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Imperfect Puzzle por Kunay_dlz

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Imperfect Puzzle
VII
Drawing Lines

 

 

Tsuna estaba en un momento confuso. No, no era por la presencia de Hari-kun, como siempre le extrañaba cuando no estaba en casa, no, más bien... bueno, Tsuna nunca imaginó que tendría más amigos (cercanos) como lo era Hari-kun.

La vida de Hari-kun, sus secretos, su magia y sus miedos no podía ir contándolos por ahí como si no fueran la gran cosa. Hari-kun jamás lo traicionaría, por lo tanto, él tampoco diría nada que dañara a Hari-kun de alguna manera. Ni siquiera a Reborn, ni a Gokudera-kun, Yamamoto-kun, Oni-san, o Hibari y Mokuro. Porque, como dijo Hari-kun, sus secretos son de Familia de la que yo tengo la fortuna de ser parte pero... mis amigos, Reborn, ellos no son parte de la Familia de Hari-kun... son mi (otra) Familia.

Y ojalá fuera tan fácil decir, que como Hari-kun y Reborn y Gokudera-kun y Yamamoto-san y Oni-san, incluso Hibari-san y Mukuro; todos son parte de MI Familia, se podrían romper las paredes que separan a Hari-kun y Reborn y los demás. Pero no es así.

No puedo traicionar la confianza de Hari-kun. No puedo decirle tampoco cosas relacionadas con la Mafia si yo mismo no quiero que se involucre en tal mundo (del que ni yo quiero ser parte) y el seguir ocultándole cosas, el hacer diferencias entre todos ellos... no sé qué hacer.

Reborn dice que debo actuar como líder, pero, si haciendo uso de ese liderazgo obligo a otro a actuar diferente a como son en realidad... tampoco sería justo.

No puedo decirle a Reborn que deje de vigilar a Hari-kun, Reborn es muy fuerte, es sádico y un poco extremista pero, es un protector, se preocupar por la seguridad de quienes tiene a su cargo; no puedo exigirle que deje de desconfiar de Hari-kun sin que pida explicaciones que no le puedo dar.

No puedo pedirle a Hari-kun que confíe en Reborn porque él es aún más protector casi posesivo conmigo y no le agrada la manera en que Reborn imparte sus tutorías, no le agrada el modo espartano en que Reborn dirige mi vida según sus palabras. Hari-kun se siente incómodo rodeado de varias personas (Gokudera-kun, Yamamoto-san, Oni-san y los niños ya son muchas personas para él) mucho menos disfruta ser el centro de atención; aunque no le vean directamente, puede sentir que es vigilado, que cada uno de sus movimientos es registrado.

Hari-kun no le agrada que Goludera-kun ignore mis pedidos porque deje de llamarme Décimo y use tan solo mi nombre. Hari-kun no le agrada que cuando estamos fuera de la casa Yamamoto-kun nos conduzca a TakeSushi y pida por nosotros lo que considera es nuestro platillo favorito sin preguntar y, para enfado mayor, a mi me toca lo casi no como del Sushi. Hari-kun no le agrada que cada que Oni-san esta cerca de pronto eleve su tono de vos asustándome en el proceso. Hari-kun no le agrada que Hibari-san ignore los comentarios hirientes que aún me siguen por ahí pero que siempre pida pelear para saciar su sed de violencia (según las palabras de Hari-kun). Tan solo ha conocido tres veces a Mukuro y Hari-kun asegura que no le agrada la manera en que me mira.

Si no lo conociera bien, diría que Hari-kun parece un novio celoso, en extremo sobreprotector y más que nada posesivo de mi persona y mi tiempo. Y porque lo conozco, sé que su miedo más grande es que me aleje de él, que deje de necesitarlo, que admita que lo 'extraño' de mis nuevos amigos es algo de lo que disfruto y de lo que nunca lo haría parte.

Esos secretos que no puedo decirle; la Mafia, mi Herencia, las Llamas, los Conflictos, el verdadero motivo de la presencia de Reborn en mi vida; son lo que le hacen dudar.

El tiempo que estuvo lejos, el tiempo que no pudo regresar, él puede ver lo mucho que he cambiado. Lo mucho que él ha cambiado. Nuestros gustos, nuestros miedos, nuestras preocupaciones no son las mismas y aunque no puedo comentarle alguna de las mías referente a la Mafia, él tampoco me cuenta algunas de las suyas que a pesar del silencio tienen el eco a peligro.

Con le paso de los días, su carácter confiado cuando estaba rodeado de Reborn, Gokudera-kun, Yamamoto-san y el visitante ocasional, fue bajando de intensidad.

Observaba más.

Dejó de corregir a quien creía hacía alguna observación sobre mí errónea.

Sus sonrisas eran de resignación.

Sus ojos lucían tristes y aveces matizados de anhelo por lo que un día fue.

Sentía lo que perdía.

Una noche desperté sobresaltado, Hari-kun no estaba en mi habitación, siguiendo mi Intuición (ignorando a Reborn) salí de la casa, corrí y corrí hasta donde algo dentro de mí decía que debía ir.

Llegué al templo donde conocí a Hari-kun hace tantos años. Llegué a donde una vez un niño muy delgado, con ropa muy grande para él, con unos enormes anteojos me daba la mano... me consolaba... me ofrecía seguridad entre sus delgados brazos... el niño de bonitos ojos verdes que me ofreció su amistad sin importar nada.

Más allá del templo, en ese pequeño lugar con paredes de papel, estaba Hari-kun mirando hacia Namimori. Estaba rezando por la seguridad de alguien. Estaba despidiéndose.

--Hari-kun... --susurré.

Él se volvió sorprendido hacia mí. La devastación que había en su rostro cambió por sorpresa al comprobar que era yo quien le había llamado, quien le había encontrado, su rostro cambió nuevamente por una dulzura que no veía hacía tiempo.

--No te vallas. --pedí.

--Es hora de irme, Tsu-kun, es tiempo de regresar a mi escuela. --dijo como si fuera verdad.

--Hari-kun... --susurré nuevamente.

Quizá en mi rostro se mostró la duda, él me sonrió y extendió su mano para que me acercara; me abrazó como aquella vez que nos conocimos por vez primera, protegiéndome del mundo, de las crueles palabras de los otros niños, asegurándome que todo estaría bien... casi le creí.

--Tranquilo Tsu-kun, tranquilo, vuelve a casa antes que ese demonio de tutor salga a buscarte... --suspiró --no sería bueno preocuparlo, es capaz de llamar a esos chicos locos para buscarte en plena noche.

--Regresemos Hari-kun. --casi rogué.

Sentía que si le dejaba marchar, sería para siempre.

--Esta vez no, Tsu-kun, regresa que te están esperando. --susurró Hari-kun en mi cabello.

--Yo te espero a tí. --dije.

--Hoy no, mi lindo Tsu-kun. --su abrazo se hizo más fuerte --yo debo regresar a Hogwarts, terminar mi educación como mago, debo escribir de vuelta a mis amigos y a mi padrino, después de todo se supone que no debo alejarme de 'casa'.

--Esta es tu casa. --dije ya con el llanto mojando la camisa de Hari-kun.

--Y siempre lo será, Tsu-kun, eres mi casa. --lo dijo como en un suspiro, como si fuera un secreto.

--No te vallas... --intenté decir con mi voz ahogada.

--Tengo que. Demás, esta vez me voy tranquilo, tienes amigos que darían su vida por ti, aunque están bien locos cada uno de ellos, sé que estás en buenas manos. --dijo como una plegaria.

Mientras seguía llorando, por no saber qué hacer, cómo actuar, mandar al diablo las leyes de la Mafia y contarle todo a Hari-kun para que sepa que lo sigo necesitando, sentí que Hari-kun se tensaba, tomó un respiro profundo y dirigió sus siguientes palabras a quien estaba tras de mí.

--Confiaré en que lo cuidarás, si algo le pasara, vendré por ti y desearás no haber nacido. --no fue una pregunta, no fue una petición, fue un hecho establecido... fue una promesa disfrazada de orden.

Hari-kun quiso alejarse.

Me rehusé y apreté más su camisa con mis manos.

Con un apretón más fuerte en su calor, con un beso en mi frente todo se volvió obscuro.

Definitivamente fue una despedida. Hari-kun no volvió a casa, sus fechas y las mías no concordaban, pero ya las sabía por las veces que vino en años anteriores... así que sabía que era Navidad, y Pascua en 'su' tiempo, pero no volvió.

Hari-kun no regresó.

 

 

 

 

>>Continuará...

 

 

Notas finales:

Gracias por leer.

 

Miércoles, 20 de junio del 2018.


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