La música fuerte siempre le había causado molestia a sus finos sentidos, motivo por el cual prefería los sitios pocos concurridos donde el barullo de la gente no le llegaba. Gracias a la altura de sus departamento Jonathan casi siempre disfrutaba de una tranquila estancia en la ciudad, a pesar de tener una gran cantidad de amigos lo cierto era que muy pocos conocían el lugar exacto donde residía el joven Kent. Damian en cambio disfrutaba del silencio por diferentes motivos, uno de ellos era su poca paciencia con sus congéneres, encontraba las pláticas escasas de interés, no por los temas en sí, más bien era por las personas que le robaban la esencia a las conversaciones; en su lujoso departamento solo podían acceder su familia y Jon. Aquel único amigo que parecía tener era el que más lo acompañaba en sus momentos de guardia baja.
Ahora se encontraban en medio de ese gigantesco espacio perdidos entre el silencio y la incomodidad, Jonathan le había lanzado una bomba que no sabía cómo desactivar, creyó que sus interpretaciones eran erróneas, pero por el brillo extraño en sus ojos supo que estaba en lo correcto. Ya en anteriores ocasiones había distinguido aquel destello en los irises de su colega. Todas las oportunidades pasadas habían sido el resultado de momentos verdaderamente comprometedores entre ambos. Uno de los recuerdos más recientes que tenia habia sido varias semanas atrás, cuando se encontraban “festejando” las casi imposibles calificaciones del más joven. Jon había conseguido las notas más altas en tres de sus seis materias; el mérito le valió una tarde de besos sin interrupción donde se perdía en cada contacto con más pasión. Se encontraban compartiendo el sillón hasta que Damian se sentó de horcajada sobre su amigo para dejar camino libre hacia su pálido cuello. Casi al instante el joven kryptoniano reaccionó y comenzó con las succiones y besos húmedos sobre la zona, en algún momento el mayor no fue capaz de contener un jadeo ahogado que fue muy bien escuchado por el otro. En esos momento fue que Damian sintió las manos de su compañero buscar la piel de su abdomen, al principio se dejó tocar, ya antes lo había permitido e incluso hecho él mismo con el más joven algo similar, sin embargo los dedos inquietos se mecían con rapidez y pronto comenzaron a tomar una nueva dirección. No tenían claro quién de los dos había salido del trance en que casi caían pero por desgracia o fortuna ambos se separaron avergonzados pero sin mencionar nada. En aquel entonces Damian había logrado escanear la mirada del otro y el brillo que le reflejaban lo dejó intrigado por varios días.
Ahora aquel destello inconfundible se le presentaba sin la necesidad de ningún contacto de importancia.
-¿Qué?- no sabía que era mejor que aquella pregunta, espero a que su amigo riera o sonriera dándole a entender que era una extra broma, pero la seriedad de su facie lo estremeció de pies a cabeza.
-Que si podemos hacerlo Damian, ya sabes…- el tema no lo incomodaba, pero no estaba seguro como reaccionaria el mayor. Con el Al Ghul siempre era difícil expresarse sin sentirse torpe. Algunas veces sentía a Damian jugar con él al gato y al rato.
La declaración pareció ser demasiado para el hijo del murciélago quien se comenzó a retorcer entre esos brazos tan cómodos. Por su parte Jon no lo libero pero si aflojo el agarre que ceñía sobre las caderas del actual Robin.
-No seas tonto, apártate.
-¿Por qué quieres que me quite? No te molesta cuando te acorralo para besarte- pocas veces la voz de Jon se volvia tan oscura, y más si se trataba de Damian, pero el momento lo arrastraba- ¿cual es la diferencia? es algo que sabíamos los dos que tarde o temprano iba a pasar. Si no lo pedías tú lo haría yo, así que aquí estamos.
-¿Quien dijo que esto iba a pasar? Si te beso es por…
-¿Por qué?- Jon lo soltó solo para arrinconarlo entre su cuerpo y la pared más cercana que se encontró, sus brazos se imponian como barreras casi imposibles de atravesar- ¿Por no tener dinero como todos esos chicos en las fiestas? ¿Por el hecho de no venir de una buena familia? ¿Por ser menor que tú?- comenzó a escupir sin tropiezos, los ojos verdes de su amigo se mantenía abiertos casi sin creer lo que escuchaba- ¡¿Porque puedo besarte como si fuera lo más normal del mundo pero no puedo hacerte mio?!
En todo el discurso Damian se había mantenido callado casi con miedo de hablar, pero lo último lo hizo regresar a la realidad, de todo lo que había escuchado la última pregunta sin duda lo había molestado y la ira que se le comenzaba a subir a la cabeza le pedía que hiciera algo, que se defendiera de ese ataque a su dignidad.
-Quieres follarme- contestó en un susurro que era una clara afirmación- quieres follarme como todos esos bastardos- durante la noche Damian había sido conciente de gran cantidad de pláticas donde él era el centro de todas ellas. Muchas giraban en torno a casi lo mismo: lo grandioso que sería ser la “primera vez” del joven heredero Wayne, el acostarse con él sería sin duda una de las mejores cazas y conquistas del siglo. Después de todo no siempre se tenía la oportunidad de desvirginar al hijo biológico del billonario más importante de la ciudad. Eso lo enfurecía mucho, odiaba que lo vieran como un simple objeto; primero en su familia materna que lo veía como una simple arma, y ahora la maldita sociedad observandolo como un trofeo.
Todo eso podía aceptarlo si venía de fuera, pero el golpe que recibía era bajo, muy bajo. La traición proviene de quien se suponía era su mejor amigo, Jon al igual que el resto solo había esperado para adjudicarse el nombramiento de haber sido el primero el cogerse al hijo de Bruce Wayne. Aquello lo desquicio y sin saber exactamente qué hacer decidió usar una de sus mejores y más destructivas armas: sus terribles palabras.
-¡Quítate de encima campesino!
-No hasta que me respondas- contestó Jon dejando pasar por alto el intento de insulto.
-¿De verdad quieres saber por qué te permito besarme?
-Si! Anda, dilo de una vez!
-Porque me das lastima- las palabras eran gritos que probablemente se escuchaban desde afuera- nadie podría tomarte en serio con esa tonta cara que tienes y ya que mi padre prácticamente me obligó a ser tu amigo no tuve más opción!!
Parecía haber funcionado ya que los brazos de Jon se bajaron de los costados del mayor quien renovado de enfado continuo con su ataque.
-Solo mirate Jonathan, no tienes nada especial, de no ser por los genes de tu padre no serias nada, no eres más que un simple niño intentando ser héroe…
-Entonces porque… porque me besabas si piensas eso?- el timbre de su voz sonaba baja y quebrada, su confianza se comenzaba a perder.
Antes de que las capas y los uniformes formarán parte había imaginado una vida tranquila como la que sus padres relativamente llevaban. Pensaba que una casa, un perro, una pareja e hijos eran cosas que le llegaron con el tiempo y que serían necesarias, sin embargo las cosas no eran así de sencillas; en primer lugar, sus padres eran las personas menos comunes y las circunstancias que los unieron no eran precisamente normales.
A pesar de todo Jon seguía pensando que una familia era lo más importante y claro estaba que buscaba lo mismo para él. Hasta la fecha no se había preocupado por acelerar las cosas, en la etapa donde se encontraba su mente estaba llena por circunstancias ajenas al futuro.
-Lárgate- sentenció serio el demonio mirándolo a los ojos- me das asco.