Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Asuntos problemáticos del amor por ninnae

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Saint Seiya ni sus personajes me pertenecen, son de propiedad exclusiva de Masami Kurumada.


Perdón la tardanza con el capítulo. El lunes subiré el último capítulo, ya que era una historia corta de tres capítulos, espero les guste y gracias por leer :3.

Capítulo 2: Locura y amor


"En asuntos de amor los locos son los que tienen más experiencia. De amor no preguntes nunca a los cuerdos; los cuerdos aman cuerdamente, que es como no haber amado nunca."




JACINTO BENAVENTE


Locura según el diccionario, significa «privación del juicio o del uso de la razón»


El amor llega como una ráfaga salvaje en ocasiones, sin aviso, ni predicción. Otras se comporta con paciencia infinita mientras penetra en los corazones, anidándose en lo más profundo para que no puedan deshacerse de él. El amor es tal, una emoción incontrolable, que lleva a cometer actos ilógicos, irrazonables, lejos del sentido común. El corazón se rige por estándares muy diferentes al razonamiento de la mente. El vaivén de los sentimientos no es más que la expresión primordial de las emociones que se experimentan. Un corazón agitado, manos sudorosas, boca reseca y un tic nervioso, son los síntomas de un corazón que ha logrado ser conquistado. Saga era consciente de su estado y de lo mucho que representaba Mu en su vida. Llegó como una estrella fugaz para terminar transformándose en su mundo entero, mientras Saga lo rondaba como un satélite a su planeta. Siempre juntos, atrayéndose de forma inexorable.


Los primeros tres meses junto a Mu habían sido los más dulces y duros de su vida a la vez, el joven de cabello lavanda era avasallador, siempre directo y nunca callando, pero aquella sinceridad era una de las cosas que Saga más apreciaba sobre el tibetano. Su vibra y energía lo llenaban, copando su corazón y haciéndolo enloquecer. ¿Quién diría que la irracionalidad del amor lo tuviera condenado a perderse en dos jades que lo ahogaban con su solo brillo?


Saga no pudo permanecer mucho tiempo en su ensimismamiento, un fuerte golpe sobre su cabeza lo sacó de los laberintos de su mente. El movimiento de hojas y una risa ajena hicieron que levantara la cabeza con el ceño fruncido y con sus ojos brillando con molestia contenida. Se había quedado pasmado mientras terminaba de corregir los exámenes que había tomado una semana atrás.


—¡Basta Kanon! Tengo trabajo que hacer y tu visita me está incordiando.


—Más bien andas en las nubes, hermanito.


La burla de Kanon enrojeció a Saga. A regañadientes había tenido que contarle a su único hermano la relación que llevaba con Mu, después de que este los hubiera descubierto en la entrada de su departamento compartiendo un pasional beso que no sería apto para ojos inocentes. Aquel había sido el fin de su secreto, en un inicio Mu no se lo había tomado del todo bien, llevaban una relación sutil, poco vista a los ojos de los demás y muy íntima. Desde el beso en hall del edificio de ciencias, no se había presentado ninguna otra escena que denotara la relación que mantenía con Mu, y en cierta manera eso lo frustraba. Por eso, a pesar de la vergüenza y tener que soportar el descaro de su hermano, era un respiro que este supiera lo que sentía por el tibetano.


—Solo pensaba.


—¿En Mu y en cómo te trae hecho un completo descuidado y demente?


Saga se estremeció, Kanon era un desvergonzado y cínico, pero siempre lograba acertar a lo que los demás sentían y pensaban, era escalofriante pensar que más era capaz de deducir Kanon si se lo proponía. Se levantó de la silla donde había estado minutos antes, y se fue a arrojar hacia el sofá como peso muerto, mientras enterraba su cabeza en uno de los cojines mullidos que adornaban la superficie de este.


—«El amor es sentir que el ser sagrado late dentro del ser querido», Platón, sobre la teoría de las ideas y el conocimiento del amor platónico —Kanon releyó la frase que minutos antes había llamado su atención. Había golpeado a Saga con el mismo libro que tenía en esos momentos en su mano para que le prestase atención—. ¿Sabías que Platón creía que el amor era una grave enfermedad mental? Algo así como la locura, y viendo tu estado hermano no dudo que sea verdad.


Saga levantó la cabeza y sus manos solo para tirarle uno de los cojines a Kanon, quien lo esquivó con facilidad mientras reía ante el desagrado de su gemelo.


—Eres desesperante Kanon —gruñó Saga por lo bajo. Su hermano tenía razón, estaba loco, perdido y sin una cura. Mu se había vuelto su enfermedad y su veneno, y solo el néctar de sus labios y la dulzura de su piel lograrían salvarlo. Un dilema de la cordura y lo irracional. El amor era su más grande mal, pero también su bendición, y no lo desearía de otra manera. Tenía con Mu algo maravilloso, aunque por el momento fuera un amor a hurtadillas.


—Y ahí está de nuevo, la cara de bobo enamorado —dijo Kanon mientras tomaba una foto con su móvil del rostro de Saga—. Solo espera que se lo diga a mamá.


—¡No te atrevas Kanon! —Saga saltó de inmediato sobre su hermano, tratando de arrancarle el móvil de las manos. Le había pedido a Kanon que guardara el secreto por un tiempo más. Mu aún tenía algo de miedo de mostrarse juntos, su papel de docente en la universidad era un rol delicado, a pesar de que pertenecieran a diferentes facultades.


—No jodas Saga —se quejó Kanon mientras trataba de sacarse a su hermano de encima. Una pelea por una fotografía decantó por convertirse en una lucha infantil entre dos gemelos de veintiocho años, profesionales y adultos. Al final Kanon logró esconder su móvil, y dejar a Saga frustrado y enfurruñado. Nada fuera de lo común entre aquel par de gemelos.


~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~


El mensaje de buenos días de Saga lo dejó embobado por varios segundos. Apenas estaba despertando y lo primero que su vista observó fue un cariñoso mensaje de su pareja. Era estúpido pensar todo lo que se estuvo resistiendo a esa situación, odiaba admitirlo, pero amaba cada detalle de la relación que llevaba con Saga, lo amaba, y eso era algo que el gemelo se había ganado a pulso, su testarudez era legendaria, y el heleno a pesar de eso se atrevió a flanquear sus barreras. De manera eficaz y sin compasión. Maldito amor, maldita dependencia y maldito corazón que anhelaba a Saga en cada latido. Su familia aún no sabía de su pareja, de hecho no muchas personas estaban enteradas, Aioria y Milo, eran los dos únicos de sus amigos que habían logrado sacarle el secreto a punta de molestos comentarios acerca de lo mucho que Saga gustaba en la población estudiantil. Sus celos habían sido más fuertes, reclamando a viva voz a los dos idiotas que tenía como amigos que Saga era suyo. Ese fue el comienzo del hostigamiento y el infierno para Mu. Milo y Aioria no perdían oportunidad para sonsacarle algún comentario acerca de su relación con Saga. Quería a sus amigos, pero en ocasiones se colocaba insistentes, haciendo que la impulsividad propia de su signo aflorara, asestándole un golpe en la cabeza a cada uno, Desde que salía con Saga, sus emociones andaban erráticas, un momento sonreía con dulzura y al siguiente parecía bestia enjaulada, en especial cuando lograban sacarlo de sus casillas, siempre con un tema recurrente de nombre "Saga".


Su relación era un "secreto a voces", podía parecer algo mal disimulado, pero estaba seguro que los rumores corrían por la universidad. Mu jamás se imaginó lo conocido que podía llegar a ser Saga, pero la habladuría de que Saga salía con un alumno ya se había regado por todo el campus. Era inevitable que su propio nombre se revelara tarde o temprano. No le importaba ser vinculado a Saga, sus prejuicios habían sido quebrantados con creces en aquellos tres meses que había pasado junto al heleno, recibiendo todo el cariño y esas bellas sonrisas que tanto amaba, incluso sus quejas del día a día por el mal clima, el viento helado o la simple situación de no poder verse durante el día por sus horarios. Amaba el conjunto que era Saga, como humano, valioso en muchos aspectos, pero también con sus falencias. Era por eso que la tensión había llegado a un punto culmine, no podía mantener el silencio por más tiempo, no cuando veía a niñas no mayores que él, pavoneándose en mentiras y descaros, aludiendo ser las personas a quien Saga había elegido como su amante. Ardía en celos cada vez que sucedía, y se arrepentía de su decisión de mantener en estricto secreto lo que eran con Saga.


Su determinación aquella mañana era firme, el tiempo apremiaba y estaba seguro de lo que deseaba. Los celos no corroerían más su estómago, ni la bilis se acumularía en su garganta. Saga era suyo y de nadie más, podían llamarlo loco, desquiciado e incluso demente, pero no le importaba, el amor en sí era una locura, y él estaba loco por Saga.


Tecleó con rapidez un escueto mensaje.


"Quiero verte"


El doble tic de enviado apareció en la pantalla. Segundos después, el sonido del móvil anunciaba una respuesta.


"Igual yo, desayunemos juntos y pasemos un poco de tiempo juntos. Saga"


Mu no tardó en volver a enviar un nuevo mensaje.


"Veámonos en la universidad, quiero estar contigo, solo contigo"


Mu envió con rapidez el texto, quería agregar más, pero se contuvo. Aunque en su interior una frase se repetía. Y que los demás lo vean.


"Ahí nos veremos Mu, Te amo..."


Una nueva sonrisa adornó su rostro, la calidez de Saga lograba conmoverlo y azotar cada uno de sus sentidos a la vez, usando solo unas pocas palabras. Con aquel amor habitando en su pecho ¿Cómo no entrar voluntariamente a la locura de amar ese hombre? Valía la pena luchar, y ese día todos sabrían que Saga era suyo.


 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).