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Back in Black por Liesel Meninger

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Capítulo V: Un gran poder conlleva una gran responsabilidad.


Dispuesto a resolver sus dudas había regresado a la mansión Osborn después de balancearse en la ciudad por casi una hora.


Cuando se asomó por la ventana, se percató de que no había nadie en aquella estancia. Pensó en irse, sintiéndose incapaz de buscarlo en otro lugar, pero algo en el sofá llamó su atención. Por lo cual entró, dirigiéndose a este. Tomó el colmillo que se encontraba junto a sus telarañas, las cuales empezaban a degradarse. Kraven había hecho algo que, hasta ese momento, creía humanamente imposible, rastrearlo. Lo había seguido hasta ahí gracias a sus telarañas. Lo había guiado directamente hasta la mansión, por esa razón era su obligación atraparlo y salvar a Harry.


Corrió hacia la ventana, pero no pudo lanzarse. No podía hacerlo. Se negaba a buscar a kraven para ayudar a Harry, cuando por su culpa Gwen ya no estaba a su lado.


Gwen.


Jaló su máscara en la parte superior, como si de su cabello se tratara. Por su culpa, la persona que quería mantener lo más alejada posible, había sido secuestrada. Pero, a pesar de ser consciente de que lo que estaba sucediendo era su culpa, había algo que le impedía ayudarlo. Y sabía exactamente que era.


Odio. Lo odiaba.


Pero, a pesar de sus emociones, una vez fue su mejor amigo. Sin embargo, seguía preguntándose que debía hacer, porque era consciente de cuál era la decisión correcta y lo que verdaderamente deseaba.


Si puedes hacer algo. Tienes el deber moral de hacerlo.


Repitió mentalmente las palabras que le dijo en una ocasión su tío, y las cuales lo motivaron a ser Spider-man. El héroe que New york necesitaba. Y el que lo hacía reivindicarse por los errores que había cometido al dejarse llevar por su egoísmo.


Harry lo había dañado. A Gwen y a él. Pero si quería ser un héroe no podía llenarse de odio, porque si eso sucedía se convertiría en una persona que realmente detestaría.


Su deber como héroe era salvar personas, sin importar que hubieran hecho estas. Además, que kraven se llevara a Harry era su culpa, porque si no hubiese ido a buscarlo esa noche kraven jamás lo hubiese secuestrado; lo había guiado hasta Harry, aunque esa no hubiese sido su intención.


Decidido, saltó por la ventana, con la intención de encontrar a Kraven antes de que amaneciera, Por lo cual decidió buscarlo en los lugares más arborizados de la ciudad, después de todo, se había percatado que kraven se consideraba un animal.


Creyó que tenía suerte cuando lo encontró caminando en Central park. Pero algo en la situación le resultaba extraño, aunque su sentido arácnido no estaba funcionando adecuadamente, desde que el veneno estaba en su cuerpo, en ese momento le estaba indicando que había peligro pero no proveniente de kraven. Además, según lo que había leído, desde que había ingresado en el parque kraven debería haberlo olfateado, pero no daba muestras de haberse percatado de su presencia, simplemente caminaba, como si nada estuviera sucediendo a su alrededor.


Quiso saltar a un árbol, con la intención de descubrir a donde se dirigía, pero antes de que pudiera hacerlo una red cayó sobre él.


—Sabía que cuando recibieras mi mensaje, tú me buscarías —se giró hacia la voz, encontrándose a Kraven sentado sobre una roca—. Debo admitir que fue aburridoramente fácil atraparte. Creí que eras inteligente, pero eres como todos los demás... dejándose llevar por espejismos —trató de romper la red pero parecía ser de un metal muy resistente —. Es una red de metal casi indestructible —agarró una lanza, que estaba a sus pies, antes de levantarse —. Ya terminó la caza, Spider-man


Si puedes hacer algo, tienes el deber moral de hacerlo, porque un gran poder conlleva una gran responsabilidad.


Aún no había hecho lo correcto. Encontrar a Harry. Hasta que no remediara lo que había generado no podía darse por vencido. Tiró con todas las fuerzas que aún le quedaban, gracias al veneno, cuando la lanza iba en su dirección, logrando evadirla gracias a un salto. Pero, al girar nuevamente, el cazador ya no se encontraba.


Segundos después, se empezaron a escuchar sonidos provenientes de un tambor, los cuales, sin pensarlo, siguió, encontrando a kraven tocarlo, pero sin su sentido arácnido no podía diferenciar cual era el falso o el real.


Nuevamente se sintió mareado. Tenía que acabar con eso de inmediatamente, o perdería ante kraven. Pero, nuevamente, antes de que pudiera reaccionar, el verdadero cazador se lanzó sobre él, colocándole, en el brazo y pierna derecha, un brazalete magnético que produjo que sus dos extremidades se pegaran. Lanzó una telaraña a un árbol, evadiendo al cazador.


—¿Enserio creíste que esto me detendría, kraven? —dijo con burla —. Deberías de dejar de consumir tanto esteroide, porque tus pocas neuronas ya se "murieron" —se aplicó telarañas en los brazaletes para cortar el campo magnético. Posteriormente, observó hacia abajo. Kraven parecía un animal salvaje rodeando a su presa, pero sin atreverse a atacarla. Antes de que se pudiera quitarse los brazaletes el cazador desapareció entre unos arbustos.


Cuando finalmente pudo liberarse siguió al kraven que tocaba el tambor, percatándose de que era un hombre mayor de nombre Dimitri, al parecer inofensivo, porque, aunque no pensó en dañarlo, rogó por su vida, argumentando que kraven lo había obligado a armar todo ese teatro. Al concluir que no le diría lo que necesitaba, lo dejo atado con telarañas a un árbol.


A algunos metros de allí, estaba colgado por los pies Harry. Debajo de él había un lago que contenía algunos cocodrilos, los cuales trataban de alcanzarlo, pero gracias a la altura que los separaba, les era imposible hacerlo.


Sintió un escalofrió al notar un pequeño detalle. Harry no se movía. Temió que kraven lo hubiese lastimado, sin pensarlo saltó, pero un golpe lo hizo caer al agua. Justo en el momento que la cuerda que sostenía a Harry se partía. Cuando salió a la superficie, se percató de que unos cocodrilos se dirigían hacia él y otros nadaban hasta donde había caído Harry, a pesar de que este aún no había emergido.


A pesar de que el veneno aún lo estaba afectando, se las ingenió para golpear a un cocodrilo y sellarle la boca a otro, para posteriormente saltar sobre este último e impulsarse, cayendo cerca de donde estaba Harry. Y, después de esquivar con un poco más de dificultad a dos caimanes más, logró encontrarlo, sacándolo a la superficie. Lanzó una telaraña al árbol del que antes colgaba Harry, consiguiendo sacarlo en brazos antes de que los cocodrilos los atacaran nuevamente.


Cuando estuvieron sobre el pasto, lo sacudió un poco, con la intención de despertarlo, pero Harry seguía inconsciente.


—"Tú puedes... siempre dijiste que yo era el débil" — le oprimió el pecho, pero tampoco reaccionó. Pero no se rendía, se negaba a que otra persona muriera por las malas decisiones que siempre tomaba. A pesar de lo que había sucedido entre ellos se rehusaba a aceptar que, Harry, moriría por su culpa. Siguió oprimiéndole el pecho hasta que tuvo que apartarse cuando empezó a toser.


Se dejó caer sobre el pasto, observando como se agarraba el estómago, mientras expulsaba toda el agua que había tragado. Lo había salvado. Ya no tenía que hacer absolutamente nada con él, solo le restaba vencer a kraven e irse por fin a descansar. Se levantó, con la intención de marcharse.


—Gracias, pero...


—No lo agradezcas —dijo, de forma seria, interrumpiéndolo —. Era mi deber. Lo provoqué y debía arreglarlo, de lo contrario...


—Lo sé —lo interrumpió, mientras se levantaba. No quería escucharle decir que le daba lo mismo su muerte, aunque sabía que morir era lo mejor. Aún no había pagado por lo que le había hecho a Gwen —. Creo que eso hubiese sido lo mejor. Yo... —no pudo seguir cuando se percató de que kraven se había precipitado desde un árbol hacia Peter, pero este no parecía haberlo notado. Sin pensarlo se lanzó hacia Peter, cayendo en unos arbustos por el impacto que habían recibido. A pesar de que para Peter el golpe no había tan fuerte, para su frágil cuerpo si fue un gran impacto.


Al abrir los ojos se percató de que Harry lo abrazaba por la cintura y parecía estar inconsciente. Pero, antes de que pudiera asegurarse de que estaba bien, tuvo que hacer que ambos rodaran en el pasto cuando se percató de que el cazador caía de un árbol hacia ellos con una lanza en la mano. Lo soltó, dejándolo lo más alejado que pudo, y se lanzó hacia kraven. Después de una pelea cuerpo a cuerpo, con un poco de dificultad, salió vencedor. Logrando inmovilizarlo con telarañas.


Kraven no gritaba o luchaba por liberarse, ya que sabía sería inútil. Aceptaba que había sido vencido. Estaba preparado para morir esa noche, llevando consigo todos sus demonios, encontrando paz en el olvido. Muriendo como lo que era, el mejor cazador de todos los tiempos.


—Me gustaría decir que fue divertido y que me agradaría repetirlo... pero no lo fue —dijo, mientras trataba de recuperar el aliento—. No es nada personal, pero, sinceramente, espero que no regreses a New york. O, por lo menos, avisa antes para dedicarte toda mi agenda —levantó la mano a modo de despedida.


—¡Espera! —se detuvo pero no se giró—. ¿¡Adónde crees que vas!?. ¡Tienes que matarme! —exigió, sin importarle dejar ver su desesperación. Para alguien que había gozado toda su vida de gloria, dejarlo con vida, después de una derrota, era el peor castigo que un enemigo podía infringirle, la mayor humillación para un cazador. Porque todos conocerían su derrota, provocando burla y deshonor sobre su nombre. Ya no sería el mejor cazador de todos, a partir de ese momento, solo sería un cazador degradado—. ¡No... no me dejes así!. ¡Mátame...! ¡por favor!. ¡Mátame!


—Lo siento, ya no eres mi problema


Aún escuchaba a lo lejos los gritos de kraven cuando llegó hasta donde había dejado a Harry. Todavía parecía estar inconsciente. Miró su cuerpo, tratando de identificar alguna mancha de sangre en su ropa, pero no parecía estar herido. Se hincó, colocándole unos dedos en el cuello, cerciorándose de que en realidad solo estaba inconsciente. Se levantó con la intención de irse, considerando que ya había remediado el resultado de sus errores. Su deuda con Harry había quedado saldada. Se dirigió hacia la salida del parque sin mirar hacia atrás., pero, después de dar algunos pasos, no pudo seguir su marcha. Harry lo había ayudado. No sabía por qué razón lo había hecho, pero gracias a él podía prepararse para recibir a sus nuevos "amigos", por lo cual, tenía la obligación moral de seguir ayudándolo. Se devolvió, cargándolo en la espalda, para, posteriormente, marcharse del lugar.


Se balanceó por los edificios en la mayoría del trayecto, pero, después de casi caer, decidió ir a su casa caminando, ya que era el lugar más cercano, y dudaba tener las fuerzas necesarias para llevar a Harry hasta su casa.


Cuando finalmente pudo entrar por la ventana de su cuarto, sus piernas cedieron, provocando que ambos cayeran al piso. Se quitó la máscara, ya que esta parecía impedirle respirar, sintiéndose, por primera vez en esa noche, ligeramente relajado. Miró de reojo, observando el cuerpo que descansaba a su lado, tratando de no sucumbir a la sensación que lo invadía paulatinamente. Pero, por causa del veneno en su organismo, sus parpados se cerraban involuntariamente. Sabía que no debía dormirse porque Harry estaba ahí, en su casa, en el lugar donde vivía con su tía y, mientras descansaba, podría hacerle daño, pero no podía evitarlo. Sus ojos se cerraron lentamente, observándole el rostro, como lo hacía cuando eran niños.


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La luz que entraba por la ventana, aunque se rehusaba, lo obligó a abrir los ojos. Encontrándose de frente con el rostro de Peter. Se sobresaltó un poco y en reflejo intentó apartarse, pero un fuerte dolor en su lado izquierdo se lo impidió. Ahogó un gemido de dolor, mientras a su cabeza venían todas las imágenes de lo sucedido algunas horas atrás.


Lo miró nuevamente, asegurándose de que no había despertado a consecuencia de su movimiento. Se irguió lentamente, reprimiendo otro gemido de dolor, caminando pausadamente, por el dolor que invadía todo su cuerpo, en dirección a la puerta, pero, cuando estiró la mano para tomar el pomo, algo lo hizo caer con violencia al piso, provocando que gritara involuntariamente por el dolor, segundos antes de ser arrastrado hacia atrás. Intentó sostenerse con las uñas pero la superficie del piso no se lo permitió. Cuando finalmente su cuerpo se detuvo trató de arrastrarse hacia a fuera, guiado por la necesidad imperante de salir de la habitación. Quería escapar de él. Pero el peso extra sobre su cuerpo le impidió su cometido, además, de hacerlo gritar por la descarga de dolor que le ocasionó.


— ¿Qué pensabas hacer? —su tono de voz se asemejó a un siseo amenazador.


A pesar de que sabía que sus intentos por liberarse serían en vano, el dolor que sentía en ese momento lo obligaban a seguir luchando —. No... —cerró los ojos, intentando respirar inútilmente, además, de querer huir de aquella hiriente mirada —...yo... no... —la mano contraria cubrió su boca, justo cuando unos pasos se detuvieran frente a la puerta.


—Peter, ¿estás bien? —su tía hablaba, visiblemente preocupada, al otro lado de la puerta —. ¿Peter? —al no obtener respuesta tocó.


—Si... solo me caí de la cama


—Ten más cuidado —se escuchó un pequeño suspiro de alivio —. Ya te preparé el desayuno. Nos vemos en la noche, cariño —se escucharon sus pasos apresurados bajar por las escaleras y, posteriormente, la puerta de la entrada cerrarse de la misma forma.


Dirigió nuevamente su atención al cuerpo debajo el suyo, guiado por los golpes que daba con las manos al piso, descubriéndole finalmente la boca.


—N-No... no puedo... respirar —su pálida piel estaba tomando un color rojizo.


Lo giró provocando que, a pesar de que se estaba asfixiando, gimiera por el dolor que dicha acción le generó. Harry empezó a respirar rápidamente, mientras sus ojos se cristalizaban paulatinamente.


—Solo... —cerró nuevamente sus ojos, apretando los parpados, como si estuviera haciendo un esfuerzo sobrehumano al hablar —... solo quería irme—abrió los ojos, la mirada de Peter era fría. No parecían sus ojos los que lo observaban. Sin poder resistir aquella mirada, desvió su rastro hacia un lado —. Déjame ir, por favor —su voz apenas fue un susurro suplicante. Pensó, abochornado, que si su padre pudiera escucharlo sentiría aún más vergüenza de él.


El fuerte agarre en sus manos disminuyó lentamente hasta desaparecer completamente. Finalmente, el peso sobre su cuerpo también lo hizo. Por lo cual, a pesar de que fue una tarea titánica, se levantó, retomando, a paso lento, su camino. Dando pasos que le provocaban ganas de llorar por el insoportable dolor. Pero algo en su mano lo obligó detenerse, por lo cual bajó la mirada, encontrándose una telaraña.


—Estas herido —su voz sonaba seria, y no lo miraba —. Siéntate


—No es...


—Quítate la camisa —ordenó, interrumpiéndolo, mientras buscaba en la cómoda.


No sabía por qué lo estaba haciendo. Se suponía que debía mantenerlo lo más alejado posible de él, pero la situación en la que se encontraban era su culpa y, si quería ser la persona que se había propuesto ser, tenía que ser objetivo. Pero... no podía. No con él.


Tomó lo que estaba buscando y se giró nuevamente. Harry seguía de pie, como si no supiera que hacer. Caminó hacia él y, sin ningún cuidado, lo agarró por un brazo, obligándolo a sentarse en la cama, provocando que, a pesar de que trató de disimularlo, un pequeño gemido de dolor saliera de sus labios.


—Quítate la camisa —repitió nuevamente, ignorando la expresión de dolor que se había reflejado en el rostro de Harry.


Bajó la mirada, al mismo tiempo que bajaba sus manos a los bordes de su camisa, comenzando a subirla lentamente. Sentía que haría algo muy vergonzoso y estaba seguro, para su desgracia, que la vergüenza, que aumentaba paulatinamente, se estaba empezando a reflejar en su rostro. No tenía complejos con su cuerpo, de hecho, jamás le había importado que alguien lo viera con poca ropa, pero que fuera Peter quien lo vería semidesnudo le turbaba. Pensaba que sentir de esa forma estúpido, ya que ambos eran hombres. Igual que él, Peter era un hombre... al que amaba.


Colocó la camisa a un lado de su cuerpo, Y miró de soslayo la mancha roja que cubría su perfil izquierdo desde el omóplato hasta donde su pantalón iniciaba. Cerró los ojos, cuando Peter tocó aquella zona, tratando de reprimir cualquier muestra de dolor.


—Al parecer no tienes ninguna fractura


Después de decir eso, se levantó. Harry miró hacia el frente cuando escuchó los pasos que bajaban las escaleras. Respiró profundo. Su rostro estaba igual a la mancha que ahora cubría su cuerpo. Agarró la camisa e intentó colocársela, pero en ese momento Peter volvió. Llevaba dos bolsas en sus manos, de las cuales le tendió una.


—Te ayudará


Recibió la pequeña bolsa, percatándose de que era un gel refrigerante. Peter colocó la otra bolsa sobre el escritorio y, sin pronunciar nada más, empezó a desnudarse.


Cuando se quitó la parte superior del traje pudo percatarse de que tenía algunos golpes y pequeños cortes en la espalda. Nada fuera de lo común después de alguna batalla. Al no haber sido gravemente herido sus laceraciones sanarían al paso de algunas horas gracias a su factor de curación, desapareciendo cualquier prueba de la lucha que en ese momento era observable. Colocó las manos en el borde de la parte baja de su traje, pero cuando lo llevaba por las rodillas algo llamó su atención. Giró hacia donde provenía el ruido, encontrándose a Harry recogiendo el gel refrigerante del piso. Cuando sus miradas se encontraron frunció el ceño. Harry estaba ruborizado, además, de que, casi inmediatamente, bajó nuevamente la mirada. Tratando de no darle importancia a la situación, le atribuyó el tono rojizo en el rostro de Harry a que su temperatura estaba aumentando. Dándole nuevamente la espalda, se quitó el pantalón, quedando solo con un bóxer gris. Sacó del armario una sudadera y se la colocó. Estaba decidido a comer algo y, posteriormente, dormir antes de ir a clases. Todavía se sentía un poco agotado.


—Ya puedes marcharte


La voz de Peter lo sacó de sus cavilaciones, pero no lo miró. No se creyó capaz de hacerlo después de verlo casi completamente desnudo. Agarró la camisa y, con un poco de dificultad, se la colocó. Posteriormente, se levantó, dispuesto a irse a pesar de que había notado que estaba descalzo, bajando las escaleras, lo más rápido que el dolor en su cuerpo se lo permitía, decidido a salir finalmente de la vida de Peter. Pero, cuando le faltaban tres escalones para terminarla, tuvo que asirse fuertemente a la baranda al sentir aquella debilidad física que caracterizaba su enfermedad. Nuevamente había olvidado colocarse el medicamento la noche anterior. Todo a su alrededor empezó a oscurecerse, por lo cual en reflejo intentó agarrarse aún más fuerte, pero sus dedos, en contra de su voluntad, se deslizaron suavemente hasta que el afiance que mantenía su mano desapareció, al mismo tiempo que su cuerpo caía hacia delante. Pero, antes de que su cuerpo tocara el piso, o sus ojos se cerraran completamente, algo detuvo su cuerpo. Ese algo había caído en su espalda.


—Peter... —dijo, en un pequeño susurro, y sus ojos se cerraron completamente, cuando ese mismo algo empezó a jalarlo hacia atrás.


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Observó nuevamente el cuerpo que descansaba sobre su cama. Pensando en todas las acciones que habían dado como resultado que él estuviera ahí. YA habían transcurrido dos horas desde que había tenido que sostenerlo en las escaleras pero aún no despertaba. Cada minuto que transcurrió su estado parecía empeorar, tomando un aspecto aún más pálido, casi cadavérico.


Se pasó las manos por el cabello, en un acto que reflejaba la dualidad que sentía en ese momento. Estaba confundido. A pesar de que sabía que lo que estaba haciendo era lo correcto, no podía dejar de pensar en lo que había sucedido con Gwen. Giró hacia la foto donde aparecía con ella, preguntándose cómo se suponía que sería un héroe si no podía ser objetivo.


Cerró los ojos, rememorando cada segundo de aquel día. Si se concentraba podía ver plasmadas en el rostro de Gwen cada expresión que le había mostrado, desde que se habían despedido hasta que ella había cerrado los ojos, para posteriormente observarlo con los ojos intensamente brillantes por las lágrimas que en segundos se habían acumulado en ello. Esa mirada no podría olvidarla jamás. Esa mirada que mostraba resignación ante su inminente muerte. Abrió los ojos y, sin ser capaz de permanecer un segundo más en la habitación, agarró la máscara y saltó por la ventana.


Lanzaba telarañas sin saber exactamente en qué dirección se dirigía. Simplemente trataba de alejarse lo más que pudiera de todo. Trataba de huir de aquella imagen. Trataba de huir de lo que sabía había hecho. Trataba de huir de su culpabilidad en la muerte de Gwen, porque no solamente Harry había contribuido a su muerte. Siempre había sido consciente de su culpabilidad en los hechos pero trataba de ignorarlo. Sin embargo, el recuerdo de esa noche lo atormentaba constantemente.


En ese momento, turbado por el hilo de sus pensamientos, cayó al vacío. No había lanzado la telaraña a tiempo, como en aquel día. Cerró los ojos, recibiendo el golpe que sabía se merecía, pero no era suficiente para espiar su culpa, Porque, si se hubiese alejado de ella, si hubiese cumplido la promesa que le había realizado a su padre, si hubiese lanzado la telaraña en el momento preciso, ella no hubiese muerto como resultado de sus egoístas decisiones.


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