Lawless lo embrujó, no había duda de eso.
Él era el culpable de cada uno de los aspectos que estaban haciendo un desastre con sus pensamientos. Su presencia orbitaba con él, quedándose inquieta, desbaratando todo, estaba más presente en su vida de lo que planeó, y eso se estaba volviendo un problema al que no le veía una pronta resolución.
Algo tan simple, estaba tensando todo a su alrededor.
Las bolsas grotescas de sus ojos era una de las pruebas a su favor (No es que durmiera de más, claro que no), en el día, en la noche, en la comida o en él silencio. Lawless aparecía en su mente, y no de una forma convencional, ya que sus pensamientos se dirigían a sus labios y él llamándolo. Esos labios lo estaban atrayendo a algo, pero no sabía con exactitud qué, Kuro se preguntaba a veces, ¿serán suaves o raposos? Curiosidad, era lo que estaba matando (O así quería llamarlo)
No sabía que ha hecho su hermano con él, pero era claro que no era un actuar común.
Hechizo, seguramente era un hechizo.
Ahora el problema recaía en como destrozar esa magia, lo mejor sería no pensar en ello, ignorarlo, eso era la solución más sencilla que veía para él.
—¡Oh Nii-san!
Llegó el causante de sus malestares,con pasos grandes y una sonrisa espontanea. El rubio se dirigió hasta su lado, cayendo sobre el sofá y colocándose muy cerca de él, como un niño que acababa de llegar de la escuela, pero para esto Sleepy ash ya tenía una mueca marcada en su rostro.
La simple idea de soportarle ya le estaba mareando, ¿sería malo aventarle la bolsa de botanas que estaba sobre la mesa? Rápidamentedesechó la premisa al pensar que tenía que levantar la mano.
—¿Cómo estás?
Kuro, en silencio, sólo hizo un movimiento con su cabeza, afirmándole una respuesta positiva.
—¡Yo me encuentro demasiado mal! —dijo exhausto, reacomodando su cuerpo para apoyarse en el costado de su hermano mayor. Kuro se tensó por eso, y de nuevo, algo presionaba contra su pecho tan fuerte que empezaba a incomodarle.
—Tuve un día muy pesado, Licht es un exagerado. Me estuvo pateando toda la tarde porqué le mentí, sin embargo sólo le hice una pequeña broma. En serio, no era para que intentará destruir el apartamento conmigo adentro, pero bueno —rápidamente se compuso y lo miró de soslayo —¿Y qué tal tu día? ¿Mahiru no te ha usado de plumero?
Pero Avaricia ignoraba el hecho de que Kuro se perdió desde el comienzo, más caos se aproximaban a él, dejando de escucharle e inclusive de prestarle atención. Pereza estaba absorto en observar aquellos labios que se movían rápido y soltaban (A su parecer) incoherencias a las que no lograba interceptar el mensaje. Efímero, le entregó una mirada.
Culpándole de todo lo que estaba pasando, de las incomodidades, los malos ratos y estas nuevas sensaciones que eran horribles para él, si Lawless nunca lo hubiera embrujado él no estaría pendiente de él y sus labios, no tendría que estar lidiando con esto.
Sí, ese era su veredicto final: Lawless era culpable.
Y como verdugo, él debía ejecutar la sentencia.
—Oye, estás muy serio.
Comentó el menor, ya que Kuro no pronunció algún ruido en todo el rato y sus pesados ojos de color carmín llegaban a erizarle la piel.
—Eres como un dolor en el trasero.
Se quejó, tanto fanfarroneo de su parte le empezaba a desagradar. Lawless bufó, y en Kuro algo en el retumbó de nuevo, era fastidioso, seguramente era parte de ese hechizo cuándo Lawless le dedicó una sonrisa. Odiaba que el pecho le dolería, odiaba el mareo y sobre todo, era molesto pensar que el erizo fue el culpable de sus nuevos síntomas.
No había duda de ellos, estaba bajo una especie de voodoo nuevo.
—¿Me estás escuchando?
—Demasiado ruidoso y molesto.
Tanto, que no podía ignorar de su presencia. Era imposible no notar la esencia de Lawless, no cuándo llegaba distorsionando su realidad y entrando de esa forma en sus pensamientos.
—¿Qué? —Lawless se indignó cuándo después de todo lo que le había dicho de su fastidioso día, su hermano sólo pudo concluir aquello. — ¿Tienes idea de lo que te dije en…?
Fue interrumpido, avaricia cesó, los ojos se abrieron tan grandes como cortinas y el cascabel colisionando contra su cadena dejó un tintineo inoportuno. Unos labios secos cubrieron los suyos, le callaron y se quedaron así por segundos.
Eran torpes, ya que no se movieron en todo ese lapso sólo para separarse y dejar un sonido acuoso en el trascurso.
—Listo.
La palabra logró espabilarlo, Hyde no tardó en explotar con furia.
¡Sus labios habían sido usurpados! ¡Sus labios! ¡Su boca! ¡Su beso!
¡Se sentía timado!
¡¿Kuro lo había besado?! ¡¿Qué está pasando?! ¡¿Por qué lo hizo?!
—¡¿Por qué hiciste eso?! —chilló, la tosca pregunta de descontrolado chocó contra él.
—Qué molesto.
Masculló de nuevo, ya que el hechizo no se había roto, al contrario se hizo más fuerte en él. Pero todavía no termina ahí, Sleepy Ash no estaba conforme y no pensaba en dejarlo escapar hasta aliviarse, o que Lawless sufriera lo mismo.
Hyde abrió la boca, pero el mayor lo silenció de nuevo. Sus bocas volvieron a encajarse, pero esta vez duraron más a la anterior. Cuándo Kuro confirmó que ya no podría desligarse de la magia, con algo de molestia dejó ir a Lawless. Distanciándose en una distancia prudente
—Ahora ya estamos a mano —se quejó.
Porqué si Lawless le provocaba dolor de cabeza, él consideraba equitativo también ocasionárselo a él
—¡¿De qué estás hablando?! ¡¿Por qué lo hiciste?!
Ahora con ese beso, él no sería el único que estuviera bajo ese embrujo.
Lawless también lo estaría.