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Como las flores blancas por caos_forgiveness

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Notas del capitulo: por 77 palabras no me alcanzo asi que ya que xD
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Cuando Marius cumplió los 20 años volvió de una pequeña guerra victorioso, dispuesto a unirse en cuerpo y alma con aquel chiquillo dueño de su corazón, puesto que había esperado ya bastante, y su cuerpo pedía a gritos sentir aquella suave piel, llegó montando sobre su negro corcel, haciendo volar los pétalos de flores blancas a su paso, se sentía rebosar de la alegría pero fue cuando vio, cuando lo vio sonreír a un joven extranjero, y besarle con suavidad en la mejilla en forma de agradecimiento, pero no pensaba en posibilidades, por que en aquel momento sintió aquella ira recorrer cada parte de su ser y aquel deseo por estrecharlo y besarle con ternura se fue deshaciendo cambiando a una simple idea, el querer escuchar sus gritos ver lágrimas en aquellos ojos traicioneros y escuchar palabras de sumisión de entre los labios del de cabellos rojizos , fue cuando se sintió poseído por una extraña bestia y se acercó lentamente, hasta quedar frente a él, le abofeteó con fuerza y solo le susurro 'Vas a sufrir', aquella sonrisa cruel se dibujo y agarro al pequeño con brutalidad animal, sus manos desgarraron con rapidez las suaves prendas que llevaba y abrió a la fuerza aquellas delgadas piernas, y sin fijarse siquiera que hacía, ni reparar en la expresión de horror del mas joven entro a la fuerza, pese a la estrechez del rubio, el cual lanzó un grito desgarrador, Marius solo atinó a sonreír y empezar con sus embestidas, disfrutando de aquel extraño placer, que para el era simplemente único y delicioso, no podía evitar disfrutar de la expresión de dolor del menor, pero se detuvo en seco, presa de un pánico y confusión, se separo de el  y vio aquella sangre y simiente en las piernas del chico, 'pe...rdón' susurró temblando, mas el chiquillo no contestó, las lágrimas corrían por sus mejillas, y aquella expresión llena de dolor apareció por primera vez en su rostro, mas no sería última,

 

No estaba bien visto que un Romano tuviera una relación seria con alguien fuera del estado, y todos susurraban a espalda de Marius, y decían cosas sobre su familia, el padre, no satisfecho humillaba a su hijo siempre que le encontraba en el cuartel, los susurros, los rumores, los golpes recibidos constantemente iban aumentando aquella agresividad. Leika era un joven hermoso de unos 14 años, y llamaba constantemente la atención de entre la gente, y esto claro está no le agradaba en lo absoluto al romano.

 

A Marius se le fue tomando como costumbre el tomar a la fuerza al de ojos azules, por que así demostraba su superioridad y su dominio, siempre que intentaba cambiar un aspecto algo ocurría y le sembraba mas desconfianza, desde un hola a una pequeña sonrisa ya era símbolo de desobediencia, pero el de ojos verdes amaba con toda su alma a Leika, y tenía miedo de perderle, por que sentía que encontraría a alguien mejor, solo quería cuidar a su niño, quería hacerlo sentir seguro y sobretodo no deseaba perderlo.

 

Pero en aquellos celos, Marius no se dio cuenta de lo que estaba pasando, el pequeño rubio había perdido todo el brillo y toda alegría que alguna vez le había caracterizado, aquellos ojos eran fríos como el alba, aquella expresión tan falta de emoción, Leika dejó de sentir aquel amor y la llama de ese sentimiento se iba acabando día a día, lágrima a lágrima, grito a grito, hasta que aquello se convirtió en nada, y solo se hizo un compromiso en un contrato.

 

Un día en que el capitán pediría disculpas al menor, aquel día ya no lo encontró en su lecho, no había nada, solo una nota que decía- Te ame con locura pero ya no siento nada por ti, por que mi corazón no quema como antes-

 

Y fue cuando el romano ya no confió en nadie más, y se dedico solamente a su trabajo y a hundirse en los placeres mundanos, aunque que día a día noche a noche, los recuerdos le desgarraban y le destruían por dentro, por que por mas vino que bebía no podía olvidarlos, y cada momento que pasaba, aquel dolor le quemaba el cuerpo, llevándolo a cada anochecer a la agonía total, mas sin embargo ese dolor le hacía sentirse vivo, y lo necesitaba sentir para poder seguir adelante, cada noche miraba aquella cadenita que tenía la mitad de un corazón, que el tenía y que Leika también poseía. ambas cadenas formaban un corazón que representó alguna vez aquel amor que alguna vez existió.

 

Fue cuando por unos rumores tuvieron que marchar al norte, a aquella aldea ya que estaba retrasada en sus tributos, y había rumores de que los bárbaros estaban concentrando fuerzas para pelear en-contra del Imperio, pasaron 3 días y 3 noches cuando llegaron a la aldea, o a lo que quedaba de esta, ya que había sido atacada por aquellos rebeldes.

 

El corazón de Marius latía rápidamente, pero no por amor ni por odio si no por terror, puro y verdadero, sus pasos torpes lo condujeron a aquella posada, en su mente había un caos de emociones, escuchaba palabras de amor, se repetía lo que alguna vez debió decir, y lo que haría si encontraba al pelirrojo, aquella dulce imagen del pequeño llego a su mente por unos segundos, esa dulce sonrisa , esa mirada que se clavaba en el pecho, los pétalos blancos que eran llevados por la brisa, aquel susurro 'Te amo', y las palabras 'si hubiera, prometo que , ya no, cambiare', su mano se movió lentamente, abriendo la puerta que rechino de una forma un tanto tétrica, fue cuando todo el caos en su mente cesó, y sintió como si todo ser se hubiera desmoronado.

Violo que quedaba de un cuerpo, carbonizado, atado sobre una cama, de un color ceniza, con sangre seca en las sabanas en el suelo, aquel cadáver estaba atado de manos y de piernas,  en una de las manos se estrechaba una cadenita de plata que colgaba de entre los dedos carbonizados,y con esta se encontraba suspendida la pequeña mitad de un corazón plateado con la letra M grabada hacía muchos años, aquel corazón que significaba un amor que fue y que siguió pese a la distancia y el temor, aquel amor que alguna vez fue y que ya nunca volvió a ser.


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