La fiesta duro hasta media noche, la mayoría de los tripulantes estaban en sus respectivos cuartos menos Zoro, el cual estaba en el nido del cuervo, y Sanji con Robín, lo cuales estaban en la cocina
Capitulo 8: ¿Quieres un café? ¡Que inicie la plática!
-Buenas noches mi adorada dama- dije al ver que Robin-chwan salía de la cocina con paso lento
-fufufu Buenas noches- No pude verle el rostro pero sabía que estaba sonriendo.- ah, Sanji ten cuidado- las últimas palabras de robín sonaban muy serias, no tuve tiempo de alegrarme porque se había preocupado por mi porque cuando lo iba hacer sonó la puerta anunciando la ausencia de mi adorada. La cocina se quedo en silencio, un silencio que me desesperaba
Me senté en la última silla del comedor, tome una cobija que reposaba en una de las silla aledañas, la coloque sobre mi espalda para calmar un poco el frio de esa noche, mi vista recorrió aquella cocina que era como mi cuarto, mi fuerte, el lugar donde me sentía mas cómodo. Observe cuidadosamente cada parte de ella como si fuera la primera vez que la veía, en cierto momento mi vista se poso en aquella redonda ventana que estaba en la puerta, dejaba ver con claridad, una luz en el nido del cuervo. Poco a poco mis parpados empezaron a pesar horrores, No quería dormir, sabía que si yo dormía nadie cuidaría el barco ya que Zoro siempre se dormía en sus turnos, pero algo me incito a dormirme, mi mente estaba jugando conmigo, ya que empecé a imaginarme a la parejita en ciertos escenarios, y no me molestaba idearlos juntos, lo que me molestaba era ver al marimo tan feliz y que este me lo sacara en cara.
De la nada escuche un crujir de madera y regrese a la realidad, maldición últimamente esos de perderme en mi mente se estaba haciendo costumbre; Cuando me di cuenta la mesa estaba a 140 grados del piso, relaje un poco los Brazos y sacudí la cabeza tratando de alejar aquellos escenario que mi imaginación creaba, puse mis brazos en la mesa como si fuera una almohada, me acurruque en ellos y cerré los ojos mientras que convencía a mi mete que a partir de mañana todo iba a volver a la normalidad y que ese mal presentimiento, que cada vez iba creciendo más era solo algo tonto.
Lentamente abrí los ojos, al parecer me había quedado dormido… -mierda, espero que no haya pasado nada.- un poco adormilado pregunte en voz alto la hora -¿Qué hora es?- esperando el evidente silencio
-las 4:30 de la mañana, idiota cejas de remolino.- mis ojos se abrieron como platos cuando divise aquella silueta recargada en la puerta ¡¿Qué demonios?! ¿Por qué estaba el estúpido marino en la cocina? ¿Desde qué hora esta?
-¿Qué haces aquí, imbécil?- le dije con un fingido enojo que creo yo, que opaco mi sorpresa
-¿No le tocaba a Robín hacer guardia?- así que él estaba esperando a mi Robín… ahhh…
- le cambie el turno, no se sentía muy bien, creo, ¿la necesitabas para algo?- woa, hasta a mi me sorprendió mi respuesta, sin decirle algún insulto al marimo… ¿Qué demonios me está pasando?
-No, para nada… cejillas-No sé si es por el adormilamiento pero en sus palabras sentí algo diferente, no creí que quisiera pelear al decir la última palabra, por lo que me Contuve contestando sólo con un quejido. Parecía que quería iniciar una conversación pero lo evite, me levante de mi lugar y me acerque a la estufa, iba a hacerme un café. Es un poco extraño no estar peleando con él, en la cocina solo se escucha el sonido del agua aproximándose a hervir y obviamente yo escuchaba mis latidos, todo era tan raro
- oye- hablo el maldito, creo que se dio cuenta de que quería ignorarlo
-mande- supongo que esta es la primera palabra que le dirijo sin un insulto o un mote de por medio
-necesito hablar seriamente contigo… Sanji- Me quede paralizado ¿Qué demonios le pasa a mi estúpidocorazón? ¿Por qué late tanto? Maldición, Maldición... Maldición pensé. Realmente no podía contestarle así que solo apague la olla con el agua que acababa de hervir, dividí el agua en dos tazas, les puse café, a uno más azúcar que al otro, los tome y coloque e que tenía menos azúcar en la mesa, con el otro volví al asiento en el cual hace no más de 3 horas estaba durmiendo.
Zoro se acerco a la mesa y tomo la taza con la mono derecha, le dio un trago, devolvió la taza a la mesa, se recargo de nuevo en el marco de la puerta, volteo a ver la ventana y empezó a hablar
-Bien…
Continuara