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Me dedique a perderte por Haku1008

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Capítulo 16

 

Todo a su alrededor era completamente nuevo, las luces, los colores, las sombras, los muebles, el suave y atrayente olor impregnado en las sabanas e incluso en la ropa que traía puesta, pero él realmente no le prestaba atención a nada de eso, únicamente al gran ventanal en la habitación que daba al balcón de un tercer piso y que estaba cerrado con llave; cortesía de Ashura.

 

Luego de que el pelinegro impidiera que saltara del puente y después de que Fye pareció tranquilizarse por completo, Ashura le había traído hasta su propio departamento; un lugar del que Fye no podía decir absolutamente nada, no había notado si era grande o pequeño, si estaba desordenado o muy limpio, el rubio no había prestado atención a ningún tipo de detalles porque nada como eso le interesaba y realmente para él ya nada importaba, ni siquiera sabía la dirección de dónde se encontraban, no le importó tampoco cuando Ashura comenzó a quitarle la ropa para luego vestirle con un pijama de su propiedad.

 

—¿Sigues molesto conmigo?— Preguntó Ashura suavemente, él se encontraba sentado en un sofá que estaba pegado a la pared contraria al ventanal.

 

Fye, recostado en la cama, ni siquiera dio indicios de haberle escuchado, parpadeando suavemente en dirección del ventanal.

 

—No es bueno dejarnos llevar por nuestras emociones y sentimientos para tomar decisiones, nunca, sin importar de qué se trate; ira, tristeza, dolor… o incluso amor.

 

—¿Tú qué sabes?— Respondió Fye, sorprendiendo al pelinegro por la cantidad de amargura y rencor en su voz —¿Qué sabes tú acerca de cómo se siente? ¿Qué puedes tú saber?

 

—….. Es verdad. No sé lo que sientes, es imposible que yo pueda saber lo que estás sintiendo, tendría que ser tú para saberlo…. pero, comprendo un poco aquello de que no te importe vivir  porque parece que ya se está muerto en vida, yo lo sé.

 

—……………

 

—-No me crees ¿eh?.... yo, intente suicidarme más veces de las que puedo contar con los dedos— confesó.

 

Por un instante Fye vuelve la vista al pelinegro queriendo descubrir la mentira en alguno de sus gestos, pero los ojos miel siempre sinceros hicieron contacto con los suyos sin rehuirle ni ocultarle nada… el rubio volvió la vista al ventanal.

 

—… ¿Por qué?— preguntó desconcertado, realmente le parecía imposible relacionar a aquel hombre de aura cálida y alegre como alguien que alguna vez haya atentado en contra de sí mismo, no era fácil de creer o de asimilar siquiera, por ello el rubio estaba realmente intrigado.

 

—Más que un “por qué” se trataba de la sensación, del cómo me sentía en esos momentos… Me sentía de una manera que iba más allá de simplemente “miserable”… Era como estar hundiéndote en mierda, no, más bien… yo me sentía la mierda misma, esa era mi sensación— sus ojos se cristalizaron ante el recuerdo al tiempo que una triste sonrisa adornaba sus facciones —Las cosas que antes me gustaban dejaron de hacerlo, los pequeños detalles que podían hacerme feliz perdieron sentido, lo que para otras personas era motivo de alegría a mí me eran indiferentes… todo estaba mal… todo el tiempo era igual... Me distancie de las personas a mí alrededor y a su vez ellas se alejaron de mí… yo no encajaba en ningún lugar… y dolía tanto, en verdad dolía mucho. No tenía un motivo para mi existencia… ni dada que me retuviera aquí, hm, en el mundo hay millones de personas y yo sentía que no era importante para ninguna. Si yo vivía no importaba para nadie y si yo… si yo me iba, nada cambiaría para nadie, nadie me echaría de menos, a nadie le haría falta y nadie notaría mi ausencia siquiera… así pensaba y era verdad.

 

—……………— lentamente se volvió hacía el pelinegro.

 

—La primera vez que lo intente uno de mis primos me descubrió… mi familia estaba más alarmada e indignada por el hecho de que haya intentado suicidarme que preocupados por mis razones de hacerlo. Las siguientes ocasiones en las que lo intente mis acciones se vieron frustradas de alguna u otra manera, eso hasta que mi familia se canso de mí y decidieron internarme en un hospital psiquiátrico. La constante vigilancia y medicación forzada hicieron que fuese imposible el volver a intentarlo, al menos en ese lugar.

 

—……….— Ahora el rubio se sentía terriblemente arrepentido por haberle hablado como lo había hecho hace unos minutos.

 

—¿Estás intentando comprenderme?— preguntó al notar la expresión afligida en rostro del rubio —Por favor no lo hagas, porque… tú nunca sabrás cómo se siente.

 

Fye desvió la mirada, avergonzado —Lo siento mucho…

 

—¿Sabes? Mi familia nunca me quiso realmente, pero lo mejor que pudieron hacer por mí fue el dejarme en ese hospital psiquiátrico. Ahí fue donde conocí la pintura, era una de las actividades de mi terapia, yo no soy tan bueno en ello, pero me apasionó completamente, comencé a interesarme y a conocer… leía al respecto, de pronto me interesaban los artistas detrás de las pinturas, me descubrí anhelando, quería ver aquellas pinturas en persona… era algo pequeño, casi tonto, pero era un motivo, una razón pequeña para quedarme un poco más de tiempo… y un motivo para salir de ese lugar. Y lo hice, avance en las terapias y en mi supuesta recuperación, la verdad tan sólo quería salir de ahí y poder ver las pinturas de mis artistas favoritos, hm, sonara estúpido, pero realmente sólo vivía por eso… y una vez que lo hiciera planeaba lograr suicidarme. Pero aún incluso de que logre ver aquellas obras, se presentaron nuevos anhelos, nuevas pequeñas cosas que quería hacer… y así, casi sin darme cuenta, yo estaba deseando vivir.

 

—………….

 

—Por eso…— Se puso de pie y fue hasta donde el rubio, acariciando sus cabellos con dulzura —Déjame mostrarte lo que yo descubrí en este lugar… déjame ser tu pequeña razón y si fallo… si no logro hacerte cambiar de opinión, te juro que no te detendré más.

 

—……………..— Con lentitud la mano de Fye alcanza a aquella que le acaricia, deteniéndola y aferrándose a ella —Ayúdame— suplica sin saber a ciencia cierta por qué.

 

—No te voy a dejar solo— Asegura aferrándose a la mano del rubio.

 

……….

 

………….

 

La noche estaba bastante avanzada y a ninguno de los dos les importaba. Solos en la oscuridad, únicamente iluminados apenas por un poco de las luces de la ciudad que se colaban a través del gran ventanal, acompañados por un suave silencio, recostados sobre la cama uno junto al otro; Ashura de costado, pendiente del rubio, Fye de espaldas contra la cama, con el rostro fijando la mirada en el ventanal y la mano derecha entrelazada con la ajena. Debían de ser cerca de las dos o tres de la madrugada pero el sueño parecía no tener intenciones de visitar aquella habitación.

 

—Conocí a Kurogane en un día cualquiera de abril— Soltó la suave y débil vos del rubio —Fue la peor primera impresión de la vida— dijo sonriendo entre la enorme pena —Al menos para mí.

 

—…………..

 

—Aquel día yo atendía la caja en el pequeño restaurante en el que trabajaba… recuerdo que estaba dibujando cuando él llegó conmigo, dijo que era hermoso; mi dibujo, claro; y yo cerré la libreta de golpe. Lo vi y vi la mesa desde donde algunos de sus amigos nos miraban con especial interés, supuse sus intenciones al instante, él intentaría coquetearme, no era el primero que lo intentaba, y así como el resto, él estaba destinado a fracasar.

 

—……………..

 

—El restaurante estaba justo en frente de la universidad Shukudai, una de las más caras del país, la mayoría de clientes eran los universitarios de ahí, un montón de chicas y chicos mimados, acostumbrados al lujo y a altas aspiraciones como para tomar enserio a alguien como yo, o a cualquiera que no entrara en su estatus de clase alta. Pero eso no les impedía coquetear o intentar algo… de vez en cuando recibía proposiciones para citas, coqueteos sutiles y otros no tan sutiles, tanto de hombres como de mujeres, realmente no me molestaba, algunas veces era incluso divertido y tierno, sobre todo con las chicas que eran en realidad más atrevidas que los chicos.

 

—…………….

 

—Con sutileza evadía a todos, tenía claro mis objetivos y mis metas… hasta que llegó él y lo cambió todo.

 

—¿Qué sucedió?

 

—Aquel día en la caja fui cortante, amable pero cortante, hm… obviamente él se sintió frustrado al no conseguir nada, pero él ya sabía más de mí de lo que yo creía, de pronto me dijo mi número exacto de celular, mi amigo Ringo me había “cambiado” (o a mi número al menos) por una cita con uno de los amigos de Kurogane, su amigo era heterosexual, hm, estaban locos. Me molesto mucho, fui aún más frio con Kurogane, sintiendo que no me agradaba para nada su actitud.

 

—…………….

 

—Desde ese día comencé a recibir mensajes suyos, todo el tiempo— Dice con cierto brillo en la mirada y una dulce sonrisa —Por las noches antes de irme a dormir, en las mañanas…. y en las tardes era aún peor. No importaba que yo no le respondiera él continuaba mandando mensajes. Cambie mi número y al poco él lo consiguió de nuevo, era persistente… lo cual me parecía molesto… o eso era lo que yo decía, la verdad me divertía mucho leyendo sus mensajes, Kurogane me enviaba prácticamente todo lo que le pasaba por la cabeza, cualquier cosa, desde sus bobos sueños en los que supuestamente yo estaba, las clases aburridas que tenía, los profesores que lo castigaban por descubrirlo enviando mensajes, los exámenes para los que se preparaba, hasta cosas más profundas… no importaba que yo nunca le respondiera.

 

—……………….

 

—Él y sus amigos iban diario a almorzar al restaurante, lo note cuando Kurogane comenzó a intentar hablarme, pero por mi amigo Ringo me enteré que no eran clientes frecuentes por nuestra comida, si no por mí, yo llevaba gustándole a Kurogane desde que había comenzado el semestre y yo ni enterado. Pero eso sólo me decía una cosa: Kurogane era más persistente que cualquiera que hubiera conocido, lo que merecía medidas más drásticas de mí parte.

 

—¿Qué hiciste?— pregunta divertido.

 

—Acepte una de las tantas proposiciones que recibía, fue un chico al azar, aunque era muy guapo y amable. Acepte salir con ese chico una, dos, tres veces, todo con la esperanza de que Kurogane se desinteresara de mí si creía que tenía novio… No funcionó, creo que empeore (¿o mejore?) todo.

 

—………….

 

—Ya no sólo eran los mensajes; en los cuales me decía lo mucho que se moría de los celos; sino que lo tenía prácticamente sobre mí pidiéndome una cita, incluso si yo ya estaba en una cita— Dijo sonriendo suavemente ante el recuerdo.

 

—………..

 

—Y caí…. y ni siquiera me di cuenta exactamente cuándo… porque sonreía al leer sus mensajes; por más bobos que fueran; porque empecé a responderlos y a corresponder sus coqueteos cuando iba al restaurante, porque acepte tener una cita formal con él y fue mucho mejor de lo que yo esperaba. El amor nació y yo lo acune y protegí para que creciera— sus ojos se humedecieron —Él se convirtió en mi todo, no miento. Si estaba junto a él ya nada importaba y fue así, no me importó dejarlo todo por él, tampoco me importó el desastre que fue esa velada en la que me presentó con su familia y su padre se escandalizó porque el novio de su hijo quería ser pintor, o que fuera incluso peor cuando se enteró de que yo había trabajado como mesero, nada me importó más que seguirlo y estar con él, incluso si para eso tuviera que mudarme de ciudad y dejar la universidad de arte.

 

—…………..

 

—Pero…. todo comenzó a cambiar. Tontamente…. tontamente pensé que era todo temporal, pero…— su propio llanto le interrumpió.

 

Ashura apretó su mano con suavidad, reconfortándole en silencio.

 

—Descubrí que me engañaba, tiene un amante y peor aún, descubrí que me engañó todo el tiempo, desde un principio todo fue falso, él nunca me quiso, nunca me amó, nunca lo hizo… jamás le importe realmente, yo fui… fui sólo un capricho, pura atracción física y nada más, un don nadie al que convirtió en su esposo y no sabes cuánto se arrepiente de ello— dice entre el llanto.

 

Para entonces Ashura no puede soportarlo más y lo abraza, pegándolo a su cuerpo con desesperación, no soporta verlo tan roto, no soporta la impotencia y la injusticia de la situación del rubio.

 

—¿Dónde está la persona de la que me enamore? ¿Dónde está mi perfecto espejismo? ¿Dónde lo dejó? ¿Dónde botó mi corazón? ¿Dónde? Dímelo por favor.

 

—………….— El pelinegro se aferra aún más a Fye —No lo sé— murmura —No lo sé… pero lo voy a encontrar para ti— promete con dulzura al tiempo que deja un beso sobre su cabeza.

 

—Nunca me quiso, él nunca me quiso. No debería ser posible el amar a alguien que no siente nada por ti, eso no debería existir.

 

Y Ashura coincide en silencio, protegiendo entre sus brazos a aquella alma rota que no debería de estarlo.

 

……………

 

Fye se siente cansado, no recuerda en qué momento se había quedado dormido la noche anterior, pero poco o nada importaba eso realmente. Se remueve buscando acomodarse para seguir durmiendo sin siquiera importarle que está en el departamento de Ashura, en el cuarto de Ashura, en la cama de Ashura y con la ropa de Ashura, él tan sólo quiere dormir.

 

—Hola, prepare el desayuno— Saluda el pelilargo animadamente apenas entra en la habitación, dirige sus pasos a las cortinas del balcón para descorrerlas haciendo que la luz del sol entre en todo su apogeo. Ve a Fye cubrirse el rostro con las sabanas y sonríe enternecido —No querrás ser grosero con tu anfitrión ¿verdad?

 

—hummm— Suelta Fye entre dormido y despierto. Entre molesto y dormido.

 

—¡Arriba! Te prepare algo rico— Tira de las sabanas sin llegar a ser demasiado brusco, observando al rubio retorcerse cual vampiro expuesto al sol.

 

—mmmm

 

Aturdido como está el rubio, Ashura se permite cargarle entre sus brazos para llevarle a su pequeño comedor y sentarle frente a un exquisito y elaborado desayuno.

 

—Quiero dormir— Es la débil protesta de Fye mientras se esfuerza para que su rostro no termine sobre alguno de los platillos que el pelinegro había preparado para él.

 

—Claro, podrás dormir de nuevo esta noche.

 

—Diciéndolo de esa manera pareces un hombre horrible.

 

—Sólo uno estricto— Dice mientras unta mermelada a su plato de hotcakes —¿Quieres?

 

Fye asiente comenzando a sentirse resignado al hecho de que al menos de momento no podrá volver a la cama, comenzando a sentirse resignado a muchas otras cosas más en realidad. Come en silencio, sin darse cuenta de nuevo se va hundiendo en la tristeza, pero no por mucho pues algo llama su atención.

 

—¿Qué hace ese aquí?— pregunta confundido.

 

Ashura lleva la mirada al rubio, luego a la pintura que está en la pared de su sala; Se trataba de la pintura que Fye hizo en aquella clase en donde se vieron por primera vez, pintura que había sido expuesta en la galería junto al resto de pinturas del rubio.

 

—La compre. Siempre me gustó mucho, te lo dije ¿no?

 

—Sí, pero de ahí a comprarla… no lo sé…

 

—¿Por qué dudas tanto de ti mismo?

 

—……………

 

—Por cierto— Ashura se pone de pie, va hasta su cuarto y regresa al poco con algunos cheques en las manos y se los muestra a Fye.

 

—¿Y esto?

 

—Son el pago por algunas de tus obras, se vendieron todas, a excepción claro de aquella pintura que me pediste no vender.

 

—¿Todas en verdad?— pregunta sin poder creerlo —Espera ¿¡Todo esto es por mis pinturas!?— pregunta sorprendido al ver las cantidades en los cheques, era simplemente demasiado.

 

—Sólo por algunas. Algunos compradores depositaron el dinero a la cuenta de la galería y otros pagaron en efectivo. Como sea al final quedara todo depositado en tu cuenta, claro, descontando la comisión de la galería.

 

—No puedo creerlo, esto es demasiado por mis pinturas.

 

—Claro que no, para esas personas será incluso una inversión, cuando te hagas de renombre tus pinturas valdrán mucho más que eso.

 

—Realmente me cuesta creer que algo así llegue a suceder— dice dejando los cheques de lado, volviendo a concentrarse en su desayuno, come apenas un poco, no porque no quiera, sino porque su cuerpo se siente satisfecho demasiado pronto.

 

Luego de eso toma un baño, como su ropa del día anterior esta algo sucia vuelve a usar una muda de la ropa de Ashura, Fye creyó que el pelinegro le dejaría volver a su casa pero en vez de ello el de cabello largo básicamente le arrastro con él toda la mañana y gran parte de la tarde, realizando un montón de pendientes respecto a la galería tales como los envíos de algunas de las pinturas a sus respectivos compradores, así como realizar los depósitos a las cuentas bancarias de cada artista.

 

—Es más complicado de lo que creía.

 

—Un poco tedioso por los papeleos, pero es mi trabajo después de todo— Responde el pelinegro mientras le sonríe.

 

Ashura le lleva a comer y platican sobre su trabajo, más que nada respondiendo las dudas de Fye acerca de la organización de la galería.

 

Para cuando cae la tarde Fye ya está de vuelta en su casa, despidiéndose de Ashura con un sencillo “hasta luego”, llevándose consigo la pintura que no había querido que fuese vendida. Al entrar a la soledad que es su hogar lo primero que hace es ir a su habitación en busca de su celular, llevaba fuera de casa desde la noche anterior, probablemente, quizá, Kurogane se haya preocupado un poco y haya intentado llamarle. Cuando ve la pantalla con 0 mensajes y 0 llamadas ni siquiera se siente decepcionado.

 

El timbre de la casa suena y Fye se encamina a abrir, extrañándose bastante al encontrarse con Ashura.

 

—Hola, de nuevo— saluda nervioso —Iba de camino a mi departamento y se me ocurrió: ¿por qué no hacer una pijamada?

 

—¿No estamos muy grandes ya para eso?— responde Fye de manera cortante.

 

—Llamémosle “fiesta de películas” entonces.

 

Fye cruza los brazos mirándole molesto y suspira con frustración —¿Por qué no mejor hablas claro y confiesas que si estás aquí es porque no me tienes la confianza para dejarme solo?

 

—Fye, pase por esto muchas veces, sé que uno no cambia de parecer de la noche a la mañana y sé que basta sólo un instante para que intentes algo irreversible de nuevo.

 

—No voy a cortarme las venas, listo, eso debería bastarte.

 

—Pero la verdad es que no me basta. Yo también dije eso mismo muchas veces y de igual forma lo intente, así que…— Sin invitación se abre paso a la casa de Fye —“Fiesta de películas”.

 

Fye suspira, derrotado —¿Por qué eres así?

 

—Ya te lo dije, es porque se trata de ti— Le sonríe, una sonrisa que en esos momentos a Fye se le antoja de lo más cínica.

 

—No habrá “fiesta” de nada— dice secamente —Esa es la sala, por haya esta la cocina, ya conoces mi habitación, esa de allá es la habitación de huéspedes, o lo era, ahora es la habitación de Kurogane, oh, y esa de ahí es la biblioteca. Ahora que ya te “mostré” la casa, has lo que se te pegue la gana.

 

—Eres un anfitrión horrible— Se queja por su frialdad.

 

—Y tú una visita muy molesta— responde indignado, dejando solo al pelinegro para ir a cambiarse. Se pone su pijama y una bata ligera antes de volver a buscar a Ashura a quien encuentra curioseando en su biblioteca —¿Algo de tu agrado?

 

—Mucho en realidad— Dice sin dejar de leer la contraportada de uno de los libros.

 

Comienzan a leer juntos en la biblioteca durante gran rato hasta que ponen pausa para que Ashura vaya a la cocina a prepararles un refrigerio.

 

—Prepare fresas con nata— dice entrando a la habitación del rubio, esperaba encontrarlo ahí pero no estaba. Escuchó ruidos en la habitación que el rubio dijo era de su esposo, se dirigió allí. Fye buscaba hábilmente en un cajón, sacando al poco un pijama que entregó a Ashura apenas le vio.

 

—¿No se molestara tu… bueno…. “él”?

 

—Hay otros tres limpios, ni siquiera va a notarlo— mencionó cerrando el cajón de nuevo —Vamos.

 

Fye apagó las luces de la casa y entraron a su habitación, recostándose uno al lado del otro para continuar con su lectura mientras comían las fresas con nata que les preparó Ashura. Fye es el primero en quedarse dormido, el pelinegro le acomoda y le arropa con cuidado, apagando las luces y disponiéndose a dormir también.

 

Eran cerca de la 01:30 am cuando Ashura se despertó a causa de algunos ruidos en la casa, lo cual le pareció muy extraño, se levantó dispuesto a ir a echar un vistazo siendo casi golpeado con la puerta de la habitación cuando ésta se abrió de repente, logró esconderse detrás de la puerta justo antes de ser visto por aquel a quien reconoció como el esposo de Fye. El moreno entró sigilosamente acercándose hasta la cama en donde vio por apenas unos cuantos segundos al dormido rubio antes de volver a salir de la habitación. Ashura suspiró aliviado.  ¿Qué hubiese sucedido si el esposo del rubio lo encontraba ahí? Probablemente nada bueno para Fye.

 


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