Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Me dedique a perderte por Haku1008

[Reviews - 130]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hoooooooooooooooola!!!!!!!!!!!

 

No, no tomaron ninguna bebida alucinógena, este fic ah sido actualizado!!! buajajaja, ok nop.

 

Mmm bien, merecen saber la razón de mi ausencia en todo este tiempo, amm más o menos por el mes de Diciembre la salud de mi abuelo comenzó a decaer, de hecho yo no sentí siquiera que fuera navidad, no pusimos adornos ni nada porque todos estábamos muy preocupados, mm llegó un día en el que se puso muy grave y tuvieron que hospitalizarlo… es muy duro recordarlo, fueron días en los que no tenía cabeza para nada más, mi familia es mi todo, mi motor, y mi abuelo es una de las personas más importantes en mi vida. Estuvo varios días hospitalizado, de hecho pasó año nuevo en el hospital, pero afortunadamente mi abuelo ya está de vuelta en la casa, está mejor y espero que su recuperación siga muy muy muy bien :3

 

Entonces… amm la cosa está así, sé que fue mucho tiempo, a las personas que hoy siguen leyendo esto muchas gracias, las personas que ya no pues, es muy comprensible o////o lo sé, yo aún quiero darle un final a este proyecto, que igual ya no nos queda demasiado xD

 

Ahh sí que pasó mucho tiempo, apenas me estoy poniendo al día con algunas cosas que pospuse (realmente yo no tenía mente para nada en ese entonces), estoy con terminar de ver “Coco” muy emotiva hasta donde me quede, apenas hoy comencé a ver el anime de Sakura, morí con el reencuentro de Sakura y Shaoran *w* xDD y Tomoyo tan oportuna xDDD bueno ya, volviendo al fic, estoy algo indecisa con la primera parte, no me convenció mucho pero creo que la compensa la segunda parte, en fin, es todo suyo.  

Capítulo 18

 

Los días para Fye y Ashura continuaron transcurriendo sin pormenores, de modo que cumplieron una semana de sus mini-vacaciones en las cuales habían avanzado bastante en las clases de dibujo para Ashura, habían ido a las aguas termales, nadado en el rio, Fye le enseñó a Ashura el cómo trepar un árbol e incluso una noche bebieron hasta embriagarse, y aquel primer día de su segunda semana habían permanecido en la posada toda la mañana y la tarde pues estuvo lloviendo bastante.

 

—Ven, te mostrare algo— Fueron las palabras de Ashura apenas entró en su habitación compartida.

 

—¿Qué cosa?— Preguntó el rubio, extrañado ya que era de noche ¿Qué tendría que mostrarle Ashura?

 

—Es sorpresa, tendrás que cubrirte los ojos.

 

De esa manera, vendado, curioso y un tanto inseguro de sus pasos, Fye fue guiado fuera de la posada, caminando tomado de la mano de Ashura quién le guiaba con paciencia y cuidado, hasta que finalmente llegaron a lo que sea que el pelinegro quería mostrarle.

 

—¿Listo?— Fye asintió y el pelinegro le quitó la venda.

 

Lo que el rubio encontró fue un campo con cientos de luces… pequeñas y parpadeantes luces en verdes colores. La imagen dejó al rubio maravillado; sobre los prados un manto de luciérnagas volaban de aquí para haya con suaves destellos mientras que, otras por en cambio, se detenían sobre la hierba húmeda, pardeando de igual manera.

 

—Es hermoso.

 

—Lo sé— Responde Ashura convencido y sin poder apartar la mirada del rostro iluminado del rubio, era simplemente hermoso, sí.

 

Fye intenta atrapar entre sus manos una luciérnaga que pasa por su lado, siguiéndola y adentrándose en el prado, atrapándole con sutileza, viéndola brillar sobre su mano para luego verla volar una vez más, mirándola alejándose hasta que la mano de Ashura se posa en su mejilla.

 

—¿Eh?— Fye le mira.

 

—Te atrape.

 

—…………

 

—…………— Ashura le sonríe.

 

El momento perfecto, en el lugar perfecto, en el instante perfecto y la persona correcta, sin duda fue la magia del momento la que motivo al cuerpo de Ashura a acercarse al rubio con lentitud y besar sus labios. Cuando se aparta Fye tiene los ojos cerrados, pero cuando finalmente los abre sólo puede ver tristeza en ellos.

 

—¿Tenías que arruinarlo todo?— Preguntó Fye de manera dolorosa.

 

—¿Fye?— Pregunta preocupado más no obtiene una respuesta, el rubio le da la espalda y comienza a alejarse, y él, confundido, arrepentido y dolido, lo deja marchar.

 

El rubio se apresura a llegar a la posada, entrando al cuarto sintiendo un revuelo de todas sus emociones, era todo tan horriblemente confuso. Tomó una almohada y ahogó en ella un grito, terminando a tiempo para escuchar su teléfono vibrando en el cajón donde lo había abandonado apenas llegar pues no creyó realmente que alguien le llamase.

 

¿Kurogane?

 

Apresurado, Fye fue en busca de su celular, el nombre del moreno apareció en la pantalla, pero cuando iba a responder su celular se apaga con la batería completamente muerta.

 

—Genial— Murmura con molestia mientras rebusca entre sus cosas por su cargador —Enciende, enciende— Murmura mientras conecta el aparato.

 

Cuando su teléfono vuelve a encender encuentra 17 llamadas perdidas de Kurogane, ¿Habría pasado algo?. No espera más y llama de regreso, preocupado de que algo grave hubiese ocurrido, porque ¿Qué otra razón habría para que Kurogane le buscase?

 

—¿Kurogane?

 

—¿¡Dónde rayos estás!?

 

—…………

 

—¿¡Fye, en dónde rayos estás!?

 

—Estoy en un pueblo a las afueras de Gujō

 

—¿Qué? ¿En dónde? ¿¡Qué rayos sucede contigo!? ¡Una nota! ¡Dejaste una maldita nota!

 

—………….

 

En ese momento la puerta se abre y entra Ashura, la mirada de Fye va hasta el pelinegro.

 

—…. Volveré mañana a primera hora, llegare ahí por la tarde—  Dice y cuelga, apagando el teléfono una vez más, cubriendo su rostro con ambas manos.

 

—Fye, yo realmente….

 

—… No-digas-nada— Dice molestó.

 

 

oOoOoOo

 

 

El camino de regreso fue la cosa más incómoda tanto para Ashura como para Fye, la mayor parte lo hicieron sumergidos en el silencio, cada uno con sus sentimientos y pensamientos gritando a todo pulmón dentro de sus cabezas. En algunos momentos Ashura había intentado hablar con Fye recibiendo siempre una rápida negativa del rubio que le impedía continuar.

 

—Fye, tenemos que hablar— Insistió una vez más cuando aparcó frente a la casa del rubio.

 

—No hay nada de qué hablar— Responde cortante, tomando sus cosas para bajar.

 

—Claro que hay bastante de que hablar y lo sabes muy bien— Insiste el peli-largo comenzando a desesperarse.

 

—Lo único que yo sé es que tú me quitaste a mi amigo

 

—Sigo aquí ¿Es que no lo ves?

 

—…………….— Le da una mirada que Ashura no sabe cómo interpretar y baja del auto apresurándose con su equipaje para entrar a su casa, pudiendo respirar aliviado apenas hacerlo ¿¡Por qué tenía que haberlo besado!? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

 

—¿Ahora si vas a explicarme qué rayos significa esto?— pregunta Kurogane apareciendo de pronto y causándole un sobresalto al pecho del rubio, mostrando en una de sus manos la nota que Fye había dejado en su propia habitación, nota en la que explicaba apenas que salía de viaje y nada más.

 

—¿Recuerdas cuando te dije que hacia bastante que no tomábamos vacaciones? ¿Recuerdas lo qué me dijiste? Dijiste que las tomara yo solo.

 

—¡Pudiste haberme avisado! ¿¡Por qué rayos no lo hiciste!?

 

Fye reprime un bufido, desvía la mirada con cansancio, ignorando los gritos del moreno pues su mente no puede dejar de preocuparse por cierto beso que tiene sus emociones completamente revueltas y ni hablar de los confusos sentimientos, pero regresa a la realidad de manera abrupta cuando Kurogane, descubriéndose ignorado, le toma del rostro con una mano obligándole a mirarle, apretando sus mejillas entre sus dedos sin cuidado alguno.

 

Efectivamente ahora parece tener la atención del rubio quien le mira a los ojos, más sin embargo Fye no está escuchando los reclamos de Kurogane, a su mente tan sólo llegan las palabras “don nadie” y se repiten una y otra vez, para el moreno él no era más que eso, “un don nadie”, alguien con tan poco valor que no le importa lastimarlo en lo más mínimo. Tal como lo había tomado Kurogane le suelta de manera brusca, es entonces que la humillación se abraza al pecho del rubio, inevitablemente recuerda aquellas otras ocasiones en las que el moreno le ha maltratado antes: aquella vez en la fiesta de sus padre y aquella bofetada…

 

Kurogane detiene su reclamo, en parte por sorpresa, otra parte por dolor. La cachetada que le soltó Fye había resonado por toda la sala.

 

—No te atrevas a ponerme una mano encima de nuevo, ¡Nunca más!— Declaró Fye con convicción y frialdad, tomó su equipaje y le pasó de largo para irse a su habitación.

 

—¡No hemos terminado de hablar!— Le llama Kurogane, furioso.

 

—Para mí terminamos de hablar hace mucho— Responde antes de encerrarse en su habitación tras un portazo.

 

Los ojos azules se humedecieron entonces, era más causa del dolor físico en su rostro que otra cosa, por lo que masajea con cuidado sus mejillas y como por automático recuerda la sensación de la caricia de Ashura, esa que le dio justo antes de besarlo….

 

—¿Por qué tenías que besarme?— Susurra dolido, confundido y… temeroso.

 

Luego de aquel día Fye pasó las siguientes dos semanas evadiendo a Ashura, algo difícil tomando en cuenta lo mucho que se había acostumbrado a su presencia y con lo mucho que el pelilargo insistía en hablar con él, pero Fye estaba aterrado de hacerle frente a aquella situación así que simplemente estaba decidido a no ceder, al menos hasta que tuviera claro qué era lo que sentía por Ashura exactamente, es decir, era obvio que le quería, era imposible no hacerlo con todo lo que habían pasado juntos, con todo lo que Ashura había hecho por él, la idea de sacarlo para siempre de su vida ni siquiera tenía cavidad en su mente, pero ¿Por qué? ¿Era acaso por egoísmo? Es decir, se sentía tan bien con él, tan vivo, tan entusiasta ¿Era únicamente por esa razón por la que no quería alejarse de él, por miedo a estar solo de nuevo?

 

¿O era en realidad porque consideraba al pelilargo como su amigo? Aunque… por mucho que Fye se lo repitiera en su cabeza  la palabra “amigo” no calzaba a lo que sentía por Ashura, ¿Entonces qué era aquello que sentía por él? ¿Estaban sus sentimientos arraigados al agradecimiento y nada más? Y de ser todo así, Fye realmente no creía que Ashura se mereciera aquello, el pelinegro merecía a alguien que no dudara de sus sentimientos, a alguien que no crea amarle sino que le ame de verdad, alguien no tan descompuesto como lo estaba él…. Además ¿Podría él realmente volver a amar con la misma intensidad con la que se había entregado a Kurogane?... Apenas pensar en aquello su corazón se sintió lacerado por el miedo, no, no volvería a amar con la misma intensidad, con tal ingenuidad, con toda la confianza, nunca más, no soportaría volver a pasar por lo mismo, por toda esa oscuridad, ese dolor, la amargura y la dificultad con la que aún no podía sacarse completamente del pecho a esa única persona que llevaba adherida en él.

 

Y hablando de Kurogane, luego de su discusión no habían tenido otro percance, bueno, no habían vuelto a cruzar palabras siquiera, aunque si se habían estado viendo y mucho, o algo así, los últimos días Kurogane había estado llegando temprano, Fye lo había notado porque ahora que evitaba a Ashura se quedaba la mayor parte del día en la casa, leyendo por las tardes en la sala, de esa manera había visto a Kurogane llegar sin dirigirle la palabra o la mirada, el moreno entraba en su habitación, se aseaba y volvía a salir con alguno de sus trajes de gala puestos, esos que solía usar para las elegantes fiestas con sus socios, o para las cenas formales en las que cerraba tratos de manera amistosa, en fin, ese tipo de eventos en los cuales antes Kurogane no sólo llevaba un traje sino también un esposo, sin embargo Kurogane no había solicitado su presencia para ninguno de esos eventos, Fye suponía que, el moreno ya no le requería de ninguna manera en aquellas reuniones ni siquiera por apariencia, después de todo pronto se divorciaría de él, tenía que dejar claro para los demás el distanciamiento de ambos, de esa manera no les parecería raro cuando se anunciara divorciado, seguramente se trataba de eso, pura estrategia, quizá era también esa la razón de que el trámite del divorcio se estuviera tardando tanto, como sea que fuera, no había ninguna razón para pensar demasiado en ello, o en lo que hiciera Kurogane para justificar la ausencia de su aún esposo, después de todo, no existía motivo alguno para que Fye estuviera ahí si ya estaba Noa abriéndose paso de a poco. Y sin darle más importancia a aquello Fye volvía con tranquilidad a su lectura.

 

 

…………

 

 

Fue una mañana relativamente fría cuando Fye recibió aquella extraña carta dejada por debajo de la puerta, el rubio suspiró con nostalgia, aquella era una carta de Ashura para él.

 

 

Ya que no me permites verte o hablarte de ninguna manera eh tenido que recurrir a medidas mucho más drásticas.

 

Justo ahora, te aseguro, no soy más que un hombre terriblemente desesperado y abrumado por tu ausencia, reconozco que fue error mío por haber hecho lo que hice. Desde que llegamos no eh hecho otra cosa más que lamentarme y lamentarme (más) por haberte besado, pensando y buscando la mejor manera de disculparme contigo, no miento al decirte que paso las noches en largos insomnios que tienen tu nombre, tu rostro y el sabor de tus labios en ellos, y por los días no soy más que un ente cuya única misión es lograr volver a verte.

 

Sé que tus heridas aún están abiertas. Sé que aún estás casado. Sé también, perfectamente, que aún le guardas sentimientos a tu esposo. De todo estoy consciente y aun así yo no puedo evitar sentirme como me siento, no me has permitido decírtelo, pero por este medio no podrás impedir que te lo diga; Me enamore de ti.

 

Me enamore de ti, Fye.

 

Estoy jodida y completamente enamorado y me sentí muy culpable por esto pero, ya me di cuenta de que no es mi culpa, sino tuya, sí, así como lo estás leyendo, todo esto es culpa tuya.

 

Tuya por ser quien eres, es tu culpa por el hecho de ser tú.

 

Tú eres mi luciérnaga Fye, ese hermoso ser que vuela tranquilamente, encendiendo y apagando su destello, que me invita sin querer, a ir tras él para luego posarse sobre mi mano y alejarse volando sin mirar atrás. Y no sabes cómo entristece el verte partir.

 

Ya ni siquiera me acuerdo de cómo era la vida antes de ti, y no quiero pensar cómo es la vida sin ti, y entre tantos olvidos y tantos no quereres, pienso, quizá de manera enamorada y soñadora, que quizás, sólo quizás, todos los caminos que eh cruzado estaban destinados a terminar en ti, en encontrarte… tan sólo quizás…

 

…… Aunque nunca podré saberlo si no me das una oportunidad de intentar averiguarlo.

 

Por favor Fye, no permitas que me convierta en el “quizás” de tu vida.”

 

 

 

—Pero que tonto— Susurra el rubio con la voz rota y los ojos cristalizados, sonriendo de manera triste —¿Por qué eres así?

 

Ashura era definitivamente un tonto, porque si Fye era una luciérnaga, entonces Ashura era sin duda alguna una estrella, brillando en el firmamento con luz propia, sin caer, sin titubear, una estrella tonta que bien podría fijar sus ojos en otra estrella igual de brillante, en cambió posaba su vista hacia abajo, en una luciérnaga cuya luz nunca es constante, una tan pequeña y frágil que nunca sería capaz de amarlo como una estrella se merece.

 

 

 

 

oOoOoOoOo

 

 

1 mes después:

 

Con cierto nerviosismo marca a la casa de su hijo, esperando expectante que fuera el esposo de éste quién respondiera.

 

—Diga.

 

—Fye— Dice con emoción al reconocer su voz, sintiendo una grata sensación al volver a escuchar la voz del chico rubio —Soy Akiko

 

—……………..

 

—Por favor no vayas a colgar— Pidió apresuradamente tras el repentino silencio del otro lado —Quiero disculparme contigo por lo del otro día, eh estado intentando llamarte antes, como no respondías decidí cambiar mi número telefónico, me alegra que haya funcionado. Fye sé que tienes mucha razón en estar molesto conmigo, pero realmente estoy arrepentida por lo que te dije, por favor Fye perdóname por eso.

 

—….. Señora, yo realmente no……

 

—…. Hablémoslo personalmente— Dijo interrumpiéndole —Te lo suplico.

 

—………….

 

—…………..

 

—Está bien ¿Dónde nos vemos?

 

—Aquí en la casa ¿Puedes venir mañana?— Preguntó mirando con atención la fecha en el calendario.

 

—Sí, sí puedo. Nos vemos ahí— Dijo y colgó.

 

Para Akiko no importó lo distante que se mostró el rubio, creía que era algo normal luego de lo que había pasado, se alegró sinceramente ante la idea de volver a ver a Fye e intentar arreglar las cosas entre ambos.

 

Al día siguiente Akiko pidió que organizaran una mesa en la terraza para tomar el té y algunos refrigerios con su rubio invitado, pidiendo también algunos pastelillos para aquel día tan especial.

 

—¿Y todo esto?— Preguntó Souma robando uno de los pastelillos para comérselo al instante.   

 

—Invite a Fye a venir a la casa— Respondió la mayor terminando de arreglar los detalles.

 

Al instante Souma hizo una cara de desagrado que nada tenía que ver con el bocadillo en su boca.

 

—Por favor compórtate y se amable con Fye, este es un día especial para él.

 

—Sí, claro— Respondió Souma sin darle importancia, el oportunista vendría a su casa una vez más ¿Es que acaso no tenía vergüenza? —¿Papá ya lo sabe?

 

—Sí.

 

—¿Y lo permitió?— Preguntó sorprendida —¿Después del espectáculo que hizo en su fiesta de cumpleaños?

 

—Tu padre y Kurogane ya arreglaron lo sucedido en su fiesta, así que ya no hay que darle más vueltas a eso, Souma— Dijo Akiko con cierto tono de cansancio y regaño.

 

—Lo que tú digas— Soltó y se fue de ahí al escuchar el timbre de la casa, seguramente se trataba del oportunista que había llegado ya. Souma caminó rumbo a la oficina de su padre intentando no toparse con el rubio pero justo se encontró con él en el pasillo, la chica se detuvo al verle… el rubio lucía diferente… pero ¿Qué era aquello? —Oportunista— “Saludó” cuando el rubio pasó por su lado.

 

—Souma— Respondió Fye pasándole de largo sin más, dirigiéndose a la terraza en dónde la madre de Kurogane le esperaba.

 

—¡Fye…!— la madre del moreno también quedó impresionada, sorprendida ante la presencia del rubio, Fye lucía más atractivo, había recuperado su peso y lucía radiante pese a la seriedad en su rostro. —Fye… gracias por aceptar venir, toma asiento por favor.

 

—Gracias— El rubio se sentó, observando con curiosidad los pastelillos sobre la mesa.

 

—Los pedí para ti, feliz cumpleaños, Fye.

 

—……………— El rubio la mira directamente unos instantes, conservado el semblante serio —No tenía por qué haberse molestado, ni en esto, ni en pedirme una disculpa.

 

—Claro que tenía, yo quiero hacerlo. Estoy tan avergonzada sobre la manera en que fui contigo, por insinuar que…

 

—… No tiene que seguir. Se lo dije ese día ¿No? Kurogane es su hijo, entiendo que usted tome postura por él. Él es muy afortunado de tenerla.

 

—Sabes que a ti también te quiero como a un hijo— dijo tomando la mano del rubio entre la suya, casi al instante Fye la apartó.

 

—Pero no lo soy, es algo que usted y yo sabemos bien. Quería arreglar las cosas con usted por todo lo que hizo por mí en el pasado, aunque probablemente muy pronto ya no tendrá importancia la relación que yo tenga con todos ustedes.

 

—¿A qué te refieres con eso?— Pregunta sorprendida por las palabras del rubio.

 

Fye iba a responderle cuando un aterrador grito de Souma pidiendo ayuda resonó por toda la casa, al instante ambos se pusieron de pie y corrieron a ver qué era lo que sucedía, Fye fue más rápido y llegó antes a dónde la chica se encontraba.

 

—¡¡Ayuda por favor!!

 

Apenas entrar en la oficina de su suegro, Fye se encontró con la escena de una desesperada Souma y al padre de Kurogane inconsciente en el piso.

 

—¿Qué le pasó?— Preguntó Fye, inclinándose hacia él.

 

—No lo sé, de pronto se empezó a quejar y luego se desplomó al suelo— explicó la chica entre el nerviosismo y las lágrimas que le surcaban las mejillas.

 

Fye se apresuró a buscar su pulso, alarmándose cuando no encontró nada.

 

—¡Rápido, llamen una ambulancia!

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).