Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sillage por Koume

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

No sé qué esperaba, sinceramente. Tengo otros proyectos, sí, me da ganas continuarlos, no, así que bueno, últimamente he estado muy apática y a mi parecer este fic es demasiado apático.

Resúmen: Disculpas, amenzas, alguna que otra lagrimita loca y finalmente, una promesa bien disfrazada.

Se preguntaba qué cosas habrían vivido esos familiares ojos ambarinos, qué tantas aventuras habría vivido, cuánto habría vivido. Era una persona fuerte—más fuerte que él, alguien que pudo aceptar y perdonar, dejar todo atrás y seguir, forjar una nueva vida, abrir un camino en el mundo y vivir.

Se notaba en el brillo de sus ojos, había sufrido, caído y vuelto a levantar, en una constante lucha como lo era su vida sólo los más fuertes prevalecían, él merecía todo lo que tenía.

Era doloroso, pero quien solía ser le había olvidado; tal vez era mejor así, sólo le estaba apresando, arrastrándolo a su pequeño lugar en el mundo—un lugar oscuro, lleno de soledad y sufrimiento, merecía cosas mejores. Merecía ser feliz. Y era feliz, había logrado muchas cosas.

Y la prueba estaba ahí, reposando en su sillón—aquel ser que yacía dormido tan pacíficamente era la prueba de que había seguido adelante, mostró su fuerza y posiblemente le olvidó.

Era una pena, y aunque le doliera, a fin de cuentas nunca podrían estar del mismo lado de la moneda. Su amigo no pertenecía a un mundo lleno de desolación.

¿Y él? Se había obligado a vivir en tanta apatía que ya había perdido las esperanzas. Era su fin, al cual se acercaba lentamente con un vaso lleno de agua. Aquel ‘fin’ lo aceptó con un simple ‘gracias’.

Se sentó a su lado, cerró los ojos concentrándose. Fue cauteloso al escoger sus palabras, todo era tan confuso, seguía sin estar clara la razón de la repentina visita de su mejor amigo. Y ahora debía averiguar aquel por qué.

((21 de Noviembre, XXXX, 3:45 A.M.))

“¿Cómo has estado?” Preguntó con la espontaneidad que le caracterizaba, tomando otro trago al vaso.

Suspiró y pasó una mano por su nuca, despeinando los cabellos blancos que, a diferencia de cuando eran niños, ahora eran perfectamente largos como para agarrarlos con una liga, “He estado mejor.”

Asintió, dejando la habitación en silencio—sin contar la respiración de los tres. Aquí había alguien de más. Un pequeño que no cuadraba en la imagen mental del albino; así no debían ser las cosas.

“¿Por qué...has venido?” Procuro no sonar tóxico, evitándolo más bien con un tono desganado. Gon no reaccionó, haciendo que sus músculos se tensaran. Esto era lo que quería evitar.

“No pienses mal, Killua. No soy como Ging.” Así que lo sabía, estaba consciente de que aquel escenario no era el ideal y que tenía más ángulos por los cuales se podía percibir.

Silencio. A este punto ni su respiración se podía oír.

El azabache suspiró, “Estaba de paso. He hablado con Alluka, ¿sabes? Ella me dijo que vivías aquí, así que vine a visitar.”

Alzó una ceja, “¿A las tres de la mañana?”

Y sonrió, nostalgia invadiendo al reconocer la escena. Era familiar, antes una costumbre. No se le pasó por la cabeza que la visita podría tener un significado mayor al ver aquella sonrisa que—sin saberlo—tanto anhelaba. Le llevaba a tiempos que eran más melódicos, menos minuciosos, todo era simpleza que armoniosa que al recordarlos podía respirar con tranquilidad.

Qué ironía.

Le estaba volviendo loco.

“Perdón, pero me iré pronto,” No sabía si estar feliz, la razón por la cual ahora estaba hecho un desastre sólo sería un recuerdo pasajero; no sabía si estar triste, ya que el mayor era un factor que le hacía olvidar memorias innecesarias y ver lo que alguna vez le llenó de luz, “Sólo quería verte una vez más.”

Una vez más. La frase que menos encajaba. Un ‘por última vez’ quedaría mejor.

Rio, una risa sarcástica y adolorida, “¿Por qué querrías verme de nuevo?” Luchó por contener las lágrimas, ya no eran necesarias.

El azabache frunció el ceño, haciendo un esfuerzo por no alzar su voz y despertar al pequeño a su lado, “Porque te aprecio, Killua. Realmente lo hago, los años que han pasado no han significado ningún cambio—,” Sus ojos se llenaron de determinación latente; brillante, “—sigues siendo mi mejor amigo, nada cambiará ese hecho.”

Tragó saliva, calmando sus impulsos por gritar, o llorar, todavía no estaba seguro de que era. Fuera lo que fuera era algo que quería evitar.

“Eres demasiado importante para mí... No te atrevas  a pensar lo contrario.”

Inhaló con dificultad, exhaló temblando.

Tal vez otro tema seria menos doloroso, y el único que le venía a la cabeza era hablando de ese chiquillo.

“... ¿De quién es?” Preguntó calmado, contradiciendo todos los sentimientos revueltos que se retorcían en sus adentros.

Gon se tensó, desviando la mirada. Algo habrá pasado, “... Ya no importa, murió.”

Se arrepentía de preguntar... No lo hacía, simplemente no podía. Encontró dolor en sus ojos, la persona era importante para Gon, no necesitaba percibir lo que había en sus ojos, después de todo fue una persona con la que una noche, se amaron demasiado y nació el pequeño ingrato.

“¿Y qué hay de él—?”

“Ella. Es una niña...”

“Ella...” Le daba igual el género, si era sincero, pero no lo diría en voz alta.

Se preguntaba de donde venía todo el odio. ¿Estaría siendo demasiado infantil? Ahora él era el ingrato, estaba actuando de la peor forma en el peor momento.

“¿Qué harás con ella...?”

Gon frunció el ceño nuevamente, negándose a mirar a la dirección de su mejor amigo. Clavó la mirada en la pared blanca.

Blanca, monótona. Aburrida, sin vida. Sin ninguna fotografía, alguna puerta a algún momento que quisiera recordar, vacía.

“¿Qué insinúas?” Abrió los ojos como platos para luego negar, “¿De qué hablas?”

“Me he dado cuenta, Killua. Por más que duela, la gente cambia—“

Dio en el clavo, dolía, pero en ese momento no podía mostrar aquel dolor, “—Desde que llegamos, cuando voltas a verla, no hay nada agradable reflejado en tus ojos, y eso me molesta—”

Las palabras quedaron ahogadas en su garganta.

“Yo soy su padre, Killua. Me preocupo por ella.”

Cállate...

“Cuando la viste por primera vez tu Nen me lo dijo todo, fue amenazante.”

No sigas... No quiero escuchar...

“Tú y ella, los dos son importantes para mí fuera de la sangre. Y verte así... Me sentí traicionado, fue como si la amenaza fuera para mí.”

¡Basta!

Escuchó sus suplicas de alguna forma, puesto que su voz se dispersó en pequeñas partículas imposibles de escuchar. Y, sin poder controlarlo, se dio cuenta de por qué Gon dejó de hablar. Pasó su mano por su pómulo, sintiendo algo húmedo. Lágrimas.

Quería desaparecer.

“Yo... Yo no...” Las palabras se quebraron, cataratas cayendo de sus ojos, “No puedo... Yo no...”

“Está bien.”

“¡No lo está!” Milagrosamente, la niñita seguía dormida, inconsciente de lo que estaba pasando. Qué afortunada, “Nada está bien. No deberías estar aquí.”

“No puedes huir siempre.” Más carga, aguja o no, aquellas palabras seguían recordándole a su hermano. Ya no podía seguir con eso. Y Gon tampoco, aunque lo ocultaba.

Era fuerte, más fuerte que Killua, más que cualquier persona que alguna vez haya conocido. Era fuerte por las personas que no, por la pequeña niña que dormía a su lado y por el albino que lloraba incontrolable al otro. Ese era el papel que le tocó.

Y ese era el papel que aceptó.

Mismo que algún día le haría perecer.

“Y aún así, aquí estás.”

Era extraño que sus propias palabras le hicieran reaccionar. Estaba ahí. Estaban ahí. Los dos, juntos. No todo tenía que estar tan mal. Era una bonita fantasía, un escape cobarde a algo mejor, pero a ese punto no importaba, ¿qué lo hacía si siempre fue un cobarde?

“No deberías y estás aquí...”

El azabache alzó una ceja, “¿De qué hablas...?”

“¿Sabes, Gon? Siempre fuiste un cabezota.”

“¡Oye!”

“No te puedo dejar con un bebé a cargo, ¡piensa qué podría pasar!”

“No soy tan despistado...” Dijo con un sonrojo y una mano sobando su nuca.

“Sí lo eres. Por eso mismo te quedarás.”

Y aunque fue un cambio muy repentino, fue fácil de aceptar. No todo tenía que ser tan malo, estaban juntos, después de todo. No le había olvidado, y todo se había acabado desde hace tiempo.

Quién diría que la persona que estaba evitando era lo que necesitaba para abrir los ojos.

Ya todo se había acabado, era él quien se había ocultado tras la sombra de su pasado.

“¿Hablas...en serio?”

“Acepta antes de que cambie de opinión.”

Sonrió, “Gracias.”

Notas finales:

En fin, tengo alguna que otra idea rondando por mi cabeza, dichas son muy vagas, para que mentir, pero hey, es lo que hay. Aún así, ¿esto sí gusta? O sea, lo siento muy... Gonorreico...

Nos leemosssssssaofhpaejkñlkofijwi


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).