Un silencio sepulcral en el lugar hacia que les pusieran los nervios de punta. Caminaban con sigilo, atentos a cualquier movimiento, preparados para todo.
Los pasillos eran largos y oscuros, iluminados ligeramente por la luz del sol que se colaba por los huecos en el techo, los techos y paredes estaban cubiertos por raíces y lo que parecían ser enredaderas de tonalidades oscuras, algunos roedores valientes cruzaban en los pisos, buscando alimento.
Sasuke y el joven de la capucha iban delante de todos, atentos a cualquier ataque, guiando a sus compañeros. Karin, Suigetsu y Hinata Iban detrás de ellos, las dos chicas por ser las únicas que podrían detectar una anomalia y el chico por la pelirroja, no dejaría que a su compañera le pasara algo, el la cuidaría como el Hozuki que era. Juugo, Shino y Shikamaru se quedaron hasta atrás, observando, esperando el momento en el que debían atacar.
Pronto su el camino termino, el pasillo llego a su fin, quedando frente a una puerta vieja de madera. Sasuke vio al joven que estaba a su lado, pidiendo silenciosamente su aprobación, el chico asintió con la cabeza, el Uchiha regreso su vista al frente y centro su vista en la puerta, coloco su mano sobre ella y la empujó, la puerta se abrió, mostrando un panorama totalmente diferente.
La habitación era amplia, pero a sus ojos era inmensa, rocas se alzaban en los extremos, simulando montañas de piedra, el techo era cubierto por un humo gris, espeso; algunas figuras, parecidas al tronco de los árboles, con ramas sin follaje, de color negro, llenaban la habitación, el suelo, cubierto de tierra, era color gris, los tonos oscuros daban un aspecto tétrico.
Los s ninjas, sin dejarse intimidar, entraron a aquel lugar, observando todo, buscando a aquel ser, pero, no lo veían, por más que buscaban les era imposible verlo.
El encapuchado vio a su alrededor y al no encontrar nada decidió usar otro método — Karin — pronunció su nombre, a lo que la joven asintió.
La chica junto ambas manos, acumulando y liberando chacra, su cabello volvió a alzarse en mechones, mostrando el esfuerzo que hacia, de un momento a otro, sus mejillas perdieron color, su piel se tornó pálida y sus bellos se erizaron, dejo la posición de manos y abrió sus ojos, mostrando el miedo que la invadía.
— ¿Que sucede?, ¿Lo encontraste? — pregunto preocupado el encapuchado, no le gusto nada su expresión.
La chica no contesto, levanto la cabeza, viendo el techo, acción que todos imitaron.
Ahí, en el techo, entre la espesura de aquel humo, podía apreciaré una figura, aquella cosa salto quedando frente a Karin, que se paralizó del miedo.
Aquel ser era de una forma humanoide, su piel era color morado con algunas partes negras, con apariencia acuosa, como si se estuviera derritiendo cual helado en pleno verano, sus ojos era dos pozos de alquitrán, negros, sin brillo alguno, sus extremidades eran sin forma, apenas distinguibles.
Karin de quedo quieta, estática, shokeada, el miedo le impedía moverse, sentía con mucha intensidad aquellos deseos de sangre, el instinto asesino que desprendía aquel ser, incluso pudo ver su muerte y sentir su sangre derramándose, aquellos ojos que la veían como si en cualquier momento se le fuera lanzar al cuello, tal y como un perro. Ser sensible al chacra tenía sus desventajas y esta era una, ella sentía con mayor intensidadr03; que los demás, aquella aura oscura y fría.
Suigetsu la veía, podía sentir su miedo, podía ver su cuerpo temblar, su mirada aterrada, su rostro pálido, blanco, en un acto de valor, tono la mano de la chica, fría, y la jalo poniéndola tras él, protegiéndola, impidiendo que la dañaran, la chica se aferró a él, escondiéndose, incluso escucho como soltó un poco de aire, indicando que había estado conteniendo la respiración, era comprensible su temor, incluso él, que no era sensor, podía sentir con claridad aquellos deseos de muerte, de ver ríos de sangre correr libres, saliendo de sus entrañas.
Aquella cosa rugió con ferocidad, haciendo que a más de uno se le erizará la piel, todos saltaron a distintos puntos, quedando muy alejados uno de otro. El ser vio a todos, sintiendo, buscando aquello que tanto anhelaba. Sus ojos se centraron en la chica de ojos blancos, que tenía activado su Dõjutsu, paso su vista a una de las montañas, donde estaba parado el Uchiha, con su sharingan activo y por momentos podía verse, entre su flequillo, el rinnegan, sonrió macabramente, pero de un segundo a otro, giro con rapidez la cabeza, viendo fijo al chico de la capucha, estaba a algunos metros frente a él, viéndolo fijamente, y sin dudarlo se lanzó al chico, con una velocidad increíble.
Hinata vio aquello y también corrio hacia él, tenía que protegerlo, era su deber.
El joven se quedo quieto, no podía pelear, no la arriesgaría a ella, y no había oportunidad de huir, aquella cosa era rápida, tenía forma de ganar, lo sabia, pero... no quería revelar quien era, en un segundo aquella cosa estaba frente a él, levantando su puño, dispuesto a golpearlo, el joven no se movió, no tenía caso, aquella cosa lanzó el golpe y... El golpe jamás llego, su puño se quedo a centímetros de su rostro, desconcertandolo.
— ¿Qu... — Antes de poder preguntar, Hinata llego, atacando con su puño suave.
Shikamaru veía todo, vio claramente como aquel ser se lanzó directo al joven de la capucha, vio sus intenciones de golpearlo, sintió aquel instinto asesino, entonces ¿Porque se detuvo?, su mente buscaba una respuesta a aquella incógnita — A menos que... — tenía una teoría pequeña pero... Tenía que comprobarla.
La Hyuga fue lanzada por un certero golpe en el estomago, Sasuke tomo aquella oportunidad y se lanzó al ataque con kusanagi en mano, haciendo gala de sus movimientos, moviéndose con gracia y elegancia, aquel ser esquivaba la espada con facilidad, lanzando golpes que no lograba conectar, Shikamaru aprovecho que estaba distraído, con la poca luz que se filtraba, formó su jutsu de sombras, inmovilisando al enemigo.
Sasuke, tomo a kusanagi con fuerza, bañando la hoja en chacra de tipo rayo, el Chidori, dispuesto a degollarlo y acabar con todo, pero aquella cosa sonrió antes de volverse humo, apareciendo frente a Shikamaru, le dio un golpe en el rostro, tan fuerte que lo mando al suelo, lo tomo de la ropa, lo levanto, dejando sus pies colgando, lo vio fijamente y le dió un golpe en el estómago, haciendo que se doblará de dolor.
Sasuke lo atacó por la espalda, aquel ser, en un rápido movimiento, soltó a shikamaru y dio la vuelta sosteniendo su espada por el filo y jalando al Uchiha este soltó el mango y con rapidez hizo los sellos, formando una gran bola de fuego.
Suigetsu veía todo y avanzó, con deseos de ayudar. Al dar un paso, sintió como algo lo detenía o más bien alguien, Karin seguía aferrada a él, temiendo que se fuera, el la vio sobre el hombro y la chica escondió su rostro en la espalda del chico.
— No vallas — imploro la chica con la voz quebrada.
—Karin, debo ayudar, no podemos dejarlos solos con esa cosa — dijo serio, regresando su vista al frente y viendo como Hinata se integraba a la pelea, coordinando sus golpes con los del Uchiha.
— Él, él — intento decir, sin saber como explicar el temor que sentía, se sentía como una niña indefensa.
— Karin — dijo el chico, soltando se del agarre de la chica, dio la vuelta y la vio, tomo su rostro entre sus manos, limpiando algunas lágrimas y la vio con seriedad — No dejare que te dañe, confía en mi, yo te protegeré — aseguro con seriedad, sin dejar de verla a los ojos, sin titubear.
Karin abrió mas los ojos, impresionada y atontada, vio fijo aquellos ojos buscando algún indicio de mentira, no encontró nada.
La pelirroja lo vio por última vez y bajo la mirada — ten cuidado — suplico con la voz quebrada.
El chico asintió y la soltó, adentrándose en la pelea y atacando con la espada que alguna vez empuño Zabuza.
Juugo se mantenía al margen de la pelea, debía guardar su energía y esperar el momento preciso para atacar.
Shino veía todo y aunque tenía deseo de ayudar, no podía, debía cuidar a la persona que tenía la capucha, su descuido de minutos atrás podía haber sido fatal y no estaba dispuesto a que aquello se repitiera.
Aquel ser tomo una especie de kunay negro, con punta color morada y detuvo la gran espada del Hozuki, esquivando un golpe de la Hyuga, con ayuda de aquel kunay, empujó al de cabello blanco contra el portador del Sharingan, cerro los ojos y al abrirlos su vista se centró en la persona de la túnica negra.
Él, al ver aquello, decidió que no podía seguir así, corrio hacia aquel ser y por un segundo, Sasuke pudo ver sus ojos teñidos de color amarillo, como los de él , el chico era rápido en un segundo ya estaba frente a aquel monstruo, levanto su puño y le dio un golpe certero en pleno rostro, por primera vez, el golpe pareció dar resultados, asiendo a aquella cosa tambalear.
Aquella cosa, se disponía a contestar aquel golpe pero una nube de insectos se lo impidió, los ojos negros se posaron sobre el Aburame, haciéndolo estremecer, pero no desistió.
Los golpes eran certeros, el chico golpeaba con fuerza, su velocidad era un tanto impresionante, Shino se ocupaba de detener los golpes y aquellos que escapaban de la nube de insectos eran esquivado por el de la capucha. La pelea parecía llegar a su final, todo indicaba estar a favor de Konoha, ambos contrincantes estaban cansados, el enemigo estaba en desventaja...
O eso parecía.
El de color morado, frustrado por no poder conectar ni un golpe, se convirtió en una masa líquida y a velocidad luz, se sitio frente al chico de lentes negros, con lentitud volvió a su forma original y se dispuso a acabar con aquella molestia, su mano se convirtió en una cuchilla afila, con la cual, pretendía acabar con aquel chico.
Su reacción fue rápida, impulsiva, con velocidad única, de esa que obtienes cuando la adrenalina llega a su tope, se paro frente al chico, la cuchilla se volvió puño, el golpe fue duro y preciso, la capucha callo, el cabello corto y rubio deslumbró, sus mejillas, adornadas por tres marcas, su piel, canela.
«— ¿Crees que un Henke sea suficiente? — pregunto la de ojos perla. » Por un segundo pudo escuchar la voz de su amiga.
«—lo será — contesto la rubia»
Gran error.
Su cuerpo callo al suelo, producto de aquel golpe. El humo blanco lo rodeo, la técnica fue deshecha por el impacto, el cabello rubio, largo, recogido en dos coletas, su rostro femenino y sus mejillas lisas fueron visibles para todos, dejando a Hebi con la boca abierta.
Hinata llego, se paro frente a la chica que aun yacía en el suelo, dispuesta a dar su vida por ella.
El ser retrocedió dos pasos, viendo a aquella chica.
— Calma Hinata — dijo Shino, ganando una mirada desconcertada de su compañera — podrá haber cambiado su forma y su fuerza pero aun conserva parte de su humanidad y jamás atacaría una nueva vida ni matara a un inocente sin ser necesario — explico el del clan de los insectos , confirmando la sospecha del Nara.
El enemigo sonrió y vio a la chica que, sentada en el suelo con sus manos sobre su pecho, tomadose de los antebrazos, lo veía furiosa, con aquellos grandes ojos azules — Solo aquel que cambio su esencia por el amor puro y sincero podrá acabar conmigo, pero así como es mi condena también es mi salvación — su voz era profunda y áspera, dando tanto terror como su imagen — te estaré esperando, a todos, en donde mi verdad te fue revelada, un duelo a muerto se hará, el gobernante será el ganador, exterminado será el perdedor, la hora será dada por la mayor estrella cuando en el oriente brille, recuerda que tu tesoro será mi fuerza — dijo con una sonrisa, mostrando grandes dientes puntiagudos y desapareciór03; junto a la brisa, dejando a algunos, desconcertados, a otros, atontados, algunos, pensando, a uno furioso y a una preocupada.
«—Recuerda tu tesoro será mi fuerza —“”
Continuará