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SYMPHONY por Taoris4ever

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Notas del capitulo:

La canción que esta aquí es en la que me inspiré :) Bella, ¿verdad?

Suho ese día se encontraba escribiendo en la partitura de la rapsodia que Lay quería crear, y de la cual se había enterado hace una semana atrás, a la final había decidido escribirla pero sin decirle a su pareja sobre ella.

Realmente le había sido muy fácil escribirla, basándose en su vida entera, incluso en la relación que mantenía con Lay, o en sus sueños frustrados, en realidad estaba poniendo en esas notas incluso un poco de la decepción que sintió no haber recibido respuesta de Juilliard ayer, estuvo muy triste, pero su esposo y su hermana lo animaron diciéndole que podía intentarlo el otro año, o que tal vez la respuesta se había atrasado por algún motivo.

Incluso el ánimo y amor que le mostraron su familia en ese momento se veía reflejada en esa rapsodia haciendo un poco más dramático todo claro, o un poco más feliz, dependía de la parte que estuviera escribiendo.

A su lado estaba su laptop con un programa digital de violonchelo en el que iba comprobando los sonidos de las notas y como quedaba todo junto, porque él a diferencia de Lay si necesitaba esas comprobaciones, cada vez admiraba más a su lindo cónyuge.

Milagrosamente ese día logró terminarla, se centró tanto en ello que no se dio cuenta que era hora de cerrar su librería, pero antes de irse a casa, decidió que sería buena idea tocar todo en ese programa y grabarlo, así que lo hizo, y al terminar decidió que definitivamente la canción había quedado diferente a todo lo que se escuchaba en una orquesta, pero que era perfecta y exactamente lo que quería Lay, sabía que a su novio le gustaría el resultado, así que empezó a guardar las partituras en una carpeta rápidamente, estaba ansioso por mostrarle todo a su amado.

Cuando iba a guardar su laptop una notificación lo detuvo de cerrar su pantalla, cuando vio el remitente su ansiedad estalló, se volvió a sentar rápidamente, respiro profundo y abrió la notificación, al leerla línea por línea su rostro se iba iluminando de felicidad.

Sí, su hermana había tenido razón y el correo solo se atrasó por fallas técnicas como le explicaban en ese párrafo, ahora más que nunca tenía dos razones para llegar a casa rápidamente, guardó su laptop en su mochila y se la colgó al hombro.

Tomó las llaves del local y lo cerró rápidamente, al estar enfrente de su bicicleta su celular sonó, era su novio, contestó inmediatamente.

—¡Hola, mi vida! —dijo Suho, mientras sacaba de su mochila el chaleco reflectante que debían llevar los ciclistas en la noche.

—Te escuchó contento, eso me alegra.

—Tengo que contarte algo cuando llegue a casa, espérame ¿sí?

—Claro cariño, recién acabo de llegar y no te encontré, me preocupe un poco porque ya deberías estar aquí.

—Me distraje en la librería, solo eso, ahora mismo estoy yendo, está bien. —A Suho no se le borraba la sonrisa de la cara mientras se colocaba el casco y cerraba su chaleco.

—Está bien, te esperaré con tu cena favorita, así que no tardes, pero ven con seguridad, ¿ok?

—Ok, nos vemos en casa cariño.

—Te amo, hasta pronto mi corazón.

Suho rió por lo meloso que estaba siendo su novio. —Yo también te amo bebé, bye —Sin decir más ambos colgaron.

Él cargo mejor su maleta y se montó a su bicicleta, pero al abrochar su casco, el broche del mismo se rompió, Suho lo miró extrañado, sin embargo no le dio mayor importancia, descargo su mochila y buscó algo que le pudiera servir para ajustar su casco temporalmente, al rebuscar en la misma se topó con una pequeña y larga caja. Suho sonrió al verla, él realmente estaba alegre que su pedido haya llegado a tiempo, para incluso poner una pequeña nota, besó sus dedos y los posó sobre esa caja, era un regalo perfecto, definitivamente, hoy habían ido las cosas muy bien para él.

Siguió con su búsqueda y encontró cinta, con la cual ajustó su casco, después regresó todo a su mochila y la cargó, empezando a pedalear velozmente su bicicleta, siempre con una sonrisa en la cara, tenía muchos motivos para ser feliz ese día.

Los semáforos estuvieron a su favor la mayoría del tiempo, ya que estaban en verde para los ciclistas, excepto en uno, ahí paro lentamente, quería llegar a salvo a casa, cuando el semáforo se puso nuevamente verde para él, adelantó su bicicleta por el paso cebra, la sonrisa no se borraba de su precioso rostro.

Él definitivamente no esperó lo que pasó a mitad de la calle, unas luces aparecieron de la nada, a gran velocidad, demasiado cerca de Suho, tanto que no pudo hacer nada cuando estas impactaron contra él.

Suho golpeó el parabrisas con su cabeza, él casco lo protegió esa vez, rodó por encima del coche y lamentablemente su casco se salió, cuando estuvo de nuevo en el suelo, su cabeza revotó fuertemente contra el mismo, dañándolo gravemente.

De la cabeza del muchacho brotaba gran cantidad de sangre, pero este aún vivía, aunque por el estado en el que estaba pronto eso cambiaría, con sus ojos semi-cerrados miró al oscuro firmamento, y lo único que pensó fue: “¡Oh, esto será muy duro para Lay!

Empezó a sentirse demasiado cansado, y de repente le vino la imagen de Lay sonriendo, dándole la bienvenida a casa, lo que siempre hacia cuando este de repente llegaba a su hogar antes que él.

A Suho de verdad le gustó ver por última vez la sonrisa de la persona que amaba, sin poder aguantar más, cerró finalmente sus ojos, y su corazón se detuvo lentamente, dejando que la vida se le fuera a aquel hermoso chico.

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El carro que había acabado con la vida de Suho se detuvo unos cuantos metros adelante, los ocupantes del mismo no salieron pronto, pero cuando lo hicieron un chico alto salió del lado del conductor, mientras de los asientos de atrás salía otro más bajito con un niño en brazos, apretado fuertemente a su pecho.

—No, dios, esto no puede estar pasando, no. —Lloró desconsoladamente el que había estado conduciendo, mientras sostenía su cabeza entre sus manos, mirando al cuerpo sin vida de ese joven, sabía que esto no fue su culpa, incluso que gracias a la bicicleta que se atoró entre sus llantas, dañándolas, ahora él y su familia estaban vivos, pero definitivamente no, él no había querido llevarse una vida a cambio de las suyas.

¿Siguen ahí?”, se escuchó una voz desde su auto, el joven alto regresó corriendo al vehículo.

—Atropellé a alguien, maldita sea, atropellé a alguien. —gritó desesperado.

Cálmese señor, enviaremos ambulancias ahora mismo, solo díganos la dirección exacta

Con la voz temblándole, este le dio la misma, pronto ambos ocupantes del vehículo escucharon las sirenas acercándose, lástima que al llegar la ayuda, estos solo confirmaron lo que los dos jóvenes llorosos ya presentían.

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Lay se encontraba cantando alrededor de la cocina, cogiendo diferentes ingredientes para la sopa favorita de su querido esposito, había pensado desde el día anterior prepararla para subir el ánimo a Suho, pero no consiguió todos los ingredientes, pero ahora que su pareja se había retrasado y él prepararía la cena aprovechó para consentir a su conejito.

Giró un sartén en su mano, dispuesto a preparar lo último que le faltaba mientras apagaba las ollas humeantes en la estufa, estaba a punto de prenderla cuando tocaron el timbre de su casa, seguramente JiSoo había olvidado otra vez las llaves.

Al acercarse a la puerta notó que afuera se veían luces rojas y azules intermitentes, su sonrisa desapareció, y su corazón se detuvo por un leve momento, con las manos temblorosas giró el picaporte, al otro lado de la puerta lo recibió el rostro apesadumbrado de una policía, miles de ideas malas vinieron a su cabeza.

Y las palabras de la mujer solo confirmaron sus peores miedos, en ese momento todo pareció tan irreal, dejó de escuchar la voz de la persona enfrente de él, sus ojos se llenaron de lágrimas, su boca se abría una y otra vez sin poder decir lo que quería, el aire le empezó a faltar en frente de la policía.

A penas logró identificar las preguntas preocupadas de la mujer, lo que sí notó fue cuando JiSoo apreció por la puerta, ingresando asustada, y al verlo en el suelo hecho un desastre de lágrimas, ella solo pudo correr a abrazarlo, preguntándole a la oficial lo que había pasado.

JiSoo quedó en estado de shock cuando supo del porqué de su estado, para continuamente abrazar más fuerte a su cuñado y romper en llanto juntos. Definitivamente, esto es lo que la policía más odiaba de su trabajo, decirle a la familia de alguien, que este había tenido un accidente y que no había sobrevivido, era lo peor de su profesión.

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El aturdimiento del dolor pronto vino a JiSoo y Lay, pero aun así no se sentían capaces de organizar nada, por suerte ambos tuvieron a sus amigos junto a ellos. KyungSoo, Kai y Lisa, se habían encargado de todo.

Incluso del proceso legal que estaban llevando contra el presunto culpable, quien no había huido de la escena, y se quedó ahí a afrontar las consecuencias.

El velorio acabó con la cordura de JiSoo y Lay, muchas de las veces simplemente se dejaron ver en condiciones deplorables, pero sabían que nadie los juzgaría, después de todo nunca se juzgaba como expresaban el dolor los familiares del fallecido.

Cuando llegó el momento de la cremación simplemente JiSoo no aguantó más, y Lay se sintió sobre saturado de las emociones que tenía en ese momento, todo lo que estaban viviendo era demasiado para soportar, su corazón dolía a horrores, realmente no quería seguir parado ahí.

Después de la muerte de Suho, la vida para Lay perdió sentido, perdió color, no quería saber nada más de la música, los días lo acompañaban en su tristeza y en su dolor, eran totalmente grises, a pesar que estaban en primavera.

Había momentos en los que los sentimientos se iban, no sentía nada, ni dolor, ni alegría, ni amargura, nada, era alguien vacío y en esos momentos era cuando podía hacer las cosas de su vida cotidiana normalmente, como cuidar un poco de sí mismo, comer algo y ver si JiSoo necesitaba alguna cosa, después de todo ahora solo se tenían entre ellos, eran su única familia.

Pero había otras veces en las que recordaba momentos felices junto a Suho, su sonrisa, su cara cuando estaba enojado, todas las palabras dulces que alguna vez se dijeron, y era en esos momentos donde se arrinconaba en su habitación y lloraba, se supone que el liberar su dolor le haría bien, entonces ¿Por qué le dolía el corazón de esa manera?

Mientras las lágrimas descendían en una cascada, su corazón se oprimía, y parecía que ya no latía, a veces incluso sentía que ya no estaba ahí, que ese espacio que debía ocupar su corazón estaba vacío, su garganta se cerraba, haciéndole incluso difícil respirar, en esas ocasiones masajeaba desesperado su pecho, para desaparecer la sensación de vacío y dolor, simplemente eran insoportables.

Había días en los que se encontraba deseando a cada minuto verlo una última vez, para al menos darle un último beso y abrazo, realmente hubiera deseado que la vida le hubiera dado la oportunidad de despedirse de su más grande amor.

Al pasar los días se dio cuenta que la música había perdido todo sentido para él, ya no la amaba, ya no lo hacía feliz, así que presentó su renuncia en el conservatorio, y a su maestro, pero este entendiendo el dolor en el que estaba sumergido, decidió concederle el tiempo que él necesitara para recuperarse, más no aceptaría una renuncia, mientras tanto Beirnad, volvería a dirigir su orquesta.

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—No puedes estar hablando enserio —dijo indignado Kyungsoo, su amigo y abogado.

—Retira la impugnación contra el fallo del jurado para Park, Dodo. —suspiró cansadamente Lay.

—Es que no puedes hacer esto Lay, atropelló a Suho…

—Sí… —lo interrumpió el contrario—, pero tú mismo me acabas de decir hace cinco minutos, que el jurado lo consideró inocente, y que al que consideraron culpable es al que cortó los frenos de ese carro y estropeó el volante. Ya está una persona detrás de las rejas, el verdadero culpable, así que dejémoslo ahí.

—No, él también debe pagar, tiene también culpa, ¿Por qué no revisó su carro antes de salir?, ¿Por qué no vio el líquido derramándose?

—Encerrar a esa persona no me devolverá a Suho, Kyungsoo esta situación legal solo lo está haciendo más difícil para mí y JiSoo —Lay negó una y otra vez, cuando el otro quiso replicar—. Además ella está de acuerdo conmigo.

El abogado giró hacia la chica, quien estaba sentada al lado de Lay. —Mi hermano estaría de acuerdo con lo que estamos haciendo, él no hubiera querido dañar a quien es solo otra víctima, además suficiente le hemos complicado las cosa ya. Escuché que le están queriendo quitar a su hijo adoptivo a raíz de esto, él y su pareja están haciendo todo lo posible para que no sea así, ellos también ya están sufriendo.

—Kyungsoo, no escapó cuando pudo hacerlo —intervino una vez más Lay—, solo avancemos por favor.

—Ni siquiera lo vas a ver para darle una paliza, él dijo que se dejaría y… —El brazo en su hombro lo detuvo de continuar, su novio JongIn lo miró tiernamente.

—Hyung, ha sido un largo proceso, déjalos sanar a su manera, ¿está bien?

Esta vez Kyungsoo se rindió y solo asintió, resignándose a la decisión de sus amigos.

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Tres semanas después de la muerte de Suho, un correo llegó para JiSoo, había aprobado su examen, y la habían aceptado en Harvard, en el área de negocios. Lay se sintió extremadamente orgulloso de ella, había crecido tanto desde que la conoció, y ahora se estaba superando y saliendo adelante a pesar del dolor.

Y como cada día, JiSoo y él fueron a visitar el lugar donde su persona amada descansaba, al llegar ahí, la adolescente le contó a su hermano, que había logrado ingresar a la universidad que ella quería, que ahora él podría estar muy orgulloso de ella, porque no solo la habían aceptado, sino que le habían ofrecido becas completas para que pueda terminar sus estudios exitosamente.

Con lágrimas desbordándose por sus ojos, JiSoo agradeció a su hermano haberla formado como una buena persona, haberla criado, y hacerla tan exitosa e inteligente como siempre quiso él, también le dijo que ella estaría bien, que debía dejar de preocuparse por su pequeña hermana y debía descansar en paz. Lástima que Lay no pudo hacer lo mismo, de verdad que él aún no podía desearle descanso eterno, su mente todavía no asimilaba que Suho se había ido para siempre.

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Hoy JiSoo se iba, a Lay le provocaba profunda tristeza quedarse solo en esa enorme casa, pero realmente su pequeña cuñada no podía desperdiciar una oportunidad así, era Harvard por dios, y con becas incluidas, lástima que esa universidad estaba demasiado lejos como para viajar de ida y de vuelta todos los días.

—Recuerda llamar, ¿sí? —A Lay se le quebró la voz—. Sí necesitas algo puedes decírmelo, sabes que tengo suficientes ahorros para ayudarte, y la docencia no paga nada mal.

Sí, Lay no había vuelto a dirigir una orquesta, ni siquiera a tocar un instrumento de nuevo, su estudio estaba cerrado con llave hace mucho, y ahora trabajaba en Juilliard nuevamente, impartiendo teoría sobre la música, para ser más preciso, Historia de la Música, eso era lo único que enseñaba y no requería volver a ejecutar ningún instrumento. Los directivos estaban al tanto de su situación, así que no lo presionaban tampoco.

—Llamaré todos los días, no te preocupes. —JiSoo abrazó fuertemente a Lay, quien devolvió el gesto.

—No te olvides de tu cuñado, regresa cada vez que puedas. —La sonrisa que le brindó el mayor era opaca, sin vida.

—¿Cómo crees que puedo olvidar a la única familia que me queda? —JiSoo le dio un pequeño golpe en la frente y puchereó—. Nunca te libraras de mí, eso te lo aseguro, regresaré cada fin de semana, ¿está bien?

—Tendré tu comida favorita preparada entonces. —Lay volvió hacer el intento de sonreír sinceramente, pero fallando en el intentó.

JiSoo suspiró tristemente y se acercó para darle otro fuerte abrazo. —A Jun no le gustaría verte así, abandonando la música, sufriendo día a día, sin dejarlo marchar —susurró en su oído—. Vuelve a ser feliz Lay, es difícil, y duele como el infierno, avanzar, pero solo eso podemos hacer. Él se fue, pero su esencia siempre estará en nuestros corazones, nos enseñó mucho a los dos, nos entregó mucho de él para recordar, y definitivamente no nos estamos olvidando de mi hermano al volver a ser felices, al volver a vivir. Entiendes eso, ¿verdad?

La chica se separó de él para verlo a los ojos esta vez, solo para encontrarlos llenos de lágrimas. —Mi cabeza lo entiende pequeña —respondió, enseguida apretó su camisa sobre su corazón—, pero mi corazón no.

—Yo también sigo llorando en las noches por su perdida, fue casi mi padre, me crió desde los diez años —acotó la chica—, pero no estoy renunciando a mis sueños, ni a lo que más amo en la vida, por el dolor, tú sí, a mi hermano enserio no le gustaría verte así.

Lay limpió sus lágrimas y empujó a JiSoo hacia las puertas del terminal, donde tomaría su autobús. —Es hora de que salga tu transporte —dijo tratando de evitar esa conversación—, ten un buen viaje, y llama apenas te instales.

Cuando llegaron a las puertas del autobús, ella se giró abrazándolo nuevamente. —Deja de evitar hablar del tema, por favor. —Lay desvió la mirada, ganándose un bufido de parte de la chica—. Está bien no diré nada más, solo cuídate sí, no te saltes tus comidas, y anda de compras con regularidad.

—Eso debería decirte yo —se quejó el mayor.

—Sí, pero tú necesitas más de esas palabras —JiSoo besó la mejilla de su cuñado—. Cuídate, llamaré a Kyungsoo y JongIn para ver si de verdad te estas cuidando, así que hazme caso, por favor.

—Está bien, ya pareces mi madre —Se quejó el contrario, recibiendo un coscorrón de parte de la chica.

—No te comportes tan descuidadamente, y dejaré de ser una madre. —Lay sonrió levemente, en ese momento el autobús encendió sus motores, y esa fue la señal de JiSoo para ingresar al mismo. Se despidió con un gesto de la mano esta vez, y subió al transporte, cuando ocupó su asiento al lado de una ventana vio a su cuñado despidiéndola desde abajo.

Y ella le sonrió, enserio esperaba que Lay se cuidara en su ausencia.

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JiSoo cumplió con lo prometido, ella fue cada fin de semana a visitar a Lay, no importaba lo ocupada que estuviera, buscaría los modos de regresar a casa, de algún modo sabía que no podía dejar a su cuñado solo, no aún. Por ese mismo motivo entre semana pedía a su amiga Lisa que lo cuide, ya que ella se había quedado estudiando en Juilliard, y tenía incluso más contacto con el mayor.

Era un sábado común, JiSoo había regresado, y se mantenía ocupando al mayor en cualquier cosa, tratando de sacarlo en el pozo en el que parecía haberse metido voluntariamente.

Lisa ese día llegó al mediodía, y ella obligó a Lay a dar un paseo con ellas en un parque cercano, después ambas lo habían llevado a pasar la tarde en un centro comercial, donde pasaron casi toda la tarde soportando las rabietas del mayor de las dos queriendo regresar a casa, a las seis de la tarde lo complacieron.

Ambas chicas iban colgadas en el brazo del mayor conversándole sobre sus vidas, cuando llegaron a casa, no esperaron encontrarse con un camión de mudanza justo al lado de la suya. JiSoo con curiosidad se acercó al camión queriendo conocer a sus nuevos vecinos, pero solo encontró a los trabajadores desocupando el camión.

Los tres finalmente ingresaron a casa, donde las dos muchachas empezaron a cocinar, para consentir al mayor, al cabo de una hora, la cena estuvo lista, era la comida favorita de Lay.  Un sabor agridulce se instaló en su boca al apenas probarlo, este platillo Suho se lo había enseñado a JiSoo, por lo que la muchacha lo preparaba con la misma sazón de su hermano, lo que traía muchos recuerdos a su cabeza.

Al terminar de cenar, el timbre de la casa sonó, por lo que él abrió la misma, al ser el único desocupado, ya que las chicas se encontraban ocupadas lavando la vajilla. En el otro lado de su puerta, le sonrieron dos jóvenes y un niño pequeño.

—Hola —Saludó el más alto con tono nervioso.

—Somos sus nuevos vecinos —continuó el más bajito con una leve sonrisa—, hemos traído pastel para presentarnos, y espero que podamos ser amigos.

—Mucho gusto —Lay extendió su mano a cada uno, dándoles un amistoso apretón.

—Cuñadito, ¿quién es? —En ese momento apareció JiSoo detrás de él, mirando a los dos desconocidos.

—Nuestros nuevos vecinos —contestó el increpado, enseguida recibió un golpe de JiSoo en su brazo—, y eso ¿por qué fue? —preguntó frunciendo el ceño.

—Pareciera que no tienes educación, invítalos a pasar, hasta te traen un presente, cuando debería ser al revés, y aun así no reaccionas.

—¡Oh! —Lay sonrió levemente apenado—, pasen. —dijo mientras abría aún más la puerta, los tres desconocidos pasaron inmediatamente, siendo dirigidos a la sala por la muchacha, a la cual también dieron el pastel.

—Iré a dejar esto a la cocina y traer un poco de café, ustedes conversen —habló animadamente la más joven, retirándose.

—Es una casa muy bonita —Empezó hablar el más bajito mirando alrededor.

—Gracias —contestó incomodo Lay, últimamente se le había hecho difícil entablar más amistades de las que ya tenía—. Por cierto, ¿cuáles son sus nombres?, no me los han dicho.

—Yo soy Chanyeol —habló el más alto—, él es mi esposo Baek, y el pequeño con nosotros es nuestro hijo, Mark.

—¡Oh! —exclamó con una pequeña sonrisa Lay, mirando al niño amablemente—, supongo que son de las pocas parejas gays, que logran tener una adopción exitosa.

—Fuimos muy afortunados —sonrió Baek—, vamos cariño preséntate. —Animó a su hijo de cinco años a acercarse al nuevo vecino.

El niño tímidamente se acercó al sillón donde el desconocido estaba, extendió su pequeña mano, la cual fue recibida con gusto por el adulto. —Soy Mark. —Inmediatamente soltó esas palabras, corrió de regreso a los brazos de su papi, y ocultó su cara en el regazo de este, los adultos rieron divertidos por la timidez del niño.

—Saben, mi esposo y yo siempre quisimos adoptar, y realmente íbamos a iniciar los trámites, pero… —La mirada de Lay se ensombreció mientras veía uno de los retratos de ellos dos juntos encima de la chimenea y negó levemente espantando sus tristes pensamientos, regresando nuevamente a ver a sus invitados, quienes se miraban uno al otro.

Lay carraspeó un poco para disipar ese ambiente que se había instalado, sin embargo no sabía que más decir, afortunadamente para él, JiSoo regresó con Lisa, trayendo unas bandejas de galletas y jarros de café para ellos, mientras que para el niño le habían llevado un poco de leche.

Desde ese momento JiSoo se encargó de llevar la conversación, presentando a su amiga y también conversándoles un poco de su vida, hasta que el tema de su hermano volvió a surgir, pero esta vez el más bajo de los nuevos conocidos se atrevió a preguntarles si podía ver una de las fotos que estaban ahí en la chimenea.

JiSoo aceptó encantada, para poder presumir a su hermano, ella mismo les pasó dos fotos, una donde se veía a su hermano con su violonchelo y otra donde Lay y él se abrazaban.

—Es muy guapo —dijo Baek admirando las fotos.

—Y talentoso por lo que veo —acotó el más alto.

—Eso que nunca lo escucharon tocar —JiSoo sonrió levemente al recordar a su hermano—. Y cuando tocaba con Lay, por dios, eran la combinación perfecta, eran la mejor pareja que pudo existir…

—Para —dijo con voz dura Lay—, por favor JiSoo, basta.

La nombrada cerró su boca, y asintió. —Mark, ¿verdad? —Se dirigió esta vez al niño, el cual asintió—, ¿quieres ir conmigo y Lisa a jugar? —Ofreció con una sonrisa amable.

El pequeño regresó a ver a sus padres, quienes asintieron dándole permiso, el niño inmediatamente corrió a brazos de la pelinegra, ella y su amiga se pararon del sofá con intenciones de salir de la sala, pero antes de hacerlo, JiSoo se giró con una pequeña sonrisa. —Desde que conocimos la verdad, dejamos de culparlos, y yo al menos ya los he perdonado, después de todo, lo que pasó no fue su culpa directamente.

Sin decir más las dos muchachas y el niño se fueron del lugar. Lay suspiró —Disculpen a esta niña, a veces es medio impertinente, y no sabe cuándo decir las cosas.

—¿Cómo es que saben que nosotros…? —preguntó Baek, apretando fuertemente la mano de su esposo.

—Sí bien es verdad, que siempre nos negamos a verlos cara a cara cuando todo pasó, mi amigo y abogado, me indicó unas fotos de ustedes —Lay los vio directamente a los ojos—. Así que cuando estuvieron en el velorio y la cremación, los reconocí, pero en ese momento mi mente no era la mejor, así que apenas pude procesar quienes eran, no sabía cómo actuar, así que simplemente los dejé estar ahí. Después cuando los vi en el lugar donde murió Suho, dejando flores en la bicicleta blanca que puse yo ahí, me di cuenta que ustedes sentían mucho la muerte de mi esposo, y cuando me enteré que no eran los responsables directos, simplemente decidí terminar todo, y dejarlos vivir su vida —El de origen chino regresó a ver una foto de Suho en una veladora, ahí él se encontraba sonriendo—. Y mi querido JunMyeon, hubiera querido que hiciera eso.

Chanyeol con los ojos enrojecidos se levantó del sillón y movió la mesa que separaba a ellos de Lay, e inmediatamente se inclinó. —Lo siento mucho, lo siento mucho.

Baek lo siguió arrodillándose enfrente de Lay. —Sabemos que esto no lo regresará, pero queremos disculparnos sinceramente y contarte la versión completa de nuestra historia.

—Los escuchó, pero de verdad esto no es necesario, solo levántense por favor —dijo el dueño de la casa.

Ambos lo obedecieron sentándose nuevamente en el sillón, Chanyeol se limpió los ojos y comenzó con su historia. —Nosotros antes vivíamos en un lugar que nos parecía ideal, no había delincuencia, todos parecían amables, incluso aceptaron a una pareja recién casada gay, era todo demasiado perfecto para ser real, y por un tiempo vivimos bien, tranquilos y felices.

—Pero todo cambio cuando decidimos adoptar a Mark —Baek bajó la cabeza—. Al parecer las personas de ahí con eso no estuvieron de acuerdo, podían aceptar que nosotros nos amaramos, pero no que formáramos una familia como cualquier persona normal, creían que nosotros siendo dos hombre no podríamos criar bien a un niño.

—Sin embargo nosotros no hicimos caso de esos prejuicios y de todos modos hicimos los papeles —tomó la palabra nuevamente Chanyeol—, demoramos mucho tiempo en adoptarlo, y cuando lo tuvimos en nuestro hogar fuimos tan felices, pero también el tenerlo fue el inicio de la tortura.

—Nos dimos cuenta muy tarde que esas personas de verdad no nos aceptaban, que siempre fuimos la comidilla de ellos, que siempre se burlaban de nosotros a nuestras espaldas y que algunos nos repudiaban… —Esta vez el más bajo necesitó tomar un respiro para poder seguir hablando—. Al llegar Mark, enseguida nos pidieron devolverlo, diciendo que no querían que maricas convirtieran a un niño normal, en otra persona desviada.

La mano de su esposo se posó en su pierna, apretándola levemente. —Los insultos dejaron de ser a nuestras espaldas, y empezaron a ser directos, todos los días nos encontrábamos con cosas desagradables puestas en cajas para asustarnos, debimos habernos mudado a otro lugar cuando eso empezó a pasar, pero fuimos cabezas duras, y quisimos mostrarle a toda esa gente que no iba a poder con nosotros.

La voz de Chanyeol se le cortó. —Hasta que esa noche, sobrepasaron los límites, se supone que ese día íbamos a cenar solo los dos, y Mark se quedaría con una de nuestras madres, pero al último minuto decidimos llevarlo, porque se nos hizo feo dejarlo, el carro funcionó bien al principio, pero a medida que iba avanzando, me di cuenta que el volante estaba endurándose, y que los frenos no funcionaban.

—Su intención era matarnos a los dos, para que regresaran a Mark al orfanato, ni siquiera planeaban adoptarlo los hijos de puta, solo querían separarlo de nosotros —contó esta vez Baek—, al menos eso fue lo que declararon ante la corte. Esa noche pensé que moriríamos, así que cuando a la policía no se le ocurría otras maneras de detener el coche, yo me pasé al asiento trasero, dispuesto a proteger a Mark con mi cuerpo, ya que la única opción de detener el coche era chocar, y lo íbamos hacer pero el volante no nos dejaba virar hacia un poste, así que solo continuamos en línea recta sabiendo que al final de esa avenida había un desvió a la derecha y otro a la izquierda, pero solo un poste de luz al frente.

—Pero entonces tu esposo apareció —Se lamentó Chanyeol—, te juró que cuando lo vi en el camino, toqué como loco la bocina, para que él se quitara, pero fue muy tarde, el coche impactó con él y las partes de su bicicleta dañaron las llantas,  se enredaron en las mismas deteniendo al auto. Tu esposo nos salvó a los tres sin intención siquiera, pero realmente hubiera preferido morir a que matar a alguien, y realmente no fue mi intención quitarte a la persona que amabas, en verdad lo siento.

—Ambos lo sentimos. —Sus dos nuevos vecinos agacharon sus cabezas.

Lay suspiró. —Ya lo sabía —dijo sorprendiendo a los otros dos.

—Entonces, ¿por qué…?

El contrario les hizo una seña para que lo dejaran hablar sin interrumpirlo. —Solo les dejé contarme su historia porque parecían necesitarlo, pero la verdad es que JiSoo y yo ya la sabíamos, cuando mi amigo Kyungsoo nos contó que el jurado los había declarado inocentes y que había otro culpable, nosotros retiramos los cargos contra ustedes, principalmente porque estábamos cansados de toda esa situación y solo queríamos que nos dejaran vivir nuestro duelo en paz. Pero mi amigo es un terco y a pesar de que ya no debía seguir con ese caso, él los investigó más, enterándose de la verdad y contándonos lo que descubrió, solo ahí Hyung los dejó tranquilos y renunció a buscar pruebas para meterlos a ustedes a la cárcel.

—Así que todo este tiempo lo han sabido —confirmó Baek.

—Sí, ¿Por qué creen que hemos actuado tan bien JiSoo y yo a pesar de haberlos reconocido? —La mirada de Lay se perdió nuevamente en las fotos de su amado Suho—. Saben yo siempre creí que mi niño hermoso, era un ángel sin alas, y a la final eso fue para ustedes un ángel que les permitió seguir viviendo como una familia, me sigue doliendo horrores haberlo perdido, así que por ese motivo solo les pido un favor a nombre de Suho, vivan bien, no se atrevan a separarse nunca, y sean la familia más feliz que puedan ser, eso es lo único que pueden hacer por mi amado.

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Los días pasaron y para alivio de JiSoo, sus nuevos vecinos empezaron a ser una presencia constante en la vida de Lay, ampliando su reducido círculo de amistades. Sin embargo el de origen chino había tenido una pelea interna desde que Chanyeol, Baek y Mark ingresaron a su vida, él les había dado un discurso de que debían ser felices si realmente querían compensar el accidente de Suho.

Sin embargo ocho meses después de haberlo perdido, Lay no había hecho nada por continuar su vida, se mantenía lamentando su perdida, sin pensar que si realmente Suho lo viera se decepcionaría de él.

Pero sinceramente no sabía cómo mejorar, y como salir del estancamiento en el que estaba su vida, siempre que él no podía más, que no sabía cómo continuar o salir de un problema, Suho lo había ayudado desde que lo conoció, y ha pasado tanto tiempo desde que resolvió solo su vida, que ahora no recuerda cómo hacerlo.

Lo que él no sabía era que la propia vida era la que se encargaría de hacerlo salir de su hueco de depresión esta vez. Su señal, lo que necesitaba para finalmente continuar su vida y retomar aquello que más amaba llegó un domingo en la noche, cuando JiSoo ingresó a su cuarto, mientras él corregía exámenes.

—En que puedo ayudarte, mi niña —sonrió el mayor, ella le regresó el gesto, con las manos en la espalda.

—Bueno, te he visto mejor en estos días y creo que es hora de entregarte algo, que creo necesitas ver… —Apenas terminó de decir eso sacó una mochila detrás de su espalda, claro que Lay reconoció ese morral, era el mismo que Suho había usado ese día.

Sus manos se estiraron hacia el objeto con parsimonia, cuando ella acercó la mochila a él. —Cuando todo pasó, recuerdo que la destruida bicicleta y el morral nos fueron entregados a los cinco días del accidente, tú solo te centraste en rearmar la bicicleta, pitarla de blanco y dejarla como conmemoración, pero ambos nos olvidamos de la maleta… hace unas semanas recordé que la dejamos en el armario de abajo, cuando vi lo que contenía me debatí en si entregártela o no, no sé si ver lo que contiene te haga bien, o te hunda más, pero creo que debes ver cada última cosa que mi hermano te dejó.

Lay apretó el objeto contra su pecho y con los ojos llenos de nostalgia miró a su cuñada. —¿Crees que realmente deba dejarlo ir?

JiSoo suspiró, y se quedó pensando un largo tiempo antes de contestar. —Mmm… Lo que si te puedo decir Lay, es que no me gusta ver como tu vida se ha ido de pique, no tocas más, no diriges, te has apartado de la música, algo que los dos amaban, te quiero como a mi propio hermano y me duele verte de esa manera. Suho nos amaba Lay, y desde donde quiera que nos vea, él está deseando lo mejor para nosotros, no estamos haciendo nada malo al continuar el resto del camino sin él, el dolor no desaparecerá ciertamente, pero podemos hacerlo algo soportable a medida que pasa el tiempo, solo hay que intentarlo, y eso es lo que precisamente tú no has hecho.

Sin decir más la joven se retiró del lugar, dándole un beso en la frente al mayor. Lay miró la maleta por largo tiempo, sin animarse a abrirla, al pasar una hora finalmente el de origen chino se decidió a ver su contenido, al apenas hacerlo se encontró con una cinta adhesiva, algunas cosas que siempre cargaba Suho, como un celular, su laptop, separadores de libros, y una carpeta, lo único extraño ahí era una pequeña caja alargada de madera.

Eso fue lo primero que tomó, con las manos temblándole abrió la misma, al hacerlo se topó con una batuta de madera lacada, con figuras doradas grabadas a lo largo de la vara, estas figuras iban desde una nota de sol, hasta un do, y continuaba con muchas más.

Al fondo de la caja encontró una pequeña nota: “Desde la primera vez que te vi dirigir una orquesta, supe que estabas destinado para aquello, te veías tan feliz ahí, rodeado por lo que tanto amabas hacer, y me alegré mucho por ti. Ahora en tu cumpleaños quiero que tengas una batuta especial, una que te ayude en el trabajo que tanto amas, en el que te ha sacado más de una sonrisa, y una que te recuerde el infinito amor que siempre sentiré por ti.” “Mi querido director, feliz cumpleaños.”

¡Oh, sí!, ahora lo recuerda Lay, solo una semana después de ese accidente fue su cumpleaños, fue el más triste que había pasado, a pesar que JiSoo y sus amigos intentaron todo por mejorar aquel día, fallando estrepitosamente como era de esperarse.

Con un nudo en la garganta puso a un lado la batuta, y la nota. Lo siguiente que abrió fue la laptop del joven, la cual tuvo que conectar a su cargador para poder encenderla, cuando la pantalla se encendió vio que esta estaba trizada, lo que le llamó la atención fue que dos programas de la misma estaban abiertos, primero dio clic en el icono de correo, donde se encontró con la carta de Juilliard.

Una sincera sonrisa nació en los labios contrarios por primera vez en meses. —Lo lograste cariño —susurró a la nada, orgulloso de su esposo.

Al abrir el siguiente programa su corazón se detuvo por un momento, era el violonchelo digital que Suho sabía usar frecuentemente, y en él se veía una última grabación, hecha el mismo día del accidente, Lay dudó en escucharla, pero a la final sus dedos se manejaron solos, y cuando ya se dio cuenta estaba escuchando el inicio de la rapsodia que él había dejado inconclusa.

Inmediatamente Lay sacó la carpeta de la mochila, y al abrirla las partituras de esa rapsodia estaban ahí, al principio, y mientras escuchaba la melodía en la laptop, él recorrió las notas en las partituras con sus dedos, acariciándolas como si de verdad pudieran sentir, al pie de estas hojas había una pequeña frase.

Será perfecta, cuando tú añadas letras. Una rapsodia única compuesta por ti y por mí, única como el amor que tú y yo nos tenemos, única como el gran talento que posees en esos hermosos dedos.

Las lágrimas no se pudieron contener más, realmente extrañaba mucho verlo, extrañaba sus cursilerías, sus pequeños detalles, escuchar sus risas, su música, extrañaba verlo ejecutando el violonchelo, y por primera vez en meses sintió la necesidad de volver a tocar, de volver a acompañar a Suho en sus acordes, así que rápidamente tomó la laptop, las partituras y una llave de su buro, para salir apresurado de su habitación.

Al llegar a su estudio respiró profundo antes de meter la llave en la cerradura, cuando la puerta se abrió, un mundo de recuerdos lo atacó, en su mente se proyectaron imágenes infinitas de él y Suho tocando, charlando, riendo y haciendo lo que más amaban en ese lugar.

Sus pasos se volvieron lentos en su camino hacia su piano, al levantar la tapa después de tanto tiempo, una pequeña capa de polvo se deslizo por la misma, colocó las partituras en su lugar, la laptop a un lado suyo, repitió la grabación y sin pensarlo demasiado sus dedos se movieron por el teclado acompañando las notas grabadas de Suho.

La perfecta armonía volvió a nacer esa noche, en medio de las lágrimas Lay sonrió, porque era realmente hermoso volver a escuchar esa perfecta combinación que habían sido ambos, y por primera no sintió que su corazón se ahogaba mientras lloraba, esta vez en medio de las notas, sintió a su corazón aligerarse, la pesadez en su pecho fue desapareciendo lentamente, con cada tecla tocada.

Esa noche Lay tocó una y otra vez, por primera vez en ocho meses, él había regresado a la vida, tocando una tras otra nota sintió que ya no era tan difícil respirar como había sido desde la partida de Suho, ciertamente no todo desapareció en ese instante, un dolor tan grande no desaparece en unos minutos, no, solo que en esa noche, Lay pudo tener un poco más de fuerzas para intentar seguir caminando sin Suho a su lado, sin el amor de su vida.

Sin darse cuenta el chino tuvo espectadores, por un lado JiSoo, quien sentada al lado de la puerta del estudio que estaba abierta, sonreía y lloraba, acompañando a Lay en la expresión de sus sentimientos, mientras que desde la ventana veía al desolado hombre un pequeño pajarito, quien cantaba levemente como si la canción fuera sentida por él mismo.  

Esa noche, Lay entendió que debía recompensar el amor que Suho le dio en vida, con más alegrías que tristezas, ya no haría preocupar más a su ángel.

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Después de esa noche que había tocado de nuevo, él lo siguió haciendo, esta vez concentrado en crear una bella letra para la rapsodia única que creo Suho, la cual pensaba tocar en su orquesta, y dedicarla a él, no demoró mucho en esto, porque puso cada uno de sus sentimientos en ese trabajo.

Lay empezó a dar pequeños pasos para salir adelante, y no importaba que estos fueran a la velocidad de un caracol, lo importante era que ahora estaba intentando cambiar su vida, y volver a pintarla de colores, porque desde la muerte de su amado esta se había vuelto monocromática, triste, carente de ilusiones y de esperanza.

JiSoo estuvo muy contenta cuando Lay la invitó a escuchar la letra que él había armado para esa rapsodia y le conmovió infinitamente volver a escuchar una vez más esa mágica armonía que creaban Suho y Lay.

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LAY.

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Cuando volví a dirigir mi orquesta ya había pasado un año entero desde la muerte de Suho, no fue difícil que me aceptaran de nuevo en la sinfónica, pero si hubo muchos momentos en los que necesité un respiro, porque me dolía el corazón escuchar nuestra historia plasmada en esas letras, no fue fácil dirigirlos, corregir las armonías, notas, el compás, incluso corregir la composición.

Sin embargo después de un largo esfuerzo, logramos armar una obra de la que sabía Suho estaría orgulloso, y después de tanta preparación el día de la función llegó y como nunca volví a estar nervioso, había sido un largo tiempo desde que subí a un escenario con el auditorio repleto.

—Hemos practicado mucho y perfeccionado esto, así que solo hagámoslo como sabemos, disfruten y dedíquenle esta canción a la persona que más han amado, este aquí o nos haya dejado hace mucho —Esas fueron las palabras que les di a mi equipo antes de salir al escenario—. Pongan su corazón en cada nota, y todo saldrá bien, yo sé que será así.

A pesar que los nervios me carcomían, era mi deber animar a todos antes de salir, después de esa sencilla motivación los músicos ingresaron al escenario, acomodándose en su puesto antes de que las cortinas se alzaran.

Los aplausos pronto resonaron cuando el gran telón dejó ver a los músicos en su lugar, esa era la señal para mi entrada, respiré profundamente antes de ingresar al lugar, recibí otra ronda de ovaciones cuando ingresé, hice una pequeña reverencia. No miré directamente al público, pero sabía que JiSoo y todos mis amigos estaban ahí, cerca del asiento que había reservado para él, aunque ya no esté aquí, me llenaba de ánimos saber que mi única familia, así como mis amigos me estaban apoyando silenciosamente en mi regresó, sin más preámbulo me giré hacia mi grupo.

Rosé quien estaba a la derecha del estrado y era el principal violonchelo me sonrió amigablemente, dándome más ánimos, a mi izquierda estaba Zara y también hacia lo mismo, con gestos más leves.

Caminé en medio de mis dos talentosas camaradas y subí al pequeño podio un poco más atrás de las dos bellas mujeres, necesite respirar profundamente una vez más antes de dar la señal para iniciar, la batuta se levantó en lo alto dejando ver su peculiar diseño, el último regalo que me queda de mi querido Suho, sentí fuerza al ver ese pequeño pedazo de madera, exhalé el aire y finalmente todo empezó.

El sonido del piano es lo primero que se escucha, primero solo una nota, hay un pequeño silencio hasta que suena la siguiente, los violines, los fagotes y clarinetes se le unen para este momento, por último el violonchelo principal y el tambor, el sonido es extraño, como si todos estuviéramos desafinando,  más claro el sonido es disonante, pero abruptamente todos se detienen, con un último golpe en el tambor resonando más claro que el resto de los instrumentos.

Esa fue una parte que añadí a la obra de Suho, la cual representaba a la extraña y disonante que era la vida, la misma que puede acabar de un momento a otro, de una manera abrupta tal como el sonido se cortó, de una manera que desconcierta a aquellos que la presencian, esta primera parte se puede comparar con el dolor desconcertante de perder a alguien que amas sin aviso, sin poder hacer nada para retenerlos unos minutos más a tu lado.

El suspenso se instala en el auditorio, al solo escuchar el silencio que le sigue por aproximadamente quince segundos y finalmente la melodía vuelve, dulce y melancólica.

Y apenas empieza la melodía, mis recuerdos vuelven a mi mente, tan suaves y fluidos como la música a mi alrededor, la primera memoria es una versión llorosa de mí mismos en mi cuarto, arrinconando debajo de la pequeña ventana culpando al mundo por quitarme al amor de mi vida.

He estado oyendo sinfonías,

antes todo lo que oía era silencio.

Una rapsodia para nosotros dos,

y cada melodía es eterna.

La vida me estaba engatusando,

entonces llegaste tú y me liberaste.

Yo iba sola, cantando por mi cuenta,

ahora no puedo encontrar la nota sin ti.

Suho fue mi liberación, él fue tantas cosas para mí, incluso se convirtió en la razón de mí vivir, y los momentos que compartí a su lado fueron tan hermosos, que jamás saldrán de mi mente.

Mis recuerdos me traicionaron como en los ensayos y trajo a mí los más dulces y tristes momentos de mi vida, pero esta vez es diferente, me están provocando paz, no más dolor, solo una tierna sonrisa se plasma en mi rostro, al recordar a mi pequeño conejito.

Y ahora tu canción está en modo repetición,

y yo estoy bailando al compás

al ritmo del latido de tu corazón.

Y cuando tú no estás,

me siento incompleto,

así que, si quieres la verdad:

Cada palabra de la canción refleja mi corazón, porque sin él estuve perdido mucho tiempo, no supe como continuar, una parte de mi vida se fue con él, haciéndome sentir totalmente incompleto.

Solo quiero ser parte de tu sinfonía,

¿me abrazarás con fuerza y no me soltarás?

Sinfonía.

Como una canción de amor en la radio.

¿Me abrazarás con fuerza y no me soltarás?

Amaba ver su sonrisa al despertar cada mañana, su dulce voz diciéndome que me ama, apenas abría los ojos, y yo lo abrazaba muy fuerte en respuesta, porque lo amaba tanto que a veces las palabras no decían todo lo que sentía por él.

Recuerdo que una mañana él solo se sentó a mi lado observándome, creyendo que yo estaba dormido, cuando solo fingí hacerlo para que no se entere que yo admiraba su belleza inmóvil mientras viajaba en el país de los sueños, cuando su mano se posó en mi cara, yo abrí los ojos, lo atrapé entre mis brazos y di varias vueltas por la cama, dejando besos mariposas por toda su cara, nuestras risas resonaron por nuestra recamara, fue un hermoso día aquel.

Lo siento si todo es demasiado,

cada día que estás aquí, yo me estoy curando.

Y se me estaba agotando la suerte,

nunca pensé que encontraría este sentimiento.

Como no recordar cuando solíamos jugar en el pequeño bosque detrás de nuestra casa, corríamos como locos, disfrutábamos el aire fresco, la compañía del otro, y ambos nos robamos varios besos a lado de un árbol caído, uno tan grande y chueco que dejaba un espacio grande debajo por donde podíamos pasar. A Suho le encantaba jugar ahí.

Porque he estado oyendo sinfonías,

antes lo único que oía era silencio.

Una rapsodia para nosotros dos

-una rapsodia para nosotros dos-

Y cada melodía es eterna.

La melodía se torna triste a ratos y ahí vienen los recuerdo malos, aquel día que me dieron la noticia de que yo no volvería a ver a la persona que amaba, aquella con la que había hablado hace tan solo unos minutos, mi querido Suho a quien estaba esperando con su cena favorita, ese bello ángel sin alas, que sin saberlo salvó tres vidas, salvó a una familia.

Y ahora tu canción está en modo repetición,

y yo estoy bailando al compás

del latido de tu corazón.

Y cuando tú no estás,

me siento incompleto,

así que, si quieres la verdad:

Solo quiero ser parte de tu sinfonía,

¿me abrazarás con fuerza y no me soltarás?

Y esta es la primera vez que me doy cuenta que Suho siempre tuvo razón, que la vida es una mezcla de tristeza y alegrías, que no todo existe periodos de tristeza tan largos que al menos no tengan una pequeña luz, y me alegra que la canción este realmente trasmitiendo lo que él quiso, me alegra ser capaz de regalarle una última canción, de poder regalarle una vez más mi amor.

Sinfonía.

Como una canción de amor en la radio.

¿Me abrazarás con fuerza y no me soltarás?

En medio del dolor de su perdida recuerdo que hubo una vez que sonríe al ver lleno de rosas frescas el lugar donde puse su bicicleta blanca, en ese entonces pensé que alguien estaba recordando mucho a mi chaparro, que él no iba a desaparecer de la mente de las personas fácilmente, que su vida fue un impacto para muchos, y eso de verdad me alegro, que mi niño hubiera sido tan importante para muchas personas.

Y ahora tu canción está en modo repetición,

y yo estoy bailando al compás

del latido de tu corazón.

Por mucho tiempo no supe como continuar sin Suho, en muchos días y muchas oportunidades visitaba sus lugares favoritos, el árbol caído donde nos besábamos fue testigo de amargas lágrimas, había días en los que me encerraba en mí mismo a llorar mi dolor, aquellos días en los que también hice sufrir a JiSoo por mi salud, y ahora me doy cuenta del mayor dolor que debí causarle a ella, al ver que su única familia también se quería ir siguiendo a su hermano, al que amó con todo su corazón.

Y cuando tú no estás,

me siento incompleto,

así que, si quieres la verdad:

Días antes de volver a dirigir a mi equipo, recuerdo que me volví a derrumbar a pesar de que dije que por su recuerdo y por todo lo que me dio en vida trataría de ya no hacerlo, pero simplemente me fue imposible.

Estaba practicando tan duro los movimientos de la batuta enfrente del espejo, pero mi corazón empezó a doler, mientras en ese objeto se reflejaba la imagen de Suho y de mí, aquel día en el que intenté enseñarle como ser un director, como pararse, como sostener su cabeza, aquel día que para mí fue uno normal pero que ahora significaba un grato recuerdo, estuve a punto de mandar todo de nuevo a volar, y solo volver a desear reunirme con Suho nuevamente.

Rompí el espejo al ya no soportar ver esa imagen de nosotros dos riendo, sabía que la tristeza que invadía mi cuerpo estaba jugando conmigo, y por eso veía aquellas imágenes, pero a pesar de saber eso, reclamé a la imagen de mi conejito viéndolo fijamente. “¿Por qué me dejaste?” “Prometiste estar a mi lado para toda la vida”, esas fueron mis palabras hacia él, gritadas con fervor, deseando que volviera a mi lado.

Pero como si fuera una contestación, vi otro recuerdo nuestro delante del espejo, aquella vez que subimos una montaña que descubrimos en nuestro pequeño bosque, Suho ese día me había animado a subirla, aunque yo estuve reticente a hacerlo, porque sabía que no lo lograría, de alguna manera me convenció y cuando estuve a punto de rendirme cuando no podía más con esa cuesta, él regresó a mi lado y con una sonrisa en su rostro me dijo:

“No te rindas, sabes que tú puedes.” Mi conejito tomó mi mano y jaló de mí unos cuantos metros hasta que yo empecé por voluntad a subir, caminando a su pasó, él me sonrió nuevamente. “Lay, tú siempre has sido capaz de lograr mucho más de lo que te imaginas, así que nunca te rindas”

Y parado frente al espejo trizado entendí que él me había dado las armas para lograr seguir sin él, me había dado suficientes recuerdos felices, para que yo pudiera continuar con mi vida, él lo hizo sin saberlo en ese momento, pero sus dulces palabras aun hoy en día siguen siendo mi impulso. 

Solo quiero ser parte de tu sinfonía,

¿me abrazarás con fuerza y no me soltarás?

Sinfonía.

Como una canción de amor en la radio.

Sinfonía.

Cuando la melodía está a punto de acabar, mi vista se dirige hacia bastidores y un momento del pasado me hace sonreír nuevamente, pero esta vez con lágrimas en los ojos. Suho siempre estuvo en los momentos más importantes en mi vida, como aquel en el que dirigí por primera vez una orquesta con público presente, él me esperó detrás de bastidores y yo fui directamente hacia mi conejito, lo abracé y giré mientras aún me temblaba el cuerpo, estuve tan feliz de haber dirigido esa orquesta, tanto así que en medio de palabras inentendibles le contaba a Suho lo que había sentido al momento de recibir los aplausos del auditorio.

Él me sonrió dulcemente y me dijo “Soy feliz al verte así de feliz. Lay este siempre ha sido tu lugar, perteneces aquí más que nadie, y llegaras muy alto, al verte hoy estoy más que seguro de eso. Serás el joven director más prodigioso del mundo

Inevitablemente ese día se me quedaron grabadas sus palabras en mi corazón con fuego, y hasta ahora me doy cuenta que me siguen acompañando.

¿Me abrazarás con fuerza y no me soltarás?

Sinfonía.

Como una canción de amor en la radio.

¿Me abrazarás con fuerza y no me soltarás?

Finalmente la melodía termina, y con esta varias lágrimas descienden de mis mejillas, porque mientras transcurría el concierto me di cuenta que esta era mi despedida para él, este día finalmente estaba preparado para dejarlo partir, para dejarlo descansar.

Me giré al publicó, reverenciando ante los estruendosos aplausos, y al levantar la vista me topé con unos dulces ojos mirándome con amor, en ese instante todo desapareció, no escuche más aplausos que los que él me daba de pie, mientras su rostro estaba inundado en lágrimas al igual que él mío, ese asiento que reservé para mi pequeño conejito, aquel que debería estar desocupado no lo estaba.

Yo sonreí al verlo, y Suho hizo lo mismo, no sé si mi mente me engañó o de plano ya perdí la razón, lo único que me importa es que pude ver una vez más a la persona que amaba, y que a él le gustó mi despedida, lo conocía muy bien, así que incluso ahora y sin palabras de por medio, sabía que mi conejito estaba orgullo de lo que habíamos creado juntos, estaba orgulloso de mí.

Suho me mandó un besó a distancia y me murmuró un “Te amo”, que pude escuchar perfectamente, y él desapareció lentamente, como sabiendo que ahora me podía dejar, que ahora yo estaría bien, probablemente todo este tiempo lo estuve preocupando mucho.

Tal vez era verdad lo que se decía, que nuestros seres queridos pasan a ser nuestros ángeles cuando parten de este mundo, y que ellos sufren a nuestro lado mientras nosotros lloramos sus pérdidas, tal vez Suho estuvo cuidándome incluso después de su muerte, y tal vez siempre estará a mi lado protegiéndome, aunque yo no lo pueda ver más, pero este único milagroso momento que me han dado, me ha servido para despedirme bien de mi amor, ahora puedo continuar mi camino sin tanto dolor, sé que él estará bien en el cielo, porque ni por un momento dudo que ahora mi ángel tiene sus alas.

Definitivamente no sé si el tiempo que necesité para dejar marchar a Suho fue muy apresurado o fue muy lento para la opinión de otras personas, pero sé que fue el tiempo indicado para mí, y estoy tranquilo con eso, lo dejé ir cuando de verdad estuve preparado para continuar mi camino sin él, y eso es lo que de verdad importa, que lo hice al tiempo que dio paz a mi corazón.

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Ciertamente es duro perder a alguien que amas, esperes o no su muerte, pero para los que se quedan aquí el reloj no se detiene, cada persona tiene su forma de afrontar la muerte de un ser querido, así como su tiempo adecuado para dejarlo partir, a algunos se les hace mucho más fácil enfrentarse a la vida, otros necesitan más tiempo para hacerlo, y eso está bien, después de todo el duelo para cada persona es diferente. Así que si tienes a un familiar o amigo que esté pasando por esto, sé paciente y no lo apresures, necesitara mucho amor y comprensión, mientras enfrenta su propio dolor a su manera.

FIN.

Notas finales:

Estoy aquí como prometí, horas después, la verdad creo que es mejor que lo lean de seguido para que sientan la historia y por eso no esperé más tiempo para subirlo, es una historia que me gusta mucho, sin embargo creo que no le hice honor a la canción, me faltó expresar más cosas, porque la verdad la melodía me hizo sentir muchas más cosas de las que pude expresar con palabras.


Confieso que mientras escribí la historia pensé en cambiar los protagonistas, ya que a muchas no les gusta el Layho, sobre todo cuando se sale del estereotipo de Suho seme, duro e idiotamente rico y de un Lay despistado, tierno, tonto, sin gracia. Por un momento estuve tentada a cambiarlo a Chanbaek, pero esta historia se me ocurrió al ver esta canción y los primeros que se me vinieron a la mente fueron Lay y Suho, simplemente creo que va perfecta con ellos, decidí seguir manteniendo mis creencias de que cada historia mía tiene una pareja destinada para la misma, así que en vez de cambiar algo para que tal vez sea más popular, decidí mantenerme fiel a mi misma como escritora, así que a las pocas que lean esta historia espero que les haya gustado tal como la plasme, aunque la canción supere por mucho mi historia.


Sin más que decir, gracias por haber leído esta pequeña cosita, que me ha costado horrores corregir. Bybye mis pequeños chocolatitos.


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