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Criminal por Eruka Frog

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Notas del capitulo:

Capítulo cinco, ya este es el antepenúltimo. Gracias a quienes leyeron y doble gracias a quienes comentaron, ya respondí.

 

Capítulo 5.

Los siguientes días fueron infernales para Naruto. La fijación de todos por Gaara iba en aumento, y aunque Sasuke parecía menos interesado, también parecía más circunspecto que de costumbre. Era francamente vergonzoso, pero a veces sentía la horrible necesidad de ir y preguntarle si podía ayudarlo a sentirse mejor. Era una babosada, porque en cuanto Naruto hiciera una cosa como esa, Sasuke se burlaría de él en plena cara.

 

Intentando no pensar en el moreno, se acurrucó más en el hombro de su padre. Minato tenía unos días libres, y aunque habían pensado en salir de la ciudad unos días para pasarlo en familia, un fuerte resfriado de Kushina los había hecho reconsiderar los planes. Todos los días veían una película en familia, se aventuraban con algún nuevo juego de mesa y hacían ellos mismos la cena. Era francamente divertido, y en esos momentos a Naruto no le podía importar menos que lo llamaran niño de papá, porque sus papás eran estupendos y aunque Minato siempre intentaba estar en los momentos más importantes de su vida, aquel año lo había tenido bastante ajetreado.

 

Además, siempre que estaba con sus padres se sentía querido y confortado, algo que no se había dado cuenta que le hacía tanta falta. Él sabía que lo que pedía era incluso un poco injusto, pues Sasuke nunca había demostrado ningún interés de tipo amoroso hacia él, y lo más que podía decirse de los dos, era que Naruto parecía ser uno de los pocos amigos de Sasuke. Aunque el moreno se pasaba por su casa de vez en cuando, y ambos coincidían en algunas fiestas por amigos en común, no es como si se la pasaron hablando de su vida familiar o de las cosas que les gustaban. Sabía que tenía un hermano mayor, Itachi, porque a veces iba a recogerlo en uno u otro lado, y el hombre era lo bastante cortés como para saludar amistosamente a quien estuviera al lado de su hermano.

 

Sabía, también, que Sasuke había tenido dos novias. Una era Karin, la chica alta y pelirroja que iba un curso por delante y que ahora salía con Suigetsu, del mismo curso, y la otra era Ino, que al igual que Sakura seguía evidentemente colgada de él. Con ambas había durado un par de meses, estaba medio convencido de que se había acostado con ellas por salir del paso, y habían quedado en buenos términos porque, en palabras de Sakura, “era un perfecto caballero”.

 

Todo aquello, sin ir más lejos, era karmático. Él había acallado a todos sus Pepe grillo, haciendo no sólo la vista gorda cuando Sasuke se metía con alguien, sino que esos espectáculos lo excitaban a tal grado que se dejaba follar como si estuviera demente por el perpetrador de tales abusos. Había traicionado no sólo sus principios, sino todos los valores que sus padres le habían enseñado. Kushina era una mujer increíblemente vivaz, que apoyaba un montón de organizaciones a favor de la educación y la salud, que en su vida privada trataba como familia a sus sirvientes y odiaba toda la pomposidad que por su cuna le tocaba soportar.

 

Y de su padre, bueno, casi estaba ascendiendo a santo en algunos hogares católicos, pues al igual que su mujer, apoyaba casi cualquier organización o causa en pro del bienestar social, además de considerar que ninguna causa estaba perdida y por ello trataba a todos con amabilidad y respeto. De Minato, todos decían que podía enderezar al mismo diablo. Y Naruto, pese a proceder de aquellos dos seres tan geniales, a pesar de que con cualquier otro no le molestaba liarse a hostias a la menor provocación (pero no en plan psicópata como Sasuke, más bien cuando la otra persona se lo merecía), había disfrutado viendo como la persona que le susurraba guarrerías en la oreja, reducía a cero a personas que ni siquiera lo merecían, pero que se habían cruzado con Sasuke y para éste eso era suficiente.

 

Karmático y justo, Naruto estaba pagando al doble por la tremenda bajeza de quedarse callado ante el abuso.

 

-¿Estas bien, Naru? –interrogó su padre, muy bajo. No tenía mucho caso, Kushina estaba en el otro hombro de su padre profundamente dormida.

 

-¿Ehm? –interrogó, intentando no responder con una mentira.

 

-No estás bien, hijo –decidió Minato tras observarlo con detenimiento –dime qué ocurre.

 

Pero Naruto preferiría caminar por la tabla o ser enterrado vivo, que contarle a su padre alguna cosa que lo alertara acerca del deplorable comportamiento de su único hijo. Desviando la mirada sin pensarlo, soltó tristemente:

 

-Nada, es sólo que estoy pensando en que las cosas malas sí les pasan a las personas malas.

 

-Qué burrada –se rió su padre, Kushina carraspeo, pero volvió a dormirse- ¿alguno de tus compañeros fue reprendido? –desde luego, su padre no se imaginaba que su propio hijo pudiese ser el reprendido, al menos no con justa causa (las notas de los maestros no contaban, pues usualmente Minato le decía qué, si bien debía ser más asertivo con sus compañeros, estaba orgulloso de que intentara ponerse siempre del lado de quien no podía defenderse).

 

-Sí, pero aunque es mi amigo, creo que se lo merece –dijo.

 

-Nadie merece sentirse mal consigo mismo –sentenció el hombre, y Naruto escuchó como siempre una de las frases más conocidas de su padre, que usualmente lo hacían sentir reconfortado, pero que esta vez le supieron falsas. Había montones de personas que sí merecían sentirse mal consigo mismas. Sin decir nada más sobre el tema, despertaron a Kushina para ir a cenar, seguros de que incluso con su vitalidad, la mujer estaba muy adormecida por los antihistamínicos.

 

Cuando iban en la parte de los juegos de mesa, Minato observo a su hijo y casi se le escapó un suspiro. No le gustaba nada ese Uchiha, pero había creído que quizás Sasuke era lo bastante imponente para que Naruto pudiera contener esa increíble y maravillosa intensidad de sentimientos que, aunque por lo general lo mantenía lleno de vida, a veces lo derrumbaba por completo.  Pero aunque había logrado lo impensable, que a Naruto dejaran de expulsarlo de la escuela y ya no llegaban tantas cartas del colegio, estaba claro que no era lo bastante fuerte para contener a su precioso hijo.

 

En principio podía solidarizarse con el chico de los Uchiha, para él tampoco había sido fácil dominarse a sí mismo y luego ir ascendiendo hasta ser capaz de mantener a su lado a una persona tan especial como era Kushina, pero le parecía que si quería seguir con su hijo, ya era hora de que empezara a esconder los demonios bajo la alfombra y se comportara como alguien digno para Naruto. Porque es verdad, nadie merece sentirse mal consigo mismo, pero las personas de la clase de Minato, oscuras y con un alma podrida, no eran nadie, pero tenían el deber de camuflarse con el resto mientras, sin mucho empeño, se dedicaban a exteriorizar sus instintos oscuros, en la sombra, siempre en la sombra.

 

 

 

 

Se dio cuenta desde el principio, porque para él era como un reflejo mirar atrás para asegurarse de que Naruto estaba por algún lado, escondido para mirar con horror y placer a partes iguales como él reeducaba a alguno de sus compañeros. Pero mientras llevaba a Chouji, ese cerdo mugriento y desagradable al que ya no soportaba un segundo más con su desagradable costumbre de comer en clases, supo que el rubio no estaba ni remotamente cerca.

 

-Acaba de una vez, si crees que me voy a chivar, estás equivocado, me da lo mismo –le dijo valientemente el otro muchacho, algo que en otro momento casi habría podido admirar de no ser porque estaba mucho más angustiado que enfurecido.

 

-No vuelvas a comer en clase o te voy a sacar diente por diente, a ver si los líquidos te sientan bien.

No era ni remotamente lo más refinado que había dicho, pero mientras Chouji se quedaba atrás, preguntándose que había hecho que el moreno no le pegara la predecible paliza, él sólo pensó en buscar a Naruto. Era relativamente temprano, así que primero pensó que podría estar ocupado con algún maestro, pero casi enseguida desecho la idea, Naruto jamás dejaría que algo tan complicado como la escuela lo retuviera más allá de lo conveniente. Le envió varios  “¿dónde coño estás?” y similares, pero no hubo respuesta por parte del rubio. Entonces comenzó a marcarle, sin darse cuenta de que nunca había insistido tanto en buscar a alguien.

 

-¿Qué? –interrogó la voz de Naruto, al otro lado de la línea.

 

-¿Dónde estás? –interrogó bruscamente.

 

-Ah, en mi casa –respondió. Del otro lado había completo silencio, prueba más que clara de que el rubio estaba mintiendo, pues en casa de los Uzumaki había de todo menos silencio.

 

-¿Por qué estás mintiendo? –interrogó peligrosamente.

 

-No estoy mintiendo –declaró el otro, casi sonando ofendido.

 

-No me voy a creer que no sabes qué estaba por hacer –le dijo, perdiendo la paciencia.

 

-Ah, eso… sabes, creo que me voy a buscar otro fetiche, el vouyerismo ya está muy gastado.

Y colgó.

 

Un torrente de estudiantes que salían de clases de refuerzo lo hizo contenerse de no patear la pared, pero no le impidió en absoluto que llamara a alguien, el primer nombre que recordó, y lo llevara a un patio solitario para pegarle por pura rabia. Le daba igual si estaba siendo simplemente abusivo, si aquel chico jamás le había hecho nada en la vida y sólo conocía su nombre por casualidad, que casi lo había adivinado, estaba molesto, y mucho tiempo atrás su hermano mayor le había susurrado que cuando nos sentimos furiosos, no hay necesidad de recurrir a la violencia autoinflingida.

 

-No tiene caso, Sasuke, no lo tiene cuando hay tantas personas que pueden pagar por nuestra rabia. Piensa en ellos como corderos, puestos en fila para ser sacrificados, y piensa en ti como la mano que hará efectivo ese sacrificio.

Notas finales:

Ahí está, en la última revisión sentí que había cosas que no me gustaban y traté de cambiarlas, pero me gustaban menos, no sé si tengo el día amargado o algo, cualquier error les agradezco que me lo hagan ver en los comentarios.

 Gracias por leer y comentar,  sé que soy muy inconstante al escribir y por ello agradezco a quienes siguen leyendo. En estos días subo el resto de los capítulos.

Kissus ^x^

 


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