Severus aguantó la respiración al entrar en la mansión Slytherin.
Miró a Lucius y a Theodhore y, pensando en su esposo y en la posible caída de Dumbledore, se adentró hacía donde posiblemente estuviera su perdición.
Mentalmente insultaba al ahijado de su esposo en mil y una formas mientras caminaba, hasta llegar a una gran puerta de roble con incrustaciones e oro en forma de serpientes.
— Es ahora o nunca — murmuró Lucius con la voz algo pastosa, quizás por el miedo o quizás por el nerviosismo no lo sabía.
Al adentrarse se asombraron de lo que vieron, no vieron aún reptil humanoide; sino a un joven de 20-25 años, piel pálida y ojos entre castaños y carmesí, además de su pelo abundante, lacio y castaño oscuro tirando a moreno... además de que tenía una nariz.
— Severus, Lucius y Theodhore. ¿Hay algún motivo por el cual estáis aquí? — siseó mirándolo fijamente.
— Mi Lord — empezó Lucius — traemos un mensaje importante.
— ¿Un mensaje? Y ¿de quién es? — preguntó con un tono suave haciendo que los tres andaran con pies de plomo... si no querían recibir un crucio y no gracias.
— Es de Potter — murmuró despacito Lucius.
— Creo que e oído mal ¿Acabas de decir que Potter o a mandado de mensajeros? — siseó Voldemort.
— Mi Lord, Potter a descubierto ciertas cosas no muy agradables sobre Dumbledore — explicó Severus.
Ante aquella mención Voldemort alzó una ceja y con una movimiento de su mano la carta que estaba en manos de Severus fue directamente a las suyas.
Con parsimonia abrió la carta y empezó a leerla cuidadosamente.
Mientras la leía hubo diferentes expresiones en su aristocrático rostro: desde escepticismo, incredulidad, enojo, furia, asombro para acabar en un rostro sin emociones.
— Interesante, muy... esclarecedor —susurró bajo mientras invocaba una pluma y tinta.
Luego de un rato le tendió la carta a Severus y le siseó a su serpiente, que había aparecido mientras leía la carta, haciendo que se enroscase en su cuerpo.
— Dile a Potter — gruño escupiendo el apellido — que más le vale que sea verdad o será lo último que haga — sonrió sadicamente mientras los despedía con un ademán de mano.
Una vez fuera de la mansión los tres ex-Slytherin inspiraron y decidieron volver a Gridmould Place, que es donde estaban los demás esperando ya que no era buena idea tener a Remus en el banco desmayado.
Quizás la caída de Dumbledore estaba un paso más cerca ahora.
//////////////TENGO QUE REPETIRLO POR SER MUY CORTO TTwTT /////////////
Severus aguantó la respiración al entrar en la mansión Slytherin.
Miró a Lucius y a Theodhore y, pensando en su esposo y en la posible caída de Dumbledore, se adentró hacía donde posiblemente estuviera su perdición.
Mentalmente insultaba al ahijado de su esposo en mil y una formas mientras caminaba, hasta llegar a una gran puerta de roble con incrustaciones e oro en forma de serpientes.
— Es ahora o nunca — murmuró Lucius con la voz algo pastosa, quizás por el miedo o quizás por el nerviosismo no lo sabía.
Al adentrarse se asombraron de lo que vieron, no vieron aún reptil humanoide; sino a un joven de 20-25 años, piel pálida y ojos entre castaños y carmesí, además de su pelo abundante, lacio y castaño oscuro tirando a moreno... además de que tenía una nariz.
— Severus, Lucius y Theodhore. ¿Hay algún motivo por el cual estáis aquí? — siseó mirándolo fijamente.
— Mi Lord — empezó Lucius — traemos un mensaje importante.
— ¿Un mensaje? Y ¿de quién es? — preguntó con un tono suave haciendo que los tres andaran con pies de plomo... si no querían recibir un crucio y no gracias.
— Es de Potter — murmuró despacito Lucius.
— Creo que e oído mal ¿Acabas de decir que Potter o a mandado de mensajeros? — siseó Voldemort.
— Mi Lord, Potter a descubierto ciertas cosas no muy agradables sobre Dumbledore — explicó Severus.
Ante aquella mención Voldemort alzó una ceja y con una movimiento de su mano la carta que estaba en manos de Severus fue directamente a las suyas.
Con parsimonia abrió la carta y empezó a leerla cuidadosamente.
Mientras la leía hubo diferentes expresiones en su aristocrático rostro: desde escepticismo, incredulidad, enojo, furia, asombro para acabar en un rostro sin emociones.
— Interesante, muy... esclarecedor —susurró bajo mientras invocaba una pluma y tinta.
Luego de un rato le tendió la carta a Severus y le siseó a su serpiente, que había aparecido mientras leía la carta, haciendo que se enroscase en su cuerpo.
— Dile a Potter — gruño escupiendo el apellido — que más le vale que sea verdad o será lo último que haga — sonrió sadicamente mientras los despedía con un ademán de mano.
Una vez fuera de la mansión los tres ex-Slytherin inspiraron y decidieron volver a Gridmould Place, que es donde estaban los demás esperando ya que no era buena idea tener a Remus en el banco desmayado.
Quizás la caída de Dumbledore estaba un paso más cerca ahora.
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TENGO QUE REPETIRLO POR SE MUY CORTO
Severus aguantó la respiración al entrar en la mansión Slytherin.
Miró a Lucius y a Theodhore y, pensando en su esposo y en la posible caída de Dumbledore, se adentró hacía donde posiblemente estuviera su perdición.
Mentalmente insultaba al ahijado de su esposo en mil y una formas mientras caminaba, hasta llegar a una gran puerta de roble con incrustaciones e oro en forma de serpientes.
— Es ahora o nunca — murmuró Lucius con la voz algo pastosa, quizás por el miedo o quizás por el nerviosismo no lo sabía.
Al adentrarse se asombraron de lo que vieron, no vieron aún reptil humanoide; sino a un joven de 20-25 años, piel pálida y ojos entre castaños y carmesí, además de su pelo abundante, lacio y castaño oscuro tirando a moreno... además de que tenía una nariz.
— Severus, Lucius y Theodhore. ¿Hay algún motivo por el cual estáis aquí? — siseó mirándolo fijamente.
— Mi Lord — empezó Lucius — traemos un mensaje importante.
— ¿Un mensaje? Y ¿de quién es? — preguntó con un tono suave haciendo que los tres andaran con pies de plomo... si no querían recibir un crucio y no gracias.
— Es de Potter — murmuró despacito Lucius.
— Creo que e oído mal ¿Acabas de decir que Potter o a mandado de mensajeros? — siseó Voldemort.
— Mi Lord, Potter a descubierto ciertas cosas no muy agradables sobre Dumbledore — explicó Severus.
Ante aquella mención Voldemort alzó una ceja y con una movimiento de su mano la carta que estaba en manos de Severus fue directamente a las suyas.
Con parsimonia abrió la carta y empezó a leerla cuidadosamente.
Mientras la leía hubo diferentes expresiones en su aristocrático rostro: desde escepticismo, incredulidad, enojo, furia, asombro para acabar en un rostro sin emociones.
— Interesante, muy... esclarecedor —susurró bajo mientras invocaba una pluma y tinta.
Luego de un rato le tendió la carta a Severus y le siseó a su serpiente, que había aparecido mientras leía la carta, haciendo que se enroscase en su cuerpo.
— Dile a Potter — gruño escupiendo el apellido — que más le vale que sea verdad o será lo último que haga — sonrió sadicamente mientras los despedía con un ademán de mano.
Una vez fuera de la mansión los tres ex-Slytherin inspiraron y decidieron volver a Gridmould Place, que es donde estaban los demás esperando ya que no era buena idea tener a Remus en el banco desmayado.
Quizás la caída de Dumbledore estaba un paso más cerca ahora.