-Sirius-susurro James-, si te mueves hacia ese lado la capa nos descubre, a Remus y a William ya se le ve media pierna.
-Y a usted también, señor Potter.
Esa voz hizo estremecer a más de uno mientras se sacaban la capa, dejando ver a los cuatro adolescentes.
-Profesor Riddle-dijo James, tembloroso-, lo estaba buscando...
-¿Qué hacen a estas horas en mi territorio, señores?
-Bueno...-dijo Remus.
-Pues...-le siguió William.
-Cornamenta sálvanos de tu futuro marido-dijo Sirius.
-Pues la verdad, profesor, es que buscábamos a nuestros futuros esposos, ellos nos dieron la contraseña de su sala común para que pasáramos por allí cuando quisiéramos.
-Bueno, por una vez, y ya que estáis tan cerca de las mazmorras, podéis pasar-iban a pasar los cuatro cuando dijo-. James, tú no, tú te quedas conmigo.
James vio hacia sus amigos con una sonrisa que rápidamente borró para girarse hacia su profesor.
-¿Si, profesor?-preguntó con voz infantil.
-Hay veces que estar a solas contigo es difícil y provocador.
Lo empujó contra la pared que estaba a sus espaldas y se pegó a él cogiéndolo de los muslos para quedar a la misma altura y que él rodeara su cadera con sus piernas.
-Profesor, ¿no cree que este no es buen sitio para estar haciendo esto?-susurró James.
-Querido James, la pared en la que estás apoyado es la puerta a mi habitación-dijo mordiéndole el cuello, a lo que él suspiró-, en cuanto diga las palabras esta se abrirá y estarás completamente perdido-susurró en su oído.
James volvió a suspirar y dijo:
-Ya estoy completamente perdido, Tom Riddle.
Dicho esto atacó la boca del profesor, besándolo con pasión y desenfreno.
-James-dijo Tom en un suspiro-, no sabes la cantidad de tiempo que llevo esperando esto.
Tom lo volvió a besar mientras desabotonaba la camisa desarreglada de James.
-Di la palabra, Tom, dila-dijo James mientras Tom bajaba con sus besos por el cuello de este.
Tom susurró algo y, de repente ambos estaban en el suelo, sobre una mullida alfombra.
-Te amo-susurró Tom en parsel.
James gimió y le susurró:
-¿Te he dicho alguna vez que me pone mucho que hables en parsel?
A Tom el pantalón le apretaba más y más, así que bajó una de sus manos y desabrochó los dos, ya que había sentido que James estaba igual que él.
-James, ¿sabes que ya no hay vuelta atrás, no?
-Lo se, te amo, y quiero que me hagas tuyo desde la primera vez que te vi.
-Te amo-dijo Tom, sin darse cuenta de que no utilizaba el parsel.
Dicho eso lo besó de nuevo y empezó a desnudarlo, mientras el otro hacía lo mismo.
***
-Hemos dejado a James en la boca del lobo y nosotros estamos yendo hacia su garganta... Nos van a comer.
-Te van a comer a ti, querido William, yo tengo a mi serpiente bien domada.
-¿A quien dices que tienes domado, Sirius Black?
Sirius se quedó helado y dijo, mientras salía de la capa para abrazar a su querida serpiente:
-A nadie, mi amado Severus, a nadie.
-Más te vale-dijo él y le dio un beso-. Weasley, te está esperando en su habitación, tengan cuidado con lo que hacen, no quiero ahijados antes de tiempo.
William se puso rojo y entró en la sala común.
-¿Nosotros no entramos?-preguntó Remus.
-Lucius te está esperando al final del pasillo, en la segunda habitación del profesor Riddle.
-Vale, gracias.
Remus se fue, aún cubierto por la capa y Sirius y Severus entraron en la sala común de Slytherin y corrieron a la habitación de este último.
Cuando Sev cerró la puerta detrás de si, Sirius lo cogió de un brazo y lo tiró en la cama, subiéndose encima de él.
-Sabes que te amo con todo mi ser, ¿verdad?
-Lo se, Siri, lo se. Yo también te amo.
Dicho esto Sirius lo besó y lo que ocurrió en aquella habitación solo lo saben ellos.
***
-¿Regulus?-susurró William en el pasillo de las habitaciones.
Una mano salió de la puerta ante la cual pasaba y lo metió dentro de la habitación, apoyándolo en la puerta.
-Aquí estoy, amor-dijo antes de besarlo.
Para ambos era su primer beso, así que fue un patoso juego de labios.
Cuando se separaron Bill preguntó:
-¿Qué es lo que te gusta de mi? Soy enclenque y desgarbado.
-Me gusta tu pelo, rojo como el fuego, tus ojos verdes llameantes y tu forma de resaltar aunque no lo quieras. Cuando te vi entrar por primera vez en el Gran Comedor o incluso antes, cuando te vi por primera vez en las piernas de tu madre, con la cabeza gacha e intentando no llamar la atención me sentía atraído hacia ti y cuando vi tus hermosos ojos verde oscuro me vi hechizado. Soñaba cada noche con volver a verlos y, en tu primer día, cuando entraste por aquellas puertas con la cabeza gacha y después cruzamos nuestras miradas cuando te llamó McGonagall supe que estaba enamorado.
Bill estaba muy rojo e intentaba ocultarlo, a lo que Reg rió.
-Oye, no te ocultes, sonrojado estás tan hermoso como siempre.
Dicho esto lo volvió a besar.
-¿Y a ti?¿Qué es lo que te gusta de mi?-dijo una vez se separó.
Bill tartamudeó un poco pero dijo con seguridad:
-Tus ojos violetas. Tus ojos me dan una sensación de calma y seguridad que nadie más me da, por eso cruce nuestras miradas el primer día, para bajar mis nervios. Cuando me caí de aquellas escaleras en mis primeros días y tu me rescataste pensé que moriría de la vergüenza por hacer el ridículo frente a ti y fue ahí donde me di cuenta de que te amaba.
Se volvieron a besar, esta vez con más pasión pero no llegaron a la siguiente base, aún no se sentían preparados.
-Bill-susurró Regulus en su oído-, vamos a dormir.
Lo cogió de la mano, lo dirigió a la cama y se acostaron, quedándose dormidos mientras estaban abrazados.
***
Llegó a la puerta del segundo dormitorio del profesor Riddle y tocó. En menos de tres segundos la puerta se abrió y una mano salió de ella para arrastrarlo a la habitación.
-¿Lucius?-susurró Remus en la oscuridad, una vez la puerta se cerró a sus espaldas.
-Así me llaman-respondió una voz mientras encendía la luz.
Remus se sacó la capa de invisibilidad y corrió a abrazarlo.
-¿Y esa efusividad?-Preguntó Lucius al verse tirado en la cama con un Remus encima.
-Lo siento-dijo Remus separándose avergonzado-, la luna llena está cerca y al ser tú mi pareja me pongo cariñoso de más.
Lucius lo cogió de la nuca y lo besó.
-Me da igual que seas cariñoso o no, eres mi pareja y te amo-le dijo cuando se separó y lo volvió a besar, girándose para quedar encima de Remus y entre sus piernas, haciendo que su pelo cayera como una cortina rubia al rededor de la cabeza de ambos.
-Yo también te amo, desde hace mucho-respondió Remus cuando se separaron por falta de aire.
-Tenemos tres hijos hermosos, Ted es tu viva imagen con el pelo rubio.
-No es cierto, se parece más a ti que a mi, sin embargo Andy es clavada a mi madre, no se como no lo vi antes.
-Estabas cegado por la desilusión, es normal, yo tampoco vi el parecido de Ted contigo ni tus ojos en la cara de Andy.
-Somos un desastre, Lucius, un desastre lleno de sentimientos e ilusiones.
Dicho esto Lucius lo volvió a besar acercándose más a él. Una vez que se separaron dijo:
-Vamos a dormir, Rem, mañana nuestros hijos nos tienen que explicar muchas cosas.
Meneó la varita y cambio la ropa de ambos por un pijama de seda, negra para él y dorada para Remus.
-Buenas noches, amor-dijo Remus.
-Buenas noches, mi lobo.
Volvió a agitar la varita para apagar la luz y ambos se durmieron abrazados.