que el lío existencial que embargó al as de Teiko ayudó mucho. Aomine ya no asistía a las prácticas y raramente se le veía junto a los demás miembros del equipo de Baloncesto como antes. Le daba mucha tristeza verlo de esa forma pero si Kuroko no podía hacer nada, siendo la persona amada por Aomine, muchos menos él, quien solo era un compañero.
Y así pasó el tiempo.
Cuando fue hacia Kaijo pensó que quizá sería capaz de olvidarlo por la lejanía y por las nuevas personas que conocería, pero lamentablemente no fue así. Lo extrañaba aunque no quisiera hacerlo y se descubría pensando en él de la nada.
La ocasión en la que jugó contra Aomine en la preparatoria fue una de las veces en las que a pesar del dolor que sintió al perder frente a él, también lo embargó una felicidad inmensa ya que el moreno se había fijado en él, había reconocido en cierta parte su talento y lo había hecho esforzarse al jugar.
Luego de su enfrentamiento vino el partido de este contra Seirin y tras su derrota el antiguo Daiki había vuelto a mostrarse. Le agradecía tanto a Kuroko y Kagami el haber logrado que él volviese a sonreir al jugar, juraba que en el instante que lo vio hacerlo tuvo que contener sus lágrimas llenas de emoción.
Terminada la Winter Cup, él observaba en silencio a Aomine cada vez que podía, cuando programan reuniones o simplemente a Akashi se le daba la gana de llamarlos a una partida amistosa de Baloncesto.
Se dio cuenta de inmediato que cuando Aomine miraba a Kuroko, sus ojos se llenaban de tristeza y rabia al ver a otra gran figura al lado de la sombra de Seirin. No había que ser muy inteligentes para saber que el as de Touhou no había podido olvidar al peliceleste y que moría de celos al ver que Kagami había logrado ocupar el lugar que antes a él le pertenecía.
Era irónico para el rubio que Aomine sufriera por amar a alguien que amaba a alguien más, porque sí, aunque Kuroko y Kagami en ese tiempo no eran novios ni nada parecido, los sentimientos que tenían el uno por el otro eran muy obvios, todos sus amigos de Seirin y hasta miembros de otros equipos como Atsushi o Midorima se habían dado cuenta.
Kise podía imaginar el dolor que Daiki sentía, después de todo él se encontraba en una situación parecida. Le daban ganas de ir y gritarle a la cara "eres un idiota" por no haberse atrevido a confesar su amor al peliceleste en el tiempo que pudo haber tenido una oportunidad, ya que a diferencia de él quién desde el principio no tuvo ninguna esperanza, el moreno pudo haber tenido una. Kise intuía que en ese tiempo Kuroko también sentía lo mismo por el moreno, y que la causa de que los sentimientos de la sombra se desvaneciesen no fue otra que la actitud y trato del mismo Aomine para con él.
-Ahhh- suspiró
Siguió bebiendo durante un largo rato y pronto ya iba por la lata número doce. A su mente vinieron las palabras de Kuroko en el restaurante y sonrió tristemente dejando que las lágrimas que había dejado agolparse en sus ojos cayesen libres por sus mejillas.
-Sé la razón por la que dicen que estabas extraño, es obvio que ya te enteraste de la noticia
El rubio dedujo que al igual como cuando Aomine se enteró de que Kagami y Kuroko eran novios, que por Momoi supo que se la pasó de bar en bar durante casi una semana, el moreno había actuado de esa forma en la reunión a la que no pudo asistir por el simple hecho de que ya sabía acerca del compromiso de esos dos.
-Me pregunto si te rendirás ahora- dejó su lata ya vacía sobre la mesa de centro- aunque si eres tan idiota como yo no lo harás- recostó su cabeza en el respaldar del mueble donde yacía sentado tomando un cojín entre sus manos
-Aominecchi... te amo, te amo mucho- besó el cojín y lo abrazó con fuerza- me gustaría que algún día lo supieras- cerró sus ojos, de los cuales continuaban brotando lágrimas, para después de varios minutos quedarse profundamente dormido
No era extraño beber solo de esa forma pensando en el moreno, cada vez que lo veía o se lo recordaban terminaba así y aunque tratase de evitarlo, ya se había hecho una costumbre.
...
...
Pasaron tres semanas desde la borrachera que se dio pensando en Daiki. La resaca le había durado dos días, no asistió a la Universidad y tuvo que disculparse con la compañía por no asistir a las sesiones de fotos que tenía programadas. A Aomine no le bastaba con afectar su corazón, también lo hacía con su trabajo y estudios.
-Ahhh, ¡al fin acabe!- Kise alzó los brazos- ¡solo quiero ir a casa y ducharme!
-¿Ya te vas?- un chico pelinegro más alto que el rubio se acercó a él
-Sí Keycchi, estoy sumamente cansado
-Es una pena, quería invitarte a beber, ya sabes que me gustas ¿verdad?
-Sí- el rubio lo miró con una sonrisa- pero en esa ocasión...
-Ya se, me dijiste que querías a otra persona, pero aun así no me daré por vencido, si no es esta ocasión te invitaré de nuevo otro día, hasta que aceptes
-Pero, Keycchi...
-¡Te quiero! No pidas que me rinda sin intentarlo, Ryota, quiero comenzar siendo tu amigo ¿no me darás una oportunidad?
-Ahhh- suspiró- ya eres mi amigo, si me invitas en otro momento con gusto aceptaré Keycchi
-Me alegra oír eso- el pelinegro se acercó al rubio y le dio un suave beso en la mejilla- gracias- sonrió y dejó a Kise solo en el estudio
"No puedo decirte que te rindas cuando yo tampoco puedo hacerlo"
...
...
Luego de tomar una ducha, cenar y ver la televisión durante una hora estuvo listo para dormir. Ese día fue muy pesado y su cuerpo le exigía un merecido descanso.
Morfeo ya estaba haciendo lo suyo cuando de pronto el sonido de su celular se dejó oír por su habitación.
Lo tomó de mala gana de la mesita de noche que había al lado de su cama y miró el remitente del nuevo mensaje que se mostraba en su pantalla.
-¿Kurokocchi?
Presionó su pantalla y leyó de forma pausada lo escrito por su amigo.
Kise-kun
Te escribo para informarte que tendremos una reunión en una semana, estaremos la mayoría a excepción de Akashi-kun y Furihata-kun, ya que están en París todavía y Murasakibara-kun y Himuro-kun porque se encuentran en América.
Te aviso ahora para que puedas programar tus horarios con el trabajo y Universidad ya que por eso no pudiste asistir a la reunión anterior.
Espero tu respuesta pronto, buenas noches
Pd: Kagami-kun te manda saludos
Adiós
Sonrió y tras teclear durante un minuto su respuesta dejó nuevamente el móvil sobre la mesa de noche y cerró sus ojos abrazando su almohada fuertemente.
"En una semana lo veré de nuevo, debo prepararme"
...