Mis hombres me llamaron, te habían encontrado inconsciente y envenenado, sabían que si te dejaban morir yo los haría suplicar por estar en tu lugar.
Nadie cuestiono mi decisión de quedarme a tu lado, siempre había tenido deseos de ser lo primero que vieras al despertar pero no en este tipo de circunstancias.
Pude admirar tu rostro descansando, te veías cansado, pero quizá saber ello fue lo que me impulso a besarte, no fue uno como los que vi le diste a Ango, sólo fue una suave caricia aunque mi estomago se contrajo al pensar que no era uno como lo que yo quería.
En cuanto despertaste pudiste contarme lo que había pasado, tenia deseos de abrazarte y en ese instante contarte cuanto te amaba y mostrarte que no estabas solo, pero mi cobardía y esa pequeña sabandija que vive en mi ser lo impidió, quizá fue por haberte visto apretar las sabanas mientras contabas el momento en el que ese imbécil te dejo después de que lo salvarás.
Se que no estas consciente de que los vi aquella noche y por eso no eres más sincero conmigo... O tal vez es por que no quieres atormentar más mi ser.
Te explique de la pelea de Akutagawa y mis hombres contra ese grupo asesino, sabía que con eso te tentaba a ir...no para que los ayudaras, deseaba que mi pupilo te conociera y te dijera en medio de una pelea cuan valioso eras para mi... Soy tan idiota que incluso el perro de la port mafia sabe lo que siento.
Sabia que esa noche te vería, sentía que esta tormenta estaba llegando a su fin y con ello quería se llevara estas estúpidas emociones. Nos reunimos para ir a beber, me relataste tu encuentro con Andre Gide, ese hombre es aterrador... No suelo pensar en los enemigos de ese modo ya que ante la Port Mafia sólo es un gusano mas retorciéndose, pero esta ocasión lo siento diferente, lo veo como una amenaza...alguien capaz de llevarte a la obscuridad y eso es algo que no podría soportar, tu eres la luz, si eres corrompido, todo se acabaría también para mi.
Ango te esperaba... No estoy seguro si lo sabias o en verdad estamos condenados a no romper este lazo, que miserable me siento, pero haciendo mi mayor esfuerzo puedo mantener la compostura, después de todo era momento de sacar información para terminar de una vez por todas con este fastidioso capitulo.
Me asombraste cuando callaste a quien fue el amor de tu vida, él no pudo ver que una lágrima bajo por tu mejilla, era el adiós.
Te acompañe a beber sin dudarlo, si querías hablar, gritar o simplemente llorar quería ser la persona especial que te consolará, pero nada de eso pasó, simplemente te quedaste en silencio y aquello comprimió mi ser más de lo que esperaba, acaso...¿no era tu amigo?, te habías encerrado en una burbuja de la que me sentí expulsado.
Nos quedamos sin hablar un par de minutos, en los cuales el alcohol afecto mi sentido de la lógica, como quería un vaso de detergente en ese preciso momento.
Bromee con el cantinero con el tema de mi ansiada bebida, tú no me miraste ni intentaste hacerme cambiar de parecer como siempre y en un acto de estúpida valentía estire mi mano y tome la tuya, pude sentir tu musculo se tensó, seguro no esperabas un acto tan familiar por alguien como yo. Aproveche ese momento para disfrutar de la calidez que tu piel me transmitía, sentí mi corazón latir como el de un niño y fue ahí cuando todos mis sentimientos se desbordaron y esperaron el momento indicado para decirte a la cara...Te quiero.
Era de madrugada cuando decidiste que era el fin de nuestra velada, fue extraño pero en ningún momento decidiste apartarte de mi... habíamos intercambiado escasas palabras pero ahora no me importaba.
Pude darme cuenta de que también te había afectado todo lo que habías metido en tu organismo... Se que es estúpido pero incluso si podía sentir que me quisieras en ese estado, yo sería inmensamente feliz; logre convencerte de que no era lo más saludable el dejarte solo en esos momentos y misteriosamente me hiciste caso.
Al llegar a mi apartamento dejaste mi mano argumentando que querías dormir, te dejaste caer en el sofá de la sala... De algún misterioso lugar saque fuerzas para brazarte y esconder mi rostro en tu pecho, ese aroma que me encantaba inundo mis pulmones y disfrute del calor que tu cuerpo me brindo momentáneamente, hasta que tomando mis hombros me apartaste lentamente y ahí pude ver tus ojos, no había lágrimas pero pude ver cuan vulnerable te sentías...Odasaku, lo siento tanto pero no puedo pensar en tu dolor.
Aprovechando que estaba un poco más cuerdo que tú, me arroje a tus brazos para volver a tomar tus labios entre los mios, tenia el sabor del alcohol y tabaco, busque algún tipo de acción de tu parte mas era como besar un robot, gélido, sin emoción.
Pude haber fingido que estaba jugando, pero mis palabras me traicionaron y lo dijeron, no estoy seguro si lo grite pero de ese modo lo sentí, las cuerdas vocales me lastimaron tras decirte que te quería, que te quería mas de lo que mi propia mente lo permitía y después no pude mirarte a los ojos, por que sabiendo que tu estabas sufriendo, yo egoistamente había decidido decirte mis sentimientos.
No estaba seguro si tu silencio era una señal buena o mala, sólo sabia que había decidido el peor momento para ser sensible, mi cuerpo por cuenta propia dio media vuelta y me disponía a ir a la cama, quizá al otro día podría culpar al alcohol y todo lo que estaba pasando, pero no di ni un par de pasos cuando sentí un firme agarre, el susurro que dejaste cerca a mi oído lo entendí a la perfección... No querías estar solo, no esa noche.
Ni tu ni yo sabemos como terminamos en esa circunstancia, en algún momento después de la revelación de nuestros deseos, tu boca tomaba la mía devorándola como siempre quise, tus manos recorrían mi piel y eliminaban la ropa para poder sentir un contacto mas directo tu piel quemando la mía en una sensación de dolor y deseo; nos entregamos a un deseo que muy en el fondo sabíamos era por lastima, por dolor...despecho, por que aún cuando te abrías paso por mi ser, marcabas mi cuerpo y dejabas besos que me podían llevar al cielo, en este momento me llevaban al mismo infierno ya que no era a mi a quien deseabas, no era mi nombre lo que pronunciadas, no era a mi...a quien le has dejado amarte.
Siempre supiste que te amaba, que buscaba tus atenciones y ansiaba cada momento a tu lado, supiste cuando los descubrí en el callejón, y no dijiste nada, no por que me despreciarás, sino al contrario... me querías al nivel de que sabias si me contabas algo de su relación sólo se formaría una daga en mi pecho, fue por tu amabilidad que me enamore y ahora mismo esa misma amabilidad me hace querer odiarte.
Por que eres mis alas, pero también mis cadenas.