Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Me dedique a perderte por Haku1008

[Reviews - 130]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

Hola!!!

 

Me encontré esta canción cuya letra me pareció como anillo al dedo para lo que está pasando Fye, así que la incorpore en el cap, la canción es: 4 in the morning

 

Hoy el cap es más ligero, tratare de que el siguiente sea más largo, sin más todo suyo.

 

Capítulo 7

 

Observó la pantalla de la computadora obligándose a terminar ese video hasta el final, era un video corto, no más de 5 minutos, la calidad no era nada buena pero sí lo suficientemente clara, al menos lo suficiente como para identificar a su esposo en él, la cámara parecía haber estado escondida al momento de grabar y por el ángulo era imposible ver el rostro de la otra persona en el video.

 

Luego de que Kurogane regresara a casa las cosas parecieron ir color de rosa los primeros tres días, el moreno regresaba temprano a casa y hasta llegaba a tiempo para cenar con él, le procuraba y cuidaba de una forma en la que hace mucho tiempo no lo hacía y Fye se llegó a sentir inmensamente feliz, creyendo que su matrimonio volvía por fin a su curso… claramente erró. A partir del cuarto día el moreno comenzó a llegar un poco más tarde, disculpándose con cualquier excusa para no acompañarle a cenar, fingiendo estar dormido cuando el rubio ingresaba a la habitación, todo para que éste no intentase provocarle al sexo; en las últimas noches Fye lo había intentado sólo una vez, fue cuando Kurogane regresó con él a la casa, pero en aquella ocasión el moreno se había negado argumentando que sería descuidado hacerlo cuando recién había estado hospitalizado, luego de eso el rubio había decidido no volver a insistir, muy a pesar de que las ganas le estuvieran atormentando, estaba dispuesto a darle todo el espacio que Kurogane necesitase y estuviera listo, esa era otra cosa en la que al parecer volvió a errar. Y al finalizar la semana ya habían vuelto a la vieja rutina de llegadas a la madrugada por “algún pendiente en la oficina”.

 

Bufó con molestia cuando el video finalizó.               

 

Aquella mañana había un sobre en el buzón de la casa, cosa que le pareció de lo más extraño ya que normalmente todo lo que llegaba a la casa era para Kurogane y éste hacía que toda la correspondencia le fuese enviada directamente a su oficina, por esa razón era de lo más inusual el que alguien haya dejado un paquete ahí, curioso buscó alguna información en el sobre que le indicara de qué trataba el asunto pero el sobre ni siquiera traía remitente o destinatario. Se decidió por ver el contenido, no traía más que un disco con letras adheribles formando un mensaje que decía “PARA FYE”.

 

Tuvo un mal presentimiento, no tenía quién le mandase algo así, él no tenía familia y había perdido contacto con todos sus amigos cuando se había mudado a la ciudad de Kurogane luego de casarse. No quería darle más vueltas al asuntó así que se dispuso a ver el contenido del mentado disco y acabar con todo el misterio de una vez por todas, efectivamente todo se esclareció al momento.

 

La escena comenzó con Kurogane desnudo envistiendo un cuerpo cuyo rostro no podía verse, aunque no hacía falta pues Fye sabía perfectamente de quién se trataba, obviamente el video, al igual que la llamada de la otra vez, había sido tomado sin que el moreno se diera cuenta. Al principio lo que vio le hizo sentir una horrible desazón, pero no estaba ni cerca de lo que había sentido cuando los escuchó en pleno acto la primera vez, en cambio ahora lo invadió una molestia a lo que le parecía una evidente venganza infantil y teatral, porque sabía perfectamente quién era el amante de Kurogane y dónde encontrarlo, se imagina diciéndole a Noa que sabía toda la verdad, el rostro que pondría el pelinegro y la sensación de sus puños golpeando esa bonita cara que tenía el muy desgraciado, lo disfrutaría, claro que sí, ¿y luego qué? ¿Qué pasaría entonces cuando Kurogane se enterara de que él lo sabía todo?... realmente esa era una incógnita que no quería averiguar nunca.

 

Volvió a guardar el disco en el sobre y lo guardo entre alguno de sus cajones, tres días de la completa atención de su esposo le valían una “respuesta” de parte del amante de éste, vaya estupidez.

 

Para su sorpresa aquella misma noche Kurogane llegó temprano a casa.

 

—La próxima semana tengo que salir a un congreso— le informó el moreno.

 

—¿Eh?... ¿por cuánto tiempo?

 

—Cinco días.

 

—… ya veo. ¿Dónde será el congreso?

 

—En Jōdogahama

 

—¿La playa?— pregunta con emoción, el moreno asiente —¿Puedo ir contigo?— pregunta ilusionado, hacia tantos años que no iban a una playa.

 

—No voy de paseo— respondió frunciendo el ceño.

 

—Tú no, pero yo sí podría— responde animado —anda, llévame contigo.

 

—Puedes planear en otro momento tu paseo ¿Por qué tiene que ser durante mi congreso?

 

—Así podremos viajar juntos— le abraza, cariñoso y sonriente —Últimamente pasas más tiempo en la oficina que en casa— dice con un tierno e infantil puchero —Te extraño— murmura pegando su cuerpo al del más alto, parándose sobre sus puntas para besar los labios del moreno con cuidado y delicadeza.

 

Siente a Kurogane tensarse, esa es su señal para retroceder pero se niega a escucharla, lo necesita, necesita ser tocado por él, necesita tanto tocarle también, sentirse querido y amado, lo necesita tanto… Con agilidad le saca la corbata y se desase de su saco, disimula su ansiedad y desabrocha los botones de su camisa con calma mientras deja besos en el cuello del moreno robándole suspiros involuntarios de placer, esta vez lo logrará, piensa seguro, pero cuando está por desabrochar los últimos botones las manos de Kurogane toman firmemente a las suyas para impedirle continuar.

 

—Estoy cansado.

 

—……………………

 

Suelta las manos del rubio y trata de esquivarlo para ir a la habitación, se detiene cuando de pronto Fye le abraza por la espalda.

 

—Por favor… sólo… sólo por esta noche— suplica.

 

—Ya te dije que estoy cansado— dice con exasperación mientras obliga a las manos del rubio a soltarle una vez más, entonces sí se pierde en la habitación.

 

—……………— Fye sonríe sintiéndose estúpido, humillado por sí mismo al suplicar por amor… por un poco de sexo. Sus ojos se humedecen al sentir el dolor en el pecho producto del reciente rechazo, se encamina a la cocina, de pronto había sentido la necesidad de un trago.

 

***

 

Se había quedado sentado en la sala, observando la televisión apagada, en sus manos reposaba su tercer baso de vodka, eran cerca de las 2am cuando un adormilado Kurogane aparece, preguntándose si Fye no tiene planeado ir a la cama esa noche, eso luego de que despertó y no lo encontró al otro lado de la cama, ni en la habitación.

 

—¿Fye?

 

—…………..

 

—Vamos a la cama, ya es tarde— le llama con suavidad en la voz, observando el vaso que descansaba en las manos del rubio.

 

—No puedo— murmuró voz rota.

 

—¿De qué hablas?— preguntó cuidadoso.

 

—Hay veces en las que siento que ya no puedo— confiesa con dolor.

 

—Fye, deja eso, vamos a la cama— intenta tomarle del brazo pero Fye no se lo permite.

 

—Por favor, déjame, quiero estar solo— pide sin verlo en ningún momento.

 

—……………

 

—Vete— pide una vez más.

 

—…………..— Kurogane le mira preocupado, pero termina alejándose, porque sabe que es culpa suya que su esposo se sienta rechazado, vuelve la mirada hacia el rubio… es mejor así, se dice así mismo y regresa a la habitación.

 

Las lágrimas descienden por las blancas mejillas pero él no llora, está cansado de ello, cansado de todo, tan sólo mira a la nada, sumergiéndose en esa misma nada para dejar de pensar, para dejar de sentir.

                                                               

Al día siguiente amanece sobre su cama, no recuerda haberse movido de la sala siquiera. Suspira y observa la hora 09:27am…. cierra los ojos lentamente, su cuerpo se siente cansado pero su mente está demasiado despierta como para dejarle dormir de nuevo, así que se mantiene así, cansado, sin energías y terriblemente despierto.

 

***

 

La semana del congreso comenzó, Kurogane apenas si se había despedido de él. Una idea llega a su cabeza, una buena y atrevida, decide llegar de sorpresa al hotel donde se estaría hospedando Kurogane para el congreso e intentaría arreglar la tensión de las cosas, tiene cierta convicción en su plan así que decide ponerlo en marcha. Visita a Nozomi para pedirle los datos del hotel, la mujer se los facilita con amabilidad y sin ninguna traba, pero justo cuando estaba por retirarse de las oficinas se extrañó de no toparse con cierto pelinegro, sintiendo una corazonada es que decide preguntarle a Nozomi por Noa.

 

—Él también ha ido al congreso— Respondió, después de todo no es algo anormal tomando en cuenta de que Noa es el asistente personal de Kurogane, aunque ella sabía muy bien sobre la clase de relación que mantenían esos dos, la cual no le agradaba para nada, se sentía fatal por el esposo de su jefe quien no se merecía tal engaño.

 

—Ya veo— Fye sonríe y se despide amablemente. No es hasta llegar a su casa que su rostro se descompone en una expresión de dolor —Por eso te negaste a que te acompañara.

 

Para ese punto sentía que su corazón era traspasado una y otra vez  por un pica-hielos, cuántas veces más continuaría Kurogane atenazándole de aquella manera, cuánto más podría resistir él antes de quebrarse por completo.

 

 

 

<<Despertándome para encontrar un nuevo día

La luna se perdió anoche una vez más

Pero ahora el sol finalmente salió

Supongo que me siento bien

 

Pero duele… cuando lo pienso…

Cuando trato de asimilarlo… es demasiado

Estoy aquí… en la oscuridad

Viéndote dormir… duele demasiado

 

Y todo lo que sé es que… Tú tienes que darme todo

Y nada menos, porque tú sabes que te di todo de mí

Te di todo lo que soy, renuncie a todo lo que tenía

Porque quiero tener un amor verdadero

 

No quisiera nunca tener que irme y dejarte.

Estar despierto hasta las 4 de la mañana

Y las lágrimas siguen cayendo

Y todo lo que quiero es que esta lucha valga la pena

 

¿Qué es lo que hemos estado haciendo todo este tiempo?

Si lo vamos a hacer, hay que hacerlo bien.

 

Todo lo que quería era saber que estaba a salvo

No quiero perder el amor que encontré

¿Recuerdas cuando me dijiste que cambiarias?

No me decepciones

 

No es justa… tu forma de ser

No puedo estar completo… ¿puedes darme más?

 

Y todo lo que sé es que… tú tienes que darme todo

Y nada menos, porque tú sabes que te di todo de mí

Te di todo lo que soy, renuncie a todo lo que tenía

Porque quiero tener un verdadero amor

 

No quisiera nunca tener que irme y dejarte

Estar despierto hasta las 4 de la mañana

Y las lágrimas siguen cayendo

Y todo lo que quiero es que esta lucha valga la pena

 

¿Qué es lo que hemos estado haciendo todo este tiempo?

Si lo vamos a hacer, hay que hacerlo bien

 

Y todo lo que sé es que… tú tienes que darme todo

Y nada menos, porque tú sabes que te di todo de mí

Te di todo lo que soy, renuncie a todo lo que tenía

Porque quiero tener un amor verdadero

 

No quisiera nunca tener que irme y dejarte

Estar despierto hasta las 4 de la mañana

Y las lágrimas siguen cayendo

Y lo único que quiero es que esta lucha valga la pena

 

¿Qué es lo que hemos estado haciendo?

Si lo vamos a hacer, hay que hacerlo bien>>

 

 

 

Llevaba dos días sin ganas de nada, apenas si había probado bocado, pero es que simplemente había perdido el apetito por completo. Se levantó de la cama para ir por un vaso de agua, ni bien dio dos tragos pequeños cuando un fuerte mareo le invadió haciendo que el vaso terminara resbalando de sus manos y que todo se desvaneciera para él.

Despertó con un fuerte dolor en la sien, lo primero que notó fue la evidente oscuridad, debía de llevar horas allí, inconsciente. Llevó una de sus manos a la parte que le dolía, sus cabellos estaban secos y algo tiesos en esa parte.

 

—¡Ughm!

 

Se incorporó con cuidado, un nuevo mareo le invadió pero pasó al poco rato. Caminó hasta el cuarto de baño y se observó en el espejo. Al caer desmayado debió de haberse golpeado con la mesa y por lo que podía apreciar había sangrado demasiado. Lavó la herida y la pudo observar mejor, al instante supo que tendría que ir al hospital. Resignado fue hasta ahí.

 

El médico que le atendió fue amable y dado un momento, por protocolo según le explicó, comenzó a hacerle varias preguntas acerca de cómo se había hecho semejante golpe. El rubio comenzó a contarle sobre los mareos, en algún momento llegaron al tema de su alimentación y la falta constante de apetito, una cosa llevó a la otra, y otra a otra y, de alguna manera su charla terminó en que el rubio estaba presentando un cuadro depresivo, el médico le dio algunas vitaminas y le recomendó visitar un psicólogo, regalándole las tarjetas de presentación de varios de ellos.

 

Al salir del hospital el rubio tiró todas las tarjetas a la basura.   

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).