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Bloody Knife por Sailor cosmos

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Notas del capitulo:

Laaaaaaaaaaaaaaalalaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa~ 


Quiero aclarar que no tengo el complejo Isayama para matar personajes a cada cinco minutos... Es cada 20 :v Veamos que aunque habra el grupo principal teoricamente vivos siempre... No quiere decir que no me voy a volver loca :3 Lo de torturar es algo que me sale relativamente bn y las que me conocen lo saben <3


Espero que les guste este capitulo... Porque estoy muriendo de subir esto.

Searching the Ruins

Según su reloj de muñeca, ya roto cabe destacar, era la 1 am, no sabía si fiarse de el por tantos golpes que se había dado. Ahora dentro de la caravana que para 5 personas quedaba un tanto reducida de espacio, pero no podían quejarse, el auto de Yakov era más disminuido en comparación y sería del todo imposible dormir bien ahí dentro.

—Que se supone que vamos a hacer... No tenemos idea de que pasa, ni siquiera tiene sentido que haya gente haciendo canibalismo por ahí—Otabek hablo lento, los parpados pesaban, el sueño quería apoderarse él, pero las dudas inundaban su cabeza, forzandolo a seguir despierto.

—Alguna explicación debe haber—se restregó los ojos, sus ojos ardían—Tal vez solo hay que esperar a que-

—Encontré algo—los dos voltearon hacia Phichit, sentado en el pequeño asiento de la mesa, su celular en mano, como no podía faltar, resultaba más bien increíble que aún lo tuviera—En Madrid, santa Lucia, Cataluña... Casi toda España está igual—bajaba la noticia, todo lo que decían era lo mismo que habían visto.

Gente ensangrentada, fuerte e intentando comerse a los demás como si fueran animales y no seres humanos

— ¿Dice algo sobre ayudar a los que aún no están muertos? Quizás algún punto al que debamos ir—se sentó al lado, viendo la brillante pantalla—Baja el brillo, me voy a quedar ciego.

—No dice nada—suspiro con decepción—Probemos algo distinto—salió del navegador, marcando un número de teléfono— ¿Bueno? Seung...

— ¿Por qué lo llama a él? —preguntó Otabek en un susurro y Viktor respondió con un ligero encogimiento de hombros a la vez que una morisqueta.

— ¿Ahí también? —Su expresión preocupada delataba a que se refería—Mu-muy bien... ¿Y cómo estás tú? ¿En dónde...? Estamos aún en Barcelona, relativamente bien ¿Noticias?... ¿Hay alguna computadora por aquí? —Otabek se levantó, Yuri se apoyó del muro habiéndose ido su espaldar. 

— ¿Qué busco? —preguntó una vez encendida la mini laptop, de Yuri a juzgar por el fondo de gato, quizás el abuelo la había llevado.

—Noticias del Grand Prix—indico aun hablando con Seung.

—Pues... Oh...—se quedó callado leyendo.

— ¿Qué?

—Aquí dice que no se pudo hacer el rescate a la Pista, el equipo que sacaría a los patinadores, entrenadores, etc. Se accidentó y se dio por perdido todo el lugar, eso quiere decir que además de un lugar al cual ir...

—Iban a ir a buscarnos—golpeó la mesa, Yuuri se lo quedó mirando, hace un mucho rato que estaba en las nebulosas visiblemente, solo viendo un punto muerto, sentado en la cama de debajo de aquella litera—Eso quiere decir que ya sabían de esto ¿Está pasando en más sitios además de Corea y España?

—Aparentemente en todos lados—respondió Phichit— ¿Guang y Leo? Pensé que estaba en Estados Unidos... Oh... Ya—apretó los labios—Tienes alguna idea de- Se cortó—miro la pantalla de su celular, la cual tenía un aviso de falta de señal.

—No quiero preguntar ahora por lo que te dijo—se rasco el puente de la nariz, quería dormir, estaba siendo una urgencia más allá de su estómago vacío.

—Viendo esto, acabo de sacar la conclusión de algo. Si esto está publicado, nos dieron por muertos, tu abuelo pensó que habías muerto—Yuuri miro a otro lado, su nariz se tornaba lentamente roja—No quería abandonarte, creyó que te había perdido.

Kak eto poshlo—murmuró levantándose, subiéndose a la parte de arriba de la litera, tapándose con una almohada en la cabeza.

— ¿Qué dijo? —preguntó mirando a Viktor, no entendía ruso en lo más mínimo.

—Que se ha ido—suspiro—Algo debemos hacer más que quedarnos aquí a esperar...

—Tal vez volver la pista, si nos iban a buscar y se retrasaron puede que vayan de todas maneras—Phichit apago el celular, conectándolo al cargador que había cercano.

— ¿Y hacer que? Ese lugar tenía a cientos y aprecio mis intestinos—dijo Otabek con evidente mal humor.

—Son fuertes, uno se me lanzó encima y no pude quitármelo, si Yuuri no lo atacaba me hubiese matado—se cruzó de brazos— ¿Algún punto débil? Realmente no tengo cabeza para esto—se rasco un poco la frente, comenzaba a dolerle la cabeza.

—Dormir un poco es mejor por ahora... Así estaremos un poco mejor mañana—sugirió Phichit un tanto dudoso.

—Como sea—susurro, se quitó el abrigo, estaba lleno de sangre y un poco mal oliente. Otabek subió a la litera ,sin ninguna clase de queja por quien estaba ahí acostado, era lo suficientemente grande para ambos. Acercándose a Yuuri, quitándose los zapatos y quitando solo en pantalones pues, el resto de su ropa estaba sucia, se sentó al lado del japonés.

En contrario a muchas ocasiones, Yuuri se arrimó hasta el, recostando la espalda en el pecho del ruso que lo rodeo con sus brazos al instante. Podía sentir el ritmo lento del corazón de Yuuri, casi tan pausado que daba miedo, los ligeros temblores no tardaron en llegar, junto las pequeñas gotas saladas. Dio un beso en la cabeza del otro, una especie de intento a decirle que todo estaría bien, con una seguridad que siendo honestos, no tenía.

yatto mitsuketa atarashii asa wa tsukihi ga jama o suru 
mukau saki wa "tsugi" ja nakute "sugi" bakari oikaketa

nagusame kara kikkake o kureta kimi to urameshiku kowagari na boku 
sorosoro ka na tesaguri tsukareta hoho o kattou ga koboreochiru

— ¿Yuuri? —lo miro extrañado, una que otra vez lo oído tararear, no era algo tan extraño pero que lo hiciese ahora si. Yuuri solo cerró los ojos apretando los labios, la manera en que entono sonó culpable, deprimida a pesar de que nadie además de él comprendió.

—No pude... ayudar a Minako ni a Mari-Nee... ellas—lo abrazó con más fuerza, lo había visto venir, era inevitable.

—No podías hacer nada... Nadie podía hacerlo, echarte la culpa por algo así es absurdo.

— ¿Cómo dices que no es culpa mia? Yo sujetaba su mano y...

—No recuerdes eso... No pienses en nada de lo que ha pasado y duerme—corto, él también lo había visto, era imposible no sentirse afectado también, Minako también fue importante para él, una amiga que, aunque no estuvo mucho tiempo con ella, pudo sentirse muy cómodo con su compañía. Pensar que ahora estaba muerta de manera deplorable... Quería alejar esos pensamientos de su cabeza—Por favor... No llores—pidió sintiendo el ligero gimoteo. Lo giró para pegar ambas frentes, viendo los ojos acuosos de Yuuri.

Dormir no era precisamente lo que hacían, se habían dejado llevar por el cansancio y agotamiento que sufría su cuerpo y mente, descansando de forma incomoda, nada satisfactoria y uno de ellos con pesadillas horribles. Como si no bastara con la noche horrible de todo largándose al diablo en un chasquido de dedos, la madrugada fue igual de horrible y mortificante.

***

—Viktor... Viktor...¡¡Viktor!!

— ¿¡Eh!? Que- ¿qué? —miro a todos lados adormilado, sentándose en la cama, notando que se encontraba solo en esta— ¿Yuuri? —miro a todos lados buscándolo.

—Hay un pequeño problema—dijo Phichit apurándolo a levantarse.

— ¿Qué pasa ahora? —preguntó con cansancio. Al caminar hasta el frente de la caravana se fijó que Yuuri estaba sentado de copiloto. No darse cuenta del problema era casi titánico. Frente a la caravana, casi como si no tuvieran fin, tenían a muchas de esas personas de piel gris, con manos y bocas llenas de sangre, golpeando el vidrio. —Pero que...

—Llevan así una hora y el vidrio de atrás ya está quebrándose, si siguen golpeando van a entrar aquí—explicó Otabek ofuscado y un poco nervioso a juzgar por cómo golpeaba el suelo con el pie.

— ¿Por qué no hemos arrancado entonces? —bufo sentándose de piloto y encendiendo el motor—Está lleno el tanque por suerte, no veo nada malo.

—Ninguno de nosotros sabe conducir, creo que eso es obvio—gruño Yuri. Viktor lo miró de soslayo, uno de los hobbies favoritos del rubio era fingir que nada le pasaba, quizás no debería sorprenderle actuar como siempre, aun cuando se notaba a leguas su dolor.

— ¿A dónde iremos entonces? —preguntó Yuuri en tono suave y bajo, casi susurrando o diciendo para sí mismo, con miedo de la respuesta que estaba a punto de recibir.

—A la Pista, con suerte habrá llegado alguien hasta allá que sepa que ocurre. Es la única opción que tenemos.

—Luego podríamos ir al hotel... ya saben... dónde está mi moto—resaltó el kazajo. Viktor encendió el motor y dando un pequeño acelerón quito a todos los que interrumpen su paso, aunque el pisarlos con las llantas causó un parón. Yuuri se pegó en la frente contra la guantera.

—Ay...—se quejó con las manos en la frente. —Avisa que lo harás al menos—quejumbro.

—Ops—se rio levemente y aceleró de nuevo, agradeciendo que los neumáticos no se hubiese atascado ahí. Dejando atrás el auto de Yakov y el cadáver del abuelo de Yuri tomaron rumbo a la pista.

El panorama en si era desértico, hacía pensar en las típicas películas y series apocalípticas o tratando el fin del mundo, una que otra de esas personas con piel gris estaba en la carretera, sin ningún tipo de cuidado por estar a mitad de la calle o preocupación de ser atropellada. Algunos incendios, en su mayoría por coches destruidos alumbrando vagamente el camino, no tenía idea de que hora podría ser, más pendiente de ver su panorama al igual que quienes iban a modo de pasajeros.

—Es Como si hubiese pasado un terremoto... nada se parece a como lo vimos en la mañana—comentó Yuuri mirando por la ventana.

—Parece más una zona de guerra que un simple terremoto—murmuro el rubio viendo que habían barricadas, casquillos de bala en el suelo y sangre por todos lados.

—Esto es muy visible ¿Por qué no nos enteramos de esto?

—Tal vez porque iban a competir y no debían tener nada más en mente, no sé, quizás sea una opción—bufo Viktor con sarcasmo. A pesar de no ir tan a prisa, llegaron relativamente pronto a su destino, el lugar desértico daba de por si un mal presentimiento—Quizás no esté tan loco como anoche ahí dentro, pero... Hay que llevar algo con lo cual defendernos al menos—dijo al levantarse del asiento.

— ¿Defendernos? ¿Pretendes que los matemos o algo así? —preguntó Phichit espantado.

—E-es un poco exagerado—dijo Yuuri un tanto incómodo por el comentario.

—Si no recuerdo mal... Se quedaban quietos cuando sufrían daño—tomó la escopeta, esa que había usado el abuelo de Yuri para suicidarse, examinando que tuviera balas—Disparamos a una pierna si aparecen y problema resuelto.

— ¿Sabes disparar? —preguntó Yuri tras Otabek, odiaría esa cosa por el resto de sus días.

—Es solo jalar el gatillo si lo tengo en frente ¿Qué más ciencia va a tener? —No podía ser tan difícil, al menos en lo que a su opinión respecta, no tenía ni la más puta idea de armas, de ningún tipo, su familia jamás había sido violenta en lo más mínima, muy firme sí, pero jamás violenta.

—No es tan fácil, esa cosa puede destruir un cráneo como si fuera una sandía—todos fijaron su vista en el kazajo—Practique tiro cuando era más pequeño, no fue la gran cosa, mi padre era de la policía y quería que como mínimo supiera usar una pistola.

—Grandes enseñanzas para la infancia—bromeo Phichit.

—Como sea... Veremos si hay alguien dentro, si no es así nos vamos ¿Esta bien? —asintieron—Yuuri, si quieres-

—Si se queda aquí dentro y lo rodean será peor, no sabe conducir—corto Otabek—Es mejor estar los 5 juntos ¿No?

—Está bien... Solo intenta no usar esa cosa, por favor—pidió, sabiendo que no dependía de él si debían usarla o no, pero que Viktor asintiera dio un poco más de seguridad a su asustado ser.

El silencio predominaba en todos lados, apenas se escuchaba el suave sonido de la brisa, luces de la calle encendidas al igual que las luces del edificio. Forzar la entrada bloqueada -de manera misteriosa a decir verdad- costó un poco, aun cuando los 5 empujaron con todas sus fuerzas. Una vez dentro el panorama era horrible.

—Intenta no... mirar mucho—sugirió Viktor tragando grueso, jamás creyó que vería un cadáver mutilado de tal forma en la vida real, cada intestino afuera. Yuuri iba atrás de él, pegado cuanto pudiese y sin separar la vista del abrigo marrón, que tenía sangre también ya que hablamos de eso.

—Tan solo los... mataron y se fueron...—murmuró Yuri fijándose que, dentro de lo que cabe, estaban bastante completos, más de lo que se podía esperar.

— ¿En dónde están? No creo que se pudieran ir—Phichit iba temblando de pies a cabeza, pegado a Viktor también.

—mejor no los llames... así está bien—Otabek iba con su expresión impasible de siempre, disimulando los escalofríos que llenaban su cuerpo.

Los pasillos estaban vacíos, manchados de sangre por todos lados, pero vacíos, la mayoría de las habitaciones a las que entraban también. Yuuri abrió el vestidor, donde se supone que debían haber entrado según la encargada. Un sonido resaltó, entró algo temeroso, más que un gruñido como había escuchado del hombre que mordió a Marie, parecía un... ¿Sollozo?

— ¿Hay alguien? —preguntó alto y tartamudeante, un leve traqueteo hizo que se fijara en un closet enorme de metal que había ahí. —Espera un poco—aviso, tomó un fierro del suelo, poniéndolo entre la cadena y comenzando a jalar para forzar el candado.

— ¿Qué encontraste Yuuri? —preguntó Viktor acercándose, en la otra habitación no había nada y estando separado por el lugar para examinar, entró en ligera preocupación por que Yuuri no volvía.

—Hay alguien... dentro—hablo con los ojos cerrados y expresión compungida por hacer tanta fuerza. Finalmente, el candado se rompió—Listo. —Quito la cadena y abrió aquel closet, su expresión sorpresiva casi hablo por sí solo—Mila...

Dentro estaba la pelirroja, con la cara hinchada, pálida y ojerosa a más no poder. Al notarse libre abrazo al japonés con todas sus fuerzas, estando también un poco débil. Viktor se acercó mirando impresionada a la chica que al verlo lo abrazo igual.

— ¿Qué hacías ahí dentro? Pensé que te había pasado algo como—no sabía cómo dejar caer el comentario, abrazandola con todas sus fuerzas, Mila no paraba de llorar, hipando y a punto de sufrir un desmayo.

—Sa-Sala me metió ahí... Di-dijo que volvería cu-cuando encontrara a Micky y Yuri pe-pero jamás volvió—sollozo. — ¿Q-qué está pasando? No en-entiendo nada

—Calmate un poco primero—sugirió Viktor—Tampoco tengo la más remota idea de que ocurre aquí, solo que-

— ¡¡Yuri!! —al ver al rubio se lanzó sobre este, abrazándolo con todas sus fuerzas.

El corazón del ruso latía más rápido que nunca, en su vida pensó que se alegraría con tantas fuerzas de ver a Mila. Devolvió el abrazo, con cierta tranquilidad de que al menos una parte más de su mundo se había salvado.

— ¿Sala te dejo ahí dentro? Porque hizo algo así—preguntó Yuuri jalando las mangas de su chaqueta, todos aún tenían debajo de sus ropas los trajes de patinaje, no tuvieron tiempo de cambiarse y realmente no pensaron en eso.

—Y-yo tampoco lo entiendo... Yo quería acompañarla ¿La han visto? —se negaba a pensar que la italiana la dejo ahí encerrada y se fue, no podía ser así.

—No encontré a Sala pero si a alguien más—Phichit llegó con expresión de evidente incomodidad por tener que dar una mala noticia. Siguieron al tailandés hasta el baño, en el suelo se fijaron en cierto cadáver.

— ¿No es ese el acompañante de Chris? —resaltó Otabek frunciendo un poco el entrecejo, no tenía ni idea de que era para el Suizo, tan solo los había visto juntos. Phichit abrió la puerta del último cubículo.

—Se... corto—Mila se llevó las manos a la boca, alejándose un poco para no seguir viendo, Yuuri no se asomó siquiera, con saber que era Chris bastaba para comprender que sus conocidos habían abandonado este mundo.

—Porque hacer algo como esto...—murmura Viktor viendo con dolor al suizo, lo conocía desde que este era más joven ¿Por qué llegar a algo así? ¿Qué había pasado para que alguien como Christopher Giacometti se sintiera orillado a suicidarse? Tomo la cuchilla del suelo, su labio temblando levemente.

La sobrecarga de emociones estaba a punto de vencerlo, no quería llorar, verse más débil de lo que ya de por si debía lucir, era el mayor de todos, quién más había vivido, la pareja de Yuuri que como fortaleza no podía contarse la fuerza emocional ¿Cómo permitirse ver derrotado? Un gruñido lo hizo detener sus cavilaciones, mirando al frente ¿Chris se estaba moviendo?

— ¿Chris? —se inclinó un poco, siguió moviéndose, alzando la cara. Viktor se apartó de golpe al notar la piel gris, cerrando de portazo el cubículo.

— ¿Qué pasa? —pregunto Yuri extrañado por esto, el fuerte golpe dentro lo asusto— ¿Esta... moviéndose? Pero si-

—No me preguntes como, solo lo está haciendo—otro fuerte choque contra la puerta los hizo apartarse—Ha-hay que irnos de este lugar—tartamudeo tomando la escopeta de donde la había puesto.

—Tenemos que buscar a Sala—Mila no se iría de ese lugar hasta encontrarla, con plena seguridad de que la italiana no pudo haberla dejado ahí, algo debió haber paso, quizás ella también estaba imposibilitada a salir.

—Tal vez alguien más este por aquí. Michelle, Emil, Jean, Isabella, sus padres... Alguien—Viktor ladeo la cabeza, muy levemente. Comprendía que era lo que Yuuri pretendía con eso, quería creer que no todo su mundo se había desmoronado, que aún quedaba algo más que este grupo tan pequeño y desecho.

—Si hasta Chris es uno de esos bichos no me quiero ni imaginar lo demás, si no los encontramos rápido nos vamos—advirtió con el ceño levemente fruncido, quería irse de ese lugar tan rápido como fuera posible, un mal presentimiento estaba muy presente en todo momento.

Comenzaron a caminar por los pasillos más cercanos a la pista, en la que Yuuri había causado el pequeño incidente que fungio como el inicio de todo. A simple vista solo había más de lo mismo, algunos cuerpos tirados en el suelo, sangre, lámparas titilantes por estar caídas y con agujeros que eran de disparos aparentemente.

—Mila—llamo Otabek, la pelirroja volteo a verlo, usando la chaqueta de Yuuri pues su traje era muy escotado. —Creo que... no es buena idea que pases por aquí—sonrió nervioso, torcido y un poco tenso, la chica frunció el entrecejo.

—Que pasa ahí—preguntó cruzándose de brazos.

—Tan solo digo que no es buena idea, muchos cuerpos tirados, sangre... nada importante. —intentó detenerla, pero la rusa lo paso de largo—Mila es enserio, no quieres ver e-

— ¡¡SALA!! —grito al distinguir a la italiana.

— ¿Esta aquí? —Yuuri se asomó, antes de acercarse Otabek lo tomo del brazo—Que...

—No es... una buena idea...

—Sa... la... —se dejó caer frente al cuerpo de la italiana. Su estómago abierto, podía ver sus costillas y el fémur derecho, incluso en la zona trasera de su cabeza. Las lágrimas empapaban su rostro de nuevo, sollozando a gritos mientras apretaba las manos contra su pecho.

—No sigamos buscando, no vale la pena—Viktor llego, atraído por los gritos de la pelirroja. Yuuri apretó los labios —Si no han dado señales de vida es porque ya no... están.

—Mila estaba y no lo sabíamos. Aun puede haber alguien, quizás en la pista. —dijo en un intento de convencerlo.

— ¿Debo siquiera mencionar el caos que había ayer ahí? No ganaremos nada buscando ahí. Hay que irnos, intentar llegar al hotel a rogar que algún teléfono fijo funcione y pedir ayu-

—ALÉJATE DE ELLA—exclamó Otabek de repente. Mila se arrimó a la pared, Sala se movía, estaba avanzado hasta ella a pesar de estar claramente muerta. El kazajo llego lo suficientemente pronto para dar una patada a la italiana y alejarla de Mila antes de que siquiera la tocara.

— ¿Ella también? —Viktor se notaba confuso ¿Porque sus amigos también estaban en ese estado? Otabek tomo la mano de Mila para levantarla y ponerla tras de sí.

—E-ella no es Sala... ella no intentaría hacerme daño—sollozo mirando como el cuerpo sangrante se levantaba del suelo, caminando a pasos torpes, lentos y cortos hacia ellos.

—Esto no tiene sentido—balbuceo Yuuri, su estómago de por si vacío, se sentía revuelto. Yuri y Phichit llegaron corriendo.

—Hay más de esos por donde entramos, no entiendo de donde salieron pero ya- ¿Es Sala? —Phichit perdió la concentración al verla.

—Ya no podemos salir por allí—terminó de decir Yuri a Viktor, se mordió el labio.

—Hay otra salida pasando por la pista—dijo Yuuri dando unos cuantos pasos atrás, al igual que los demás, no solo estaba Sala ahí, sino también Mickey y Emil, en estado deplorable y desagradable.

—Vamos entonces —sin tomarse más tiempo y con apuro, corrieron hasta la pista, estaba en completo y absoluto silencio con cadáveres tirados en todos lados. Yuri se detuvo al notar un cadáver en especial —Y yo que pensé que me alegraría de esto... —Ver a Jean muerto, en la peor imagen que había visto hasta ahora, llegaba a sentirse muy pútrida persona por haber deseado la muerte al canadiense aun si era jugando.

—Este lugar huele horrible—Mila iba tapándose la nariz.

—Se están pudriendo—murmuró Viktor viendo e cadáver de Yakov, puso el sombrero sobre su rostro. —La salida está por- ¿Yuuri? —lo busco la mirada, notándolo efectivamente frente a la puerta que daba al pasillo, conduciendo a la otra salida.

Se acercaron al japonés, que veía con ojos carentes de brillo el cuerpo que estaba ahí tirado, con un brazo estirado hacia la puerta. Agachándose tomo algo del suelo, viéndolo en su mano temblorosa, el anillo dorado que había comprado ¿Tan fuerte había sido el agarre que hasta pudo quitar el anillo? No se había fijado que no lo tenía hasta ahora.

—Lo siento... —moqueo apretando un puño y los labios.

—Ha-hay un pequeño problema—dijo Phichit.

— ¿Uno más? —quejumbro Viktor, ya la vida misma se había vuelto un problema.

—Se están... levantando—Otabek tomó la mano de Mila y la de Yuri para jalarlos, dejaron de ver como idiotas como los aparentemente muertos se levantaban. Viktor tomo a Yuuri de la muñeca, dando inicio a esa escena ligeramente repetida, tan solo que esta vez el paso a la salida está algo bloqueado.

—Muy bien, no debe ser tan difícil—pensó alzando la escopeta y apuntando a la pierna, en el suelo iba a ser más fácil de evitar que estando de pie y posibilitado a correr. Demás está decir que el tiro salió horrible, en lugar de dar en la pierna, dio en el estómago—MIÉRDA—chilló dando un par de pasos atrás.

— ¿¡Como coño es posible que siga en pie si se le está saliendo el estómago!? —Yuri veía incrédulo, ese tipo estaba aún caminando hacia ellos, con la cara hecha jirones y sangre escurriendo de esta.

—Apuntale a la pecho y va a dar a la cabeza. —indicó Otabek frustrado.

—Ya voy —respondió en el mismo tono. Aunque sí dio en el blanco el hombre parecía inmune, Viktor evitó el mordisco poniendo el cañón de la escopeta en medio.

—Vienen por detrás —contorreo Phichit a modo de aviso a que debían apurarse.

—DOS malditos tiros y no se muere ¿¡Que se supone que haga!? —increpó Viktor chocando contra la pared por la fuerza que ejercía el otro. Al ver el camino teóricamente libre Otabek, Yuri y Mila salieron, seguidos al poco tiempo por Phichit. —Mierda... —se quejó empezando a ceder, teniendo la frente del otro casi pegada a la suya.

Agradeciendo esa pequeña distancia que tenían, pudo apreciar algo saliendo de la frente, manchando su cara de sangre pútrida. La fuerza desapareció, echó a un lado el cadáver, mirando que tenía un fierro clavado en la cabeza. Yuuri estaba ahí respirando por la boca, intentando decir algo para excusar lo que hizo. Viktor no quiso tomarse más tiempo en eso y tomando su mano salió arrastrándolo fuera, al salir se fijó que fuera de la caravana, Otabek clavaba un hacha en la cara de una mujer, sacándola una vez cayó inerte al suelo.

— ¿Porque no han entrado? —pregunto alterado por verlos como unos idiotas enfrentándose a esa gente.

—Tal vez porque tú tienes la llave—rebatió Otabek en jadeos cansados, atravesar un cráneo humano no era precisamente fácil.

— ¡Las tiene Phichit!

—Uy cierto —sonrió penoso, sacando las llaves de su bolsillo. Apurados a más no poder se subieron, Viktor aceleró apenas cerraron la puerta. — ¿Qué te pasa ahora? Respira por la nariz no por la boca—Yuuri iba a terminar desmayándose otra vez.

—Su cabeza la atravesé, con un fierro... L-lo mate —desde el principio se pasaba las manos por la cabeza, echándose el cabello para atrás. —Ma-Mate a un hombre.

—El segundo si contamos al de la pista cerdo así que deja el puto fastidio.

—No hables así. —Regaño desde donde estaba—Y si hacemos este tipo de cuentas, serian tres, partió la cabeza de uno con la cuchilla del patín—y aunque Otabek y Mila lo sostuvieron se desmayó de nuevo—Eh...

—Solo conduce Nikiforov... solo conduce—resoplo Otabek, mira que el más sensible del grupo fuera quién ya había matado a tres personas resultaba irónico

Notas finales:

Que estres~


Mila es mi Waifu, e de admitirlo y aunque odio a Jean entenderan porque lo mate mas adelante, esta vez no fue por rencor/odio y espero que me crean XD El salseo mas potente viene pronto y espero que me cuenten que piensan de Yuuri el asesino accidental XD


bye -3-


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